tag:blogger.com,1999:blog-80443956805967976232024-03-13T21:51:38.973-07:00Temas relacionados a Maestría Tecnología EducativaLenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.comBlogger13125tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-64453389874145301562007-09-29T07:48:00.000-07:002007-09-29T07:49:07.433-07:00Teoría del conocimientoTeoría del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento&?intersearch">conocimiento</a> / Epistemología<br /><br />(del griego, episteme, '<a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento&?intersearch">conocimiento</a>'; logos, '<a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teoría&?intersearch">teoría</a>')<br />Rama de la filosofía que trata de los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=problemas&?intersearch">problemas</a> filosóficos que rodean la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teoría&?intersearch">teoría</a> del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento&?intersearch">conocimiento</a>. La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=epistemología&?intersearch">epistemología</a> se ocupa de la definición del saber y de los conceptos relacionados, de las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=fuentes&?intersearch">fuentes</a>, los criterios, los tipos de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento&?intersearch">conocimiento</a> posible y el grado con el que cada uno resulta cierto; así como la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido.<br />INTRODUCCIÓN.<br />He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos :elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la escencia del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento&?intersearch">conocimiento</a>, cual es la relación cognoscitiva entre <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=el%20hombre&?intersearch">el hombre</a> y las cosas que lo rodean. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. La definición más sencilla nos dice que conocer consiste en obtener una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=información&?intersearch">información</a> acerca de un objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia sobre algo. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=El%20conocimiento&?intersearch">El conocimiento</a> es esa noticia o <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=información&?intersearch">información</a> acerca de ése objeto.<br />La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teoría&?intersearch">teoría</a> del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar su ubicación en el todo que es la filosofía, es necesario que antes aparezca una definición esencial de esta.<br />Una definición esencial de la filosofía se podría obtener atendiendo el significado de la palabra. El termino filosofía deriva del griego y quiere decir <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=amor&?intersearch">amor</a> a la sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de conocer. Inmediatamente se nota que no se puede de obtener de la filosofía una definición esencial, y, por lo tanto, obligatoriamente se debe de emplear otro <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=método&?intersearch">método</a>.<br />Por ejemplo la definición de filosofía que presentan <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Platón&?intersearch">Platón</a> y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Aristóteles&?intersearch">Aristóteles</a> como <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencia&?intersearch">ciencia</a> pura, es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la felicidad.<br />Como dice Dilthey: ¨Lo primero que debemos intentar es descubrir un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivo&?intersearch">objetivo</a> común contenido en todos aquellos <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistemas&?intersearch">sistemas</a> a cuya vista se constituyen todos aquellos <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistemas&?intersearch">sistemas</a> de la filosofía".<br />Estos <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistemas&?intersearch">sistemas</a> son los de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Platón&?intersearch">Platón</a> y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Aristóteles&?intersearch">Aristóteles</a>, <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Descartes&?intersearch">Descartes</a> y Leibnitz, <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Kant&?intersearch">Kant</a> y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Hegel&?intersearch">Hegel</a> ya que en todos ellos hallaremos una inclinación en la universalidad, una orientación en la totalidad objetiva por ejemplo: el ser, la esencia, <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=el%20conocimiento&?intersearch">el conocimiento</a>.<br />En los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=principios&?intersearch">principios</a> de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=edad%20moderna&?intersearch">edad moderna</a> retomamos los caminos del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concepto&?intersearch">concepto</a> Aristotélico (tiene como centro una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencia&?intersearch">ciencia</a> universal del ser). Los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistemas&?intersearch">sistemas</a> de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Descartes&?intersearch">Descartes</a>, Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que caracteriza al Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento del mundo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivo&?intersearch">objetivo</a>. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Kant&?intersearch">Kant</a> por el contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la vida, con todos sus conceptos a la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conciencia&?intersearch">conciencia</a> filosófica).<br />Es verdad que <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Kant&?intersearch">Kant</a> en su primera manifestación surge como una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teoría&?intersearch">teoría</a> del conocimiento o como base crítica del estudio científico. Pero no se detiene en el ámbito teórico sino que avanza a formular la base crítica de todos los campos conocibles. Al lado de la Crítica de la razón pura, se encuentra la Crítica de la razón práctica, que aborda el tema de la valorización <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=moral&?intersearch">moral</a>, y la Crítica del juicio, cuyo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivo&?intersearch">objetivo</a> son las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=investigaciones&?intersearch">investigaciones</a> críticas de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=los%20valores&?intersearch">los valores</a> estéticos. Así pues, en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Kant&?intersearch">Kant</a> aparece la filosofía como una reflexión universal del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pensamiento&?intersearch">pensamiento</a> sobre sí mismo, como una reflexión del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hombre&?intersearch">hombre</a> estudioso sobre <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=los%20valores&?intersearch">los valores</a> de su <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conducta&?intersearch">conducta</a>.<br />La supresión de todos los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=principios&?intersearch">principios</a> <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=materiales&?intersearch">materiales</a> y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivos&?intersearch">objetivos</a>, los cuales existen indudablemente en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Kant&?intersearch">Kant</a>, de manera que la filosofía asume un carácter puramente formal y metodológico. Ésta postura intelectual provoca una reacción que forja un nuevo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=movimiento&?intersearch">movimiento</a> en el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pensamiento&?intersearch">pensamiento</a> filosófico, el cual vuelve a inclinarse a lo material y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivo&?intersearch">objetivo</a>, constituyendo una renovación del carácter aristotélico.<br />Éste breve repaso de toda la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=evolución&?intersearch">evolución</a> histórica del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pensamiento&?intersearch">pensamiento</a> filosófico, nos permite determinar otros dos elementos del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concepto&?intersearch">concepto</a> esencial de la filosofía. Al primero se conoce con la expresión "concepción del yo"; al segundo se le llama "concepción del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=universo&?intersearch">universo</a>". La filosofía es ambas cosas: una concepción del yo y una concepción del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=universo&?intersearch">universo</a>.<br />En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:<br />· El sujeto que conoce.<br />· El objeto conocido.<br />· La operación misma de conocer.<br />· El resultado obtenido que es la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=información&?intersearch">información</a> recabada acerca del objeto.<br />Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=información&?intersearch">información</a> acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el objeto y la representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión de una verdad.<br />PROBLEMAS FILOSÓFICOS GRIEGOS Y MEDIEVALES.<br />En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que hubiera un conocimiento fiable y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=objetivo&?intersearch">objetivo</a>. Por ello, uno de los principales sofistas, Gorgias, afirmó que nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar. Otro sofista importante, Protágoras, mantuvo que ninguna opinión de una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=persona&?intersearch">persona</a> es más correcta que la de otra, porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia. Platón, siguiendo a su ilustre maestro Sócrates, intentó contestar a los sofistas dando por sentado la existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. Mantenía que las cosas que uno ve y palpa son copias imperfectas de las formas puras estudiadas en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=matemáticas&?intersearch">matemáticas</a> y filosofía. Por consiguiente, sólo el razonamiento abstracto de esas disciplinas proporciona un conocimiento verdadero, mientras que la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=percepción&?intersearch">percepción</a> facilita opiniones vagas e inconsistentes. Concluyó que la contemplación filosófica del mundo oculto de las ideas es el fin más elevado de la existencia humana.<br />Aristóteles siguió a <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Platón&?intersearch">Platón</a> al considerar <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=el%20conocimiento&?intersearch">el conocimiento</a> abstracto superior a cualquier otro, pero discrepó de su juicio en cuanto al <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=método&?intersearch">método</a> apropiado para alcanzarlo. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Aristóteles&?intersearch">Aristóteles</a> mantenía que casi todo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=el%20conocimiento&?intersearch">el conocimiento</a> se deriva de la experiencia. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=El%20conocimiento&?intersearch">El conocimiento</a> se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=datos&?intersearch">datos</a> de aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=observación&?intersearch">observación</a> cuidadosa y la adhesión estricta a las reglas de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lógica&?intersearch">lógica</a>, que por primera vez fueron expuestas de forma sistemática por <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Aristóteles&?intersearch">Aristóteles</a>, ayudarían a superar las trampas teóricas que los sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron con <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Aristóteles&?intersearch">Aristóteles</a> en que el conocimiento nace de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=percepción&?intersearch">percepción</a> pero, al contrario que Aristóteles y <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Platón&?intersearch">Platón</a>, mantenían que la filosofía había de ser considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí misma.<br />Después de varios siglos de declive del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=interés&?intersearch">interés</a> por el conocimiento racional y científico, el filósofo escolástico (véase Escolasticismo) santo Tomás de Aquino y otros <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=filósofos&?intersearch">filósofos</a> de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=edad%20media&?intersearch">edad media</a> ayudaron a devolver la confianza en la razón y la experiencia, combinando los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=métodos&?intersearch">métodos</a> racionales y la fe en un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistema&?intersearch">sistema</a> unificado de creencias. Tomás de Aquino coincidió con Aristóteles en considerar la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=percepción&?intersearch">percepción</a> como el punto de partida y la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lógica&?intersearch">lógica</a> como el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=procedimiento&?intersearch">procedimiento</a> intelectual para llegar a un conocimiento fiable de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=naturaleza&?intersearch">naturaleza</a>, pero estimó que la fe en la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=autoridad&?intersearch">autoridad</a> bíblica era la principal fuente de la creencia religiosa.<br />LOS TRES NIVELES DEL CONOCIMIENTO.<br />El ser humano puede captar un objeto en tres diferentes niveles, sensible, conceptual y holístico. El conocimiento sensible consiste en captar un objeto por medio de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=los%20sentidos&?intersearch">los sentidos</a>; tal es el caso de las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imágenes&?intersearch">imágenes</a> captadas por medio de la vista. Gracias a ella podemos almacenar en nuestra mente las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imágenes&?intersearch">imágenes</a> de las cosas, con <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=color&?intersearch">color</a>, figura y dimensiones. Los ojos y los oídos son los principales sentidos utilizados por el ser humano. Los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=animales&?intersearch">animales</a> han desarrollado poderosamente el olfato y el tacto.<br />En segundo lugar, tenemos el conocimiento conceptual, que consiste en representaciones invisibles, inmateriales, pero universales y esenciales. La principal diferencia entre el nivel sensible y el conceptual reside en la singularidad y universalidad que caracteriza, respectivamente, a estos dos tipos de conocimiento. El conocimiento sensible es singular y el conceptual universal. Por ejemplo, puedo ver y mantener la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imagen&?intersearch">imagen</a> de mi padre; esto es conocimiento sensible, singular. Pero además, puedo tener el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concepto&?intersearch">concepto</a> de padre, que abarca a todos los padres; es universal. El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concepto&?intersearch">concepto</a> de padre ya no tiene <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=color&?intersearch">color</a> o dimensiones; es abstracto. La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imagen&?intersearch">imagen</a> de padre es singular, y representa a una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=persona&?intersearch">persona</a> con dimensiones y figura concretas. En <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=cambio&?intersearch">cambio</a> el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concepto&?intersearch">concepto</a> de padre es universal (padre es el ser que da vida a otro ser). La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imagen&?intersearch">imagen</a> de padre sólo se aplica al que tengo en frente. En <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=cambio&?intersearch">cambio</a>, el concepto de padre se aplica a todos los padres. Por esto decimos que la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=imagen&?intersearch">imagen</a> es singular y el concepto es universal.<br />En tercer lugar tenemos el conocimiento holístico (también llamado intuitivo, con el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=riesgo&?intersearch">riesgo</a> de muchas confusiones, dado que la palabra intuición se ha utilizado hasta para hablar de premoniciones y corazonadas). En este nivel tampoco hay <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=colores&?intersearch">colores</a>, dimensiones ni <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructuras&?intersearch">estructuras</a> universales como es el caso del conocimiento conceptual. Intuir un objeto significa captarlo dentro de un amplio contexto, como elemento de una totalidad, sin <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructuras&?intersearch">estructuras</a> ni límites definidos con claridad. La palabra holístico se refiere a esta totalidad percibida en el momento de la intuición (holos significa totalidad en griego). La principal diferencia entre el conocimiento holístico y conceptual reside en las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructuras&?intersearch">estructuras</a>. El primero carece de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructuras&?intersearch">estructuras</a>, o por lo menos, tiende a prescindir de ellas. El concepto, en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=cambio&?intersearch">cambio</a>, es un conocimiento estructurado. Debido a esto, lo percibido a nivel intuitivo no se puede definir, (definir es delimitar), se capta como un elemento de una totalidad, se tiene una vivencia de una presencia, pero sin <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=poder&?intersearch">poder</a> expresarla adecuadamente. Aquí está también la raíz de la dificultad para dar ejemplos concretos de este conocimiento. Intuir un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=valor&?intersearch">valor</a>, por ejemplo, es tener la vivencia o presencia de ese <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=valor&?intersearch">valor</a> y apreciarlo como tal, pero con una escasa <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=probabilidad&?intersearch">probabilidad</a> de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=poder&?intersearch">poder</a> expresarla y comunicarla a los demás.<br />Un ejemplo de conocimiento holístico o intuitivo es el caso de un descubrimiento en el terreno de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=la%20ciencia&?intersearch">la ciencia</a>. Cuando un científico dislumbra una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hipótesis&?intersearch">hipótesis</a> explicativa de los fenómenos que estudia, podemos decir que ese momento tiene un conocimiento holístico, es decir, capta al objeto estudiado en un contexto amplio en donde se relaciona con otros objetos y se explica el fenómeno, sus relaciones, sus cambios y sus <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=caracter&?intersearch">caracter</a>ísticas. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=El%20trabajo&?intersearch">El trabajo</a> posterior del científico, una vez que ha vislumbrado una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hipótesis&?intersearch">hipótesis</a>, consiste en traducir en términos estructurados ( conceptos) la visión que ha captado en el conocimiento holístico, gracias a un momento de inspiración.<br />La captación de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=valores&?intersearch">valores</a> nos ofrece el mejor ejemplo de conocimiento holístico. Podemos ver a un ser humano enfrente de nosotros (esto es un conocimiento sensible o de primer nivel). Podemos captar el concepto de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hombre&?intersearch">hombre</a> y definirlo (esto es un conocimiento conceptual o de segundo nivel). Pero además, podemos vislumbrar el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=valor&?intersearch">valor</a> de este <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hombre&?intersearch">hombre</a> en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=concreto&?intersearch">concreto</a> dentro de su <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=familia&?intersearch">familia</a>. Percibimos su <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=valor&?intersearch">valor</a> y lo apreciamos. Esto es un conocimiento holístico o de tercer nivel.<br />La experiencia estética nos proporciona otro ejemplo de conocimiento holístico. Percibir la belleza de una obra de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=arte&?intersearch">arte</a> significa captar ese objeto sin <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructuras&?intersearch">estructuras</a>, sin conceptos, simplemente deteniéndose en la armonía, congruencias y afinidades con el propio sujeto. Debido a esto, la experiencia estética se puede denominar también conocimiento por connaturalidad.<br />EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO.<br />1.- <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Racionalismo&?intersearch">Racionalismo</a>.<br />Se denomina <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=racionalismo&?intersearch">racionalismo</a> a la doctrina epistemológica que sostiene que la causa principal del conocimiento reside en el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pensamiento&?intersearch">pensamiento</a>, en la razón. Afirma que un conocimiento solo es realmente tal, cuando posee necesidad <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lógica&?intersearch">lógica</a> y validez universal. El planteamiento mas antiguo del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=racionalismo&?intersearch">racionalismo</a> aparece en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Platón&?intersearch">Platón</a>. El tiene la íntima convicción de que el conocimiento verdadero debe distinguirse por la posesión de las notas de la necesidad <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lógica&?intersearch">lógica</a> y de la validez universal.<br />2.- El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=empirismo&?intersearch">empirismo</a>.<br />Frente a la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=tesis&?intersearch">tesis</a> del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=racionalismo&?intersearch">racionalismo</a>, el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pensamiento&?intersearch">pensamiento</a>, la razón, es el único principio del conocimiento, el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=empirismo&?intersearch">empirismo</a> ( del griego Empereimía = experiencia ) opone la antitesis: la única causa del conocimiento humano es la experiencia. Según el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=empirismo&?intersearch">empirismo</a>, no existe un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=patrimonio&?intersearch">patrimonio</a> a priori de la razón. La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conciencia&?intersearch">conciencia</a> cognoscente no obtiene sus conceptos de la razón , sino exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano, por <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=naturaleza&?intersearch">naturaleza</a>, está desprovisto de todo conocimiento.<br />El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=racionalismo&?intersearch">racionalismo</a> es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal, mientras que el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=empirismo&?intersearch">empirismo</a>, se origina en los hechos concretos.<br />Los racionalistas casi siempre surgen de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=matemática&?intersearch">matemática</a>; los defensores del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=empirismo&?intersearch">empirismo</a>, según lo prueba su <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=historia&?intersearch">historia</a>, frecuentemente vienen de las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencias%20naturales&?intersearch">ciencias naturales</a>. Esto se entiende sin esfuerzo. La experiencia es el factor determinante en las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencias%20naturales&?intersearch">ciencias naturales</a>.<br />En ellas, lo más importante es la comprobación exacta de los hechos por medio de una cuidadosa <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=observación&?intersearch">observación</a>. El investigador depende totalmente de la experiencia. Suelen distinguirse dos clases de experiencia: una interna y otra externa. El fundamento de un conocimiento válido, no se encuentra en la experiencia, sino en el pensamiento.<br />3.- Apriorismo.<br />En la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=historia&?intersearch">historia</a> de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de intermediación entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El cual también considera que la razón y la experiencia son a causa del conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque establece una relación entre la razón y la experiencia, en una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=dirección&?intersearch">dirección</a> diametralmente opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori que son independientes de la experiencia. Esta afirmación también pertenece al racionalismo. Si relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con los dos extremos contrarios entre los cuales pretenden mediar, inmediatamente descubriríamos que el intelectualismo tiene afinidad con el empirismo, mientras que el apriorismo, se acerca al racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión y establece que el factor cognoscitivo procede de la razón y no de la experiencia.<br />LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO.<br />1.- El dogmatismo.<br />Para el, resulta comprensible el que el sujeto, la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conciencia&?intersearch">conciencia</a> cognoscente, aprehenda su objeto, esta <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=actitud&?intersearch">actitud</a> se fundamenta en una confianza total en la razón humana, confianza que aún no es debilitada por la duda.<br />El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y realidad del contacto entre el sujeto y el objeto.<br />Para Kant el dogmatismo es la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=actitud&?intersearch">actitud</a> de quien estudia la metafísica sin haber determinado con anterioridad cuál es la capacidad de la razón humana para tal estudio.<br />2.-El escepticismo.<br />El dogmatismo frecuentemente se transforma en su opuesto, en el escepticismo. Mientras que el dogmatismo considera que la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto es comprensible en sí misma, el escepticismo niega tal posibilidad. El sujeto no puede aprehender al objeto, afirma el escepticismo. Por tanto, el conocimiento, considerado como la aprehensión real de un objeto, es imposible. Según esto, no podemos externar ningún juicio, y debemos abstenernos totalmente de juzgar.<br />Mientras que el dogmatismo en cierta forma ignora al sujeto, el escepticismo desconoce al objeto.<br />El escepticismo se puede hallar, principalmente, en la antigüedad. Su fundador fue Pirrón de Elis ( 360 a 270 ) . El afirma que no puede lograrse un contacto entre el sujeto y el objeto. La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conciencia&?intersearch">conciencia</a> y cognoscente esta imposibilitada para aprehender su objeto.<br />3.- El subjetivismo y el relativismo.<br />El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El subjetivismo y el relativismo no son tan radicales. Con ellos se afirma que si existe una verdad; sin embargo, tal verdad tiene una validez limitada. El subjetivismo, como su nombre lo indica, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad absolutamente universal.<br />El subjetivismo y el relativismo son análogos, en su contenido, al escepticismo. En efecto, ambos niegan la verdad; no en forma directa como el escepticismo, pero sí en forma indirecta al dudar de su validez universal.<br />4.- El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pragmatismo&?intersearch">pragmatismo</a>.<br />El escepticismo presenta una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=actitud&?intersearch">actitud</a> esencialmente negativa. Formula la negación de la posibilidad del conocimiento. El escepticismo adquiere un cariz positivo en el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pragmatismo&?intersearch">pragmatismo</a> moderno. El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pragmatismo&?intersearch">pragmatismo</a>, al igual que el escepticismo, desecha el concepto de la verdad considerado como concordancia.<br />El <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=pragmatismo&?intersearch">pragmatismo</a> cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado por una peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro de tal concepción <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=el%20hombre&?intersearch">el hombre</a> no es primordialmente un ser especulativo y pensante, sino un ser práctico, un ser volitivo.<br />5.- El criticismo.<br />Existe una tercer postura que resolvería la antitesis en una síntesis. Esta postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo recibe el nombre de criticismo. Al igual que el dogmatismo, el criticismo admite una confianza fundamental en la razón humana. El criticismo está convencido de que es posible el conocimiento de que existe la verdad. Pero mientras que tal confianza conduce al dogmatismo, a la aceptación candorosa, para decirlo en alguna forma, de todas las aseveraciones de la razón humana y al no fijar límites al <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=poder&?intersearch">poder</a> del conocimiento humano, el criticismo pone, junto a la confianza general en el conocimiento humano, una desconfianza hacia cada conocimiento particular, acercándose al escepticismo por esto.<br />El criticismo examina todas y cada una de las aseveraciones de la razón humana y nada acepta con indiferencia.<br />RAZÓN CONTRA <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=PERCEPCIÓN&?intersearch">PERCEPCIÓN</a>.<br />Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la cuestión principal en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=epistemología&?intersearch">epistemología</a> contrastó la razón contra el sentido de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=percepción&?intersearch">percepción</a> como medio para adquirir el conocimiento. Para los racionalistas, entre los más destacados el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, la principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=principios&?intersearch">principios</a> evidentes o axiomas. Para los empiristas, empezando por los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=filósofos&?intersearch">filósofos</a> ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba última del conocimiento era la percepción.<br />Bacon inauguró la nueva era de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=la%20ciencia&?intersearch">la ciencia</a> moderna criticando la confianza medieval en la tradición y la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=autoridad&?intersearch">autoridad</a> y aportando nuevas <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=normas&?intersearch">normas</a> para articular el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=método&?intersearch">método</a> científico, entre las que se incluyen el primer <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=grupo&?intersearch">grupo</a> de reglas de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lógica&?intersearch">lógica</a> inductiva formuladas. Locke criticó la creencia racionalista de que los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=principios&?intersearch">principios</a> del conocimiento son evidentes por una vía intuitiva, y argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia, ya sea de la procedente del mundo externo, que imprime sensaciones en la mente, ya sea de la experiencia interna, cuando la mente refleja sus propias actividades. Afirmó que el conocimiento humano de los objetos físicos externos está siempre sujeto a los errores de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=los%20sentidos&?intersearch">los sentidos</a> y concluyó que no se puede tener un conocimiento certero del mundo físico que resulte absoluto.<br />El filósofo irlandés George Berkeley estaba de acuerdo con Locke en que el conocimiento se adquiere a través de las ideas, pero rechazó la creencia de Locke de que es posible distinguir entre ideas y objetos. El filósofo escocés David Hume siguió con la tradición empirista, pero no aceptó la conclusión de Berkeley de que el conocimiento consistía tan sólo en ideas. Dividió todo el conocimiento en dos clases: el conocimiento de la relación de las ideas —es decir, el conocimiento hallado en las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=matemáticas&?intersearch">matemáticas</a> y la lógica, que es exacto y certero pero no aporta <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=información&?intersearch">información</a> sobre el mundo— y el conocimiento de la realidad —es decir, el que se deriva de la percepción. Hume afirmó que la mayor parte del conocimiento de la realidad descansa en la relación causa-efecto, y al no existir ninguna conexión lógica entre una causa dada y su efecto, no se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza. Así, las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=leyes&?intersearch">leyes</a> de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=la%20ciencia&?intersearch">la ciencia</a> más certeras podrían no seguir siendo verdad: una conclusión que tuvo un impacto revolucionario en la filosofía.<br />El filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=crisis&?intersearch">crisis</a> provocada por Locke y llevada a su punto más alto por las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teorías&?intersearch">teorías</a> de Hume; propuso una solución en la que combinaba elementos del racionalismo con algunas <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=tesis&?intersearch">tesis</a> procedentes del empirismo. Coincidió con los racionalistas en que se puede tener conocimiento exacto y certero, pero siguió a los empiristas en mantener que dicho conocimiento es más informativo sobre la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=estructura&?intersearch">estructura</a> del pensamiento que sobre el mundo que se halla al margen del mismo. Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico a priori, que es exacto y certero pero no informativo, porque sólo aclara lo que está contenido en las definiciones; sintético a posteriori, que transmite información sobre el mundo aprendido a partir de la experiencia, pero está sujeto a los errores de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=los%20sentidos&?intersearch">los sentidos</a>, y sintético a priori, que se descubre por la intuición y es a la vez exacto y certero, ya que expresa las condiciones necesarias que la mente impone a todos los objetos de la experiencia. Las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=matemáticas&?intersearch">matemáticas</a> y la filosofía, de acuerdo con Kant, aportan este último tipo de conocimiento. Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones sobre las que más se ha debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a priori.<br />Durante el siglo XIX, el filósofo alemán George Wilhelm Friedrich Hegel retomó la afirmación racionalista de que el conocimiento certero de la realidad puede alcanzarse con carácter absoluto equiparando los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=procesos&?intersearch">procesos</a> del pensamiento, de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=naturaleza&?intersearch">naturaleza</a> y de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=historia&?intersearch">historia</a>. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Hegel&?intersearch">Hegel</a> provocó un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=interés&?intersearch">interés</a> por la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=historia&?intersearch">historia</a> y el enfoque histórico del conocimiento que más tarde fue realzado por Herbert Spencer en Gran Bretaña y la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=escuela&?intersearch">escuela</a> alemana del historicismo. Spencer y el filósofo francés Auguste Comte llamaron la atención sobre la importancia de la sociología como una rama del conocimiento y ambos aplicaron los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=principios&?intersearch">principios</a> del empirismo al estudio de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sociedad&?intersearch">sociedad</a>.<br />La <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=escuela&?intersearch">escuela</a> estadounidense del pragmatismo, fundada por los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=filósofos&?intersearch">filósofos</a> Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey a principios de este siglo, llevó el empirismo aún más lejos al mantener que el conocimiento es un instrumento de acción y que todas las creencias tenían que ser juzgadas por su <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=utilidad&?intersearch">utilidad</a> como reglas para predecir las experiencias.<br />POSICIÓN DE LOS AUTORES FRENTE AL CONCOCIMIENTO.<br />Para algunos autores, el fundamento de la posibilidad del conocimiento es la realidad, bien la sensible (como han defendido los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=filósofos&?intersearch">filósofos</a> de orientación empirista), bien la inteligible (como aquellos racionalistas que han defendido el carácter realmente existente de las entidades conceptuales o nociones generales).<br />El primer gran filósofo que abordó el estudio del conocimiento fué el francés René <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Descartes&?intersearch">Descartes</a>, en el siglo XVII. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Descartes&?intersearch">Descartes</a> intentó descubrir un fundamento del conocimiento que fuera independiente de límites y supuestos. Para él, conocer es partir de una proposición evidente, que se apoya en una intuición primaria. <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Descartes&?intersearch">Descartes</a> formuló tal proposición en su célebre sentencia: "pienso, luego existo".<br />Kant negó que la realidad pudiera ser explicada mediante los solos conceptos y se propuso conseguir el mismo objetivo, pero intentando determinar los límites y capacidades de la razón. Si bien existen, efectivamente, juicios sintéticos apriori, que son la condición necesaria de toda comprehensión de la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=naturaleza&?intersearch">naturaleza</a> (trascendentales), el ámbito del conocimiento de limita, sin embargo en el pensamiento de Kant, al reino de la experiencia.<br />Según el británico <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=John%20Locke&?intersearch">John Locke</a>, representante moderado del empirismo, las impresiones de la sensibilidad sólo formaban la base primaria del conocimiento. El también británico David Hume y algunos autores neopositivistas posteriores consideraron, por el contrario, que las nociones de las <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencias&?intersearch">ciencias</a> formales no son empíricas ni conceptuales, sino formales y, por lo tanto, vacías de conocimiento.<br />De acuerdo con determinadas formas de empirismo existen otras experiencias además de la sensible, como la experiencia histórica, la experiencia intelectual, etc. En estas posiciones, a algunos de cuyos precursores - los alemanes Friedrich <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Nietzsche&?intersearch">Nietzsche</a> y Wilhelm Dilthey- difícilmente se les puede considerar como empiristas, el término experiencia se entiende en un sentido más amplio. Los autores más representativos de estas posiciones son el alemán Martin Heidegger y el francés Jean- Paul- <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Sartre&?intersearch">Sartre</a>, que defendieron posturas existencialistas; los estadounidenses John Dewey y William James, de orientación pragmatista; y el español José Ortega y Gasset, que mantuvo la postura que él llamó raciovitalismo, en la que vida y razón constituían los dos polos de su concepción del mundo.<br />EL <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=CONOCIMIENTO%20CIENTÍFICO&?intersearch">CONOCIMIENTO CIENTÍFICO</a>.<br />Mientras que la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=epistemología&?intersearch">epistemología</a> ha sido entendida tradicionalmente como una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=teoría&?intersearch">teoría</a> del conocimiento en general, en el siglo XX los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=filósofos&?intersearch">filósofos</a> se interesaron principalmente por construir una teoría del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento%20científico&?intersearch">conocimiento científico</a>, suponiendo que si se lograra disponer de teoría adecuadas que explicaran los mecanismos de un conocimiento de este tipo, podrían avanzar considerablemente por la misma vía en la solución de <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=problemas&?intersearch">problemas</a> gnoseológicos (doctrinas filosófica y religiosa que pretendía tener un conocimiento misterioso e instintivo de las cosas divinas) más generales.<br />La elaboración de una <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=epistemología&?intersearch">epistemología</a> de este tipo constituyó la tarea abordada especialmente por los autores del Círculo de Viena, que fueron el germen de todo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=movimiento&?intersearch">movimiento</a> del empirismo o <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=positivismo&?intersearch">positivismo</a> lógico. Para éstos filósofos se trataba de conseguir un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sistema&?intersearch">sistema</a> unitario de saber y conocimiento, lo que requería la unificación del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lenguaje&?intersearch">lenguaje</a> y la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=metodología&?intersearch">metodología</a> de las distintas <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=ciencias&?intersearch">ciencias</a>. Este <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lenguaje&?intersearch">lenguaje</a> debería ser insersubjetivo - lo que exigía la utilización de formalismos y de una semántica común- y universal, es decir, cualquier proposición debía <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=poder&?intersearch">poder</a> traducirse a él.<br />Lo único que puede hacerse es formular la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=hipótesis&?intersearch">hipótesis</a> de la existencia de una realidad independiente de nuestra experiencia e indicar criterios para su contrastación en la medida en que una afirmación de existencia implica determinados enunciados perceptivos. No hay ninguna posibilidad de decisión respecto a una realidad o idealidad absolutas. Ello sería, en palabras de Carnap, un seudoproblema. Todas las formas epistemológicas de la tradición filosófica inspiradas en posiciones metafísicas - el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=idealismo&?intersearch">idealismo</a> y el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=realismo&?intersearch">realismo</a> filosófico, el fenomelanismo, el solipsismo, etc.- caerían, así, fuera del ámbito del conocimiento empírico, ya que buscarían responder a una pregunta imposible.<br />EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.<br />A principios del siglo XX los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=problemas&?intersearch">problemas</a> epistemológicos fueron discutidos a fondo y sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas escuelas de pensamiento rivales. Se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la propia percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron que los objetos de conocimiento son los mismos que los objetos percibidos. Los neorealistas sostuvieron que se tienen percepciones directas de los objetos físicos o partes de los objetos físicos en vez de los estados mentales personales de cada uno. Los realistas críticos adoptaron una posición intermedia, manteniendo que aunque se perciben sólo <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=datos&?intersearch">datos</a> sensoriales, como los <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=colores&?intersearch">colores</a> y los sonidos, éstos representan objetos físicos sobre los cuales aportan conocimiento.<br />Un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=método&?intersearch">método</a> para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el acto de conocer y el objeto conocido fue elaborado por el filósofo alemán Edmund Husserl. Perfiló un <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=procedimiento&?intersearch">procedimiento</a> elaborado, al que llamó fenomenología, por medio del cual se puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en realidad, alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del conocimiento.<br />Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos escuelas de pensamiento, ambas deudoras del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Por una parte, la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=escuela&?intersearch">escuela</a> del empirismo o positivismo lógico, tuvo su origen en Viena, Austria, pero pronto se extendió por todo el mundo. Los empiristas lógicos hicieron hincapié en que sólo hay una clase de conocimiento: el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=conocimiento%20científico&?intersearch">conocimiento científico</a>; que cualquier conocimiento válido tiene que ser verificable en la experiencia; y, por lo tanto, que mucho de lo que había sido dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de sentido. A la postre, siguiendo a Hume y a Kant, se tenía que establecer una clara distinción entre enunciados analíticos y sintéticos. El llamado criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas lógicos, así como entre sus críticos, pero no ha sido descartado.<br />La última de estas recientes escuelas de pensamiento, englobadas en el campo del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=análisis&?intersearch">análisis</a> lingüístico (véase Filosofía analítica) o en la filosofía del <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=lenguaje&?intersearch">lenguaje</a> corriente, parece romper con la <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=epistemología&?intersearch">epistemología</a> tradicional. Los analistas lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real en que se usan los términos epistemológicos claves —términos como conocimiento, percepción y probabilidad— y formular reglas definitivas para su uso con objeto de evitar confusiones verbales. El filósofo británico John Langshaw Austin afirmó, por ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero no añade nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o escrib e. Austin no considera la verdad como una cualidad o <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=propiedad&?intersearch">propiedad</a> de los enunciados o elocuciones.<br />CONCLUSIÓN.:<br />Si la epistemología - el estudio del conocimiento- constituye, por su propia <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=naturaleza&?intersearch">naturaleza</a>, una de las partes esenciales de la filosofía, la creciente importancia en <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=la%20ciencia&?intersearch">la ciencia</a> y la consiguiente necesidad de dotarla de sólidos fundamentos teóricos ha acrecentado aún más el <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=interés&?intersearch">interés</a> por la misma en el moderno pensamiento filosófico.<br />BIBLIOGRAFÍA.:<br />1. Enciclopedia Hispánica; 5: 402-404; 1994-1995.<br />1. Enciclopedia <a href="http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=Microsoft&?intersearch">Microsoft</a> Encarta `97.<br />1. Gutiérrez Saenz, Raúl; Introducción a la filosofía; Editorial Esfinge.<br />1. Hessen; Teoría del conocimiento; Editorial Esfinge.Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-10959367583799313702007-09-28T12:27:00.000-07:002007-09-28T12:30:29.369-07:00Problema Vs Experiencia<a href="http://bp0.blogger.com/_7ESHDm1f2I4/Rv1WRheDazI/AAAAAAAAAAU/ciBmr0QKXt0/s1600-h/gallo.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5115339610804939570" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="http://bp0.blogger.com/_7ESHDm1f2I4/Rv1WRheDazI/AAAAAAAAAAU/ciBmr0QKXt0/s320/gallo.jpg" border="0" /></a><br /><div align="center"><b>¿Cómo hizo el gallo viejo para sobrevivir a todos los jóvenes? </b></div><br /><div align="center"><b></div></b><b></b><br /><div>Un granjero sale de compras<br />y regresa con un gallo joven<br />para las gallinas del corral.<br />El gallo joven<br />mira a su alrededor,<br />camina hasta donde está<br />el gallo viejo y le dice:<br />-Bueno viejo,<br />llegó la hora de retirarte.<br /><br />El gallo viejo le dice:<br />-Vamos, no me digas<br />que tú vas a poder<br />con TODAS estas gallinas.<br />¡Mírame a mí!<br />¡Cómo me han dejado!<br />¿Por qué no me dejas aunque sea,<br />aquellas dos gallinas viejas<br />que están en el rincón?<br /><br />Pero el gallo joven le contesta:<br />-¡Piérdete viejo!<br />¡Tú ya estás acabado!,<br />y ahora soy yo quien está a cargo.<br />El gallo viejo le cuestiona:<br />-Hagamos una cosa, jovencito.<br />Vamos a echar una carrera<br />alrededor de la finca.<br />El que gane, se queda<br />con el control absoluto<br />del gallinero.<br /><br />El gallo joven se echa a reír:<br />-Vamos viejo, tú sabes muy bien<br />que vas a perder.<br />Pero para no ser injusto,<br />te voy a dejar que salgas primero.<br /><br />El gallo viejo comienza a correr.<br />A los 15 segundos, el gallo joven<br />sale corriendo detrás de él.<br />Dan una vuelta al portal de la casa,<br />y el gallo joven,<br />lo sigue muy de cerca.<br />Ya está a sólo 5 pulgadas<br />detrás del gallo viejo,<br />y cada vez se le acerca más.<br /><br />Mientras tanto el granjero,<br />sentado en su sitio<br />de costumbre en el portal,<br />ve a los dos gallos corriendo.<br />Agarra la escopeta y<br />-¡BOOM!-<br />le dispara al gallo joven,<br />y lo hace trizas.<br /><br />El granjero tristemente<br />sacude la cabeza y dice:<br />-¡Pero que suerte la mía!<br />¡El tercer gallo maricón<br />que compro este mes!<br /><br />Moraleja de<br />esta historia...<br /><br />“La edad<br />y la experiencia,<br />siempre le ganan<br />la partida<br />a la juventud” <strong><br /></strong></div>Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-43616545916670106012007-09-26T11:19:00.001-07:002007-09-26T11:19:47.637-07:00Evaluación de programas sociales<a href="http://200.7.107.179/gsdl/cgi-bin/library?e=d-00000-00---0edicione12--00-0--0-10-0---0---0prompt-10---4-------0-1l--11-es-50---20-about---00-0-1-00-0011-1-0utfZz-8-00&a=d&c=edicione12&cl=CL1.1.6.10">http://200.7.107.179/gsdl/cgi-bin/library?e=d-00000-00---0edicione12--00-0--0-10-0---0---0prompt-10---4-------0-1l--11-es-50---20-about---00-0-1-00-0011-1-0utfZz-8-00&a=d&c=edicione12&cl=CL1.1.6.10</a>Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-26364987692349119502007-09-26T11:15:00.000-07:002007-09-26T11:18:57.221-07:00La gestión y la evaluación de los proyectos sociales<a href="http://200.7.107.179/gsdl/cgi-bin/library?e=d-00000-00---0edicione12--00-0--0-10-0---0---0prompt-10---4-------0-1l--11-es-50---20-about---00-0-1-00-0011-1-0utfZz-8-00&a=d&c=edicione12&cl=CL1.1.6.18">http://200.7.107.179/gsdl/cgi-bin/library?e=d-00000-00---0edicione12--00-0--0-10-0---0---0prompt-10---4-------0-1l--11-es-50---20-about---00-0-1-00-0011-1-0utfZz-8-00&a=d&c=edicione12&cl=CL1.1.6.18</a><br />Este es el link directo de dicha lectura, si tienen problemas para accesarlo me avisan y lo pegaré a través de esta.Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-61721546038028827562007-09-24T11:17:00.000-07:002007-09-24T11:47:05.003-07:00Internet, educación y comunicaciónEn la encrucijada de sistemas complejos<br />Rubén Canella<br />Este es el link de donde fue extraido textualmente: <a href="http://www.educared.org.ar/periodismo/2007/texto1/pe01_01.htm#5#5">http://www.educared.org.ar/periodismo/2007/texto1/pe01_01.htm#5#5</a><br /><br /><b><center>Introducción<br /></center></b><br />En este texto de presentación trataremos de establecer algunas coordenadas teóricas y supuestos epistemológicos desde los que partimos para comprender y aprehender en la medida de nuestras posibilidades la lógica y la dinámica de los cambios que sufre la sociedad, con el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), como así también el cambio que se produce en las TICs. por acción de la apropiación de sentido que de ellas hacen los diversos grupos sociales.<br />Para esto indicamos la conveniencia de percibir los temas que se tratarán transdiciplinarmente, como núcleos problemáticos, constituidos por una diversidad de elementos, que responden a su vez a diversos sesgos disciplinares.La concepción desde donde partimos es el Pensamiento Complejo, siguiendo a Morin, y la Cátedra Unesco de pensamiento complejo. Asimismo, se aborda el tema desde una perspectiva histórica en la primera parte y luego desde la reflexión epistemológica tomando como referencia a la obra de Morin, que presenta los fundamentos de la "nueva ciencia", el abordaje de los núcleos problemáticos y de la lógica de los sistemas complejos, sus principios rectores: la dialógica, la recursividad organizacional, y el principio hologramático.<br />Estos temas van cruzando el eje de la educación, el eje de la comunicación, y el eje de Internet, desde las posturas de apropiación de diversos sectores. A su vez, estos sectores manifiestan sesgos propios y diferenciados si parten de sociedades desarrolladas o de sociedades subdesarrolladas. Los recursos que la tecnología brinda son utilizados de modo diferenciado según las necesidades de cada grupo social: nuevamente aparece la diversidad en la unidad.<br />Estos planteos encierran posiblemente el eje de la discusión sobre la concepción del desarrollo de la ciencias en el comienzo del siglo XXI, y presentan una amplitud de campo que es inabarcable. No obstante es importante visualizar y conceptualizar esta dimensión porque nos permitirá tomar una posición propia, rescatando nuestros propios rasgos e intereses y armonizarlos con la diversidad que representa Internet.<br /><a name="2"></a>El cambio de paradigmas<br />Se nos presenta la necesidad de abordar Internet, como soporte digital de nuestra producción, como herramienta de producción, como recurso didáctico y pedagógico, y como contexto para la búsqueda de información y espacio de publicación. Sin duda el recorte de nuestro interés parte de varias perspectivas disciplinares, este es el desafío: lograr establecer un núcleo complejo, como objeto de nuestra investigación, y no limitarnos al campo estricto de las disciplinas. En educación en nuestro país, desde los años setenta se enuncian y aplican conceptos de transdiciplinariedad, y criterios de complementariedad en áreas afines.<br />A pesar de esto encontramos que los cruces permitieron tocar sólo algunos temas a modo de ensayo, con resultados diversos.<br />Esta inquietud surge por la necesidad perentoria y permanente de aplicar "reformas educativas" con el objeto de adaptar el sistema educativo a las necesidades que la sociedad presenta, en una primer etapa, y limitando el objetivo principal a lograr la motivación y la comprensión elemental.<br />Es duro pero hay que reconocerlo: la enseñanza que se dictó en los primeros cincuenta o sesenta años del siglo XX permitía una transferencia de conocimientos que permitían la producción de recursos valiosos para la vida laboral del alumno, en un marco de menor presión para el docente.<br />Hoy las cosas ya no son así: desde ciertas visiones simplistas que sólo ven algunas de las causas, se escuchan reflexiones sobre la ineficacia de los cambios, con cierto tono nostálgico de los "antiguos métodos".<br />Ante esta cuestión creemos que es necesario señalar y detenernos sobre los cambios de "paradigma" que están atravesando a nuestra sociedad en la manera de concebir el mundo (en el sentido de espacio de interacción de la vida en un plano natural, como así también en un sentido de cosmovisión, del hombre en relación a lo trascendente, y teleológico) y que se han dado a lo largo del el siglo XX, manifestándose concluyentemente hacia el comienzo del siglo XXI.<br />El sentido que le damos al término paradigma, es el de consenso social y científico de los conceptos del mundo y de las prácticas sociales; esto involucra al modo de hacer ciencia, al modo de enseñar y de aprender para el desempeño social , para vivir (adaptadamente) en un contexto determinado.<br /><a name="3"></a>Del paradigma de la simplicidad al paradigma de la complejidad (perspectiva histórica)<br />Al paradigma de la simplicidad lo ubicamos históricamente en la modernidad. Surge como respuesta a cambios que los hombres de occidente producen en diversos órdenes, tanto en sus relaciones de producción, como en relación a la posesión de los bienes y su relación con el poder; es decir, su organización social, política, y económica. A estos elementos los integró un sistema de ideas de orden filosófico, redefiniendo también el sentido religioso y el sentido científico.<br />Antecedentes previos: la Edad Media<br />Surge el paradigma del pensamiento simple en reacción a la etapa anterior, la Edad Media, que podemos caracterizar en lo político como Monarquía, con organización social feudal, y en cuyo sistema la producción del conocimiento estaba en la Universidad, y la custodia y reproducción de los textos en los conventos, permitiendo una concentración de poder considerable. La organización del conocimiento en la universidad para su enseñanza se integraba en dos áreas, el Trivium (gramática, dialéctica, y retórica) y el Cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía, y música). Estos sistemas integraban el conocimiento desde todos los campos del saber de las "siete artes liberales", las que permitían al hombre desarrollar su espíritu.<br />Preservando criterios del mundo griego, estaban orientados a la perfección del espíritu y el ocio creativo. No incluían en estos saberes ni los conocimientos técnicos, puesto que las artes serviles deformaban al cuerpo, ni los crematísticos, porque el negocio y la búsqueda del lucro deformaban el espíritu.<br />Tal sistema de valores respondía a un sistema de intereses entramados en el poder de la época. La ruptura de la antigua trama de poder produce la necesidad de nuevos valores.<br /><a name="4"></a>El paradigma de la simplicidad<br />En el plano de las ideas se toma un hecho como el comienzo del cambio de paradigma: el caso Galileo, que integra elementos de la técnica devenida en tecnología, para constatar lo que a través de su análisis teórico había concebido. Este hecho enfrenta la ciencia (incipiente y moderna) al poder de la iglesia por entrar en contradicción con sus enseñanzas.<br />Comienza de esta manera la ciencia positiva experimental, cuyo método será el de la física, y el del análisis matemático. Las ideas claras y distintas, presentadas por Descartes, encarnan el paradigma de la simplicidad, son los objetos a lograr en la construcción de la nueva ciencia. Desde el punto de vista del conocimiento se deja de lado la concepción realista aristotélica, dando paso al Idealismo que se desarrolla en Alemania y al Empirismo que se desarrolla en Inglaterra.<br />En esta nueva organización de intereses, los motores serán la técnica devenida en tecnología, y el lucro, y la explotación indiscriminada de los abundantes recursos naturales existentes en beneficio de la producción industrial incipiente. La organización del conocimiento se produce en lo que conocemos como ciencia moderna hasta entrado el siglo XX.<br />Para la difusión y consolidación de este nuevo sistema de ideas se utilizaron dos grandes medios, la enciclopedia y los periódicos. La enciclopedia es la obra máxima de integración del saber de su época, que sumada a la aplicación tecnológica de la imprenta, produce tal cantidad de ejemplares que diluye la idea de los monasterios como concentración del conocimiento. El desarrollo del periódico cumple con difundir y afianzar la ideología del nuevo paradigma en los sectores populares.<br />Al paradigma de la simplicidad se lo puede caracterizar como racionalista (la razón es omnipotente y nada existe fuera de ella), universalista, (aplicable en todas las ciencias y en todos los casos), objetivista (se deja del lado el subjetivismo), puede ser aplicado en todos los casos del mismo modo, manteniendo su objetividad independientemente de quien investigue, puesto que no se considera posible la posición subjetiva (no científica) del investigador. Es cuantitativo y disociativo (tiende a separar las cosas para analizarlas).<br />Este paradigma de la simplicidad se construyó sobre la idea de un hombre capaz de procesarlo todo por su capacidad de razonamiento, y de poner en duda hasta la misma concepción de Dios (rectificada luego por Descartes, y por Darwin entre otros).<br />A principios del siglo XX, se produce una ruptura en la concepción monolítica del paradigma positivista. La física, entendida como el modelo a seguir para la construcción de las ciencias dado su orden cósmico representado por sus respuestas a leyes universales, comienza a detectar que ni la microfísica ni la macrofísica se encuadran en estos comportamientos. Entran en crisis los sustentos que dieron pie a la ciencia positiva, y a su concepción de la realidad mecanicista y monosémica (entendida de un solo sentido).<br />La ruptura se da en la microfísica (ver en termodinámica, segunda ley de entropía), y en la macrofísica,(teoría de la relatividad, el universo como sistema en expansión) como sistemas complejos, dejan a la física como un vinculo de simplicidad entre ambas.<br /><a name="5"></a>Características del paradigma de la complejidad, del caos y de la incertidumbre. Perspectiva de la reflexión epistemológica<br />La nueva ciencia concibe al universo como complejo y caótico.<br />El paradigma de la complejidad es en gran medida diferente sin ser lo contrario que el anterior. Siguiendo a Morin:<br />El mérito de la complejidad es el de denunciar la metafísica del orden. Como lo dijera muy bien Waitehead, detrás de la idea de orden hay dos cosas: la idea mágica de Pitágoras de que los números son la realidad última, y la idea religiosa todavía presente, tanto en Descartes como en Newton, de que el entendimiento divino es el fundamento del orden del mundo. Ahora bien, cuando uno ha retirado el entendimiento divino y la magia de los números , ¿qué queda?¿las leyes? ¿una mecánica cósmica autosuficiente? ¿es la realidad verdadera? ¿es la naturaleza verdadera? A esa visión débil, yo opongo la idea de la complejidad.<br />Dentro de este marco, yo diría que acepto plenamente relativizar la complejidad. Por una parte, ella integra a la simplicidad y por otra parte se abre sobre lo inconcebible. Estoy totalmente de acuerdo con esas condiciones para aceptar la complejidad como principio de pensamiento que considera al mundo , y no como principio revelador de la esencia del mundo.(Morin 1994, 2000: 146)<br />Podemos decir que el paradigma de la complejidad es inclusivo (asume la incertidumbre de no poder conocerlo todo), es incompleto (nunca se acaba), articulatorio (integra diferentes campos de conocimiento), integra al sujeto y al objeto, es interdisciplinario, utiliza la totalidad de las potencias humanas, y es dialógico (relaciona términos contrarios).<br />Pero la diferencia más importante es que el paradigma de la complejidad incluye al hombre y su punto de vista en el estudio de la realidad en forma autocrítica, lo que no hacía el paradigma anterior, que confiaba ciegamente en el poder de la razón.<br />Este paradigma de la complejidad tiene muchos puntos de contacto con el pensamiento posmoderno, que postula la crisis de los grandes relatos, entendidos como los ideales o principios generales sobre los que se construyó la modernidad. El pensamiento posmoderno niega el poder omnisciente de la razón y lo descompone en diversidad de puntos de vista, no cree en modelos imitables ni en discursos hegemónicos, y en los casos más extremos, llega a hablar de muerte de las ideologías. Contrariando la creencia del conocimiento científico concebida durante mucho tiempo, cuya misión era la de disipar la aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden simple al que obedecen, esta nueva propuesta (paradigma del Pensamiento Complejo de Edgar Morin) postula que los modos simplificadores del conocimiento mutilan, más de lo que expresan a las realidades o fenómenos de los que intentan dar cuenta.<br />Igualmente, el hecho de cómo encarar la complejidad de un modo no simplificador todavía debe probar su legitimidad. Es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse en una ley .... la complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.<br />La complejidad aparece allí donde el pensamiento simplificador falla, pero integra en sí misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento. Mientras que el pensamiento simplificador desintegra la complejidad de lo real , el pensamiento complejo integra lo más posible los modos simplificadores de pensar, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas , unidimensionales y finalmente cegadoras de una simplificación.<br />Por lo demás, en el segundo volumen de el método, HE DICHO QUE LA COMPLEJIDAD ES LA UNION DE LA SIMPLICIDAD Y la complejidad; es la union de los procesos de simplificación que implican selección, jerarquización, separación reducción, con los otros contra-procesos que implican la comunicación, la articulación de aquello que está disociado y distinguido; y es el escapar de la alternativa del pensamiento reductor que no ve más que los elementos y el pensamiento globalista que no ve más que el todo.” (Morin 1994,2000: 144)<br /><a name="6"></a>Internet como sistema complejo<br />Abordamos Internet como objeto de estudio, desde la teoría de los sistemas, integrado por otros diversos sistemas, como un sistema complejo que integra y relaciona diversos elementos. En el caso que nos ocupa convergen las características propias de Internet, la multimedialidad, el hipertexto, la interactividad, con las características mediáticas de las publicaciones periodísticas, y a su vez con las condiciones pedagógicas y didácticas de la propuesta educativa, todas ellas adaptándose y modificándose, e interactuando mutuamente.<br />En tal sentido puede ser analizada:<br />Desde la Comunicación cibernética, como Sistema Tecnológico; desde sus componentes electrónicos, desde sus procesos (protocolos de comunicación entre máquinas), desde los canales que permiten la conectividad redes coaxiales, satélites, microondas). También puede analizarse su organización interna en la lógica de almacenamiento y recupero de información o desde la posibilidad que ofrece el soporte tecnológico (digital) de sumar medios audiovisuales a lo escrito.<br />Desde la Comunicación humana, como circulación dinámica de mensajes entre emisor y receptor, mediados por un canal y un soporte.<br />En otro plano, el semiótico, desde la teoría de la enunciación podemos analizar la dinámica entre la propuesta de los medios y la apropiación de sentido de las audiencias, y como fenómeno nuevo la integración en el mismo dispositivo de la enunciación de las audiencias.<br />El lugar y el sentido de las audiencias, se transforma por esta posibilidad, cambiando su modo tradicional, generando un nuevo espacio de visibilidad para los grupos, que a su vez se relacionan con la construcción de nuevas identidades sociales, generando nuevas relaciones de poder/con el poder.<br />Otros temas que surgen de la mirada de Internet como subsistema de la sociedad global es el crecimiento de la información y su relación con el crecimiento del conocimiento. Las proyecciones indican que el volumen a alcanzar en los primeros quince años de la utilización de Internet duplicara el conocimiento generado en la toda la historia de la humanidad. Si hipotéticamente dispusiésemos de tiempo de lectura necesario para recorrer todo el contenido vertido en la web, también hay que tener en cuenta que sólo el diez por ciento de la información está indexada por los buscadores.<br />La escala y la diversidad de escenarios en que se presentan las múltiples escenas es inabarcable, estamos ante la manifestación de la incertidumbre, sólo podemos tener certidumbre de algunas cosas, como islas en un mar de incertidumbre.<br />La falta de validación de un criterio propio de Internet, produce dificultad para identificar una verdad, de verdades múltiples o de falsedades. Esto no es obstáculo para que las comunidades científicas (también las comunidades virtuales) puedan integrarse y consultarse, utilizando los modos tradicionales de validación.<br />Entendemos a Internet como un sistema abierto, que es parte de un sistema superior, como la sociedad de la información, y que a su vez integra otros sistemas como medios de comunicación. Seguimos a Morin en la conceptualización de sistema abierto:<br />"...esa teoría permite la emergencia, en su propio campo, de aquello que había sido hasta ahora rechazado fuera de la ciencia: el mundo y el sujeto.La noción de sistema abierto se abre en efecto, no sobre la física, por la mediación de la termodinámica, sino más amplia, más profundamente sobre la Physis, es decir sobre la naturaleza ordenada/desordenada de la materia, sobre un devenir físico ambiguo que tiende a la vez al desorden (entropía) y a la organización (constitución de sistemas cada vez más complejos). Al mismo tiempo la noción de sistema abierto llama a la noción de ambiente, y allí aparece (...) la Physis como fundamento material y el mundo como horizonte de realidad más vasto, abierto más allá del infinito (porque todo ecosistema se puede volver sistema abierto dentro de otro ecosistema más vasto.(...) Emerge, sobre todo, a partir de la auto-organización, cuando autonomía, incertidumbre, ambigüedad, se vuelven los caracteres propios del objeto. Cuando, sobre todo, el término "auto" lleva en sí la raíz de la subjetividad." (Morin 1994, 2000:63)<br />Rescatamos principios amplios que nos permiten tomar a Internet como un sistema abierto capaz de integrarse en otro sistema más amplio, como la sociedad y contener otros subsistemas, como los medios de comunicación, como así también al investigador y su circunstancia, cultural, ideológica y contextual.<br /><a name="7"></a>De las paradojas a la dialógica<br />Surgen cuestiones que en el pensamiento de la simplicidad aparecen como paradojas, o excepciones a la norma. En Internet (como en otros campos desde esta perspectiva) se integran sistémicamente relaciones que desde la simplicidad pueden verse como paradojas. A modo de ejemplo en los conceptos siguientes vemos la ambivalencia enunciada por Morin :<br />"Así es que la scienza nuova no destruye a las alternativas clásicas , no aporta la solución monista que sería la esencia de la realidad. Pero los términos alternativos se vuelven términos antagonistas , contradictorios y, al mismo tiempo, complementarios en el seno de una visión más amplia que deberá reencontrar y afrontar nuevas alternativas." (Morin 1994, 2000: 82)<br />En este sentido señala algunas oposiciones clásicas : unidad/diversidad; azar/necesidad; cantidad/cualidad; sujeto/objeto; holismo/reduccionismo. Así se nos presentan términos en el ámbito periodístico, relacionados al fenómeno Internet que en su conceptualización designan una ambivalencia, o una contradicción. Vemos algunos ejemplos:<br />Local/global este criterio es tema de análisis de varios referentes del periodismo en internet, tanto desde la concepción del producto como de las audiencias; brecha (el sistema que hace ricos más ricos y pobres más pobres); brecha digital (el sistema que aleja el acceso al conocimiento de grandes sectores de la población mundial, por la marginación económica).<br />Sin duda el termino globalización refiere más o menos al mismo tema (integración de mercados, algunos autores partirán de la colonización de América, otros lo referirán al proceso vinculado a la sociedad de la información), lo que seguramente no es igual es el sentido que se le puede dar a la evolución de los "negocios", para los poseedores de los fondos de inversión, que para los globalofóbicos, o nuestros vernáculos caceroleros.<br />Sucede también con el concepto de la Sociedad de la Información (M. Castells) en opocición a Sociedad de la Comunicación (Pascuali)<br />Es en este sentido que se presenta la necesidad de incluir en la ciencia al sujeto y su circunstancia, como ciudadano de una nación y de la tierra, desde su etnia, su cultura y sus creencias, sus prácticas sociales y su cosmovisión.<br />"Así es que nuestro punto de vista cuenta con el mundo y reconoce al sujeto. Más aún , presenta a uno y a otro de manera recíproca e inseparable: el mundo no puede aparecer como tal, es horizonte de un ecosistema del eco-sistema, horizonte de la Phycis, no puede aparecer si no es para un sujeto pensante, último desarrollo de la complejidad autoorganizadora." (Morin 1994, 2000: 64)<br />Otros elementos fundamentales para pensar la complejidad son los macro-conceptos, y los tres principios: dialógico, de recursividad organizada , y hologramático.<br />En primer lugar, los macro-conceptos son definidos por su núcleo :<br />"Debemos saber que, con respecto a las cosas más importantes, los conceptos no se definen jamás por sus fronteras, sino a partir de su núcleo.(...) Hay que tratar , entonces, de definir el corazón y esa definición requiere, a menudo de macro-conceptos." (Morin 1994, 2000: 105)<br />En segundo lugar, Morin caracteriza a los tres principios:<br />"El principio dialógico nos permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia a la vez a dos términos complementarios y a la vez antagonistas.(...)<br />El segundo principio es el de recursividad organizacional. Para darle significado a este término, yo utilizo el proceso del remolino. Cada momento del remolino es producido y, al mismo tiempo productor. Un proceso recursivo es aquel en el cual los productos y los efectos, son al mismo tiempo causas y productores de aquello que los produce. Reencontramos el ejemplo del individuo, somos los productores de un proceso de reproducción que es anterior a nosotros. (...) Esta idea es válida también sociológicamente. La sociedad es producida por las interacciones entre individuos, pero la sociedad, una vez producida retroactúa sobre los individuos y los produce. Si no existiera la sociedad y su cultura, un lenguaje, un saber adquirido no seríamos individuos humanos. Dicho de otro modo, los individuos producen la sociedad que produce a los individuos. Somos a la vez productos y productores. La idea recursiva es , entonces, una idea que rompe con la idea lineal de causa efecto, de producto/productor , de estructura/superestructura , porque todo lo que es producido reentra sobre aquello que lo ha producido en un ciclo en si mismo auto-constitutivo, auto-organizador, y auto-productor.<br />El tercer principio es el hologramático. En un holograma físico, el menor punto de la imagen del holograma contiene la casi totalidad de la información del objeto representado . No solamente la parte está en el todo , sino que el todo está en la parte. El principio hologramático está presente en el mundo biológico y en el mundo sociológico.(...) trasciende al reduccionismo que no ve más que las partes y al holismo que no ve más que el todo."(Morin 1994, 2000: 106-107)<br /><a name="8"></a>Conclusiones<br />Por los elementos presentados hasta aquí creemos adecuado el abordaje de Internet como medio de comunicación, aplicado a la educación desde la perspectiva de la complejidad, por la necesidad de contextualizar desde donde trabajamos con la identidad de argentinos, ciudadanos del planeta tierra; desde nuestra circunstancia de crisis, con nuestras convicciones religiosas e ideológicas y desde nuestra cosmovisión local, respetando/dialogando con otras posturas, entendiendo que los criterios de verdad pueden ser múltiples, que el campo seleccionado es inabarcable y que por lo tanto trabajamos en la incertidumbre.<br />Desde el punto de vista de la comunicación social trascendemos el plano de los campos tecnológicos hacia la convergencia de los diversos medios en el "ambiente digital" que proporciona Internet, tomando el concepto de receptor, y llevándolo a la teoría de la enunciación, como alter, persona humana, igual y diverso, enunciador/enunciatario y que además de recibir, tiene un mensaje para todos nosotros personas/sociedad.<br />Desde el punto de vista educativo y con el ejercicio de las prácticas de publicación (al margen de las estrategias) se presenta la oportunidad de generar reflexión/acción sobre los valores de la participación ciudadana, el aporte para la construcción de la democracia, y darles voz a los sin voz.<br />Bibliografía<br />Morin, Edgar .Introducción al pensamiento complejo. Gedisa . Barcelona. 1994,2000<br />Morin, Edgar. La cabeza bien puesta. Ed. Nueva visión. BsAs.1999.<br />Morin, Edgar y otros. Carta de la transdisciplinariedad . Preámbulo. Convento de Arrabida, 1994.<br />Morin, Edgar, Los desafíos del fin de siglo, Documentos del IPAP, Conferencia del 5 de abril de 1999, La Plata.Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios a la educación de futuro, Publicado en octubre de 1999 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - 7 place de Fontenoy - 75352 París 07 SP - FranciaLenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-82888128845726034642007-09-22T08:27:00.001-07:002007-09-22T08:27:42.739-07:00Lineamientos tesis UNEFA<a href="http://padron.entretemas.com/ProyectoUNEFA.pdf">http://padron.entretemas.com/ProyectoUNEFA.pdf</a>Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-7398090090525250622007-09-22T07:57:00.000-07:002007-09-22T08:15:09.606-07:00Normas UPEL para trabajos de gradoDel Mecanografiado y la Impresión<br /><br />El resumen es una exposición corta y clara del tema desarrollado, de la metodología utilizada, los resultados obtenidos y las conclusiones a las que se ha llegado. No debe exceder las trescientas (300) palabras escritas a un espacio. En la parte superior de la página se escribirán: el nombre de la Universidad y del Instituto, la denominación del postgrado, el título del Trabajo de Grado o la Tesis Doctoral, los nombres del autor y del tutor, y el año y mes de presentación. Además, si el Instituto lo exige, se señalará el área o línea de investigación. Al final del resumen, en un máximo de dos líneas, se escribirán los principales términos descriptores del contenido. <br />El papel a utilizar debe ser tipo bond blanco, tamaño carta, base 20, de peso y textura uniformes. Las hojas no deben tener rayas ni perforaciones. <br />El texto se escribirá con letra de 12 puntos, preferiblemente en el tipo “Times New Roman”, “Courier” o tipos de letra similares. Para las notas al pie de página o final de capítulo se podrá utilizar un tipo de letra de tamaño menor, pero no inferior a 10 puntos. Para los títulos, contenido y leyendas de cuadros y gráficos, así como de los materiales anexos, se utilizarán los tipos y tamaños de letras que más convengan a criterio del estudiante, siempre que se asegure la legibilidad.<br />Se hará el uso de la letra itálica (cursiva), para el realce de títulos y de información cuando sea apropiado. Sin embargo, se podrá sustituir por el subrayado si no se dispone de equipos computarizados o máquinas de escribir con dicho tipo de letra.<br />Los márgenes a usar serán: de cuatro (4) cm. del lado izquierdo, para permitir la encuadernación del volumen, y de tres (3) cm. por los lados derecho, superior e inferior de la página. El margen superior de la primera página de cada nuevo capítulo debe ser de cinco (5) cm.<br />Se dejará una sangría de cinco (5) espacios en el margen derecho de la primera línea de cada párrafo y a ambos márgenes en cada línea de las citas textuales largas, es decir, de más de cuarenta (40) palabras. Las notas fuera de texto se presentarán en bloques justificados a ambos márgenes sin sangría. Las entradas de la lista de referencias se mecanografiarán con sangría francesa de tres (3) espacios hacia la derecha.<br />El texto y los títulos de varias líneas se escribirán con interlineado de espacio y medio. Se utilizará espacio sencillo entre líneas para el mecanografiado de las citas textuales de cuarenta palabras o más, las notas al pie de página o final de capítulo, las referencias, el resumen, el currículo vital del autor y, opcionalmente, en los anexos. No se dejará espacio adicional entre los párrafos del texto. Se utilizará espacio y medio para separar entre si, las notas al pie de página o final de capítulo; también para separar las entradas de la lista de referencia. El espaciado triple se utilizará después de los títulos de capítulos, antes y después de los encabezamientos de secciones, así como también, antes y después de los cuadros y gráficos titulados que se presenten entre párrafos del texto.<br />Los Capítulos, la lista de Referencias y los anexos deben comenzar en una página nueva. La primera página de cada capítulo, arriba y al centro, se presentará la identificación del mismo con la palabra: CAPITULO y el número romano que indica el orden (I, II,…). Debajo también centrado, se escribirá el título en letras mayúsculas. Dentro de cada capítulo se puede tener desde uno hasta cuatro niveles de encabezamientos para identificar las secciones y subsecciones. Estos encabezamientos no deben ir numerados; para representar su orden jerárquico, se utilizarán las normas de diagramación que se explican en las Indicaciones Complementarias. <br />Cuando se quieran enumerar varios elementos dentro de un párrafo se utilizarán letras minúsculas y entre paréntesis así: (a), (b) (c). Si se quiere destacar elementos o ideas en párrafos separados, se utilizarán números arábigos seguidos por un punto, sin paréntesis, con sangría de cinco (5) espacios para la primera línea, y con las líneas sucesivas al nivel del margen izquierdo.<br />Las páginas preliminares se numerarán con cifras romanas minúsculas, en forma consecutiva, comenzando con la página del título, que se entenderá será i, sin que la cifra se coloque en la página. Todas las páginas del texto y los materiales de referencia se numerarán con cifras arábigas, comenzando con la página de la introducción y continuando hasta incluir los anexos y el resumen del currículo vital del autor.<br />Los números de todas las páginas se colocarán centrados en la parte inferior, incluyendo las primeras de cada capítulo y las que contienen cuadros y gráficos verticales u horizontales.<br />Las notas fuera del texto se mecanografiarán al pie de la página correspondiente, o al fin de cada capítulo, según se decida. Todas las notas se enumerarán en forma consecutiva con números arábigos, comenzando por el uno, con una seriación independiente para cada capítulo. Las referencias posteriores a una misma cita se hacen dentro del texto, entre paréntesis, así: (ver Cap. II, n. 2). <br />Las notas de los cuadros y gráficos se mecanografiarán en la parte inferior de cada uno de ellos, para explicar los datos presentados, suministrar información adicional o reconocer la fuente. Los cuadros y gráficos deben ser incorporados en el lugar apropiado del texto, y no al final de los capítulos o en anexos. Los cuadros y gráficos pequeños pueden aparecer entre párrafos, mientras que los de mayor dimensión deben colocarse en página separada o plegada, inmediatamente después de la página donde se menciona o explican.<br />Cada cuadro o gráfico deberá tener un número de identificación y un título descriptivo de su contenido. Los cuadros se numerarán en serie continua desde el principio al fin del texto (no por capítulos). Lo mismo se hará con los gráficos. Las referencias en el texto se harán así: Cuadro 5, Grafico 8; también se podrá remitir a ellos utilizando paréntesis: (ver Cuadro 5), (ver Gráfico 8).<br />El número y Título de los cuadros deben colocarse en su parte superior; en el caso de los gráficos, en la parte inferior. Si algún cuadro continúa en una segunda página, debe colocarse solo la identificación de su número y la abreviatura Cont., entre paréntesis, sin repetir el título. Ejemplo: Cuadro 3 (Cont.).Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com308tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-51248174481418219032007-09-22T07:54:00.000-07:002007-09-22T07:56:43.995-07:00yottabyteAquí les dejo un link para que mis compañeros sepan lo que es un yottabyte; a ver si cualquiera de uds se lo imprimen al profe.<br /><a href="http://www.noticias3d.com/noticia.asp?idnoticia=12745">http://www.noticias3d.com/noticia.asp?idnoticia=12745</a><br /><br />Un Yottabyte son 1024 Zettabytes<br />Un Zettabyte son 1024 Exabytes<br />Un Exabyte son 1024 Petabytes<br />Un Petabyte son 1024 Terabytes<br />Un Terabyte son 1024 Gigabytes<br />Un Gigabyte son 1024 Megabytes<br />Un Megabyte son 1024 Kilobytes<br />Un Kilobyte son 1024 Bytes<br />Un Byte son 8 bits<br />y finalmente un bit es un 1 o un 0Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-2330864932022166292007-09-21T12:40:00.000-07:002007-09-21T13:45:42.181-07:00AMERICA LATINA: UNA REGION EN RIESGOAMERICA LATINA: UNA REGION EN RIESGO<br />POBREZA, INEQUIDAD E INSTITUCIONALIDAD SOCIAL<br />BERNARDO KLIKSBERG *<br />1<br />Extraido de: <a href="http://www.iadb.org/ETICA/Documentos/kli_ameri.pdf">http://www.iadb.org/ETICA/Documentos/kli_ameri.pdf</a><br />El tema social se halla actualmente en el centro del escenario histórico de<br />América Latina. Se suceden desde las más variadas fuentes los llamados de alerta sobre<br />la magnitud y profundidad de los problemas que sacuden a la región en el campo social.<br />La mayor reunión de Presidentes del Continente, la cumbre hemisférica (Santiago de<br />Chile, 1998) consignó en su declaración final, suscrita por todos los mandatarios, que<br />“superar la pobreza continúa siendo el mayor desafío confrontado por nuestro<br />Hemisferio”. Caracterizando algunos de los principales problemas existentes, los<br />Presidentes indicaron “estamos decididos a remover las barreras que deniegan a los<br />pobres el acceso a nutrición adecuada, servicios sociales, un medio ambiente saludable,<br />créditos y títulos legales sobre su propiedad”. El Secretario General de la CEPAL, José<br />A. Ocampo resaltó (1998) sobre la situación que “siguen aumentando los niveles de<br />pobreza absoluta, los niveles de desigualdad no muestran mejoría y sigue aumentando<br />el empleo en el sector informal”. El Presidente del BID, Enrique V. Iglesias ha destacado<br />(1997) que “el proceso de cambio ha dejado sin resolver en la gran mayoría de los<br />países un tema central: la pobreza crítica y la mala distribución del ingreso”. El Banco<br />Mundial ha hecho continuos señalamientos sobre la gravedad del problema: “América<br />Latina es notable como una región en la que la pobreza, particularmente la pobreza<br />absoluta, no registra mejora alguna” (Burki, 1996), e indicó en reciente conferencia<br />internacional sobre la región (Chile, 1999), los riesgos que corría la democracia en tales<br />condiciones. La Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, lamentó en un<br />discurso para líderes empresariales de las Américas (1999) las desigualdades en<br />ingresos y educación en América Latina, resaltó que son mayores que en cualquier otro<br />continente y advirtió que “ni la democracia ni la prosperidad pueden durar a menos que<br />tengan una base amplia”. Un respetado economista, Celso Furtado (1998), vaticinó<br />“que la gobernabilidad estará en riesgo si no se revierte el proceso de concentración de<br />ingresos y exclusión social”. A estas voces de líderes políticos, organismos<br />internacionales, gobiernos externos y pensadores, se suma un hondo clamor que surge<br />de las bases de la sociedad. La principal preocupación que hoy aflige a los<br />latinoamericanos se halla, según las encuestas de opinión, en los temas sociales.<br />Interrogados por Latinobarómetro (1998), encuesta que cubre a la mayoría de los países<br />de la región, sobre los problemas más importantes en sus países, los interrogados<br />contestaron señalando, como los principales, a diversos problemas sociales:<br />desocupación 21%, educación 18%, bajos salarios 8%, pobreza 7%, inestabilidad en el<br />empleo 6%. A ellos se sumó corrupción, 7%.<br />Las advertencias desde tan diversas fuentes, y el clamor de la población por<br />soluciones, han influido en un cambio radical en la presencia del tema social en la gran<br />agenda de discusión de la región. La problemática social tenía hasta hace pocos años<br />limitada inclusión en dicha agenda. Era casi necesario hacer lobby para conseguir que<br />formara parte de los temarios de las reuniones presidenciales, y apareciera con<br />significación en los medios masivos. Hoy aparece obligadamente en el orden de dichas<br />reuniones, se ha convertido en la cuestión eje de las campañas electorales en donde los<br />candidatos de todas las tendencias sienten que deben tomar posición frente a ella, y es<br />una materia de información crecientemente jerarquizada por diversos medios de<br />opinión. La gran mayoría de los sectores percibe que la región toda se halla en riesgo<br />por lo que está sucediendo en materia social. Ello ha llevado al replanteo de ideas<br />tradicionales al respecto, al planteo de nuevos interrogantes, y a la búsqueda acuciosa<br />de soluciones más efectivas frente al claro fracaso de las convencionales. Hay dos<br />grandes áreas donde la discusión está comenzando a activarse hacia direcciones<br />renovadoras. La primera es la de las políticas sociales. Hay reenfoques importantes en<br />marcha sobre su rol mismo, su inter-relación con las políticas económicas y sus<br />contenidos. El otro, es el de los problemas gerenciales e institucionales que plantea la<br />2<br />ejecución de políticas sociales de nuevo cuño. El presente trabajo tiene por finalidad<br />poner a foco algunos de los temas cruciales que deben analizarse y encararse en ambas<br />áreas para “refrescar” con aires nuevos la acción en el campo social. A tal fin, en primer<br />lugar reconstruye un cuadro de situación sobre algunos de los principales problemas<br />sociales que afronta la región, para disponer de un marco de referencia concreto sobre<br />la problemática abierta. En segundo término, presenta y analiza líneas del nuevo debate<br />que está surgiendo sobre las políticas. En tercer término, reflexiona sobre la<br />institucionalidad social que sería necesaria para posibilitar la implementación efectiva de<br />políticas renovadoras. Finalmente formula una reflexión de conjunto.<br />II. CUADRO DE SITUACIÓN SOCIAL<br />La inquietud por lo social que recorre el Continente tiene razones muy concretas<br />en qué basarse. Vastos sectores de la población sufren dificultades y carencias que<br />afectan duramente sus condiciones básicas de existencia. A continuación se reseñan<br />sumariamente nueve problemas sociales claves de gran impacto en la región. Hay<br />diversos otros problemas sociales que deberían agregarse a esta lista, pero los<br />enfocados permiten aproximarse a lo que constituye la “vida cotidiana” de muchísimos<br />latinoamericanos.<br />1. El aumento de la pobreza<br />Hay disensiones metodológicas significativas sobre cómo medir la pobreza. Sin<br />embargo, la mayor parte de las fuentes internacionales coinciden en una constatación<br />básica respecto a la región: la pobreza ha crecido considerablemente en ella en las dos<br />últimas décadas. El gráfico siguiente indica los resultados que se obtienen adoptando un<br />criterio de uso frecuente, considerar pobres a quienes ganan menos de dos dólares<br />diarios. La medición por otros criterios como la canasta básica de vida, normalmente<br />arroja resultados mayores. Pero aún utilizando esta medición “conservadora” de la<br />pobreza, es posible apreciar nítidamente la tendencia:<br />3<br />GRÁFICO 1<br />Como se observa, con fluctuaciones menores, la pobreza ha crecido fuertemente<br />en la región desde los inicios de los 80. Dadas las condiciones económicas recesivas de<br />los dos últimos años, 1998 y 1999, es probable que la situación se haya deteriorado aún<br />más en ellos.<br />Algunas de las mediciones nacionales recientes permiten tener idea de la<br />magnitud del problema. El informe “Estado de la región” (PNUD-Unión Europea, 1999)<br />indica, respecto a Centroamérica, que son pobres el 75% de los guatemaltecos, el 73%<br />de los hondureños, el 68% de los nicaragüenses, y el 53% de los salvadoreños. En los<br />sectores indígenas las cifras pueden ser aún peores. Así en Guatemala es pobre el 86%<br />de la población indígena frente al 54% de los no indígenas. En Venezuela los estimados<br />oficiales señalan que es pobre el 80% de la población. En Ecuador se estima que el<br />62,5% de la población está por debajo del umbral de pobreza. En Brasil se ha estimado<br />que el 43,5% de la población gana menos de dos dólares diarios y que 40 millones de<br />personas viven en pobreza absoluta. En Argentina la tasa de pobreza de las provincias<br />del noreste es del 48,8% y la de las provincias del noroeste, 46%. Una estimación<br />reciente (1999) indica que el 45% de los niños menores de 14 años del país, son pobres.<br />Una estimación de las Naciones Unidas para toda la región refiere que entre 1970 y<br />1980 había 50 millones de pobres e indigentes, pero que en 1998 serían 192 millones<br />(Verrier, 1999).<br />Frente a estas cifras resulta casi trivial el tipo de línea argumental utilizada por<br />algunos sectores relativizando el problema: “`pobres hay en todos lados”, “pobres ha<br />habido siempre”. Existe efectivamente pobreza en numerosas sociedades. Pero<br />mientras en los países desarrollados tiende a estar por debajo del 15% de la población,<br />en diversos países de América Latina triplica cuadruplica, o quintuplica, esa cifra. El<br />informe de una Comisión regional presidida por Patricio Aylwin (1995) estima que se<br />hallarían en pobreza “casi la mitad de los habitantes de América Latina y el Caribe”. Ello<br />significa otro tipo de problema totalmente distinto. No se trata de “bolsones de<br />EVOLUCION DE LA POBREZA EN AMERICA LATINA 1970-1995<br />70<br />80<br />90<br />100<br />110<br />120<br />130<br />140<br />150<br />160<br />1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994<br />Fuente: BID, Informe de progreso económico y social, 1998.<br />Nota: Linea de pobreza de 2 (ppp ajustado) en dó lares de 1985 per cápita.<br />4<br />pobreza”, sino de extensos sectores en esa situación. Por otra parte, como se ha visto,<br />las cifras marcan una tendencia al aumento de la pobreza en la región.<br />2. Algunos impactos de la pobreza<br />Las cifras sobre crecimiento de la pobreza brevemente referidas se transforman<br />en carencias y penurias agobiantes en la vida diaria. Más de 10 millones de<br />centroamericanos (29% de la población) no tienen acceso a servicios de salud, y dos de<br />cada cinco carecen de agua potable y saneamiento básico. Un tercio de la población de<br />Centroamérica es analfabeta. Una tercera parte de los niños menores de cinco años<br />presenta una talla inferior a lo normal en lo que inciden procesos de acumulación de<br />insuficiencias nutricionales en la madre y el niño.<br />En Venezuela se estima que 10 millones de personas viven en pobreza extrema<br />(FUNDACREDESA, 1999). Un estudio mundial de la UNICEF sobre familias sin acceso a<br />una instalación sanitaria (un baño) ubica a Brasil entre los países en donde el 50% de la<br />población está afectada por ese problema básico. Según las cifras oficiales, en el Gran<br />Buenos Aires, la zona de mayor población de la Argentina, uno de cada cinco niños<br />presenta desnutrición.<br />Estas y otras expresiones de la pobreza repercuten en las dimensiones<br />fundamentales de la vida. Crean dificultades muy importantes en lo que Amartya Sen<br />denomina “las capacidades básicas de funcionamiento de las personas”, deterioran la<br />calidad de la vida, y acortan la esperanza de vida respecto a las cifras esperables en<br />condiciones normales. Se cumple para amplios sectores en la región el señalamiento<br />hecho por un investigador del tema social en el mundo desarrollado, Peter Townsed: “la<br />pobreza mata”.<br />3. Desempleo e informalidad<br />La pobreza está fuertemente ligada a los difíciles problemas que se presentan<br />actualmente a la población para obtener un trabajo estable. La región tiene en primer<br />término una alta tasa de desocupación abierta. Dicha tasa ha venido ascendiendo.<br />Puede observarse en el gráfico siguiente como en los países de más población de la<br />región (Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela) las cifras de 1997 eran<br />marcadamente superiores a las de 1989.<br />5<br />GRAFICO 2<br />En los años recientes el problema se ha pronunciado. Según los estimados de<br />Tokman (1998) la tasa de desempleo promedio subió de 7,2% en 1997, a 8,4% en<br />1998, y se estima en 9,5% en 1999.<br />Cuando se desagrega por edades se observa que el problema es más agudo aún<br />en las edades jóvenes. Puede observarse la situación a continuación:<br />CUADRO 1<br />TASAS DE DESEMPLEO ABIERTO ENTRE LOS JOVENES ZONAS URBANAS<br />País Sexo<br />Tasa de<br />desempleo,<br />total de la<br />población<br />Tasa de desempleo,<br />Población entre<br />15-24 años<br />Argentina Total<br />Hombres<br />Mujeres<br />13,0<br />11,5<br />15,5<br />22,8<br />20,3<br />26,7<br />Brasil Total<br />Hombres<br />Mujeres<br />7,4<br />6,4<br />8,9<br />14,3<br />12,4<br />17,0<br />Colombia Total<br />Hombres<br />Mujeres<br />8,0<br />5,4<br />11,6<br />16,2<br />11,9<br />21,0<br />Chile Total<br />Hombres<br />Mujeres<br />6,8<br />5,9<br />8,4<br />16,1<br />14,0<br />19,3<br />Uruguay Total<br />Hombres<br />Mujeres<br />9,7<br />7,3<br />13,0<br />24,7<br />19,8<br />31,5<br />Fuente: CEPAL, “Panorama Social de América Latina, 1996” (mencionado por Minujín,<br />A., “Vulnerabilidad y exclusión en América Latina”, en Bustelo y Minujín, Todos entran,<br />UNICEF, Santillana, 1998)<br />TASA DE DESEMPLEO, TOTAL, ZONAS URBANAS<br />0.0<br />2.0<br />4.0<br />6.0<br />8.0<br />10.0<br />12.0<br />14.0<br />16.0<br />18.0<br />20.0<br />Bolivia<br />México<br />Honduras<br />Costa Rica<br />Chile<br />Brasil<br />Ecuador<br />Venezuela<br />Uruguay<br />Colombia<br />Argentina<br />Panamá 1990 1997<br />Fuente: CEPAL,<br />Panorama Social de<br />América Latina, 1998<br />6<br />En todos los casos las tasas de desempleo de los jóvenes duplican las elevadas<br />tasas generales. También puede apreciarse que hay un problema de género. El<br />desempleo entre las mujeres jóvenes es mayor al que se da entre los hombres jóvenes.<br />Al problema del desempleo se le suma el crecimiento de los trabajos informales.<br />Si bien el universo de los mismos es heterogéneo, un porcentaje mayoritario es, según<br />lo caracteriza el PREALC, trabajos inestables, sin apoyo tecnológico ni crediticio, y sin<br />cobertura social. Un puesto de trabajo en la economía informal tiene de una tercera a<br />una cuarta parte de la productividad de uno en la economía formal. Según los cálculos<br />de Tokman, en 1980 trabajaba en la economía informal el 40,6% de la mano de obra no<br />agrícola ocupada, y actualmente la cifra habría ascendido al 59%.<br />Las ocupaciones informales implican en muchos casos puestos de trabajo frágiles, de<br />baja calidad, y sus ingresos son comparativamente cada vez menores en relación a los<br />puestos de trabajo de la economía formal. De acuerdo a la CEPAL (1997), los que se<br />desempeñan en la economía informal ganan en promedio el 50% de quienes lo hacen en<br />empresas modernas y trabajan más horas. Las diferencias salariales entre los<br />profesionales y técnicos y los trabajadores en sectores de baja productividad<br />aumentaron entre un 40 y un 60% entre 1990 y 1994. Un tercer problema es<br />actualmente el de la precarización de las condiciones de trabajo. Aumentan los<br />trabajadores sin contrato, o bajo contratos temporales. Se estima que cerca del 35% de<br />los asalariados está en esas situaciones en Argentina, Colombia y Chile, y el 74% en el<br />Perú.<br />4. Déficits en salud pública<br />Hay avances considerables en las condiciones de salud de la región. Sin<br />embargo, cuando se desagregan los datos se observan considerables brechas entre los<br />países y a su interior. Tienen clara presencia en tres de los principales indicadores de<br />salud pública. En cuanto se refiere a la esperanza de vida, mientras la misma es en<br />Costa Rica de 76,3 años, sólo llega en Haití a 56,6 y en Bolivia a 59,3. En cuanto a<br />mortalidad infantil, en Costa Rica perecen 13,7 niños de cada mil, antes de cumplir un<br />año de edad. En cambio la tasa llega en Haití a 86,2, en Bolivia a 75,1, en Brasil a 57,7,<br />en Perú a 55,5. Las cifras de mortalidad materna son en Costa Rica inferiores a 28 por<br />100.000 madres por año. En barrios urbanos de Lima se han estimado en 286, y en<br />comunidades indígenas mapuches en 414.<br />Diversos análisis indican que tras esas inquietantes cifras en diversas áreas<br />geográficas y grupos de la población, subyacen entre otros aspectos marcados déficits<br />en aspectos cruciales para la salud pública. El acceso a agua potable, instalaciones<br />sanitarias, alcantarillado, y energía eléctrica, es limitado para amplios sectores. Ello<br />crea factores de riesgo de mucho peso en salud. Se estima que 130 millones de<br />personas carecen de agua potable. Por otra parte, el costo del agua para los pobres es<br />mucho mayor que para las clases medias y altas. Un informe reciente de la Comisión<br />Mundial del Agua (Banco Mundial, 1999) calculó que para adquirir un metro cúbico de<br />agua un habitante de los barrios de Lima tiene que pagar 20 veces el importe que abona<br />un residente urbano, de los estratos medio o alto, que sólo abre la canilla de su casa.<br />La falta de agua potable y de instalaciones de disposición de excretas es esencial en<br />todo orden de riesgos en salud, particularmente para la población infantil, entre otras<br />expresiones, a través de las infecciones intestinales. En 11 países de la región la diarrea<br />es una de las dos principales causas de muerte en niños de menos de un año. Asimismo<br />los déficits de agua potable facilitaron la extensión del cólera en los 90 que causó en tres<br />años 811.000 casos.<br />7<br />También se detectan en la región significativos problemas alimentarios de alta<br />incidencia en la salud. Señala un informe conjunto de la Organización Panamericana de<br />la Salud (OPS) y la CEPAL (1998) que: “Se observa en casi todos los países de la región<br />un incremento en enfermedades no transmisibles crónicas asociadas con alimentación y<br />nutrición... Las medidas de ajuste implementadas por los países han afectado la<br />disponibilidad nacional de alimentos y han tenido repercusiones negativas sobre el poder<br />de compra de los grupos más pobres, amenazando la seguridad alimentaria”.<br />Los factores anteriores causan riesgos considerables de salud para diversos<br />sectores de la población. A su vez la cobertura de salud es restringida para los sectores<br />más incididos por esos factores de riesgo. La OPS ha estimado que 130 millones de<br />latinoamericanos carecen de acceso consistente a servicios de salud.<br />5. Problemas en educación<br />Se han hecho importantes progresos en educación en la región. Ha avanzado<br />fuertemente la matriculación en las escuelas primarias. La gran mayoría de los niños<br />inicia la escuela. También han descendido las cifras de analfabetismo. Pero junto a<br />estos logros se presentan varios problemas que despiertan fuerte preocupación. El<br />primero es el de la deserción. Cerca del 50% de los niños que se matriculan en la<br />primaria no la finalizan. También las tasas de deserción en secundaria son muy<br />considerables por lo que en definitiva una reducida parte de la población tiene estudios<br />secundarios completos. El segundo problema es la repetición. El Banco Mundial (1995)<br />estima el nivel de repetición como “uno de los más altos del mundo en desarrollo”.<br />Casi la mitad de los niños repiten el primer grado, y un 30% cada uno de los grados<br />siguientes. Puryear (1997) estima que un niño latinoamericano promedio está cerca de<br />siete años en la escuela primaria, donde sólo completa cuatro grados. Pueden<br />apreciarse las dimensiones de la repetición en el siguiente gráfico:<br />8<br />GRAFICO 3<br />TIEMPO NECESARIO PARA GRADUARSE DE SEXTO GRADO<br />1988-1992<br />*Fuente: Publicaciones varias del Banco Mundial. Incluido en Claudia Piras “Una<br />herramienta para mejorar la educación: mayor poder para las escuelas”. Políticas de<br />Desarrollo. Boletín de Investigación, BID, marzo 1997.<br />En todos los países consignados el niño promedio tarda más de 6 años en cursar<br />6 grados. En Nicaragua más de 11 años, en Perú 9, en Venezuela más de 7. El peso de<br />la elevada deserción y de la repetición determina que la tasa de escolaridad promedio de<br />toda la región sea de 5,2 años. Los latinoamericanos están llegando al nuevo siglo sin<br />primaria completa.<br />Un análisis del BID (1998) sobre la situación en 15 países de la región, ha<br />establecido que de cada 100 niños matriculados en la escuela primaria en primer grado,<br />en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, sólo llegan a terminar 9 años de escolaridad, 15. En<br />Guatemala, Haití y República Dominicana la cifra es aún mucho menor, 6.<br />La desagregación de los datos indica que desde ya las cifras no son las mismas<br />para todos los sectores sociales. El siguiente gráfico da cuenta de algunas de las<br />disparidades:<br />6 7 8 9 10 11 12<br />Nicaragua<br />Guatemala<br />El Salvador<br />Honduras<br />M inas Gerais<br />Perú<br />Venezuela<br />Chile<br />Colombia<br />Uruguay<br />Panamá<br />Años<br />9<br />GRAFICO 4<br />PORCENTAJE DE NIÑOS DE 7 A 14 AÑOS REZAGADOS EN SUS ESTUDIOS<br />POR RESIDENCIA Y CUARTILES DE INGRESO EN PAÍSES SELECCIONADOS<br />1990<br />Fuente: CEPAL 1993. Incluido en CELADE, BID “Impactos de las tendencias demográficas<br />sobre los sectores sociales en América Latina”, 1996.<br />Las cifras de deserción y repetición son mucho mayores entre los estratos<br />desfavorecidos y en las zonas rurales. Así en Brasil de cada 100 niños del 25% más<br />pobre de la población, 45 desertan o repiten, mientras que en el 25% más rico la cifra<br />se reduce a 9. En el análisis del BID antes citado (1998), se determinó que en los 15<br />países analizados, los jefes de hogar del 10% más rico de la población tienen 12,1 años<br />de educación. En cambio los jefes de hogar del 30% más pobre, tienen sólo cinco años<br />de educación. Hay una brecha de 7,1 años, que es aún mayor en México, 9 años, y en<br />Brasil, Panamá, y El Salvador, 8 a 9 años.<br />Las cifras dan cuenta de profundas inequidades en las oportunidades educativas.<br />Las mismas se agudizan aún más si se toma en cuenta la calidad de la educación<br />recibida. Las escuelas públicas a las que asisten los niños de los estratos desfavorecidos<br />tienen condiciones mucho más desfavorables para la enseñanza. El deterioro que se ha<br />producido en muchos casos en cuanto a inversiones en edificios, mantenimiento, medios<br />modernos de educación, y salarios las ha colocado en una posición muy desventajosa.<br />Así, se estima que en una escuela privada los niños reciben 1200 horas de clase<br />anuales, en una pública urbana 800, y en una pública rural 400. Los sueldos promedio<br />de los maestros de las escuelas privadas tienden a ser marcadamente superiores a los<br />de la escuela pública.<br />50.4<br />27.1<br />45.1<br />31.4<br />30.3<br />19<br />13.6<br />7.1<br />9.1<br />7.9<br />9.7<br />7.2<br />83.1<br />50.3<br />59.4<br />45.4<br />56.5<br />26.3<br />58.4<br />32.2<br />32.5<br />19.8<br />33.8<br />15.7<br />0 20 40 60 80 100<br />Guatemala<br />Honduras<br />Brasil<br />Costa Rica<br />Venezuela<br />Chile<br />Rural Cuartil 4<br />Rural Cuartil 1<br />Urbano Cuartil 4<br />Urbano Cuartil 1<br />10<br />Los procesos de deserción, repetición, y las brechas en calidad, están<br />conformando sistemas de educación que pese a los esfuerzos se muestran altamente<br />inequitativos. Un destacado investigador del tema, Puryear (1997), describe con<br />precisión la situación:<br />“Los sistemas de educación primaria y secundaria de América Latina están<br />fuertemente segmentados en función del status económico de las personas,<br />quedando las más pobres relegadas al sistema público en tanto que los ricos y la<br />mayoría de la clase media asisten a colegios privados. Como resultado se tiene<br />un sistema profundamente segmentado, en el cual los pobres reciben una<br />educación que es abiertamente inferior a la que reciben los ricos. Un número<br />desproporcional de aquellos que repiten, y aquellos que desertan, es pobre.<br />Incluso cuando los pobres permanecen en el colegio tienden a aprender menos”.<br />6. Los “nuevos pobres”<br />A la denominada pobreza estructural, correspondiente a grupos de la población<br />en donde la pobreza se ha perpetuado durante generaciones, se adiciona actualmente<br />un grupo diferente, al que se ha llamado “los nuevos pobres”. Se trata de familias que<br />no eran pobres hasta hace pocos años atrás, y en donde en muchos casos los progresos<br />laboriosamente conseguidos por las generaciones anteriores se están perdiendo. Son<br />sectores de las clases medias de los países que han entrado en fuerte crisis ante<br />diversos embates. Entre ellos se hayan: pequeños comerciantes e industriales que han<br />debido cerrar sus empresas, personal despedido del sector público, profesionales cuyas<br />oportunidades e ingresos se han deteriorado fuertemente, empleados públicos que han<br />perdido parte significativa del valor real de sus ingresos, muchos de los informales que,<br />como se ha señalado, presentan una situación inestable y de bajos ingresos, jubilados<br />cuyas rentas se han reducido fuertemente en términos reales. Son sectores en fuerte<br />conflicto interno. Por un lado tienen diversos atributos propios de las clases medias:<br />cultura, educación, en algunos casos viviendas heredadas, aspiraciones propias de ese<br />sector social. Por otra parte, el nivel de sus ingresos y su inestabilidad laboral los<br />colocan por debajo del umbral de la pobreza.<br />La amplitud de estos sectores parece ser considerable. En Venezuela se estima<br />que la clase media se redujo a una proporción limitada en un período muy corto. En<br />Argentina, Minujín (1997) señala que ”los nuevos pobres que eran prácticamente<br />inexistentes en 1974, pasaron del 4,2% en 1980 al 18,4% en 1990”, y el proceso se ha<br />seguido acentuando. Realidades semejantes se observan en Brasil, México, y otros<br />países.<br />7. La erosión de la familia<br />La unidad familiar está siendo redescubierta actualmente por las ciencias<br />sociales. Junto a sus fundamentales funciones espirituales y afectivas, numerosas<br />investigaciones han puesto a foco las funciones claves que cumple en diversos aspectos<br />del desarrollo. Se sabe ahora que buena parte del rendimiento educativo de los niños<br />está fuertemente influido por las características de la familia (CEPAL, 1997). El grado de<br />organicidad de la familia, el capital educativo de los padres, la posibilidad e interés de<br />los padres en dedicar horas al seguimiento de los estudios de los niños, el nivel de<br />hacinamiento de la vivienda, muestran clara correlación con la performance educativa.<br />11<br />La organicidad de la familia y los modelos de relación entre los padres, y de ellos<br />con los hijos, inciden asimismo en aspectos claves como el desarrollo de la inteligencia<br />emocional (Goleman, 1995), el desenvolvimiento de la criticidad y la creatividad (N.<br />Kliksberg, 1999). La fortaleza de la familia incide asimismo en la salud. Kaztman<br />(1997) resume estudios sobre el Uruguay que indican que los niños extramatrimoniales<br />tienen una tasa de mortalidad infantil mucho mayor, y que los niños que no viven con<br />sus dos padres, presentan mayores daños en el desarrollo psicomotriz. Bordieau y<br />Darbel (1999) resaltan el peso de la familia en las actitudes hacia la cultura y el arte.<br />Esta unidad, eje de la historia humana, y como se advierte ahora fundamental<br />para el desarrollo, está atravesando graves problemas en la región por el embate de la<br />pobreza.<br />Los indicadores disponibles dan cuenta de diversos procesos de debilitamiento.<br />Crece el número de familias incompletas con madres pobres, solas, jefas de hogar al<br />frente. Se estima superior al 20%. Se observa una renuencia a formar familias. Ante<br />las incertidumbres económicas, Filgueira (1996) detecta en el caso del Uruguay una<br />clara correlación entre descenso del salario real y disminución del número de<br />matrimonios. Aumentan los nacimientos ilegítimos. Se incrementa el número de<br />madres adolescentes Ellas difícilmente van a conformar familias orgánicas.<br />La familia humilde aparece cada vez con más dificultades para proporcionar una<br />infancia normal a los hijos. Está aumentando significativamente el número de niños<br />menores de 14 años que trabajan. Según la OIT hay en América Latina más de 17<br />millones de niños trabajadores. Ello los va a convertir en candidatos naturales para la<br />deserción y la repetición escolar. Aumentan fuertemente los niños que viven en la calle,<br />en la más absoluta miseria, y sometidos a todo orden de riesgos. Son una expresión<br />límite de la incapacidad del núcleo familiar de contenerlos apropiadamente y del fracaso<br />de la sociedad toda en esta función básica. A todo ello se suma el ascenso de la<br />violencia doméstica en la región. Según estimaciones de Buvinic, Morrison y Schifter<br />(1999), entre el 30 y 50% de las mujeres de la región sufre de violencia psicológica en<br />sus hogares, y un 10 a un 35% de violencia física. Uno de los factores incidentes es el<br />tremendo stress socioeconómico que están experimentando numerosas familias ante el<br />avance de la pobreza.<br />8. El ascenso de la criminalidad<br />La región registra una gravísima tendencia al aumento de la criminalidad. Es<br />actualmente la zona del mundo con más homicidios del globo, después del Africa<br />Subsahariana. La tasa promedio de América Latina cercana a 28,4 homicidios cada<br />100.000 habitantes por año, más que duplica la tasa promedio mundial. La<br />Organización Panamericana de la Salud estima que la tasa de homicidios de la región<br />creció en más de un 44% durante el período 1984-94. La criminalidad se ha expandido<br />en la gran mayoría de las ciudades. En Rio de Janeiro en 1996, uno de cada tres niños<br />había sido asaltado y la mitad había visto un asalto. En el Distrito Federal de México en<br />1990 se robaban 40 automóviles por día, y en 1996, 157. Incluso en ciudades con<br />buenos niveles de seguridad en el pasado, como Buenos Aires, también la situación se<br />ha deteriorado.<br />La violencia latinoamericana aparece nítidamente como una violencia joven. Los<br />delincuentes tienden a ser de edades jóvenes. Diversos estudios están indicando<br />significativas correlaciones entre las tasas de violencia, y factores como la organicidad<br />de la familia, las tasas de desocupación juvenil, y los niveles educativos. Investigando<br />12<br />los menores internados en el Instituto Nacional de Menor, en el Uruguay, Kaztman<br />(1997) encontró que sólo uno de cada tres formaba parte de una familia normal.<br />Sugerentemente un estudio de amplio alcance sobre la criminalidad en EE.UU., identificó<br />que el 70% de los jóvenes en centros de detención juvenil del país, provenían de<br />familias con padre ausente (Dafoe Whitehead, 1993). El aumento de la violencia parece<br />asimismo tener fuertes lazos con la antes mencionada elevadísima tasa de desocupación<br />de los jóvenes en la región, que supera en muchos países el 20% y duplica los<br />promedios nacionales. Las cifras indican también vínculos con educación. En El<br />Salvador, donde el 60% de los reclusos son menores de 30 años, el 45% no ha<br />completado la escuela primaria. Si bien el tema es de gran complejidad e intervienen<br />múltiples factores, los datos indican en general la existencia, en la región, de un vasto<br />contingente de jóvenes que a través de los procesos descriptos está quedando fuera del<br />sistema educacional y del mercado de trabajo, que por ende presenta una alta<br />conflictividad, y puede ser objeto de manipulación por los grupos criminales<br />organizados.<br />9. El círculo perverso de la exclusión<br />Los problemas reseñados no se dan aisladamente. Tienen profundas<br />interrelaciones que van conformando “círculos perversos” regresivos. La pertenencia a<br />un hogar pobre aumenta las probabilidades de que el niño deba trabajar y deserte de la<br />escuela. Las bajas tasas de escolaridad van a marginarlo de la economía formal.<br />Tendrá a su vez dificultades para formar familias que puedan superar estas condiciones.<br />El destino de pobreza tenderá a reproducirse. Un aspecto clave, la probabilidad de ser<br />desocupado, variará sustancialmente según el estrato social al que se pertenezca, como<br />puede apreciarse en el gráfico siguiente:<br />13<br />GRAFICO 5<br />DISTRIBUCION DE LOS DESEMPLEADOS POR DECILES DE INGRESOS<br />(Porcentajes)<br />Argentina Brasil Colombia Chile México<br />1992 (a) 1990 (b) 1992 (c) 1992 (d) 1992 (e)<br />Total 100 100 100 100 100<br />1<br />2<br />3<br />4<br />5<br />6<br />7<br />8<br />9<br />10<br />33,6<br />19,2<br />9,8<br />14,0<br />7,8<br />5,1<br />5,2<br />0,9<br />2,1<br />2,4<br />25,6<br />13,1<br />12,2<br />13,0<br />9,6<br />6,7<br />7,1<br />5,6<br />3,4<br />3,5<br />18,6<br />15,4<br />11,9<br />11,0<br />10,6<br />11,0<br />6,2<br />7,0<br />5,4<br />2,7<br />29,0<br />15,3<br />14,4<br />9,2<br />9,7<br />5,6<br />5,8<br />3,9<br />4,9<br />2,2<br />13,8<br />17,0<br />15,2<br />10,2<br />11,3<br />7,4<br />10,8<br />2,5<br />7,5<br />4,2<br />(a) Buenos Aires, (b) San Pablo y Rio de Janeiro, (c) Bogotá, (d) Gran Santiago, (e)<br />áreas de alta densidad<br />Fuente: CEPAL, basado en tabulaciones de encuestas de hogares. Incluido en Jiménez y<br />Ruedi (1998)<br />Como se advierte en los primeros estratos del gráfico, los más pobres, las cifras<br />de desocupación multiplican más de 10 veces en casi todos los casos las que se<br />registran en el último estrato, el 10% de mayores ingresos.<br />El círculo perverso “familia pobre, educación incompleta, desocupación, pobreza”,<br />interactuará con otros círculos perversos como el de “falta de accesos a bienes básicos<br />como agua potable, instalaciones sanitarias, electricidad, mala salud, dificultades<br />laborales”, o el de “delincuencia, imposibilidad posterior de encontrar trabajo para<br />reinsertarse, probabilidad de reincurrir en delincuencia”. En el conjunto de la situación<br />se va produciendo un acentuado proceso de exclusión social. Un extenso sector de la<br />población se halla de hecho excluido del acceso a una educación adecuada, de la<br />posibilidad de trabajos estables, de participar en la cultura, de disponer de una<br />cobertura de salud. Los viejos ejes problemáticos de otros tiempos subsistentes aún en<br />la región, rural/urbano, sociedad dual, son ahora superados en envergadura por la<br />problemática de la inclusión/exclusión.<br />¿Cómo enfrentar el cuadro social descripto? ¿Por qué el fracaso de las visiones<br />tradicionales? En la siguiente sección exploraremos algunas de las líneas del nuevo<br />debate en curso respecto al desarrollo y las políticas sociales.<br />III. NUEVAS IDEAS SOBRE DESARROLLO Y POLÍTICA SOCIAL<br />El Banco Mundial presentó recientemente su Informe Mundial sobre Desarrollo<br />1999. No estamos ganando la batalla contra la pobreza, señaló el Presidente de la<br />Institución, James Wolfensohn. La pobreza sigue aumentando en el mundo. El número<br />de personas que ganan menos de un dólar diario pasó de 1200 millones en 1987, a<br />1500 millones actualmente. Se pronostica que ascenderá a 1900 millones en el 2015.<br />Ese ingreso irrisorio significa padecer, de diversas formas, de pobreza crítica. Los que<br />ganan menos de dos dólares diarios, asimismo pobres, son 3000 millones, la mitad de la<br />14<br />población del mundo. Por otra parte, las brechas de desigualdad también han<br />ascendido.<br />El Banco subrayó que muchas de las políticas aplicadas han sido erróneas, y<br />llamó a una nueva colaboración para el futuro. La necesidad de nuevas ideas sobre lo<br />social está planteada con toda fuerza como consecuencia de los fracasos, tanto a nivel<br />mundial, como latinoamericano. Las que siguen son algunas de las principales áreas de<br />búsqueda de las que comienza a emerger la propuesta de políticas de desarrollo y<br />políticas sociales renovadoras.<br />1. La política social sí importa<br />La política social ha tenido en América Latina en las últimas décadas un papel<br />menor. Ello se expresa en indicadores concretos; entre otros: limitados presupuestos,<br />debilidad organizacional marcada de los Ministerios respectivos, carencia de servicios<br />civiles profesionalizados, no participación de los Ministerios Sociales en las decisiones<br />macroeconómicas básicas. La política social aparece como una política de categoría<br />inferior, y ello tiene nítidas expresiones institucionales.<br />Ello forma parte de una concepción más amplia del desarrollo. El pensamiento<br />económico convencional tiene la visión de que la única política que importa es la<br />económica. Lo social devendrá como consecuencia de lo económico. Al generarse<br />cambios en las variables macroeconómicas ello generará crecimiento que se “derramará”<br />hacia la población pobre y la sacará de sus dificultades. Los recursos y energías deben<br />concentrarse en el campo económico. La política social, tiene en este enfoque,<br />funciones bien restringidas. Atenuar los impactos más graves del período de ajustes.<br />Para ello debería actuar focalizadamente sobre los sectores con problemas más agudos<br />para reducir los daños causados a los mismos. Es como con frecuencia se ha señalado<br />en la región “la asistencia pública que recoge los muertos y heridos que deja la política<br />económica”.<br />Esa visión ha chocado fuertemente con los hechos. El crecimiento sostenido no<br />deviene mágicamente de algunas recetas técnicas. Parece ser un proceso mucho más<br />complejo y difícil. Aún alcanzando crecimiento tampoco se derrama solo. En diversas<br />experiencias latinoamericanas se han dado tasas de crecimiento significativas y los datos<br />sociales no variaron y en algunas, como la de Chile durante la dictadura militar, según<br />las cifras empeoraron, aumentando fuertemente el porcentaje de población en pobreza.<br />Por su parte, las políticas sociales desjerarquizadas cumplieron muy limitadamente su<br />papel de “asistencia pública”. Eran muy débiles para contestar a la creciente demanda<br />por respuestas sociales y en el enfoque puramente asistencial tenían un rol muy<br />limitado.<br />Los resultados contrastaron en América Latina y otras regiones con los supuestos<br />de la visión convencional. Sus promesas de mejora de las condiciones de la población<br />en períodos razonables no se cumplieron. Ante ello ha surgido una fuerte corriente de<br />pensamiento que exige la revisión de toda la visión. El Vicepresidente y Economista Jefe<br />del Banco Mundial, Joseph Sitglitz (1998), sostiene: “yo argumentaría que la<br />experiencia latinoamericana sugiere que deberíamos reexaminar, rehacer y ampliar los<br />conocimientos acerca de la economía de desarrollo que se toman como verdad, mientras<br />planificamos la próxima serie de reformas”. Propone en varios de sus trabajos recientes<br />revisar el Consenso de Washington y avanzar hacia un nuevo consenso post<br />Washington. Su propuesta implica una reestructuración integral de la concepción de<br />15<br />cuáles son las metas del desarrollo y variaciones consiguientes sustanciales en los<br />instrumentos. La sintetiza así:<br />“El consenso de Washington abogó por el uso de un conjunto pequeño de<br />instrumentos (incluyendo la estabilidad macroeconómica, comercio liberalizado y<br />la privatización) para alcanzar una meta relativamente estrecha (el crecimiento<br />económico). El consenso post-Washington reconoce, tanto que un conjunto más<br />amplio de instrumentos es necesario, como que nuestras metas son también más<br />amplias. Buscamos incrementos en los niveles de vida, incluyendo mejoras en<br />salud y educación, no solamente incrementos en el Producto Bruto Interno que se<br />calcula. Buscamos el desarrollo sostenible, que incluye la preservación de los<br />recursos naturales y el mantenimiento de un ambiente sano. Buscamos el<br />desarrollo equitativo que garantice que todos los grupos de la sociedad, no sólo<br />el estrato alto, disfruten los beneficios del desarrollo, y buscamos el desarrollo<br />democrático, en el que los ciudadanos participen de varias formas en las tomas<br />de decisiones que afectan sus vidas”.<br />El Premio Nobel Amartya Sen (1999) sugiere que debe haber revisiones<br />profundas en la visión convencional del desarrollo, por cuanto en múltiples planos es<br />posible advertir que el sólo crecimiento, desde ya necesario y deseable, no soluciona los<br />problemas sociales. Así señala, con apoyo en una amplia base de datos y mediciones<br />econométricas, cómo variables fundamentales como la mortalidad y la morbilidad no<br />reaccionan mecánicamente ante el aumento del producto bruto per cápita, refutando<br />concepciones circulantes. Describe así la situación real: “A igualdad de otros factores,<br />una renta más alta hace al individuo o a la comunidad más capaz de eludir la mortalidad<br />prematura o la morbilidad evitable”. Pero subraya que ese es un escenario ficticio.<br />Resalta: “en general los demás factores no son iguales. Por consiguiente, los ingresos<br />constituyen un factor de influencia positiva y, sin embargo, dada la variación de otros<br />factores (servicios médicos, atención de salud pública, condiciones de la enseñanza,<br />etc.) muy a menudo la gente más rica tiene vidas mucho más breves y se ve superada<br />por gente más pobre en términos de proporciones de supervivencia (se refiere a países<br />con per cápita mayor a otros, y en cambio esperanza de vida menor)“. Concluye: “Tan<br />estúpido sería pretender que una renta elevada no es un factor que favorece la buena<br />salud y la supervivencia prolongada, como sostener que es el único factor que<br />contribuye”.<br />Las nuevas ideas apuntan a la revisión de planos claves. Los objetivos del<br />desarrollo no pueden ser unidimensionales. Se buscan metas macroeconómicas, pero al<br />mismo tiempo metas de desarrollo social, de equidad, de preservación del medio<br />ambiente, de estabilidad y profundización de la democracia. Los instrumentos no<br />pueden estar atados a una sola de las metas, deben ser válidos para avanzar<br />coordinadamente hacia todas ellas. No pueden ser compatibles con una, a costa de<br />incompatibilidades severas con las otras. Todo ello complejiza desde ya el tema del<br />desarrollo. Pero de ello se trata, los fracasos exigen complejizarlo para poder tener<br />resultados mejores.<br />En este nuevo marco la política social tiene un rol muy distinto al semi marginal<br />que le correspondía en la visión convencional. Surge la necesidad de articular<br />estrechamente las políticas económicas y sociales, para generar resultados conjuntos en<br />términos de las metas de ambos campos. Se aprecia que siendo impresincidible que<br />haya crecimiento, no habrá derrame sino hay una política social agresiva. Los vínculos<br />entre crecimiento económico y desarrollo social no son lineales. Las interrelaciones son<br />mucho más complicadas, especialmente en sociedades con altos niveles de inequidad.<br />La dimensión asistencial es sólo una de las funciones potenciales de la política social,<br />16<br />cumple roles útiles, pero se requiere una política social con mayúscula, que no sólo<br />“tape agujeros”, sino que movilice capacidades latentes. En la concepción renovada, la<br />política social sí importa.<br />2. El redescubrimiento del potencial productivo de la política social<br />La política social tiene una clara legitimidad ética. Es inadmisible moralmente<br />que amplios sectores de la población de un continente tan dotado de recursos naturales<br />como América Latina estén sumidos en graves privaciones. Pero a ello se suma<br />actualmente una “legitimidad macroeconómica. La “calidad población” de un país es a<br />fines del siglo XX un dato decisivo en las posibilidades de alcanzar progreso tecnológico,<br />competir y crecer. Los cambios fundamentales en los patrones tecnológicos de<br />producción de bienes y servicios han puesto en un lugar central a las capacidades<br />humanas disponibles en cada país. Las innovaciones tecnológicas más significativas en<br />un espectro amplio de campos, desde las comunicaciones, hasta la electrónica, tienen en<br />común que se apoyan en el conocimiento y las competencias de los seres humanos para<br />manejarlas. Por ende, las posibilidades de un país de acceder a ellas, utilizarlas<br />adecuadamente, difundirlas en su economía, están fuertemente ligadas a su “stock” de<br />calificaciones en su población. Contar con un capital humano saludable, desde ya bien<br />nutrido, y bien preparado, es un prerequisito esencial para el desarrollo y la<br />competitividad.<br />Las economías más exitosas del mundo han hecho buen uso de estas<br />constataciones. Llevan adelante una enérgica política social en las áreas de educación y<br />salud, destinada a mejorar continuamente las calidades de sus recursos humanos. Los<br />resultados son muy concretos. Exportan crecientemente “tecnología de punta” basada<br />en dichas calidades.<br />Estos procesos tienen pleno reflejo a nivel microeconómico. Las empresas de<br />avanzada se caracterizan por realizar crecientes inversiones en entrenamiento y<br />desarrollo de su personal, y el área de “desarrollo de recursos humanos” ha sido<br />rejerarquizada en sus estructuras organizacionales, hallándose en la cúpula de las<br />mismas. Han verificado en la práctica que la inversión en “capacidades del personal” es<br />una de las que tienen mayor retorno en la economía.<br />La educación “paga,” y también lo hace la asignación de recursos a salud y la<br />vigorización de las políticas respectivas. Dar agua potable e instalaciones sanitarias al<br />conjunto de la población, por ejemplo, factores decisivos para la salud pública, puede<br />prevenir costos extensísimos posteriores en infraestructura hospitalaria, y atención<br />médica.<br />Por otra parte, es posible a través de la política social desatar “círculos virtuosos”<br />optmizantes, mediante la combinación a fondo de las políticas de salud y educación.<br />Así, entre otras áreas, se considera que una de las inversiones más rentables del planeta<br />es actualmente gastar en “educación de niñas”. Los resultados macroeconómicos<br />medidos son espectaculares. Dotar a las niñas de familias pobres de más y mejor<br />educación, significa aportarles capital educativo que utilizarán luego en reducir el<br />embarazo adolescente, manejar mejor los períodos preparto y parto, y administrar<br />adecuadamente la nutrición de sus hijos. El papel multiplicador de este gasto puede ser<br />muy relevante. Así, las correlaciones entre nivel de educación y embarazo adolescente,<br />son muy robustas. Puede apreciarse ello en el cuadro siguiente:<br />17<br />CUADRO 2<br />AMERICA LATINA (12PAISES): MUJERES ENTRE 20 Y 24 AÑOS<br />CON HIJOS SOBREVIVIENTES TENIDOS ANTES DE LOS 20 AÑOS,<br />SEGUN NIVEL EDUCACIONAL ALCANZADO, 1994<br />(porcentajes)<br />Zonas Urbanas Zonas rurales<br />Nivel educacional de la<br />mujer<br />Nivel educacional de la<br />mujer<br />País<br />Total<br />Nacio<br />nal<br />Tot<br />al<br />0 a<br />5<br />año<br />s<br />6 a<br />9<br />año<br />s<br />10 a<br />12<br />año<br />s<br />13 y<br />más<br />años<br />Tot<br />al 0 a<br />5<br />años<br />6 a<br />9<br />años<br />10 a<br />12<br />años<br />13 y<br />más<br />años<br />Argent<br />ina<br />… 15 48 27 8 2 … … … … …<br />Bolivia … 24 51 34 22 8 33 … … … …<br />Brasil 22 20 33 20 7 3 30 35 21 11 2<br />Chile 20 18 36 38 18 7 28 43 36 18 7<br />Colom<br />bia 22 19 36 30 11 5 28 31 32 19 17<br />Costa<br />Rica<br />25 21 32 33 13 4 29 48 31 8 4<br />Hondu<br />ras 29 23 37 25 13 9 35 42 33 11 36<br />México 19 17 41 18 11 3 24 40 19 8 3<br />Panam<br />á 23 20 33 37 17 5 33 48 43 19 4<br />Paragu<br />ay 28 19 35 27 14 (-) 40 44 40 33 12<br />Urugu<br />ay<br />… 12 36 18 10 2 … … … … …<br />Venez<br />uela 22 19 34 28 14 5 39 54 38 17 14<br />Fuente: CEPAL, “Panorama Social de América Latina”, 1997.<br />Como puede verse, en todos los países se observa que al ascender el nivel<br />educacional de la mujer, desciende fuertemente el número de hijos que se tienen antes<br />de los 20 años. Para toda la región se estima que el porcentaje de madres<br />adolescentes, entre las jóvenes de centros urbanos con menos de seis años de<br />educación, es un 40%. Cuando el número de años de educación sube de 6 a 9, se<br />reduce al 30%. En el grupo que tiene 10 a 12 años de estudio, es menor al 15%.<br />El nivel de educación es decisivo en una cuestión que va a afectar profundamente<br />la vida personal, la constitución de familias, y la economía.<br />Asimismo, el disponer de más conocimientos va a incidir fuertemente sobre las<br />tasas de mortalidad infantil. Se ha calculado que si se diera en América Latina un año<br />más de escolaridad a las mujeres, bajaría la tasa de mortalidad infantil en un nueve por<br />mil.<br />18<br />En general, la política social puede potenciar capacidades productivas que de lo<br />contrario quedarán sin uso en la economía y, asimismo, contribuir a elevar<br />significativamente los niveles de productividad presentes.<br />En las nuevas ideas se sugiere, en definitiva, que hay un error conceptual de<br />fondo. La política social es percibida en la visión convencional como distractora de<br />recursos utilizables para la producción, puro gasto, y se habla de “gasto social”. Asignar<br />recursos a campos como educación, nutrición y salud, cuando se hallan bien<br />gerenciados, no es en realidad un “gasto”, sino una “inversión” reproductiva y<br />multiplicadora.<br />3. Un tema en revisión integral: las relaciones entre equidad y desarrollo<br />En el pensamiento económico convencional la equidad no es un tema central.<br />Aparece como una variable “neutra” en relación al crecimiento. No incide en el mismo.<br />En algunas de sus vertientes es vista como otro de los aspectos que el mismo<br />crecimiento mecánicamente iría “arreglando”. Se puede esperar, según la difundida<br />figura de la U invertida, que en las primeras etapas del esfuerzo por el crecimiento haya<br />inequidad, que después se irá corrigiendo. La investigación reciente de la realidad ha<br />echado por tierra estas presunciones. Numerosos estudios nacionales y comparados<br />han demostrado que la realidad funciona de un modo muy diferente. Benabou (1996)<br />detalla 23 investigaciones de campo realizadas, 20 de ellas, de 1992 en adelante, que<br />establecen que la inequidad es lesiva para el crecimiento e identifican diversos efectos<br />regresivos de la misma sobre el desarrollo. Entre otros aspectos, las altas<br />desigualdades reducen las posibilidades de formación de ahorro nacional; estrechan la<br />escala del mercado nacional impidiendo procesos productivos y tecnológicos que harían<br />un uso más optimizante de los recursos; tienen un impacto negativo fundamental sobre<br />los sistemas educativos al crear circuitos muy diferenciados, que a su vez conducirán<br />luego a pronunciar aún más las desigualdades a través de sus repercusiones en las<br />posibilidades de acceso al mercado de trabajo, y en las remuneraciones en el mismo.<br />Según el circuito del que se salió serán las oportunidades. La desigualdad erosiona la<br />credibilidad en las instituciones, y debilita a través de ello los niveles de gobernabilidad<br />democrática. Tiene un papel clave en el aumento de las tensiones sociales. Cornia<br />(1999) destaca que: “la desigualdad entre clases sociales, étnica, grupos religiosos … ha<br />demostrado ser una de las más importantes causas del crecimiento de conflicto civiles<br />observados desde mediados de los 80. La desigualdad horizontal puede referirse a la<br />distribución de ingresos, trabajos públicos, oportunidades educacionales, activos, y<br />rentas estatales. La reciente y extendida expansión de la desigualdad puede haber<br />llevado no sólo al estancamiento del crecimiento sino también a tensiones sociales”.<br />Las conclusiones de los estudios indican que debe formar parte central de las<br />políticas de desarrollo, la búsqueda de mejoramientos en la equidad, lo que lleva a una<br />reevaluación del rol, y funciones, de la política social.<br />El tema tiene la más absoluta vigencia en la que es considerada actualmente la<br />región más desigual del mundo: América Latina. Como puede apreciarse en los gráficos<br />siguientes (BID, 1998), la región es el área del planeta donde el 5% más rico tiene el<br />mayor porcentaje de la distribución del ingreso, y el 30% más pobre tiene el menor.<br />19<br />GRAFICO 6<br />INGRESO QUE RECIBE EL 5% MAS RICO<br />(porcentaje del ingreso total)<br />GRAFICO 7<br />INGRESO QUE RECIBE EL 30% MAS POBRE<br />(porcentaje del ingreso total)<br />Fuente Gráficos 5 y 6: BID Informe sobre progreso económico y social, 1988.<br />Las cifras de América Latina en ambos gráficos indican que tiene la mayor<br />polarización social. Es el lugar del mundo donde los más ricos reciben más, y los<br />pobres menos. La polarización es peor aún que en Africa. Cardozo (Banco Mundial<br />1999) señala que el 10% más rico recibe en América Latina el 45% del producto bruto<br />nacional, el 20% más pobre sóo obtiene el 4%.<br />La evolución de las útimas décadas ha sido en dirección a un continuo deterioro<br />en este crucial aspecto. Los elevados indicadores de desigualdad histórica del<br />Continente se han pronunciado. Según indica Stallings (Directora de Desarrollo<br />Económico de la CEPAL, 1999): “Las reformas económicas aplicadas en los últimos<br />años en el Continente latinoamericano han agravado las desigualdades entre la<br />0.12<br />0.14<br />0.16<br />0.18<br />0.2<br />0.22<br />0.24<br />0.26<br />Ingresodel 5% más rico/Ingreso<br />0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000<br />PIB per capita<br />Af rica<br />América Latina<br />Asia Meridional<br />Asia Oriental<br />Desarrollados<br />0.07<br />0.08<br />0.09<br />0.1<br />0.11<br />0.12<br />0.13<br />Ingreso del 30% más pobre/Ingreso<br />0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000<br />PIB per capita<br />Africa<br />América Latina<br />Asia Meridional<br />Asia Oriental<br />Desarrollados<br />20<br />población … Se puede afirmar sin ninguna duda que los noventa son una década<br />‘perdida’ en cuanto a las reducción de las ya alarmantes diferencias sociales existentes<br />en la región con más desigualdad del mundo”.<br />La región está pagando enormes costos por sus niveles de desigualdad. Está<br />estrechando la tasa de ahorro nacional al deteriorar severamente las pequeñas y<br />medianas empresas urbanas y rurales, fuente importante de la misma. Reduce la<br />magnitud de los mercados internos con todo orden de implicancias. Pesa<br />decisivamente sobre cada uno de los agudos problemas sociales caracterizados en la<br />sección anterior de este trabajo. Birdsall y Londoño (1997) estiman que tiene una<br />responsabilidad central en el crecimiento de la pobreza. Realizando proyecciones<br />econométricas establecen que el aumento de la desigualdad en las últimas décadas ha<br />duplicado la pobreza en América Latina respecto a la que habría si no se hubiera<br />producido el mismo.<br />Ya se ha visto las estrechas correlaciones entre desigualdad y niveles de<br />desempleo en la región. Los múltiples mecanismos a través de los cuales la<br />desigualdad sesga las oportunidades educativas (niños que trabajan, incidencia de la<br />desnutrición, calidad de la escuela, familias desarticuladas, etc.) determinan destinos<br />educativos muy diferentes que a su vez van a ser determinantes en el mercado de<br />trabajo, propiciando la ampliación de las brechas ocupacionales y salariales entre<br />calificados y no calificados. La desigualdad tiene, como ya se vio, reflejos muy fuertes<br />en el acceso diferenciado a factores básicos para la salud como agua potable,<br />infraestructura sanitaria, luz eléctrica, atención médica. Quienes son más vulnerables<br />en materia de salud por la pobreza, son a su vez los más carenciados en estos planos,<br />creándose un “circuito perverso”. La desigualdad conduce a marcadas diferencias en<br />cuanto a las oportunidades de formar una familia normal. Los altos niveles de<br />desocupación, las incertidumbres respecto a poder asegurar un ingreso estable a la<br />familia, actúan como incentivos negativos para la formación de familias. Los embates<br />de la pobreza, asimismo, crean tensiones extremas que disuelven familias existentes.<br />La creación y subsistencia de familias entre los pobres resulta mucho más difícil que<br />entre otros estratos sociales, con lo que pierden una base de desenvolvimiento<br />decisiva.<br />En la región se observan también, como se ha comprobado a nivel internacional,<br />relaciones entre crecimiento de la desigualdad, y avance de la criminalidad. Esta<br />relación opera silenciosamente a través de diversas vías.<br />En las nuevas ideas combatir la desigualdad en la región es un frente<br />fundamental. Ricardo Lagos (1999) realizó recientemente evaluaciones muy concretas<br />sobre los costos de la desigualdad, que si bien son referidas a la realidad de su país,<br />Chile, pueden tener significación para otras realidades de la región. Afirmó Lagos: “…<br />el desafío de esta hora es combatir las desigualdades … queremos terminar con la<br />desigualdad antes de que la desigualdad termine con la familia chilena. Con las<br />desigualdades sociales crece la frustración, el desaliento, el desconsuelo. Crece<br />también la delincuencia. Y se debilitan la solidaridad, el respeto, el coraje … No son<br />morales, no son decentes, las desigualdades que existen entre los chilenos ... las<br />desigualdades de ingreso, educación, seguridad, salud, acceso a la Justicia … las<br />desigualdades entre hombres y mujeres, entre jóvenes y adultos, entre regiones y<br />entre comunas … el tratamiento de las minorías étnicas … la discriminación de que son<br />objeto los discapacitados”.<br />21<br />El papel de la desigualdad como obstáculo al desarrollo es considerado de tal<br />envergadura, que en recientes declaraciones indicó el Presidente del Banco Mundial,<br />James Wolfensohn (1999): “el objetivo central de nuestro trabajo es conseguir una<br />mejor distribución de la riqueza”.<br />4. El capital social, el capital olvidado<br />Una oleada de investigaciones está explorando actualmente algunos de los<br />“tesoros escondidos” en una forma de capital excluida del pensamiento económico<br />convencional, el denominado “capital social”. Los trabajos pioneros de Robert Putnam y<br />James Coleman verificaron, a inicios de los 90, la influencia sobre el desarrollo de<br />factores “intangibles”, no visibles a los ojos, pero de presencia diaria activa en las<br />sociedades y de alto peso en su evolución. En su conocida obra “Para hacer que la<br />democracia funcione” (1994), Putnam, después de extensas indagaciones sobre la<br />evolución histórica de Italia, encuentra algunas de las principales causas del mayor<br />desarrollo de la Italia del Norte, en relación a la del Sur, en variables no consideradas<br />por los enfoques macroeconómicos convencionales. No se trata de meras<br />especulaciones, tanto Putnam como muchas investigaciones recientes, “miden” esos<br />elementos. Los avances en metodología de la investigación en ciencias sociales<br />permiten actualmente hacerlo.<br />El capital social está integrado por los siguientes elementos básicos:<br /> El clima de confianza existente entre los miembros de una sociedad. Dicho clima<br />incide profundamente en múltiples aspectos como, entre otros: el grado de<br />cohesión social, las expectativas mutuas, el nivel de pleitismo (cuanto mejor es el<br />clima de confianza menores los costos en que una sociedad incurre para crear<br />instancias arbitradoras y sancionadoras de conflictos), la capacidad de<br />concertación entre Estado y sociedad civil.<br /> El grado de asociatividad. La medida en que los miembros de una sociedad<br />forman parte de organizaciones de todo orden, y participan activamente en ellas,<br />y su capacidad para crear esfuerzos asociativos de toda índole, y desarrollar<br />sinergías.<br /> El nivel de “conciencia cívica”. Las actitudes básicas de los miembros de una<br />sociedad hacia lo colectivo, que van desde cumplir correctamente con sus<br />obligaciones impositivas, hasta seguir las reglas sobre la preservación del aseo<br />en los lugares públicos.<br />A estos componentes se han sumado otros en el activo proceso de exploración en<br />marcha sobre este amplio concepto:<br /> Los valores en los que cree y practica una sociedad.<br /> La cultura que moldea sus percepciones, tabúes, mitos, formas de razonamiento,<br />comprensión del mundo y de la realidad.<br />La investigación comparada ha arrojado evidencias muy firmes respecto a cómo<br />estos factores inciden fuertemente en el desarrollo económico, el desarrollo social, la<br />estabilidad política, y la gobernabilidad democrática.<br />Entre otros aspectos se han establecido los siguientes vínculos:<br />22<br /> Existe correlación econométrica importante entre el clima de confianza y las<br />normas de cooperación cívica por un lado, y el crecimiento económico de<br />mediano y largo plazo por el otro (Knack y Keefer, 1996).<br /> Hay fuerte correlación a nivel comparado internacional entre el clima de<br />confianza y factores como la eficiencia judicial, la ausencia de corrupción, la<br />calidad de la burocracia, y el pago de los impuestos (La Porta, López de Sillanes,<br />Shleifer y Vishny, 1997).<br /> El capital social acumulado en una familia influye en el rendimiento educativo de<br />los niños (Teachman, Paasch y Carver, 1997).<br /> La familia, unidad básica del capital social, influye según ya se ha mencionado<br />anteriormente en múltiples dimensiones, desde la absorción de inmigrantes<br />(Hagan, Mac Millan y Wheaton, 1996), hasta la criminalidad (Wilson, 1994).<br /> El grado de asociatividad, la participación, o no, en organizaciones, incide en el<br />rendimiento económico diferenciado de microempresas de pobres (Narayan y<br />Pritcher, 1997).<br />El campo está en sus inicios como área de trabajo científico. Hay numerosas<br />ambigüedades, imprecisiones y un largo camino metodológico, y epistemológico a<br />recorrer. Existen también, junto a las infinitas formas de capital social positivo, formas<br />de capital social negativo como las asociaciones delicuenciales, pero no invalidan para<br />nada las enormes posibilidades del primero. A pesar de estas restricciones, la presencia<br />de todo este campo, y las posibilidades de no discutirlo especulativamente, sino de<br />medir, introducen en los análisis sobre desarrollo económico una multiplicidad de<br />variables antes subestimadas o ignoradas, que amplían totalmente la agenda usual. A<br />través de la noción de capital social, estos factores, intuidos muchas veces como<br />incidentes, tienen ahora plena legitimación. El pensamiento económico convencional<br />muestra a la luz de ellos, con mayor intensidad, sus debilidades en términos de<br />estrechez y unidimensionalidad. La perspectiva puramente economicista no da cuenta<br />de los problemas reales del desarrollo. Explicarlos razonablemente requiere que junto a<br />los factores económicos los intentos de análisis integren dimensiones como las que<br />plantea la idea de capital social.<br />Aceptado este orden de razonamiento, que comienza a tener peso creciente en<br />los organismos internacionales en medio desde ya como todas las “ideas nuevas”<br />expuestas de fuertes debates internos la pregunta que se plantea es “¿cómo construir<br />capital social?”<br />La pregunta tiene gran relevancia en América Latina. La investigación sobre el<br />capital social en la región está en sus comienzos. Un intento pionero de la mayor solidez<br />científica y sorprendentes hallazgos fue la reciente investigación del PNUD “Desarrollo<br />Humano en Chile, 1998. Las paradojas de la modernización”, que indicó serios<br />problemas de erosión en algunos de los factores constituyentes del capital social,<br />llamando la atención sobre la necesidad de políticas para abordarlos. Pueden<br />encontrarse, asimismo, trabajos recientes sobre lecturas desde la visión de capital social<br />de las causas del éxito de algunas de las experiencias sociales más destacadas de<br />América Latina, como Villa El Salvador del Perú (Kliksberg, 1999). Comienza a aparecer<br />en la región en toda esta línea de estudios nuevos la visión de que la pobreza y la<br />inequidad, han “destruido” significativamente el capital social. Han minado el clima de<br />23<br />confianza, actúan contra el interés en asociarse y participar, han destruido bases de la<br />conciencia cívica, puesto en crisis, como se vió, a la familia en amplios sectores, y<br />creado climas anómicos y nihilistas en cuanto a valores. Piénsese, por ejemplo, lo que<br />implican las vastas migraciones forzadas por razones económicas o de inseguridad, que<br />se han dado en diversos países de la región en términos de destrucción del capital social<br />acumulado por las familias, y las personas, durante muchísimos años, en aspectos<br />básicos como lazos de pertenencia, asociaciones, identidad, acervo cultural.<br />Reconstruir capital social implicará procesos muy amplios de trabajo en múltiples<br />esferas. Entre ellas, la política social tiene un gran rol a jugar tanto indirecto a través<br />del enfrentamiento de la pobreza y la desigualdad, como directo, promoviendo en sus<br />iniciativas y programas, como un objetivo deliberado y sistemático, el desarrollo de las<br />ingentes potencialidades que en término de capital social tienen las sociedades<br />latinoamericanas.<br />5. Desarrollo distorsionado versus desarrollo integrado<br />Todos los frentes de “nuevas ideas” anteriores y otros añadibles a ellos, están en<br />pleno debate en los países, en la academia y en diversos organismos internacionales a<br />cuyo interior hay importantes discusiones y revisiones. Todo ello está confluyendo en<br />los inicios de la reformulación del proyecto global de desarrollo. Stiglitz (Octubre, 1998)<br />resume así algunos de los aprendizajes realizados de los errores cometidos:<br />“Hemos aprendido en el último medio siglo que el desarrollo es posible, pero<br />también que no es inevitable. Hemos aprendido que el desarrollo no es sólo un<br />tema de ajustes técnicos, sino una transformación de la sociedad. Me he referido<br />a las desilusiones con el consenso de Washington, que ha previsto un conjunto de<br />prescripciones que han fallado en avanzar esas transformaciones para el<br />desarrollo. El consenso ha sido demasiado estrecho, tanto en sus objetivos,<br />como en sus instrumentos”.<br />El Informe sobre el Desarrollo Mundial 1999, del Banco Mundial, señala en esa<br />dirección que los marcos de trabajo para el desarrollo en los últimos 50 años tendieron a<br />concentrarse demasiado en una sola clave para el desarrollo. Cuando una clave fallaba,<br />dice, todo el tiempo y en todos los lugares se apartaba y se buscaba otras. Menciona<br />entre otros errores de “que tampoco funcionó la práctica de reducir impuestos a los ricos<br />con la esperanza de que beneficiarán a los pobres”.<br />El sistema de las Naciones Unidas ha hecho cuestionamientos de fondo a las<br />metas propuestas por el proyecto de desarrollo convencional a través de su paradigma<br />de Desarrollo Humano. La propuesta de la ONU plantea que es erróneo medir si<br />estamos progresando en desarrollo a través de indicadores tan restringidos y ambiguos<br />como el producto bruto per cápita. Se requiere una medición mucho más integral. La<br />meta final del desarrollo, alega, no es esa; ese es un medio, hay que focalizarse en ver<br />si se avanza realmente las metas finales que tienen que ver con que la gente viva más<br />años, con mejor calidad de vida, tenga libertades, acceso a la educación, acceso a la<br />cultura, y otras áreas.<br />Está emergiendo la idea de que muchos esfuerzos se han enfocado en lograr un<br />desarrollo que en la práctica se convirtió en un “desarrollo distorsionado”. Sólo algunos<br />sectores de la sociedad se beneficiaron de él, aumentaron las brechas internas, vastos<br />sectores quedaron excluidos, y el perfil mismo de sociedad se resintió en aspectos<br />básicos. Se propone encaminarse en cambio hacia un “desarrollo integrado”. En esta<br />24<br />concepción se trata de avanzar armónica e integradamente en los campos del desarrollo<br />económico y el social. La idea básica es que es imprescindible que una sociedad crezca<br />económicamente, tenga condiciones de estabilidad, progreso tecnológico,<br />competitividad, pero ello no excluye, sino por el contrario, requiere de un desarrollo<br />social a fondo y políticas sociales agresivas. La visión de alcanzar logros económicos<br />que luego se derramarán es considerada irreal, y sustituida por la idea de que el<br />desarrollo social no puede postergarse, por el sufrimiento que se está causando, pero<br />además por la concepción de que sin ese desarrollo, no hay las bases para un<br />crecimiento económico sostenido. Así la movilización del capital humano y el capital<br />social de un país son claves para un desarrollo económico sostenido de largo plazo. Los<br />dos planos deben cohesionarse, y junto a ellos se debe procurar el desarrollo<br />sustentable en términos del medio ambiente, y la profundización democrática. La<br />equidad aparece como una de las bases estratégicas de toda la concepción. Como lo<br />señaló la Cumbre Social Mundial de Copenhague (1994), se trata de lograr un<br />“crecimiento compartido”.<br />¿Es ello viable? Es posible ver que esa es la dirección en por la que han<br />avanzado algunas de las sociedades más exitosas en el largo plazo, en lo económico y<br />en lo social al mismo tiempo, del mundo, y que esa es una causal central de sus logros.<br />Es el caso, entre otros, de países líderes en las estadísticas de progresos económicos,<br />tecnológicos y sociales como Noruega, Suecia, Canadá, Dinamarca, Holanda, Bélgica,<br />Israel, y otros.<br />En la nueva visión que está emergiendo se busca un enfoque holístico del<br />desarrollo. Señala Wolfensohn (1999): “No podemos adoptar un sistema en que la<br />macroeconomía y las finanzas sean consideradas aisladamente de los aspectos<br />estructurales, humanos y sociales, y viceversa”.<br />Las interrelaciones entre variables de muy diferente cuño en el proceso de<br />desarrollo no son una especulación. Son la realidad pura. Así opera efectivamente el<br />proceso. Si se pierden esas interrelaciones y se cae en reduccionismos esa realidad se<br />escapa, y las políticas resultantes pueden ser altamente inefectivas. Entre otros campos<br />investigaciones recientes han logrado reconstruir un juego de interrelaciones muy<br />especial. Kawachi, Kennedy y Lochner (1997), investigadores de la escuela de salud<br />pública de Harvard, verificaron la existencia de fuertes vínculos entre inequidad, clima<br />de confianza, y esperanza de vida. Según sus observaciones estadísticas, en EE.UU. la<br />“salud” en las relaciones interpersonales, la existencia de relaciones sociales frecuentes<br />y genuinas, la protección intergeneracional, todos elementos del clima de confianza en<br />una sociedad, inciden en los años que la gente vive. A su vez, el clima de confianza y la<br />esperanza de vida muestran correlaciones robustas con el nivel de inequidad. Cuanto<br />mayor el mismo, se erosiona el clima de confianza, se rompe la cohesión social, se<br />generan tensiones considerables, y la expectativa de vida es menor a la posible. Según<br />sus simulaciones econométricas un aumento de un punto en la inequidad trae dos o tres<br />puntos de desmejora en la esperanza de vida respecto a la que hubiera tenido esa<br />sociedad dadas sus otras características. En los siguientes gráficos los investigadores<br />reconstruyen los datos respectivos para cada uno de los Estados de los Estados Unidos.<br />Puede observarse en el primero (Gráfico 8), cómo al desconfiar más las personas unas<br />de otras (indicador de clima de confianza), la esperanza de vida disminuye, y en el<br />segundo (Gráfico 9), cómo un peor índice de “Robin Hood” (de inequidad), actúa contra<br />el clima de confianza.<br />25<br />GRÁFICO 8<br />RELACIONES ENTRE CLIMA DE CONFIANZA Y<br />ESPERANZA DE VIDA (39 Estados de EE.UU.)<br />GRAFICO 9<br />INCIDENCIA DEL NIVEL DE INEQUIDAD SOBRE EL CLIMA<br />DE CONFIANZA (39 Estados de EE.UU.)<br />Fuente: Kawachi, I., B. Kennedy and K. Lochner (1997). “Long live community. Social<br />capital as public health.” The American Prospect (November-December).<br />En la visión que lleva normalmente al desarrollo distorsionado, interrelaciones de<br />este tipo entre variables de equidad, de cohesión social, culturales, y las cifras vitales<br />han sido desconocidas. Lo mismo ha sucedido con muchos otros patrones de<br />26<br />interrelación. Ello puede llevar a resultados que despiertan profundos interrogantes,<br />como los que formula Birdsall (1998) respecto a América Latina, poniendo a foco las<br />consecuencias en términos de inequidad de diversos ‘círculos perversos’: “es posible<br />que las tasas de crecimiento en América Latina no puedan ser más del 3 ó el 4% a<br />distancia de las necesarias, en tanto no se cuente con la participación y el aporte de la<br />mitad de la población que está comprendida en los porcentajes más bajos de ingresos”.<br />6. La revalorización de las políticas públicas y del rol del Estado<br />La discusión sobre el rol del Estado parecía casi terminada hasta hace pocos<br />años. Bajo una andanada de cuestionamientos sobre sus funciones y capacidades surgía<br />con fuerza la idea eje de minimizar su presencia, y cundían los esfuerzos de<br />desmantelamiento. Ahora está replanteada. No hacia atrás sino hacia adelante. En las<br />nuevas ideas no se defiende volver al Estado de décadas atrás, que activaba en las más<br />diversas áreas, y a la ilusión de que el Estado solo podría resolver todos los problemas.<br />Ello se descarta. Pero se plantea, como lo hace el Banco Mundial (1997) en su informe<br />especial sobre el rol del Estado, que el extremo opuesto ha demostrado asimismo ser<br />errado e ineficiente. El desarrollo, dice el informe, requiere un Estado efectivo y resalta<br />que “sin un buen gobierno no hay desarrollo económico ni social”. Los dos extremos: el<br />Estado omnipotente, y el Estado ausente, están dejando paso a otra manera de ver el<br />problema. La misma forma parte del núcleo central de ideas del enfoque de desarrollo<br />integrado recién expuesto. Si se desea alcanzar simultánea y coordinadamente<br />desarrollo económico, social, sustentable, y político, se necesita imprescindiblemente de<br />políticas públicas activas, y gerenciadas con alta eficiencia.<br />Hay una amplia serie de roles no tradicionales que se esperan del Estado. Tienen<br />que ver con campos como el mejoramiento de la equidad, el asegurar salud pública y<br />educación para todos, la regulación, la integración económica regional, el impulso al<br />progreso tecnológico y la competitividad, un sistema de justicias que sea garantía para<br />todos, y otros. El perfil que se visualiza no es el del Estado del pasado. Se proyecta la<br />imagen de un Estado con un servicio civil profesional, bien gerenciado, transparente,<br />descentralizado, monitoreado por la comunidad, y articulado estrechamente con la<br />sociedad civil en su tarea.<br />Al centro de su actividad deben hallarse en América Latina las políticas públicas<br />sociales. Los graves déficits en aspectos elementales que van desde la provisión de<br />agua potable, las altas tasas de deserción escolar, hasta la falta de cobertura en salud<br />para vastos sectores, requieren de políticas sociales agresivas manejadas con gerencia<br />social de alta calidad. La actividad pública es imprescindible en áreas como<br />Centroamérica donde, según describe Naciones Unidas (Brito, 1999): “cerca de 17<br />millones de personas (sobre 34 millones) viven en extrema pobreza, en asentamientos<br />humanos precarios en condiciones de alta vulnerabilidad a los efectos de los desastres<br />naturales, sin agua y energía eléctrica y sin nada”. Y hasta en uno de los países con<br />mayor desarrollo económico del Continente, Chile, advierte Lagos (1999): “Los chilenos<br />sabemos que cuando se debilita el Estado termina por imperar la ley del más fuerte.<br />Sólo quedan en pie aquellos que poseen medios propios para defenderse y comprar su<br />salud, comprar la educación de sus hijos, la vivienda, la previsión y hasta la seguridad<br />para su familia. Los demás quedan condenados a salvarse como puedan con sus propios<br />recursos".<br />Las nuevas ideas están sobre el escenario. Surgen del fracaso del pensamiento<br />convencional en cumplir sus promesas, y de las difíciles realidades que viven amplios<br />sectores de la población en aspectos esenciales. Se hallan en activo debate en<br />27<br />numerosos foros. Hablan, como se ha visto, de un proyecto de desarrollo integrado, de<br />políticas sociales agresivas como uno de sus ejes, de los aportes al desarrollo económico<br />que puede dar la política social, de mejorar la equidad, movilizar el capital social, y de<br />un nuevo perfil de Estado con funciones renovadas.y aliado con la sociedad civil. A ello<br />pueden agregarse otras direcciones innovadores en diversos planos. A su centro se<br />halla la preocupación por el riesgo social que sufre la región, por sus agudos problemas<br />de inequidad y pobreza. Están empezando a influir en el diseño de políticas en los<br />países, y en organismos internacionales. Sin embargo, corresponde plantearse varios<br />interrogantes. ¿Cómo desarrollar las capacidades institucionales y gerenciales que<br />permitan que esas políticas de nuevo cuño puedan implementarse con efectividad?<br />¿Hacia qué direcciones debe trabajarse en el plano del rediseño institucional y la<br />gerencia? ¿Qué puede aprenderse al respecto de los errores cometidos y de la<br />experiencia comparada? A continuación examinaremos dichos temas.<br />IV. EN BUSCA DE LA INSTITUCIÓNALIDAD SOCIAL NECESARIA<br />• ¿Cómo reformar las áreas sociales?<br />• ¿Cuáles pueden ser las vías apropiadas?<br />• ¿Por qué fracasaron muchas reformas?<br />• ¿Cuáles son las causas del éxito de programas sociales latinoamericanos<br />considerados referencia a nivel internacional, como Villa El Salvador en el Perú,<br />EDUCO en El Salvador, las Ferias de Consumo Familiar en Venezuela, y muchos<br />otros?<br />Interrogantes como estos no pueden ser contestados con “recetas”. Se requiere<br />una búsqueda “heurística” que se interne en la complejidad de los problemas<br />institucionales y gerenciales subyacentes. Por otra parte, cada realidad nacional tiene<br />su propia historia y características en este plano que debe ser respetada. Como bien<br />señala Hood (1998) refiriéndose a la reforma de la administración pública en general,<br />previniendo sobre las ‘soluciones generalizables’: “los factores históricos y culturales<br />determinan el rango de reformas disponibles para cada gobierno”.<br />Intentaremos, dentro de estas coordenadas, el respeto a la complejidad del<br />tema, y sus particularidades a nivel nacional, delinear algunas proposiciones de trabajo<br />que podrían ser útiles en el camino de búsqueda que debería recorrerse en cada<br />realidad. Surgen de la observación y el estudio de los problemas de gestión que se<br />presentan continuamente en la ejecución de las políticas sociales en América Latina, y<br />también del análisis de errores típicos que se cometen en los intentos de reforma de<br />dichas áreas.<br />1. Cuidado con marginar la importancia de la gerencia y también de<br />considerar la gerencia como la ‘panacea’<br />Ha habido una fuerte tendencia en la región por actores claves en el diseño de<br />políticas públicas como los políticos, y numerosos planificadores y economistas a<br />subestimar el problema gerencial. Todo el esfuerzo se concentraba en el diseño de la<br />política, y se prestaba limitada atención a lo que se llamaba “la implementación”. La<br />sola palabra empleada “implementar” transmitía la idea de que era una especie de<br />proceso mecánico que seguiría al diseño. El reino de la supuesta implementación es<br />muy diferente en la realidad del supuesto. Llevar adelante políticas requiere hacerlo a<br />28<br />través de organizaciones existentes, o a crear. En las organizaciones hay un complejo<br />mundo donde conviven tecnologías, normativas, actitudes culturales, intereses en<br />conflicto, luchas por el poder, etc., que determinan comportamientos organizacionales<br />que con toda frecuencia se apartan del “manual”. Gran parte de los avances en<br />gerencia avanzada parten de la constatación de estas realidades, y procuran actuar a<br />partir de ellas. La “política” no termina en la etapa de diseño, continúa en la vida<br />organizacional bajo otras expresiones. Esto sucede en el campo social como en otros<br />campos, y determina que en definitiva la política que resulta después del proceso de<br />gerencia, puede ser bastante diferente de la política que se ordenó llevar a cabo. Hay,<br />en otros términos, una política “postgerencia” que es la única real (Sulbrandt, 1997).<br />Marginar la “viabilidad institucional” y, más allá de ello, la complicada dinámica de los<br />procesos de gestión, puede desbaratar las políticas mejor intencionadas, como ha<br />sucedido con frecuencia en la región.<br />El otro extremo es asimismo riesgos, y está de moda. Se declara que el<br />problema social de la región es básicamente un problema de gerencia. Que instituyendo<br />una gerencia moderna en las áreas sociales se solucionará. Se convierte a la buena<br />gerencia en la “panacea” que solucionará los agudos problemas sociales. La realidad no<br />corrobora el discurso al respecto. La buena gerencia es imprescindible, sin ella las<br />soluciones mejor pensadas no se materializarán, pero escapa a su alcance resolver<br />problemas que surgen de razones estructurales. Las causas centrales de la pobreza y la<br />inequidad tienen que ver con procesos de fondo que sólo pueden ser corregidos con<br />políticas adecuadas. La gerencia no puede variar en el proyecto mismo de desarrollo.<br />Entre esos dos extremos, su marginación o su idealización, se halla el rol real que<br />puede cumplir la gerencia que es fundamental para la reforma social. Las<br />modificaciones en el proyecto de desarrollo y las políticas renovadoras podrán<br />transformarse en realidades sólo si se cuenta con una institucionalidad social y una<br />gerencia de la mejor calidad posible.<br />2. Gerenciar en el campo social no es lo mismo que hacerlo en otras áreas<br />de la economía<br />La gerencia no es un fin en sí mismo. Es un medio para obtener determinados<br />objetivos. La “misión” organizacional condiciona el tipo de gerencia necesario. Los<br />objetivos que se busca obtener en el campo social, al llevar adelante políticas y<br />programas sociales, tienen características singulares. Entre ellas, son objetivos que<br />normalmente no son alcanzables a corto plazo. Reducir la deserción en la escuela<br />primaria, bajar el número de madres adolescentes, reducir la criminalidad joven, son por<br />naturaleza objetivos que sólo pueden cumplirse en el mediano o largo plazo. Ello<br />significa, entre otros aspectos, que habrá que sostener acciones continuadas durante<br />períodos extensos de tiempo, y prever cómo mantener el apoyo hacia las mismas a<br />pesar de que sus resultados no sean visibles rápidamente. Por otra parte, los objetivos<br />son en diversos casos de neto corte cualitativo. Por ejemplo, mejorar la autoestima de<br />una comunidad pobre, desarrollar elementos de capital social, como el clima de<br />confianza o la conciencia cívica, fortalecer las relaciones familiares. Son múltiples los<br />factores a movilizar para obtener objetivos de este orden. No dependerán nunca de un<br />programa único, o una institución determinada. Asimismo, no serán medibles a través<br />de las mismas metodologías aplicadas a objetivos cuantitativos. Requieren abordajes<br />diferentes.<br />A estas y otras singularidades se agrega que en el campo social cualquier<br />programa, distribución de vaso de leche, agua potable para zonas rurales, saneamiento<br />29<br />urbano en barrios, descenso de la repetición escolar, tiene que cumplir junto a sus<br />metas específicas ciertos meta-objetivos. Actualmente se aspira a que todos los<br />programas sean eficientes, es decir hagan un uso optimizante de los recursos asignados.<br />Al mismo tiempo contribuyan efectivamente a mejorar la equidad. Si el modelo<br />gerencial no es el adecuado para llegar a poblaciones carenciadas, puede darse, y ha<br />sucedido en la región en diversas oportunidades, que el programa sea cooptado por<br />sectores con mayor educación y poder, como estratos medios de la población,<br />desvirtuándose sus metas y no cumpliéndose los propósitos de mejorar la equidad. Los<br />programas deben desarrollar, asimismo, bases para su autosustentación. Evaluaciones<br />internas del Banco Mundial (Blustein, 1996) han indicado que cerca de un 50% de sus<br />proyectos no pasaban el test respectivo. Después de completarse el proyecto en cinco o<br />seis años, los beneficios para los países recipientes no continuaban. Los programas<br />deben desarrollar fuerzas en la dirección de la autosustentación. Ello lleva directamente<br />a un cuarto objetivo: se desea que los programas sociales sean participativos. Que la<br />comunidad asistida tenga un rol activo en ellos. La experiencia comparada ha<br />demostrado terminantemente que esa es una vía central para construir<br />autososteniblidad. A ello se suma que la participación tiene múltiples beneficios para el<br />desarrollo del capital social, y el crecimiento de las personas, y ventajas gerenciales muy<br />concretas.<br />Las políticas y programas sociales tienen, por lo visto, metas con contenidos<br />propios de ellas. No se puede trasplantar para cumplir metas de este tipo, modelos<br />gerenciales que pueden ser altamente eficientes para otras metas pero no están<br />adecuados a estas. Entre fracasos frecuentes en el campo social se hallan los casos en<br />donde se trató de copiar recetas del “business administration”, calcando modelos de la<br />empresa privada, que están diseñados para metas muy distintas: maximización de<br />utilidades, rotación del capital, captación de clientes, etc. También se hallan los intentos<br />de replicar modelos de la administración pública tradicional, que pueden ser apropiados<br />en procesos rutinarios pero no son válidos para las características muy diferentes de la<br />acción en el campo social.<br />Surge la necesidad de una “gerencia social” que debe tomar todos aquellos<br />aspectos de otras gerencias que le puedan ser útiles, pero debe tener un perfil propio<br />correlativo a sus metas particulares.<br />El planteo de respetar las singularidades no se hace sólo en el campo de la<br />gestión social. Goodard y Riback (1999), después de analizar gobernadores y alcaldes<br />exitosos en EE.UU., afirman que “los que prestan el mejor servicio a sus ciudadanos<br />estos días, son aquellos que reconocen las claras diferencias entre el propósito del<br />gobierno y el propósito de los negocios”. Krugman (1996) examina los requerimientos<br />para diseñar política económica y para manejar empresas privadas, y concluye que son<br />muy diferentes. Señala que “un país no es una corporación de negocios”. Advierte<br />contra los errores cometidos al tratar de extrapolar de la gestión privada al manejo de la<br />economía.<br />3. Se debe montar una institucionalidad social fuerte, jerarquizada y<br />profesionalizada<br />La envergadura de los problemas sociales de la región requiere respuestas<br />acordes para que no sigan produciéndose los moralmente inadmisibles padecimientos y<br />víctimas que están causando y los graves daños que se están produciendo al desarrollo<br />y la democracia. Dichas respuestas deben darse en cambios en las políticas pero<br />también tener registro en los instrumentos institucionales. Ello no se observa en la<br />30<br />mayor parte de los países. La realidad está caracterizada, entre otros aspectos, por:<br />asignaciones de recursos a áreas como salud, educación, vivienda, familia, que si bien<br />han mejorado en algunos países, siguen siendo inferiores a las medias internacionales, y<br />en otros son muy escasas; fuerte tendencia - ante problemas financieros - a recortar en<br />primer lugar esos recursos; Ministerios sociales sin acceso a los foros de decisión<br />macroeconómica cuyas resoluciones van a tener enormes consecuencias sociales;<br />inexistencia de un servicio civil profesionalizado; falta de atención a la preparación de<br />una gerencia de alto nivel especializada y estable.<br />O’Donell (1999) alerta sobre la magnitud de los daños institucionales causados al<br />sector social en años recientes:<br />“… los sueldos, las condiciones de trabajo, y las perspectivas profesionales de los<br />funcionarios del área social que están en contacto directo con los pobres y les<br />ofrecen servicios (trabajadores de la sanidad, maestras, asistentes sociales), se<br />deterioraron tremendamente. Algo semejante cabe decir de los funcionarios de<br />la burocracia central que trabajan en la política social tanto en el plano nacional<br />como, especialmente, el local. Es sabido que estas esferas del Estado han sido a<br />menudo bastiones de clientelismo e ineficiencia, pero la blitzkrieg desatada<br />contra ellas con el propósito de reducir el déficit fiscal, o por mero antiestatismo,<br />no hizo nada por mejorar su situación. Por el contrario, en varios países esa<br />ofensiva prácticamente amputó el brazo del Estado más necesario para llevar a<br />cabo políticas sociales razonablemente eficaces”.<br />Es urgente superar las condiciones que pone a foco con precisión O’Donell. Es<br />necesario levantar en la región una institucionalidad social adecuada al papel prioritario<br />que según reclama la población deben tener los problemas correspondientes. La<br />inversión en la materia debe ser consona con la magnitud y profundidad de los<br />problemas vistos. En los recortes deben considerarse los efectos devastadores que<br />suelen producir los que se efectúan en este campo, no perder de vista su carácter de<br />necesidad prioritaria, y buscar cómo generar recursos por otras vías, como el mejor<br />control de la evasión fiscal. Debe establecerse un servicio civil profesional en las<br />instituciones sociales, con adecuadas remuneraciones, posibilidades de desarrollo,<br />entrenamiento continuo, y a su tope una gerencia especializada y estable. Debe<br />jerarquizarse el papel de las entidades ministeriales y agencias respectivas, y tomar<br />muy en cuenta sus puntos de vista en el diseño de las políticas económicas.<br />4. Optimizar resultados en el campo social requiere necesariamente<br />abordajes intersectoriales<br />La coordinación es deseable con frecuencia en gerencia, pero en gerencia social<br />es imprescindible. Los programas sociales procuran metas que por la configuración del<br />problema mismo no son alcanzables por un solo actor organizacional. Aumentar el<br />número de niños que terminan la escuela primaria en un municipio, por ejemplo, no<br />significa sólo trabajar en el ámbito de la escuela. Ella es clave, pero las causas de la<br />deserción la exceden. Será necesario utilizar un enfoque que opere sobre la unidad<br />familiar, creando incentivos para que la misma se empeñe en que el niño continúe en la<br />escuela, se deben mejorar las condiciones nutricionales, en muchos casos causantes de<br />la deserción, facilitar el transporte del niño a la escuela, sensibilizar a los padres sobre<br />las ventajas que implicará completar los estudios y otros factores. Se necesitará el<br />trabajo mancomunado de instituciones de diverso tipo que pueden operar sobre esas<br />variables, de salud en lo relativo a la nutrición, de apoyo a la familia, de vivienda, de<br />transporte. Por ello, programas como el de Brasilia que ha combinado estímulos a la<br />31<br />familia, con la acción de la escuela, y otros elementos, ha logrado resultados<br />significativos en plazos reducidos. Lo mismo sucede con la mayoría de los programas<br />sociales. Para mejorar la salud preventiva, por ejemplo, es indispensable que haya un<br />trabajo muy bien articulado entre las áreas de salud y educación. Programas como el<br />desenvuelto en años recientes en Costa Rica, entre ambos Ministerios, preparando a los<br />maestros para desarrollar unidades formativas en salud preventiva en el aula, pueden<br />arrojar resultados muy efectivos en las cifras de salud pública.<br />Las causas de la pobreza son múltiples e interrelacionadas. Combatirlas<br />efectivamente requiere abordajes consiguientemente intersectoriales. La acción<br />combinada multiplica la posibilidad de logros de cada uno de los actores<br />organizacionales. La coordinación en gerencia social es obligada si se desea eficiencia,<br />porque hay una dependencia estructural entre los actores. Los mejores programas<br />serán en muchos casos programas imaginativos en cuanto a potenciar estas<br />interdependencias, y transformarlas en externalidades comunes.<br />En América Latina ha predominado en el campo social un enfoque casi opuesto,<br />con fuerte énfasis sectorial. Cada área social ha hecho casi un punto de “honor<br />organizacional” de su autonomía, y salud, educación, familia, juventud, trabajo, se<br />plantean como “feudos” separados, y tratan de que los “extraños” no intervengan en sus<br />operaciones. Ello conduce necesariamente a resultados limitados, y a serias<br />ineficiencias.<br />3. 5. Hay que aprender gerencia interorganizacional<br />Una de las habilidades que debe desarrollar una nueva institucionalidad social en<br />la región es la de la gerencia interorganizacional. Los programas deberán ser, como se<br />mencionó, programas donde participen varios Ministerios, diversas agencias públicas,<br />Gobernaciones, Municipios, y la sociedad civil a través de diversas expresiones.<br />Gerenciar la operación conjunta de distintas organizaciones no es lo mismo que llevar<br />adelante una organización específica. Se requieren importantes capacidades para<br />sensibilizar permanentemente sobre las ventajas del trabajo conjunto, desenvolver<br />procesos de negociación para zanjar las diferencias, capitalizar las fortalezas y limitar las<br />debilidades de cada organización, comprender las diferentes culturas organizacionales,<br />construir puentes entre ellas, desarrollar un lenguaje común, aprovechar las<br />oportunidades que pueden surgir para la acción combinada.<br />6. Es necesario superar las falsas oposiciones entre gobierno por un lago, y<br />ONG y sociedad civil por el otro<br />El problema social latinoamericano no puede ser delegado exclusivamente en el<br />Estado. Todos los sectores de la sociedad deberían asumir responsabilidades y<br />participar en su enfrentamiento. Deben armarse extensas redes de colaboración<br />permanente que engloben a todos los actores sociales posibles, orientadas a atacar<br />problemas concretos de envergadura.<br />En la actualidad la situación es muy diferente. Hay grupos de la sociedad civil<br />que no reconocen tener responsabilidades al respecto. Permanecen indiferentes. Hay<br />con frecuencia desconfianza y conflictos entre la acción estatal y la de las ONG. Hay<br />amplios sectores que tendrían alta disposición al trabajo voluntario que no encuentran<br />caminos apropiados para canalizar sus aportes.<br />32<br />Existen importantes oportunidades organizacionales en superar estas situaciones.<br />Estado y ONG deben aliarse estrechamente aprovechando los puntos fuertes de cada<br />uno y minimizando sus limitaciones. Las ONG tienen un importante potencial en<br />términos de factores como flexibilidad, agilidad, compromiso, cercanía a la comunidad.<br />Pero deben estar conscientes de que solas no producirán cambios de fondo, se necesita<br />para ello el concurso de las políticas públicas. La realización de alianzas estratégicas<br />entre ambos y la incorporación a las mismas de iglesias, comunidades vecinales,<br />asociaciones de interés público, Universidades, sectores empresariales dispuestos a la<br />solidaridad, sindicatos obreros, y otros grupos, puede ampliar considerablemente los<br />recursos reales humanos y materiales para la acción social e incrementar su efectividad.<br />Por ejemplo, véase el papel cumplido por uno de los actores potenciales de esas<br />alianzas, el voluntariado, en diversos países. En España en años cercanos un gran<br />movimiento de opinión gestado por los jóvenes exigió y logró compromisos formales en<br />cuanto a aumentar sustancialmente los recursos del país para solidaridad internacional.<br />En Israel, el país del mundo con mayor porcentaje relativo de trabajadores voluntarios,<br />ellos producen en servicios principalmente sociales, el 8% del producto bruto nacional.<br />7. Una clave para la eficiencia; descentralización más participación<br />La descentralización de los programas sociales aparece como una posibilidad muy<br />concreta de acercarlos a la comunidad, tener contacto directo con sus necesidades,<br />obligar a mayor transparencia, posibilitar el control ciudadano, desburocratizar, generar<br />mayor agilidad, poder realizar un monitoreo sobre la marcha de su ejecución y otras<br />ventajas organizacionales. Sin embargo, en la experiencia internacional y en la práctica<br />de la región también ha demostrado tener riesgos. Uno de los principales es que si los<br />niveles de polarización social y de asimetría en el poder son muy amplios en las<br />gobernaciones y municipios, hacia los que se descentraliza, los grupos poderosos<br />puedan cooptar en su favor los procesos descentralizados, “capturando” los programas.<br />Otro es que el proceso sea ambiguo en algunas de sus dimensiones. Se transfieran<br />recursos limitados en relación a las responsabilidades asignadas, no se delimitan con<br />precisión los roles que le quedan al poder central, las delegaciones son fácilmente<br />reversibles. También puede darse la situación de que las organizaciones regionales y<br />locales hacia las que se descentraliza no tengan suficiente capacidad institucional para<br />gerenciar los programas puestos a su cargo. En todos esos casos, la situación post<br />descentralizaciónn puede incluso llegar a ser peor que la previa, por cuanto los servicios<br />que antes prestaba con ineficiencias el poder central, pero con cierta seguridad, ahora<br />pueden quedar en el “aire”.<br />Todo ello no invalida el enorme potencial de la descentralización como arma de<br />gestión social. Obliga a tomar provisiones que puedan contrarrestar estos riesgos. Se<br />impondrá, entre otros aspectos, diseñar con claridad los términos de la descentralización<br />y tratar de que sean efectivamente viables para los niveles regionales y locales, y<br />desarrollar la capacidad institucional de los mismos. La “combinación ganadora” parece<br />surgir, según la experiencia, cuando se suman la descentralización y la participación<br />genuina de la comunidad. Los procesos de descentralización son uno de los campos en<br />donde la participación considerada actualmente una de las vías maestras para obtener<br />mejor eficiencia en todo tipo de organizaciones públicas y privadas, tiene mayores<br />positividades.1 Si la comunidad organizada cogestiona los programas sociales<br />descentralizados, se ajustarán estrictamente a las demandas reales, habrá un “feed<br />back” continuo sobre sus efectos que permitirá corregirlos sobre la marcha, habrá una<br />presión por transparencia y pulcritud en el uso de recursos que erradicará la corrupción,<br />y limitará las prácticas clientelares, recibirán aportes permanentes de ideas para su<br />mejora, y habrá un contrapeso efectivo a la posibilidad de cooptación por “elites’ locales.<br />33<br />Así como la descentralización requiere de la participación, crea asimismo<br />oportunidades importantes para esta última, y los “círculos virtuosos” que puede<br />desencadenar una participación genuina son formidables. Las comunidades carenciadas<br />tienen mucho que aportar a los programas sociales dirigidos a ellas. Los razonamientos<br />que las desvalorizan, a partir de su misma pobreza, han resultado desmentidos por los<br />hechos. Los programas sociales de mayor rendimiento comparado son aquellos en que<br />se ha abierto posibilidades auténticas de participación. Entre otros, un estudio de<br />Narayan (1994) sobre la contribución de la participación popular, muestra su<br />potencialidad. La investigación analizó 121 proyectos de dotación de agua potable a<br />campesinos pobres en 49 países de Africa, Asia y América Latina. Los proyectos con<br />elevada participación tuvieron un alto rendimiento en el 80% de los casos y un<br />rendimiento mediano en el 20% restante. Ninguno tuvo bajo rendimiento. Los de baja<br />participación tuvieron un alto rendimiento sólo en el 2,7% de los casos, un rendimiento<br />mediano en el 40%, y un bajo rendimiento en el 5,3%.<br />Las mismas constataciones pueden hallarse en América Latina. La apelación<br />masiva y genuina a la participación fue la base de algunas de las experiencias sociales<br />más exitosas y renombradas internacionalmente de América Latina, como Villa el<br />Salvador del Perú, las escuelas públicas gestionadas por los padres en Minas Geraes, y<br />el Presupuesto Participativo de Porto Alegre. En todos estos casos la participación<br />movilizó a fondo el capital social latente en la comunidad. En Villa El Salvador la<br />muchas veces premiada comunidad autogestionaria del Perú, de cerca de 300.000<br />almas, los pobres no tenían ningún tipo de bienes, y levantaron un municipio entero con<br />sus manos en un breve período histórico. No tenían patrimonio económico, pero sí<br />capital social muy rico. Provenían de las sierras peruanas y contaban con un bagaje<br />muy amplio de valores, actitudes solidarias, experiencia de vida comunal, y otros<br />elementos culturales, cultivados durante siglos por la cultura andina. En el ambiente<br />propicio de la participación dichos elementos se movilizaron activamente y fueron<br />decisivos en sus logros.2<br />8. Se necesitan pactos y concertaciones sociales de apoyo para posibilitar<br />una gerencia social eficiente<br />Los programas sociales necesitan contar con respaldos amplios de la sociedad<br />para poder cumplir con efectividad sus metas. Como se señaló anteriormente por lo<br />pronto existen sectores que desconfían casi por principio de los programas. Que<br />consideran que el gasto social es “ilegítimo”. Los programas deben procurar<br />contrarrestarlos explicando detalladamente a la opinión pública sus aportes posibles,<br />tanto desde el punto de vista ético, como del productivo, y deben procurar en el marco<br />de los mecanismos democráticos concertaciones sociales en su apoyo. Esas<br />concertaciones les serán asimismo fundamentales para “aguantar” los extensos períodos<br />que con frecuencia se necesitan para lograr objetivos tangibles en el campo social.<br />También permitirán sostenerlos frente a las amenazas de recortes destinados a<br />solucionar desequilibrios financieros en otras áreas. Asimismo, serán vitales si se<br />necesitan de nuevas etapas para consolidar el programa y extenderlo.<br />Todos estos aspectos son fundamentales para que pueda desenvolverse en los<br />programas sociales una gerencia eficiente con proyecciones de mediano y largo plazo.<br />En esta, como en otras áreas del desarrollo, la dimensión política es esencial. Si por<br />ejemplo, programas dirigidos al fortalecimiento de la escuela pública cuentan con<br />asociaciones de padres de las mismas, organizados para defenderlos, muy distintos<br />serán los resultados a si sólo los defienden los profesionales que los ejecutan.<br />34<br />V. UNA REFLEXION FINAL<br />En recientes presentaciones públicas, el Papa Juan Pablo II (1999) que “el<br />problema de la pobreza es algo urgente, que no puede dejarse para el mañana”, pues<br />desde todo el mundo “se alza el lamento de los pobres, el grito de los niños, de las<br />mujeres, de los ancianos, los refugiados, de las víctimas de la guerra, de los<br />desempleados”. Asimismo, resaltó que “el desarrollo y el progreso económico nunca<br />deben llegar a costa del hombre y de la mujer dificultando la tarea de satisfacer sus<br />necesidades fundamentales, el avance no puede ser a cualquier precio”.<br />Sus afirmaciones parecen muy sugerentes para los dilemas latinoamericanos.<br />Los problemas a los que se pasó revisión en este trabajo no admiten demoras. Hay un<br />costo muy pesado por cualquier postergación. En el campo social, a diferencia de otras<br />áreas, los daños que puede producir el diferimiento de las soluciones son en diversos<br />casos irreversibles. Así, entre muchas otras consecuencias de las dilaciones en dar<br />respuesta, se ha verificado que si un niño no recibe una nutrición adecuada en las<br />primeras etapas de la vida, sus capacidades cerebrales quedan afectadas y después no<br />hay retorno posible. En otra área, la mortalidad materna, la región tiene una tasa cinco<br />veces mayor a la de los países desarrollados. Dado el estado actual de los avances<br />médicos al respecto, ello implica que hay numerosas “muertes gratuitas” que no se<br />darían si hubiera la cobertura de salud apropiada para todas las madres.<br />Urge dar el salto a una visión integrada del desarrollo que logre otro tipo de<br />equilibrio diferente entre las políticas económicas y las sociales, y que reconozca el papel<br />imprescindible de estas últimas en la obtención de un desarrollo que tenga bases<br />realmente sostenibles. Como lo plantea Touraine (1997): “en vez de compensar los<br />efectos de la lógica económica la política social debe concebirse como condición<br />indispensable del desarrollo económico”.<br />Se arguye con frecuencia que todo es un tema de recursos económicos, que al<br />faltar los mismos no es viable obtener resultados muy distintos a los actuales. Que<br />mientras no haya mayores recursos la situación no podrá variar. Desde ya que es<br />importante contar con más recursos económicos y deben hacerse todos los esfuerzos<br />para mejorar el crecimiento, la productividad, y la competitividad de la economía. Pero<br />el tema no parece reducirse a ello. En un trabajo reciente sobre la mortalidad como<br />indicador del fracaso o éxito económico, Sen (1998) contesta al argumento de los<br />recursos escasos con datos empíricos muy sugerentes. Compara la situación de una<br />serie de países en término de dos indicadores: producto bruto per cápita que se supone<br />mide progreso económico, y esperanza de vida, indicador decisivo para apreciar el éxito<br />integral de una sociedad. Los resultados son los siguientes:<br />35<br />GRAFICO 10<br />PRODUCTO NACIONAL BRUTO Y ESPERANZA DE VIDA<br />EN PAISES SELECCIONADOS, 1992<br />Fuente: Amartya Sen, “Mortality as indicator of economic success and failure.” The<br />Economic Journal, January 1998.<br />Las tres primeras sociedades del cuadro: el Estado de Kerala en la India de más<br />de 30 millones de habitantes, China, y Sri Lanka tienen un bajísimo producto bruto per<br />cápita inferior a los 550 dólares anuales. Las otras tres: Sud Africa, Brasil y Gabón<br />tienen un producto que es 5 a 10 veces mayor. Sin embargo, en las primeras la gente<br />vive bastante más años promedio que en las segundas: 71, 69, y 72, versus 63, 66, y<br />54.<br />Influyen factores como el grado de equidad que es considerablemente mejor en<br />las primeras, y los arreglos sociales que han organizado en temas claves para la salud<br />pública, como el agua potable, las instalaciones sanitarias, la luz, la educación, y la<br />cobertura médica. Después de todo, reflexiona Sen, por ejemplo, los costos relativos de<br />algunos de los insumos esenciales de los sistemas de salud, como el personal médico y<br />paramédico, son mucho más bajos en los países en desarrollo que en los desarrollados.<br />Países como los mencionados y Costa Rica, subraya, “han registrado una reducción muy<br />rápida de las tasas de mortalidad y una mejora de las condiciones de vida, sin un<br />crecimiento económico notable”.<br />Hay en juego, por ende, no sólo problemas de recursos, sino también de<br />prioridades, de grados de equidad, y de organización social. El tema de las prioridades<br />es crucial. No sólo en las asignaciones de recursos sino también en los ajustes. ¿Por<br />qué cortar con tanta frecuencia por el presupuesto de los sectores sociales? ¿Por qué no<br />revisar cuidadosamente los costos que implican ese tipo de cortes para las metas finales<br />71 69 72<br />63<br />66<br />54<br />300 470 540<br />2,670 2,770<br />4,450<br />0<br />10<br />20<br />30<br />40<br />50<br />60<br />70<br />80<br />Kerala China Sri Lanka S. Africa Brasil Gabón<br />Esperanza de vida (años)<br />0<br />500<br />1000<br />1500<br />2000<br />2500<br />3000<br />3500<br />4000<br />4500<br />5000<br />PNB per cápita ($)<br />Esperanza de vida PNB per cápita<br />36<br />de la sociedad, para la cohesión social, y para el mismo crecimiento. Ante la Asamblea<br />Mundial de la Salud, resaltó al respecto el Premio Nobel de Economía (Sen 1999):<br />“Es indicación de que vivimos en un mundo al revés el hecho de que el médico, el<br />maestro de escuela o la enfermera, se sientan más amenazados por el<br />conservadurismo financiero que un general del ejército. Para subsanar esta<br />anomalía es preciso no ya penalizar la prudencia financiera, sino tener más<br />plenamente en cuenta los costos y los beneficios de las distintas opciones”.<br />El enfrentamiento de la pobreza y la inequidad en la región requiere una revisión<br />profunda del rol de las políticas sociales, de su modo de diseño, y de la estratégica<br />dimensión institucional y gerencial. Pero la misma debe ser hecha no sólo a la luz de<br />consideraciones técnicas, sino teniendo como marco de discusiones a fondo sobre las<br />metas últimas del desarrollo, la búsqueda de vías compatibles con ellas, y las<br />prioridades y urgencias en la asignación de recursos.<br />De dichas discusiones puede emerger el nuevo modelo de política social que<br />están reclamando amplias mayorías en la región a través de los diversos canales de la<br />democracia. La política social agresiva, y activa, que se precisa, que debe ser<br />cogestionada por el Estado y la sociedad civil, deberá contar con una institucionalidad<br />social renovada, con las capacidades gerenciales apropiadas, y ser transparente, abierta,<br />y participativa.<br />El tema no admite postergaciones. constituye un “escándalo moral” que a fines<br />del siglo XX, millones y millones de latinoamericanos vean transcurrir sus días y los de<br />sus familias, en medio de privaciones que cercenan sus derechos humanos más básicos.<br />37<br />Notas<br />1. El tema de los nuevos hallazgos sobre las posibilidades de la participación es tratado<br />en Bernardo Kliksberg, “Seis tesis no convencionales sobre participación” (1998),<br />Revista Instituciones y Desarrollo, Instituto Internacional de Gobernabilidad, Barcelona,<br />Nº 2, diciembre.<br />2. Puede verse sobre Villa el Salvador: Carlos Franco, “La experiencia de Villa El<br />Salvador”. Incluido en B. Kliksberg comp.) “Pobreza. Un tema impostergable. Nuevas<br />respuestas a nivel mundial”, 4ª. edic., Fondo de Cultura Económica, 1997.<br />38<br />Referencias<br />Albright, Madeleine (1999). Discurso a empresarios de las Américas, Washington, mayo<br />4.<br />Banco Interamericano de Desarrollo (1998). Informe de progreso económico y social.<br />Washington.<br />Aylwin, Patricio y otros (1995). Informe de la Comisión Latinoamericano y del Caribe<br />sobre el desarrollo social. BID, CEPAL, PNUD.<br />Banco Mundial, (1999). Conferencia sobre desarrollo en América Latina y el Caribe<br />Valdivia, Chile.<br />Blustein, Paul (1996).Missionary Work. The Washington Post Magazine, November 10.<br />Burki, Shadid Javed, (1996). Opening statement. En “Poverty & Inequality”. Annual<br />World<br />Bank Conference on Development in Latin America and the Caribbean. The World Bank.<br />Banco Mundial (1995). 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El término complejidad no puede más que expresar nuestra turbación, nuestra confusión, nuestra incapacidad para definir de manera simple, para nombrar de manera clara, para poner orden en nuestras ideas.<br />Al mismo tiempo, el conocimiento científico fue concebido durante mucho tiempo, y aún lo es a menudo, como teniendo por misión la de disipar la aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden simple al que obedecen.<br />Pero si los modos simplificadores del conocimiento mutilan, más de lo que expresan, aquellas realidades o fenómenos de lo que intentan dar cuenta, si se hace evidente que producen más ceguera que elucidación, surge entonces un problema: ¿cómo encarar a la complejidad de un modo no-simplificador? De todos modos este problema no puede imponerse de inmediato. Debe probar su legitimidad, porque la palabra complejidad no tiene tras de sí una herencia noble, ya sea filosófica, científica, o epistemológica.<br />Por el contrario, sufre una pesada tara semántica, porque lleva en su seno confusión, incertidumbre, desorden. Su definición primera no puede aportar ninguna claridad: es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple. Dicho de otro modo, lo complejo no puede resumirse en el término complejidad, retrotraerse a una ley de complejidad, reducirse a la idea de complejidad. La complejidad no sería algo definible de manera simple para tomar el lugar de la simplicidad. La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.<br />La necesidad del pensamiento complejo no sabrá ser justificada en un prólogo. Tal necesidad no puede más que imponerse progresivamente a lo largo de un camino en el cual aparecerán, ante todo, los límites, las insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificante, es decir, las condiciones en las cuales no podemos eludir el desafío de lo complejo. Será necesario, entonces, preguntarse si hay complejidades diferentes y si se puede ligar a esas complejidades en un complejo de complejidades. Será necesario, finalmente, ver si hay un modo de pensar, o un método, capaz de estar a la altura del desafío de la complejidad. No se trata de retomar la ambición del pensamiento simple de controlar y dominar lo real. Se trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de tratar, de dialogar, de negociar, con lo real.<br />Habrá que disipar dos ilusiones que alejan a los espíritus del problema del pensamiento complejo.<br />La primera es crear que la complejidad conduce a la eliminación de la simplicidad. Por cierto que la complejidad aparece allí donde el pensamiento simplificador falla, pero integra en sí misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento. Mientras que el pensamiento simplificador desintregra la complejidad de lo real, el pensamiento complejo integra lo más posible los modos simplificadores de pensar, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionales y finalmente cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que hubiere de real en la realidad.<br />La segunda ilusión es la de confundir complejidad con completud. Ciertamente, la ambición del pensamiento complejo es rendir cuenta de las articulaciones entre dominios disciplinarios quebrados por el pensamiento disgregador (uno de los principales aspectos del pensamiento simplificador); éste aísla lo que separa, y oculta todo lo que religa, interactúa interfiere. En este sentido el pensamiento complejo aspira al conocimiento multidimensional. Pero sabe, desde el comienzo, que el conocimiento complejo es imposible: uno de los axiomas de la complejidad es la imposibilidad, incluso teórica, de una omniciencia. Hace suya la frase de Adorno «la totalidad es la no-verdad». Implica el reconocimiento de un principio de incompletud y de incertidumbre. Pero implica también, por principio, el reconocimiento de los lazos entre las entidades que nuestro pensamiento debe necesariamente distinguir, pero no aislar, entre sí. Pascal había planteado, correctamente, que todas las cosas son «causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y que todas (subsisten) por un lazo natural a insensible que liga a las más alejadas y a las más diferentes». Así es que el pensamiento complejo está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.<br />Esa tensión ha animado toda mi vida.<br />Nunca pude, a lo largo de toda mi vida, resignarme al saber parcelarizado, nunca pude aislar un objeto del estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre a un pensamiento multidimensional. Nunca he podido eliminar la contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad.<br />Desde mis primeros libros he afrontado a la complejidad, que se transformó en el denominador común de tantos trabajos diversos que a muchos le parecieron dispersos. Pero la palabra complejidad no venía a mi mente, hizo falta que lo hiciera, a fines de los años 1960, vehiculizada por la Teoría de la Información, la Cibernética, la Teoría de Sistemas, el concepto de auto-organización, para que emergiera bajo mi pluma o, mejor dicho, en mi máquina de escribir. Se liberó entonces de su sentido banal (complicación, confusión), para reunir en sí orden, desorden y organización y, en el seno de la organización, lo uno y lo diverso; esas nociones han trabajado las unas con las otras, de manera a la vez complementaria y antagonista; se han puesto en interacción y en constelación. El concepto de complejidad se ha formado, agrandado, extendido sus ramificaciones, pasado de la periferia al centro de mi meta, devino un macro-concepto, lugar crucial de interrogantes, ligado en sí mismo, de allí en más, al nudo gordiano del problema de las relaciones entre lo empírico, lo lógico, y lo racional. Ese proceso coincide con la gestación de El Método, que comienza en 1970; la organización compleja, y hasta hiper-compleja, está claramente en el corazón organizador de mi libro El Paradigma Perdido (1973). El problema lógico de la complejidad es objeto de un artículo publicado en 1974 (Más alla de la complicación, la complejidad, incluido en la primera edición de Ciencia con Conciencia). El Método es y será, de hecho, el método de la complejidad.<br />Este libro, constituido por una colección de textos diversos, es una introducción a la problemática de la complejidad. Si la complejidad no es la clave del mundo, sino un desafío a afrontar, el pensamiento complejo no es aquél que evita o suprime el desafío, sino aquél que ayuda a revelarlo e incluso, tal vez, a superarlo.<br /><br />La necesidad del pensamiento complejo<br />¿Qué es la complejidad? A primera vista la complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto) de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple. Al mirar con más atención, la complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextrincable, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre... De allí la necesidad, para el conocimiento, de poner orden en los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto, es decir, de seleccionar los elementos de orden y de certidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar... Pero tales operaciones, necesarias para la inteligibilidad, corren el riesgo de producir ceguera si eliminan los otros caracteres de lo complejo; y, efectivamente, como ya lo he indicado, nos han vuelto ciegos.<br />Pero la complejidad ha vuelto a las ciencias por la misma vía por la que se había ido. El desarrollo mismo de la ciencia física, que se ocupaba de revelar el Orden impecable del mundo, su determinismo absoluto y perfecto, su obediencia a una Ley única y su constitución de una materia simple primigenia (el átomo), se ha abierto finalmente a la complejidad de lo real. Se ha descubierto en el universo físico un principio hemorrágico de degradación y de desorden (segundo principio de la Termodinámica); luego, en el supuesto lugar de la simplicidad física y lógica, se ha descubierto la extrema complejidad microfísica; la partícula no es un ladrillo primario, sino una frontera sobre la complejidad tal vez inconcebible; el cosmos no es una máquina perfecta, sino un proceso en vías de desintegración y, al mismo tiempo, de organización.<br />Finalmente, se hizo evidente que la vida no es una sustancia, sino un fenómeno de auto-eco-organización extraordinariamente complejo que produce la autonomía. Desde entonces es evidente que los fenómenos antropo-sociales no podrían obedecer a principios de inteligibilidad menos complejos que aquellos requeridos para los fenómenos naturales. Nos hizo falta afrontar la complejidad antropo-social en vez de dislverla u ocultarla.<br />La dificultad del pensamiento complejo es que debe afrontar lo entramado (el juego infinito de inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la incertidumbre, la contradicción. Pero nosotros podemos elaborar algunos de los utiles conceptuales, algunos de los principios, para esa aventura, y podemos entrever el aspecto del nuevo paradigma de complejidad que debiera emerger.<br />Ya he señalado, en tres volúmenes de El Metodo, algunos de los útiles conceptuales que podemos utilizar. Así es que, habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducciön/unidimensionalización por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir sin desarticular, asociar sin identificar o reducir. Ese paradigma comportaría un principio dialógico y tanslógico, que integraría la lógica clásica teniendo en cuenta sus límites de facto (problemas de contradicciones) y de jure (límites del formalismo). Llevaría en sí el principio de la Unitas multiplex, que escapa a la unidad abstracta por lo alto (holismo) y por lo bajo (reduccionismo).<br />Mi propósito aquí no es el de enumerar los «mandamientos» del pensamiento complejo que he tratado de desentrañar, sino el de sensibilizarse a las enormes carencias de nuestro pensamiento, y el de comprender que un pensamiento mutilante conduce, necesariamente, a acciones mutilantes. Mi propósito es tomar conciencia de la patología contemporanea del pensamiento.<br />La antigua patología del pensamiento daba una vida independiente a los mitos y a los dioses que creaba. La patología moderna del espíritu está en la hiper-simplificación que ciega a la complejidad de lo real. La patología de la idea está en el idealismo, en donde la idea oculta a la realidad que tiene por misión traducir, y se toma como única realidad. La enfermedad de la teoría está en el doctrinarismo y en el dogmatismo, que cierran a la teoría sobre ella misma y la petrifican. La patología de la razón es la racionalización, que encierra a lo real en un sistema de ideas coherente, pero parcial y unilateral, y que no sabe que una parte de lo real es irracionalizable, ni que la racionalidad tiene por misión dialogar con lo irracionalizable.<br />Aún somos ciegos al problema de la complejidad. Las disputas epistemológicas entre Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend, etc., lo pasan por alto. Pero esa ceguera es parte de nuestra barbarie. Tenemos que comprender que estamos siempre en la era bárbara de las ideas. Estamos siempre en la prehistoria del espíritu humano. Sólo el pensamiento complejo nos permitiría civilizar nuestro conocimiento.<br /><br /><br /><br /><br />La complejidad<br />La idea de complejidad estaba mucho más diseminada en el vocabulario común que en el científico. Llevaba siempre una connotación de advertencia al entendimiento, una puesta en guardia contra la clarificación, la simplificación, la reducción demasiado rápida. De hecho, la complejidad tenía también delimitado su terreno, pero sin la palabra misma, en la Filosofía: en un sentido, la dialéctica, y en el terreno lógico, la dialéctica hegeliana, eran su dominio, porque esa dialéctica introducía la contradicción y la transformación en el corazón de la identidad.<br />En ciencia, sin embargo, la complejidad había surgido sin decir aún su nombre, en el siglo XX, en la micro-física y en la macro-física. La microfísica abría una relación compleja entre el observador y lo observado, pero también una noción más que compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador ya sea como onda, ya como corpúsculo. Pero la microfísica era considerada como caso límite, como frontera... y se olvidaba que esa frontera conceptual concernía de hecho a todos los fenómenos materiales, incluidos los de nuestro propio cuerpo y los de nuestro propio cerebro. La macro-física, a su vez, hacía depender a la observación del lugar del observador y complejizaba las relaciones entre tiempo y espacio soncebidas, hasta entonces, como esencias transcendentes e independientes.<br />Pero esas dos complejidades micro y macrofísicas eran rechazadas a la periferia de nuestro universo, si bien se ocupaban de fundamentos de nuestra physis y de caracteres intrínsecos de nuestro cosmos. Entre ambos, en el dominio físico, biológico, humano, la ciencia reducía la complejidad fenoménica a un orden simple y a unidades elementales. Esa simplificación, repitámoslo, habia nutrido al impulso de la ciencia occidental desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX. En el siglo XIX y a comienzos del XX, la estadística permitió tratar la interacción, la interferencia.(1) Se trató de refinar, de trabajar variancia y covariancia, pero siempre de un modo insuficiente, y siempre dentro de la misma óptica reduccionista que ignora la realidad del sistema abstrato de donde surgen los elementos a considerar.<br />Es con Wiener y Ashby, los fundadores de la Cibernética, que la complejidad entra verdaderamente en escena en la ciencia. Es como Neumann que, por primera vez, el carácter fundamental del concepto de complejidad aparece enlazado con los fenómenos de auto-organización.<br />¿Qué es la complejidad?<br />A primera vista, es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador (viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades, del orden del billón, ya sean moléculas en una célula, células en un organismo (más de diez billones de células en el cerebro humano, más de treinta billones en el organismo).<br />Pero la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la complejidad siempre está relacionada con el azar.<br />De este modo, la complejidad coincide con un aspecto de incertidumbre, ya sea en los límites de nuestro entendimiento, ya sea inscrita en los fenómenos. Pero la complejidad no se reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. Tiene que ver con los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que lo incluyen. La complejidad está así ligada a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima, a diferencia del orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de las grandes poblaciones, y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina a nivel de las unidades elementales.<br />Cuando la Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, para ponerla entre paréntesis, pero sin negarla: era el principio de la caja negra (brack-box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas (outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un sistema, la alimentación que necesita, relacionar inputs y outputs, sin entrar, sin embargo, en el misterio de la caja negra.<br />Pero el problema teórico de la complejidad es el de la posibilidad de entrar en las cajas negras. Es el de considerar la complejidad organizacional y la complejidad lógica. En este caso, la dificultad no está solamente en la renovación de la concepción del objeto, sino que está en revertir las perspectivas epistemológicas del sujeto, es decir, el observador científico; lo propiamente científico era, hasta el presente, eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Pero hace falta aceptar una cierta imprecisión y una imprecisión cierta, no solamente en los fenómenos, sino también en los conceptos, y uno de los grandes progresos de las matemáticas de hoy es el de considerar los fuzzy sets, los conjuntos imprecisos (cf. Abraham Moles, Les sciencies de l'imprecis, Du Seuil, 1990).<br />Una de las conquistas preliminares en el estudio del cerebro humano es la de comprender que una de sus superioridades sobre la computadora es la de poder trabajar con lo insuficiente y lo impreciso; hace falta, de ahora en más, aceptar una cierta ambigúedad y una ambigüedad cierta (en la relación sujeto/objeto, orden/desorden, auto/hetero-organización). Hay que reconocer fenómenos inexplicables, como la libertad o la creatividad, iniexplicables fuera del campo complejo que permite su aparición.<br />Von Neumann ha mostrado el acceso lógico a la complejidad. Trataremos de recorrerlo, pero no somos los dueños de las llaves del reino, y es allí donde nuestro viaje permanecerá inacabado. Vamos a entrever esa lógica, a partir de ciertas características exteriores, vamos a definir algunos de sus rasgos ignorados, pero no llegaremos a la elaboración de una nueva lógica, sin saber si ésta está fuera de nuestro alcance provisoriamente, o para siempre. Pero de lo que sí estamos persuadidos es de que si bien aparato lógico-matemático actual se «adapta» a ciertos aspectos verdaderamente complejos. Esto significa que debe desarrollarse y superarse en dirección a la complejidad. Es allí donde, a pesar de su sentido profundo de la lógica de la organización biológica, Piaget se detiene a orillas del Rubicón, y no busca más que acomodar la organización viviente (reducida esencialmente a la regulación), a la formalización lógico.matemática ya constituida. Nuestra única ambición será la de pasar el Rubicón y aventurarnos en las nuevas tierras de la complejidad.<br />Trataremos de ir, no de lo simple a lo complejo, sino de la complejidad hacia aún más complejidad. Lo simple, repitámoslo, no es más que un momento, un aspecto entre muchas complejidades (microfísica, biológica, psíquica, social). Trataremos de considerar las líneas, las tendencias de la complejización creciente, lo que nos permitirá, muy groseramente, determinar los modelos de baja complejidad, mediana complejidad, alta complejidad, en función de desarrollos de la auto-organización (autonomía, individualidad, riquezas de relación con el ambiente, aptitudes para el aprendizaje, inventiva, creatividad, etc.). Pero, finalmente, llegaremos a considerar, a partir del cerebro humano, los fenómenos verdaderamente sorprendentes de muy alta complejidad, y a proponer como noción nueva y capital para considerar el capital para considerar el problema humano, a la hipercomplejidad.<br />--------------------------------------------------------------------------------<br />(1) El único ideal era el de aislar las variables en juego en la interacciones permanentes en un sistema, pero nunca el de considerar con precisión las interacciones permanentes del sistema. Así, paradojicamente, los estudios ingenuos, en la superfície de los fenómenos, eran mucho más complejos, es decir, en última instancia, «cientificos», que los pretenciosos estudios cuantitativos sobre estadísticas inmensas, guiadas por pilotos de poco cerebro. Así lo eran, digo con falta de modestia, mis estudios fenoménicos que intentaban aprehender la complejidad de una transformación social multidimensional en una comunidad de Bretaña o, los estudios en vivo del florecimiento de los acontecimientos de Mayo del 68. Yo no tenía por método nada más que tratar de aclarar los múltiples aspectos de los fenómenos, e intentar aprehender las relaciones cambiantes. Relacionar, relacionar siempre, era un método más rico, incluso a nivel teórico, que las teorias blindadas, guarnecidas epistemológica y lógicamente, metodológicamente aptas para afrontar lo que fuere salvo, evidentemente, la complejidad de lo real.<br />El paradigma de complejidad<br />No hace falta creer que la cuestión de la complejidad se plantea solamente hoy en día, a partir de nuevos desarrollos científicos. Hace falta ver la complejidad allí donde ella parece estar, por lo general, ausente, como, por ejemplo, en la vida cotidiana.<br />La complejidad en ese dominio ha sido percibida y descrita por la novela del siglo XIX y comienzos del XX. Mientras que en esa misma época, la ciencia trataba de eliminar todo lo que fuera individual y singular, para retener nada más que las leyes generales y las identidades simples y cerradas, mientras expulsaba incluso al tiempo de su visión del mundo, la novela, por el contrario (Balzac en Francia, Dickens en Inglaterra) nos mostraba seres singulares en sus contextos y en su tiempo. Mostraba que la vida cotidiana es, de hecho, una vida en la que cada uno juega varios roles sociales, de acuerdo a quien sea en soledad, en su trabajo, con amigos o con desconocidos. Vemos así que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su vida. Por ejemplo, el tema del monólogo interior, tan importante en la obra de Faulkner, era parte de esa complejidad. Ese inner.speech, esa palabra permanente es revelada por la literatura y por la novela, del mismo modo que ésta nos reveló también que cada uno se conoce muy poco a sí mismo: en inglés, se llama a eso self-deception, el engaño de sí mismo. Sólo conocemos una apariencia del sí mismo; uno se engaña acerca de sí mismo. Incluso los escritores más sinceros, como Jean-Jacques Rousseau, Chateaubriand, olvidan siempre, en su esfuerzo por ser sinceros, algo importante acerca de sí mismos.<br />La relación ambivalente con los otros, las verdaderas mutaciones de personalidad como la ocurrida en Dostoievski, el hecho de que somos llevados por la historia sin saber mucho cómo sucede, del mismo modo que Fabrice del Longo o el príncipe Andrés, el hecho de que el mismo ser se transforma a lo largo del tiempo como lo muestran admirablemente A la recherche du temps perdu y, sobre todo, el final de Temps retrouvé de Proust, todo ello indica que no es solamente la sociedad la que es compleja, sino también cada átomo del mundo humano.<br />Al mismo tiempo, en el siglo XIX, la ciencia tiene un ideal exactamente opuesto. Ese ideal se afirma en la visión del mundo de Laplace, a comienzos del siglo XIX. Los científicos, de Descartes a Newton, tratan de concebir un universo que sea una máquina determinista perfecta. Pero Newton, como Descartes, tenia necesidad de Dios para explicar cómo ese mundo perfecto había sido producido. Laplace elimina a Dios. Cuando Napoleón le pregunta: «¿Pero señor Laplace, qué hace usted con Dios en su sistema?», Laplace responde: «Señor, yo no necesito esa hipótesis.» Para Laplace, el mundo es una máquina determinista verdaderamente perfecta, que se basta a sí misma. El supone que un demonio que poseyera una inteligencia y unos sentidos casi infinitos podría conocer todo acontecimiento del pasado y todo acontecimiento del futuro. De hecho, esa concepción, que creía poder arreglárselas sin Dios, había introducido en su munto los atributos de la divinidad: la perfección, el orden absoluto, la inmortalidad y la eternidad. Es ese mundo el que va a desordenarse y luego desintegrarse.<br />El paradigma de simplicidad<br />Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada, que hay un paradigma de simplicidad. La palabra paradigma es empleada a menudo. En nuestra concepción, un paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente fuerte entre nociones maestras, nociones clave, principios clave. Esa relación y esos principios van a gobernar todos los discursos que obedecen, inconscientemente, a su gobierno.<br />Así es que el paradigma de simplicidad es un paradigma que pone orden en el universo, y persigue al desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo múltiple, pero no puede ver que lo Uno puede, al mismo tiempo, ser Múltiple. El principio de simplcidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso (reducción).<br />Tomemos como ejemplo al hombre. El hombre es un ser evidentemente biológico. Es, al mismo tiempo, un ser evidentemente cultural, meta-biológico y que vive en universo de lenguaje, de ideas y de conciencia. Pero, a esas dos realidades, la realidad biológica y la realidad cultural, el paradigma de simplificación nos obliga ya sea a desunirlas, ya sea a reducir la más compleja a la menos compleja. Vamos entonces a estudiar al hombre biológico en el departamento de Biología, como un ser anatómico, fisiológico, etc., y vamos a estudiar al hombre cultural en los departamentos de ciencias humanas y sociales. Vamos a estudiar al cerebro como órgano biológico y vamos a estudiar al espíritu, the mind, como función o realidad psicológica. Olvidamos que uno no existe sin el otro; más aún, que uno es, al mismo tiempo, el otro, si bien son tratados con términos y conceptos diferentes.<br />Con esa voluntad de simplificación, el conocimiento cientifíco se daba por misión la de desvelar la simplicidad escondida detrás de la aparente multiplicidad y el aparente desorden de los fenómenos. Tal vez sea que, privados de un Dios en que no podían creer más, los cientificos tenían una necesidad, inconscientemente, de verse reasegurados. Sabiéndose vivos en un universo materialista, mortal, sin salvación, tenían necesidad de saber que había algo perfecto y eterno: el universo mismo. Esa mitología extremadamente poderosa, obsesiva aunque oculta, ha animado al movimiento de la Física. Hay que reconocer que esa mitología ha sido fecunda porque la búsqueda de la gran ley del universo ha conducido a descubrimientos de leyes mayores tales como las de la gravitación, el electromagnetismo, las interacciones nucleares fuertes y luego, débiles.<br />Hoy, todavía, los científicos y los físicos tratan de encontrar la conexión entre esas diferentes leyes, que representaría una verdadera ley única.<br />La misma obsesión ha conducido a la búsqueda del ladrillo elemental con el cual estaba construido el universo. Hemos, ante todo, creído encontrar la unidad de base en la molécula. El desarrollo de instrumentos de observación ha revelado que la molécula misma estaba compuesta de átomos. Luego nos hemos dado cuenta que el átomo era, en sí mismo, un sistema muy complejo, compuesto de un núcleo y de electrones. Entonces, la partícula devino la unidad primaria. Luego nos hemos dado cuenta que las partículas eran, en sí mismas, fenómenos que podían ser divididos teóricamente en quarks. Y, en el moento en que creíamos haber alcanzado el ladrillo elemental con el cual nuestro universo estaba construido, ese ladrillo ha desaparecido en tanto ladrillo. Es una entidad difusa, compleja, que no llegamos a aislar. La obsesión de la complejidad condujo a la aventura científica a descubrimientos imposibles de concebir en términos de simplicidad.<br />Lo que es más, en el siglo XX tuvo lugar este acontecimiento mayor: la irrupción del desorden en el universo físico. En efecto, el segundo principio de la Termodinamica, formulado por Carnot y por Clausius, es, primeramente, un principio de degradación de energía. El primer principio, que es el principio de la conservacaión de la energía, se acompaña de un principio que dice que la energía se degrada bajo la forma de calor. Toda actividad, todo trabajo, produce calor; dicho de otro modo, toda utilización de la energía tiende a degradar dicha energía.<br />Luego nos hemos dado cuenta, con Boltzman, que eso que llamamos calor, es en realidad, la agitación en desorden de moléculas y de átomos. Cualquiera puede verificar, al comenzar a calentar un recipiente con agua, que aparecen vibraciones y que se produce un arremolinacmiento de moléculas. Algunas vuelan hacia la atmósfera hasta que todas se dispersan. Efectivamente, llegamos al desorden total. El desorden está, entonces, en el universo físico, ligado a todo trabajo, a toda transformación.<br /><br />--------------------------------------------------------------------------------<br /><br />La complejidad y la acción<br /><br /><br />La acción es también una apuesta<br />Tenemos a veces la impresión de que la acción simplifica porque, ante una alternativa, decidimos, optamos. El ejemplo de acción que simplifica todo lo aporta la espada de Alejandro que corta el nudo gordiano que nadie había sabido desatar con sus manos. Ciertamente, la acción es una decisión, una elección, per es también una apuesta.<br />Pero en la noción de apuesta está la conciencia del riesgo y de la incertidumbre. Toda estrategia, en cualquier dominio que sea, tiene conciencia de la apuesta, y el pensamiento moderno ha comprendido que nuestras creencias más fundamentales con objeto de una apuesta. Eso es lo que nos habia dicho, en el siglo XVII, Blaise Pascal acerca de la fe religiosa. Nosotros también debemos ser conscientes de nuestras apuestas filosóficas o políticas.<br />La acción es estrategia. La palabra estrategia no designa a un programa predeterminado que baste para aplicar ne variatur en el tiempo. La estrategia permite, a partir de una decisión inicial, imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenacios que podrán ser modificados según las informaciones que nos llegen en el curso de la acción y según los elementos aleatorios que sobrevendrán y perturbarán la acción.<br />La estrategia lucha contra el azar y busca a la información. Un ejército envía exploradores, espías, para infornarse, es decir, para eliminar la incertidumbre al máximo, Más aún, la estrategia no se limita a luchar contra el azar, trata también de utilizarlo. Así fue que el genio de Napoleón en Austerlitz fue el de utilizar el azar metereológico, que ubicó una capa de brumas sobre los pantanos, considerados imposibles para el avance de los soldados. Él construyó su estrategia en función de esa bruma y tomar por sorpresa, por su flanco más desguarnecido, al ejército de los imperios.<br />La estrategia saca ventaja del azar y, cuando se trata de estrategia con respecto a otro jugador, la buena estrategia utiliza los errores del adversario. En el fútbol, la estrategia consiste en utilizar las pelotas que el equipo adversario entrega involuntariamente. La construcción del juego se hace mediante la deconstrucción del juego del adversario y, finalmente, la mejor estrategia -si se beneficia con alguna suerte- gana. El azar no es solamente el factor negativo a reducir en el dominio de la estrategia. Es también la suerte a ser aprovechada.<br />El problema de la acción debe también hacernos conscientes de las derivas y las bifurcaciones: situaciones iniciales muy vecinas pueden conducir a desvíos irremediables. Así fue que, cuando Martín Lutero inició su movimiento, pensaba estar de acuerdo con la Iglesia, y que quería simplemente reformar los abusos cometidos por el papado en Alemania. Luego, a partir del momento en que debe ya sea renunciar, ya sea continuar, franquea un umbral y, de reformador, se vuelve contestatario. Una deriva implacable lo lleva -eso es lo que pasa en todo desvío- y lleva a la declaración de guerra, a las tesis de Wittemberg (1517).<br />El dominio de la acción es muy aleatorio, muy incierto. Nos impone una conciencia muy aguda de los elementos aleatorios, las derivas, las bifurcaciones, y nos impone la reflexión sobre la complejidad misma.<br />La acción escapa a nuestras intenciones<br />Aquí interviene la noción de ecología de la acción. En el momento en que un individuo emprende una acción, cualesquiera que fuere, ésta comienza a escapar a sus intenciones. Esa acción entra en un universo de interacciones y es finalmente el ambiente el que toma posesión, en un sentido que puede volverse contrario a la intención inicial. A menudo, la acción se volverá como un boomerang sobre nuestras cabezas. Esto nos obliga a seguir la acción, a tratar de corregirla -si todavía hay tiempo- y tal vez a torpedearla, como hacen los responsables de la NASA que, si un misil se desvía de su trayectoria, le envían otro misil para hacerlo explotar.<br />La acción supone complejidad, es decir, elementos aleatorios, azar, iniciativa, decisión, conciencia de las derivas y de las transformaciones. La palabra estrategia se opone a la palabra programa. Para las secuencias que se sitúan en un ambiente estable, conviene utilizar programas. El programa no obliga a estar vigilante. No obliga a innovar. Así es que cuando nosotros nos sentamos al volante de nuestro coche, una parte de nuestra conducta está programada. Si surge un embotellamiento inesperado, hace falta decidir si hay que cambiar el itinerario o no, si hay que violar el código: hace falta hacer uso de estrategias.<br />Es por eso que tenemos que utilizar múltiples fragmentos de acción programada para poder concentrarnos sobre lo que es importante, la estrategia con los elementos aleatorios.<br />No hay un dominio de la complejidad que incluya el pensamiento, la reflexión, por una parte, y el dominio de las cosas simples que incluiría la acción, por la otra. La acción es el reino de lo concreto y, tal vez, parcial de la complejidad.<br />La acción puede, ciertamente, bastarse con la estrategia inmediata que depende de las intuiciones, de las dotes personales del estratega. Le sería también útil beneficiarse de un pensamiento de la complejidad. Pero el pensamiento de la complejidad es, desde el comienzo, un desafío.<br />Una visión simplificada lineal resulta fácilmente mutilante. Por ejemplo, la poítica del petróleo crudo tenía en cuenta únicamente al factor precio sin considerar el agotamiento de los recursos, la tendencia a la independencia de los países poseedores de esos recursos, los inconvenientes políticos. Los políticos habían descartado a la Historia, la Geografía, la Sociología, la política, la religión, la mitología, de sus análisis. Esas disciplinas se tomaron venganza.<br />La máquina no trivial<br />Los seres humanos, la sociedad, la empresa, son máquinas no triviales: es trivial una máquina de la que, cuando conocemos todos sus inputs, conocemos todos sus outputs; podemos predecir su comportamiento desde el momento que sabemos todo lo que entra en la máquina. De cierto modo, nosotros somos también máquinas triviales, de las cuales se puede, con amplitud, predecir los comportamientos.<br />En efecto, la vida social exige que nos comportemos como máquinas triviales. Es cierto que nosotros no actuamos como puros autómatas, buscamos medios no triviales desde el momento que constatamos que no podemos llegar a nuestras metas. Lo importante, es lo que sucede en momentos de crisis, en momentos de decisión, en los que la máquina se vuelve no trivial: actua de una manera que no podemos predecir. Todo lo que concierne al surgimiento de lo nuevo es no trivial y no puede ser predicho por anticipado. Así es que, cuando los estudiantes chinos están en la calle por millares, la China se vuelve una máquina no trivial... ¡En 1987-89, en la Unión Sovietica, Gorbachov se condujo como una máquina no trivial! Todo lo que sucedió en la historia, en especial en situaciones de crisis, son acontecimientos no triviales que no pueden ser predichos por anticipado. Juana de Arco, que oye voces y decide ir buscar al rey de Francia, tiene un comportamiento no trivial. Todo lo que va a suceder de importante en la política francesa o mundial surgirá de lo inesperado.<br />Nuestras sociedades son máquinas no triviales en el sentido, también, de que conocen, sin cesar, crisis políticas, económicas y sociales. Toda crisis es un incremento de las incertidumbres. La predictibilidad disminuye. Los desórdenes se vuelven amenazadores. Los antagonismos inhiben a las complementariedades, los conflictos virtuales se actualizan. Las regulaciones fallan o se desarticulan. Es necesario abandonar los programas, hay que inventar estrategias para salir de la crisis. Es necesario, a menudo, abandonar las soluciones que solucionaban las viejas crisis y elaborar soluciones novedosas.<br />Prepararse para lo inesperado<br />La complejidad no es una receta para conocer lo inesperado. Pero nos vuelve prudentes, atentos, no nos deja dormirnos en la mecánica aparente y la trivialidad aparente de los determinismos. Ella nos muestra que no debemos encerrarnos en el contemporaneísmo, es decir, en la creencia de que lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente. Debemos saber que todo lo importante que sucede en la historia mundial o en nuestra vida es totalmente inesperado, porque continuamos actuando como si nada inesperado debiera suceder nunca. Sacudir esa pereza del espíritu es una lección que nos da el pensamiento complejo.<br />El pensamiento complejo no rechaza, de ninguna manera, a la claridad, el orden, el determinismo. Pero los sabe insuficientes, sabe que no podemos programar el descubrimiento, el conocimiento, ni la acción.<br />La complejidad necesita una estrategia. Es cierto que, los segmentos programados en secuencias en las que no interviene lo aleatorio, son útiles o necesarios. En situaciones normales, la conducción automática es posible, pero la estrategia se impone siempre que sobreviene lo inesperado o lo incierto, es decir, desde que aparece un problema importante.<br />El pensamiento simple resuelve los problemas simples sin problemas de pensamiento. El pensamiento complejo no resuelve, en sí mismo, los problemas, pero consituye una ayuda para la estrategia que puede resolverlos. Él nos dice: «Ayúdate, el pensamiento complejo te ayudará.»<br />Lo que el pensamiento complejo puede hacer, es darle a cada uno una señal, una ayuda memoria, que le recuerde: «No olvides que la realidad es cambiante, no olvides que lo nuevo puede surgir y, de todos modos, va a surgir.»<br />La complejidad se sitúa en un punto de partida para una acción más rica, menos mutilante. Yo creo profundamente que cuanto menos mutilante sea un pensamiento, menos mutilará a los humanos. Hay que recordar las ruinas que las visiones simplificantes han producido, no solamente en el mundo intelectual, sino también en la vida. Suficientes sufrimientos aquejaron a millones de seres como resultado de los efectos del pensamiento parcial y unidimensional.<br /><br /><br /><br />EL FENOMENO DE LA COMPLEJIDAD SOCIAL HUMANA<br />Curso de Doctorado Interdisciplinar en Sistemas Complejos<br />Facultad de Informática de la UPVSan Sebastián, 7 y 8 de noviembre de 1996<br />Pablo Navarro<br />Area de SociologíaUniversidad de Oviedo<br />pnavarro@netcom.es<br />INTRODUCCION.<br />Este trabajo pretende aproximarse al vasto escenario de la complejidad social humana a través de una visión panorámica del mismo, forzosamente selectiva y sumaria, pero que aspira a bosquejar buena parte de los rasgos esenciales del fenómeno. El enfoque empleado con este propósito tratará de ser fiel al carácter interdisciplinar del curso en el que esta contribución se inscribe. Para ello, y teniendo en cuenta que probablemente la mayoría de los lectores de estas páginas provenga de campos distintos a la sociología, se ha procurado resaltar la relación que el hecho de la complejidad social humana tiene con el fenómeno de la complejidad tal y como aparece en otros dominios de la realidad.<br />El trabajo se divide en cinco secciones. La primera -"la sociedad humana: ¿objeto o sujeto?"- plantea un problema que es quizá el más fundamental de la teoría sociológica: ¿de qué estamos hablando -a qué clase de realidad nos estamos refiriendo- cuando intentamos describir la sociedad humana? ¿Es esta sociedad -sin duda, la realidad más compleja que conocemos- meramente un objeto, como otros tantos que estudian las diversas ciencias positivas? ¿O es más bien un objeto notablemente peculiar -un objeto que es también un sujeto, y que se modifica a sí mismo justamente a través de su condición de sujeto?<br />La sección segunda discute la noción de complejidad en general, intentando mostrar la pluralidad de significados que encierra. Algunos de esos significados resultarán ser, como veremos, más adecuados que otros con vistas a clarificar el fenómeno de la complejidad social humana. La sección tercera será la que trate de definir el carácter peculiarísimo de esa complejidad propia de las sociedades que nuestra especie produce: una complejidad de orden superior, que reúne al tiempo que trasciende las formas de complejidad presentes en otros dominios de la realidad.<br />La cuarta sección se ocupa de analizar los rasgos distintivos, no ya de la sociedad humana en general, sino de su manifestación más reciente y desarrollada: nuestra moderna sociedad hipercompleja de ámbito planetario. Por último, la sección quinta examina, a partir de la caracterización realizada en la sección previa, algunos de los retos que la creciente complejidad del presente social nos impone de manera a la vez acuciante e ineludible.<br />1. LA SOCIEDAD HUMANA: ¿OBJETO O SUJETO?<br />La sociedad humana no es simplemente un objeto extraordinariamente complejo. Es un objeto en el que el hecho de la complejidad se nos muestra, por así decirlo, a través del espejo. No sólo como complejidad de un determinado tipo de objetos -de cosas-, sino como complejidad de los sujetos -de las mentes, de las conciencias- cuya interacción constituye el medio social propio de nuestra especie.<br />La sociedad humana es, en efecto, un objeto de características muy especiales. Es un objeto que, sin dejar de serlo, es al mismo tiempo una colección de sujetos cognitivos y pragmáticos. Bien mirado, se trata de algo pasmoso. ¿Cómo puede existir un objeto que sea a la vez un conjunto de sujetos -de qué modo puede ese objeto mantenerse como realidad viable a pesar de tener la indicada constitución interna, intrínsecamente inestable (1)? Y, lo que es más, ¿cómo puede pensarse tal cosa? Muchos no entenderán por qué razón todo esto debiera resultarnos problemático. Y, ciertamente, una de las habilidades más fascinantes que tenemos los seres humanos es nuestra capacidad para tratar con objetos que son también sujetos, de manera espontánea, preteórica y escasamente problemática -una capacidad de la que carecen radicalmente, por ejemplo, nuestras máquinas más "inteligentes" (2).<br />Más allá de nuestra congénita desenvoltura pragmática ante el asunto, sin embargo, la existencia de objetos que son también sujetos (3) representa un problema teórico de primer orden -un problema tan profundo que a menudo resulta difícil de visualizar en su auténtica dimensión. Para sondear la magnitud real de ese problema, tal vez convenga seguir una ruta indirecta, capaz de sorprenderlo por un ángulo de ataque apropiado. Con este propósito, acudamos a un ejemplo como el que se ofrece en la figura 1. Intentemos pensar el turbador objeto que nos propone Davies (4): se trata de un ordenador que controla, a través de un microprocesador, los movimientos de un robot mecánico capaz de hurgar en la circuitería de ese mismo ordenador, modificándola.<br />Cuando nos paramos a reflexionar sobre ese extraño objeto, llega un momento en que nos invade una suerte de mareo epistemológico. ¿A qué se debe esa sensación de vértigo? Sin duda, a que el conjunto del dispositivo tiene algo de monstruoso -parece contradecirse perversamente a sí mismo. Representa, en efecto, un 'aparato intencional' -de algún modo, un 'sujeto'- que, aparentemente, se niega a sí mismo como tal. Y lo hace al actuar justamente de tal modo que su 'acción intencional' -el programa que el ordenador corre- anula lo que sería su propia condición objetiva de posibilidad -la estabilidad de la circuitería en que ese programa se ejecuta. Así, el dispositivo total -al que llamaremos 'máquina de Davies'- tiene una constitución intrínsecamente paradójica, pues consiste -para decirlo en otros términos- en la reacción de (parte de) el hardware del sistema sobre (la base material de) el software que pretendidamente debiera controlar ese hardware.<br />Si esta constitución paradójica de la máquina de Davies nos produce un desasosiego que puede llegar a la repulsión, es porque la misma conculca uno de los postulados más básicos de nuestra tradición intelectual. En efecto, el dispositivo que nos ocupa, en la medida en que instrumenta una acción física sobre la realidad misma que sostiene su propia condición de 'sujeto intencional', contraviene uno de los principios fundamentales de la epistemología que podemos llamar 'clásica': un 'sujeto' debe obrar -mejor, debe pensarse como obrando- siempre sobre un objeto distinto de él mismo -nunca sobre sí mismo en tanto que sujeto. Y un objeto ha de concebirse como realidad que en todo caso actúa sobre otros objetos, nunca sobre el sujeto que lo conoce. En definitiva, el sujeto no puede contemplar su acción en el proceso de recaer sobre sí mismo por vía del objeto, y el conocimiento de ese objeto no puede entenderse como algo que efectivamente trastroca las condiciones de ese conocimiento en el sujeto. Pues, de acuerdo con el punto de vista aludido, si un sujeto actuase sobre sí mismo -qua sujeto- al obrar sobre el objeto, cualquier acción coherente sobre -o conocimiento consistente de- tal objeto sería estrictamente imposible: la estabilidad tanto pragmática como epistemológica del objeto presupone necesariamente, de acuerdo con esa perspectiva, la estabilidad del propio sujeto del conocimiento y de la acción -y, por ende, su aislamiento respecto de las consecuencias de ese conocimiento y de esa acción.<br />La máquina de Davies tal vez represente un objeto decididamente perverso. Mas, ¿podemos decir por ello que se trata de un objeto imposible? De ninguna manera. En realidad -y la constatación de este hecho es lo que resulta más turbador, y lo que en definitiva nos obliga a abandonar el punto de vista clásico- todos nosotros, como todos los seres vivos en general, somos inevitablemente 'máquinas de Davies': al actuar sobre los objetos que nos confrontan no sólo los transformamos a ellos, sino también a nosotros mismos. Y, desde luego, al conocer un objeto cualquiera no solamente modificamos éste, sino que asimismo -y sobre todo- nos modificamos nosotros mismos (5). Y esto lo hacemos siempre, en buena medida, de manera insospechada e impredecible.<br />Para la perspectiva clásica, la coherencia del conocimiento y de la acción de un sujeto resulta imposible si éste no se aísla de la reacción que sobre sí mismo pueden ejercer los objetos que conoce y sobre los que actúa. Mas, de hecho, el incumplimiento de ese requisito no convierte tal coherencia en inalcanzable, sino sólo en altamente improbable. Ahora bien, esa improbabilidad es justamente la que realiza el mecanismo de la evolución por selección natural, tanto en el plano filogenético -a través de las diversas formas de variación genética- como en el ontogenético -a través del aprendizaje. Un sujeto de cualquier tipo -biológico, psicológico, social- es la realización permanentemente renovada de esa improbabilidad a través de una larga y compleja historia de interacciones -físicas, cognitivas, pragmáticas- con el entorno. Para continuar con el símil empleado: la máquina de Davies ha encontrado un 'programa mágico' que reflejaría el largo proceso evolutivo a través del cual ha debido aprender a acoplarse con los resultados de su propia actividad -la manipulación de su circuitería por el brazo mecánico que dirige. Un programa capaz de realizar la intencionalidad que encarna aun a pesar de esa manipulación permanente que él mismo genera. O dicho de modo más preciso: un programa variable que, a través de sus mutaciones, se constituye en en un esquema de funcionamiento invariante (6) con respecto a las transformaciones que las consecuencias de su propia ejecución acarrea para el procesador en que la misma se lleva a cabo.<br />De acuerdo con las anteriores reflexiones, la distinción tajante entre un sujeto de la acción y del conocimiento, concebido como una suerte de espíritu puro, de una parte, y un objeto ciego y enteramente reificado, de otra, resulta en general insostenible (7). Y si bien puede ser todavía conveniente mantener en ciertas áreas científicas la ficción que tal distinción entraña , ésta resulta claramente inadecuada en el terreno de las ciencias sociales. Pues en el ámbito social humano nos encontramos con que los objetos que la ciencia social investiga -objetos como roles, normas, creencias, actitudes, intenciones, preferencias, instituciones, estructuras...- son producidos por sujetos, quienes a su vez resultan transformados por la existencia de tales objetos. Resulta así imposible deslindar un dominio de hechos sociales puramente 'objetivos', como es imposible que el investigador se reserve el papel de sujeto potencialmente omnisciente, capaz en principio de agotar una realidad plenamente objetivable sin resultar en ningún caso alcanzado por ella (8).<br />Para entender en qué sentido es compleja la realidad social humana hay que adoptar más bien el punto de vista opuesto al postulado por la episteme clásica. Es preciso, en efecto, entender el enmarañado, casi fractal anidamiento que lo objetivo y lo subjetivo sufren en ese particular tipo de realidad. Un anidamiento que recursivamente construye un ámbito peculiarísimo, un espacio ontológico no orientable (9) similar al que, en la figura 2, representa el grabado de Escher (10). Se trata de un espacio en el que, como se sugiere en el grabado, el aspecto objetivo de lo real, y su aspecto subjetivo, sólo están local y dinámicamente separados. Mejor dicho, solamente se diferencian, como modos opuestos y complementarios de lo existente, a partir de la distinción que traza un sujeto -el punto ciego del centro de la obra, en el que el autor, precisamente, ha estampado su firma (11). Dos modos antagónicos pero mutuamente constitutivos, en su enfrentamiento, de eso que llamamos realidad -el entero dominio ontológico que todos habitamos, donde lo subjetivo se produce y reproduce a través de lo objetivo, y a la inversa.<br />Una vez se ha tomado conciencia de esta complejidad ontológica (12) propia de las realidades sociales humanas, el gran interrogante que la teoría social no tiene más remedio que encarar es el siguiente: ¿cómo puede funcionar tal cosa? ¿Cómo es posible que esa maraña de objetividades y subjetividades, que se producen las unas a las otras, pero siempre de forma idiosincrásica -localmente determinada- no degenere en el caos más completo -no entrañe de hecho el colapso de cualquier intento de vida social? El programa de investigación que asume como lema la etiqueta de la 'complejidad social' intentaría justamente responder a esta pregunta: ¿cómo pueden existir objetos tan complejos ontológicamente como las sociedades humanas -mucho más anómalos e improbables sin duda, desde un punto de vista clásico, que el robot de Davies- y que no sólo muestran formas elaboradas de estabilidad, sino también evidentes capacidades de autoorganización?<br />2. COMPLEJIDAD: ¿DEMASIADA PARA UN SOLO CONCEPTO?<br />La noción de complejidad, si bien resulta intuitivamente clara en muchas ocasiones y contextos, se presta a interpretaciones conceptuales muy diversas. A veces, por ejemplo, decimos que una realidad es compleja cuando simplemente no la entendemos o, mejor dicho, cuando nos damos cuenta de que somos incapaces de comprenderla, de que nos rebasa intelectualmente. Desde este punto de vista, la complejidad no sería un atributo del objeto, sino más bien del sujeto: indicaría que éste carece de medios para abarcar conceptualmente ese objeto -y que él mismo es consciente de este hecho.<br />Mas la complejidad no es un fenómeno que resida tan sólo en el sujeto del conocimiento. No es meramente un reflejo, proyectado sobre el objeto, de la conciencia de nuestra propia ignorancia, de los límites que tiene nuestra capacidad de intelección de una particular realidad. Pues si bien a veces concebimos cierto objeto como complejo porque no lo entendemos -porque parece superar nuestras capacidades intelectuales-, en otras ocasiones otorgamos la condición de complejo a un objeto justamente porque creemos entenderlo -y lo percibimos como realidad repleta de determinaciones extraordinariamente elaboradas, dotadas de una fina estructura que, además, podemos visualizar desde numerosos puntos de vista.<br />Habría pues dos formas liminares de entender la complejidad: de modo puramente subjetivo, 'psicologico', como incapacidad de comprensión de un objeto que parece desbordarnos intelectualmente; y de manera 'objetiva', como cualidad inherente al objeto que consideramos. Sin embargo, miradas las cosas más de cerca, estos dos puntos de vista no son incompatibles, sino que están relacionados. Sólo ciertos sujetos, suficientemente complejos -psicológica y epistémicamente- están en condiciones de detectar la complejidad, y, eventualmente, de comprenderla. Y sólo la complejidad objetiva de determinadas realidades ha podido generar sujetos capaces de tomar conciencia de ella. La complejidad 'subjetiva' y la 'objetiva' están así, pues, sutil pero efectivamente relacionadas.<br />En efecto, y aunque no entraremos a discutir este punto con el detalle que su importancia merece, conviene tener presente que el fenómeno de la complejidad se define a través una suerte de juego de espejos que entablan el sujeto y el objeto del conocimiento. La complejidad que el sujeto descubre en el objeto es ciertamente 'objetiva', en el sentido de que pertenece legítimamente a tal objeto; pero no es independiente de la propia complejidad del sujeto que la descubre, y que siempre la constituye en los términos de su propia complejidad epistémica (13). A su vez, la propia complejidad del sujeto de conocimiento depende de la del objeto en más de un sentido: en primer lugar -filogenéticamente-, porque sólo un universo poblado por objetos adecuadamente complejos puede engendrar sujetos capaces de atisbar esa complejidad de lo real. Y, en segundo término -ontogenéticamente-, porque sólo un largo trato empírico y pragmático con esas realidades complejas -en el seno de una dilatada tradición cultural y científica- produce un sujeto epistémico ad hoc, habilitado para conocerlas.<br />Justamente porque el fenómeno de la complejidad se define de forma compleja -en ese juego de espejos sujeto/objeto, que desarrolla una dinámica peculiarísima y fascinante- resultan por lo general inadecuados los intentos de definir ese fenómeno de forma simple y reduccionista. Como, por ejemplo, mediante la idea, muy extendida, de que la complejidad consistiría básicamente en la coexistencia, dentro de una cierta realidad, de una multitud de elementos y de numerosísimas relaciones entre los mismos.<br />Una realidad compuesta por gran número de elementos de distinta clase, relacionados de múltiples maneras, es ciertamente una realidad complicada. Pero la complejidad es algo más que la mera complicación. Pues un objeto extraordinariamente complicado, en el sentido que se sugiere, puede muy bien carecer de algunas de las características más distintivas de las realidades auténticamente complejas, como la potencialidad para generar fenómenos emergentes. Por ejemplo, podríamos imaginar un elaboradísimo juego de ajedrez n-dimensional, que sería ciertamente muy complicado, que desde luego desbordaría con mucho nuestras capacidades intelectivas, y que, sin embargo, no sería complejo en el sentido profundo e interesante del término -al carecer de cualquier potencialidad emergente. Una realidad compleja no es pues una realidad simplemente complicada, compuesta por muchos elementos y relaciones entre los mismos -aunque, efectivamente, la complicación nos resulte 'psicológicamente compleja', difícil de entender.<br />Obsérvese que, en realidad, cuando el hecho de la complejidad se entiende como mera complicación, a lo que estamos atendiendo es más bien a los resultados de la complejidad que a la complejidad misma. Pues una de las características de la complejidad es precisamente su capacidad para generar, en una cierta realidad, elementos nuevos -emergentes- y nuevas relaciones -también emergentes- entre esos elementos. De manera que, a menudo, el resultado de la operación de la complejidad es algo que a primera vista parece consistir en una mayor complicación: una cierta proliferación de elementos y relaciones. Mas en este tipo de procesos conviene distinguir los mecanismos subyacentes del fenómeno en cuestión de lo que no son sino sus resultados: no es tanto la complicación la que origina la complejidad, como ésta la que genera aquella.<br />El universo, por ejemplo, no resulta tan complejo como se nos muestra porque esté compuesto por infinidad de substancias químicas distintas, y por un centenar más o menos de elementos diferentes. Más bien, ha podido producir en su seno tantas substancias y elementos porque incluía ya desde el comienzo las semillas de la complejidad (14). Por lo que hace a la esfera social, es bien cierto que las sociedades modernas son más 'complicadas' -cuentan con más elementos y relaciones- que las antiguas. Cuando los sociólogos se refieren a este hecho, suelen hablar del proceso de creciente diferenciación social que acompaña el desarrollo de las civilizaciones -sobre todo de la nuestra. Pero el incremento de la diferenciación social no es tanto la causa de la complejidad de nuestras sociedades, como resultado de la misma -de la acción de sus mecanismos subyacentes.<br />Por otra parte, si bien los dispositivos productores de complejidad a menudo producen complicación, con frecuencia producen también simplificación. En realidad, complicación y simplificación pueden considerarse como momentos igualmente necesarios en el proceso de crecimiento de la complejidad: en muchas ocasiones cierta simplificación constituye la base necesaria de un ulterior proceso de complejización. Así, por ejemplo, la unificación política lograda por los estados modernos a costa de la complicada distribución de poder característica de los sistemas feudales, fue una simplifiación necesaria para que pudiera surgir la compleja sociedad capitalista.<br />Mas si de un lado conviene no confundir la complejidad con la mera complicación, por otro deberían contemplarse con cautela las aproximaciones puramente formales al fenómeno que nos ocupa. El hecho de la complejidad no atañe a objetos puramente formales, sino a objetos reales, dotados de algún tipo de materialidad. Es cierto que la complejidad que observamos en el mundo real es resultado de la acción de mecanismos que pueden describirse por medio de teorías formales. Pero ninguna de esas teorías, por sí misma, puede dar cuenta del hecho de la complejidad, que es siempre un hecho concreto, específico de cada tipo de realidad. Es posible, por ejemplo, que un mismo modelo formal de comportamiento caótico describa de manera razonablemente ajustada fenómenos tan diversos como la dinámica del tiempo atmosférico y las oscilaciones de la economía capitalista. Pero con eso no conseguimos comprender la especificidad de ninguno de esos dos tipos de realidad, tan distintos. De manera análoga, el crecimiento de una población animal bien podría describirse, desde un punto de vista formal, por medio de una función exponencial idéntica a la que daría cuenta del crecimiento de cierto capital puesto a interés compuesto. Mas con eso tampoco aprendemos mucho de lo que diferencia a uno y otro fenómeno, evidentemente muy heterogéneos.<br />Las concepciones formales de la complejidad cumplen una función útil siempre que se les asigne un papel instrumental, no sustantivo. El hecho mismo de la complejidad hay que situarlo en lo que los escolásticos llamaban la haecceidad -la singularidad concreta- de cada realidad. Mas una concepción puramente formal de la complejidad sólo es capaz de describir, en el mejor de los casos, las formas manifiestas que adquiere la misma, no el elaborado proceso, en cierto modo único, a través del cual ésta se genera. Así ocurre, por ejemplo, en relación con el fenómeno de la vida. Una explicación meramente formal del mismo no nos explicaría en absoluto cómo ese fenómeno ha sido material y evolutivamente posible.<br />Según este punto de vista, ninguna teoría puramente formal de la complejidad puede aspirar razonablemente a postularse como la teoría de la complejidad. Una teoría formal explica cómo se comporta una cierta realidad, pero no puede explicar el 'qué' -la cualidad característica- de esa realidad: cómo ha venido a la existencia y qué es lo que la singulariza como tal realidad. Una teoría formal como la del caos, como ya se ha apuntado, puede tal vez describir de manera parecida el goteo de un grifo y los altibajos de la bolsa. Pero no nos dice nada de lo que diferencia una cosa y otra , de lo que singulariza y proporciona una cierta entidad propia a goteos y mercados bursátiles.<br />Las teorías formales pueden aplicarse efectivamente a ámbitos muy distintos, y ayudan a entender el comportamiento de las realidades que pueblan esos ámbitos tan diversos. Pero ninguna de esas teorías, por sí sola, puede dar cuenta de la emergencia de tales dominios. Cuando se utiliza para explicar objetos reales, toda teoría formal presupone una cierta base material cuya existencia no explica. Esa base material suele haberse constituido como resultado emergente de procesos que, a su vez, pueden en principio ser descritos mediante otras teorías formales. Mas esas teorías, por su parte, no pueden explicar ellas mismas la base material correspondiente a tales procesos. De manera que unos determinados procesos describibles mediante ciertas teorías formales generan la 'materia' emergente de otros procesos describibles a su vez por otras teorías, y así sucesivamente. Por ejemplo, los fenómenos económicos tiene un determinado perfil fenoménico que los economistas tratan de describir mediante teorías formales adecuadas. Pero esos fenómenos se constituyen sobre la base de una 'materia' propia, característica -las acciones, subjetivamente determinadas, de los agentes económicos-, cuya existencia misma no resulta explicable por ninguna de esas teorías formales. Si intentásemos describir esas acciones, entraríamos en un ámbito en el que probablemene los formalismos de la teoría económica no servirían para nada: habría que aplicar otros formalismos distintos, adecuados a ese nuevo dominio fenoménico. Ahora bien, esas nuevas teorías formales tampoco explicarían la existencia de la correspondiente 'materia' que presuponen -digamos, los procesos neurobiológicos que están en la base de las acciones y la psicología humanas. En principio, el proceso puede reiterarse de este modo tantas veces como niveles emergentes descubramos en nuestro objeto de investigación.<br />Las concepciones puramente formales de lo complejo no pueden pues dar cuenta de la condición real, concreta, generativa y dinámica -histórica, si se prefiere- del fenómeno de la complejidad en nuestro universo. Y esta incapacidad se hace todavía más patente cuando esas concepciones se alían con una conceptualización de lo complejo como mera complicación, como abigarramiento de elementos y relaciones. Sin embargo, es innegable que este punto de vista posee un atractivo difícil de resistir, y puede refinarse de diversos modos. Por ejemplo, a través de la noción de selección. Es lo que hace Niklas Luhmann (15), tal vez el sociólogo que ha concedido a la noción de complejidad un papel más relevante en su propuesta teórica.<br />Para Luhmann, la complejidad surge cuando el número de relaciones posibles entre los elementos de un sistema crece de forma desmesurada y es necesario restringir de algún modo este espacio enorme de posibilidades (16). Sin embargo, la noción de complejidad como constricción de las relaciones potencialmente posibles entre los elementos de un sistema, no nos proporciona una razón clara de por qué ciertos sistemas necesitan restringuir el número y las clases de relaciones entre sus elementos constitutivos. Una respuesta a esta cuestión podría ser la siguiente: necesitan restringir esas relaciones precisamente para mantener su organización característica como tales sistemas, para seguir siendo sistemas viables. La reducción de la complejidad potencial del sistema, entonces, sería un medio para mantener la organización propia del mismo. Pero entonces la noción selectiva de complejidad que nos propone Luhmann pierde su condición de concepto primitivo y puramente formal, y se hace dependiente de ese concepto de 'organización viable de un sistema (real)'.<br />Sólo los sistemas reales tienen que asumir el reto de ser materialmente viables -los sistemas formales no tienen ese problema, les basta con no salirse del juego de reglas que define su funcionamiento, porque sus condiciones 'materiales' de posibilidad están garantizadas a priori (17). Mas para que un sistema 'necesite' ser viable -para que en él aparezca esa forma originaria de intencionalidad que es la autopreservación- debe, en primer lugar, identificarse de algún modo con su esquema de organización como tal sistema. Es decir, debe tener una identidad que sea justamente esa organización, y que él mismo esté en condiciones de reproducir. Es en este punto donde autores como Luhmann vinculan una concepción inicialmente selectiva de la complejidad con teorías de la autoorganización -de la generación de una cierta identidad organizacional- como la de la autopoiesis.<br />El problema, a este respecto, consistiría en determinar cuál es la relación real entre la complejidad, entendida de manera selectiva, y el hecho de la autoorganización -cuál de los dos conceptos debe considerarse más básico. ¿Debe ser un concepto selectivo -formal, en definitiva- de complejidad el que explique los fenómenos de autoorganización a través de los cuales la complejidad se realiza, o bien deben ser esos fenómenos los que expliquen los procesos reales de reducción de complejidad por selección que encontramos tanto en el mundo biológico como en el social? De lo ya dicho a lo largo de esta sección es fácil inferir que la alternativa asumida por el autor de este trabajo es la segunda.<br />Al lado de concepciones selectivas de la complejidad como la señalada, hay otras que descansan en nociones como las de criticalidad (18), ruptura de simetría (19) -comenzando por la simetría temporal-, sincronización (20), etc. Algunos de los autores que utilizan estos conceptos no se limitan a describir el fenómeno de la complejidad por medio de cierta caracterización formal del mismo, sino que tratan de entender cómo -mediante qué mecanismos concretos- llegan a generarse las correspondientes realidades complejas. Como ya se ha sugerido, la complejidad, en lo que tiene de fenómeno real, es algo indisociable del hecho de la autoorganización. Y, a su vez, los procesos de auto-organización son concebibles como tales en la medida en que generan individualidades nuevas, realidades novedosas que se constituyen como identidades dinámicas y relativamente autónomas. En cierto modo, toda individualidad real -desde los átomos a las culturas- puede concibirse como un 'grumo de estabilidad' dinámicamente constituido y por tanto contingente. Lo que diferencia a las distintas clases de individuos que pueblan el mundo son las diversas 'condiciones de (in)estabilidad' de las mismas, y el correspondiente umbral temporal u horizonte de sucesos en que su existencia se enmarca. Algunas de esas identidades individuales son tan elaboradas como los seres vivos o los sistemas sociales, y poseen la capacidad de producirse a sí mismas, de re-producirse (con o sin descendencia) y de evolucionar -es decir, de transformar su identidad sin perderla. No hay complejidad sin emergencia de identidades nuevas relativamente estables, que necesitan mantener relaciones inéditas con otras identidades emergentes, pues adquieren sus propiedades características a través de esas relaciones, gracias a las cuales preservan y mantienen su propia individualidad.<br />Pero esas individualidades, que se constituyen a través de una larga historia de sincronizaciones de procesos en principio independientes (21), sólo pueden existir resguardando ese resultado contingente e improbable que es su misma identidad. Hay sistemas que, en efecto, siendo el resultado contingente y en cierto modo azaroso de sincronizaciones -de accidentes- impredecibles, son capaces de mantenerse en la existencia administrando su propia contingencia constitutiva. Es decir, reproduciendo y ampliando esa contingencia a través de nuevas sincronizaciones con su entorno. Tales sistemas, en la medida en que tienen que renovar permanentemente su propia contingencia gracias a nuevas contingencias, son sistemas intencionales. Un sistema intencional, en puridad, no es otra cosa que una realidad altamente contingente -y, así, extremadamente improbable- capaz de mantenerse en la existencia administrando -recreando incesantemente- esa su contingencia constitutiva (22).<br />Un sistema intencional no tiene más remedio que cabalgar a lomos de la contingencia para preservar justamente su propia contingencia. Y ese cabalgar a lomos de la contingencia no es otra cosa que el comportamiento (23) -o, si se prefiere hablar del dominio de lo humano individual, la biografía, y si de lo humano colectivo, la historia. Por eso, siempre, toda manifestación intencional es la expresión de una carencia: de la carencia ontológica fundamental que aqueja a cualquier realidad que, por ser esencialmente contingente, debe buscar sus condiciones de pervivencia fuera de sí misma. Los sistemas intencionales 'compran' pues su propia contingencia con más contingencia -a través de la conducta. Así apuntalan su misma improbabilidad ontológica con la producción de hechos a su vez improbables.<br />Mas para cabalgar con éxito el tigre de la contingencia, es menester reflejar de algún modo esa contingencia, a través de un modelo o representación dinámica de la misma. Esa representación dinámica debe mediar entre el esquema de contingencia característico del sistema y el propio de sus relaciones con el medio. Así surge el dominio cognitivo. La cognición es el dominio en el que se refleja, a través de algún medio de representación adecuado -bioquímico, neuronal, perceptual, conceptual, lingüístico...- la conjugación entre las condiciones de contingencia internas de un sistema y sus condiciones externas de contingencia. La evolución tanto filogenética como ontogenética de esa necesaria conjugación entre condiciones internas y externas de contingencia produce el desarrollo del hecho cognitivo en todas sus manifestaciones.<br />Repárese en que esa conjugación entre condiciones internas y externas de contingencia no sólo se refleja en el dominio cognitivo, sino que a su vez refleja ese mismo dominio o, mejor dicho, lo integra. Pues entre las condiciones externas de contingencia de un ser vivo se encuentran otros seres vivos con los que interactúa, y que suelen tener sus propios dominios cognitivos. Y, por otra parte, en la medida en que el organismo se diferencia internamente, debe generar dispositivos de cognición internos que sincronicen las condiciones de contingencia requeridas por sus diversos subsistemas. De manera que la cognición no es sólo una interfaz entre contingencia externa y contingencia interna, sino que a su vez anida como fenómeno en una y otra esfera. En realidad, la evolución del hecho de la cognición es inexplicable sin esta reflexión de orden superior que lo constituye en un proceso recursivamente autoconstructivo.<br />De ahí que el fenómeno de la cognición, a partir de cierto nivel de desarrollo del mismo, no pueda abordarse en el plano meramente individual, sino que deba visualizarse en el dominio social e incluso en el del entero ecosistema del que forma parte. Es en ese marco más amplio donde la complejidad propia de los sistemas autoorganizados y capaces de cognición se constituye y desarrolla, a través de una dinámica de autorreflexión constructiva de éstos sobre sí mismos y entre ellos.<br />Fácil es entender, teniendo en cuenta todo lo dicho, que la complejidad sólo pueda comprenderse atendiendo a su propio desarrollo y, sobre todo, a sus resultados. Es cierto que las formas inferiores de complejidad pueden ayudar a explicar las realidades complejas de nivel superior. Pero, a su vez, éstas pueden iluminar las formas inferiores del fenómeno, haciendo perceptibles aspectos que en esas manifestaciones inferiores del hecho de la complejidad apenas se dejan ver, y que por ello suelen ser a menudo desatendidos.<br />3. EL CARACTER PECULIAR DE LA COMPLEJIDAD SOCIAL HUMANA.<br />Tras esta sucinta discusión de la noción de complejidad en general, intentaremos definir los rasgos específicos que adquiere el concepto cuando se aplica a la esfera social humana. La complejidad social propia de nuestra especie es no sólo de un tipo peculiar, distinto al que pueda caracterizar cualquier otra forma de realidad. Es, al propio tiempo, una compilación de todas las formas de complejidad que aparecen diseminadas en otros dominios de lo real. En general, cabe decir que si encontramos un mecanismo de complejidad actuante en una cierta parcela de la realidad, distinta y más básica que la de la sociedad humana, casi podemos tener la seguridad de que tarde o temprano encontraremos equivalentes de ese mecanismo en el ámbito social humano.<br />La complejidad social humana, en efecto, es la complejidad elevada a su propia potencia, la complejidad en el estadio constructivo más elevado que conocemos: por ello es probable que incluya prácticamente todas las formas de complejidad -anteriores y más básicas- correspondientes a cada uno de los niveles de la realidad que subtienden el hecho social humano (24). Mas esta forma eminente de complejidad a su vez construye, sobre la base de esos recursos previos, mecanismos de complejidad propios, inéditos en otros dominios de lo real.<br />A este respecto conviene llamar la atención, en primer lugar, sobre un hecho de sobra sabido, pero no suficientemente meditado: la complejidad característica de la socialidad humana y de sus productos -las sociedades humanas- tiene un doble carácter, que se concreta en dos tipos de realidades siempre presentes en estas sociedades. Por una parte, las sociedades humanas son culturas materiales, que modifican su entorno ecológico a menudo de manera profunda, creando un ecosistema en buena medida artificial: el ecosistema social humano. Por otra parte, las sociedades humanas son realidades de conciencia, alojadas en las mentes de los individuos que las integran. Si desde un punto de vista 'objetivo', 'material' (25), la sociedad humana es el ecosistema social más complejo del que tenemos noticia, desde un punto de vista 'subjetivo', mental, la sociedad humana es la puesta en acto de las capacidades de complejización constructiva que tiene la conciencia humana en interacción con otras conciencias.<br />El fenómeno social, humano, en efecto, engendra dos tipos bien diferentes de productos: por un lado, produce cosas (artefactos de todo tipo, desde hachas de sílex a chips de silicio) y relaciones entre cosas (tanto naturales como artificiales). Por otro lado, genera realidades de conciencia que sólo existen en acto dentro de determinadas mentes humanas. Ahora bien, lo que se ha dicho en las secciones anteriores acerca de la dualidad ontológica de las realidades complejas -acerca de la 'materia' y la 'forma intencional', del hardware y el software que las constituye- resulta pertinente, a fortiori, cuando se habla de realidades sociales humanas. Pues toda sociedad humana, en efecto, consiste en un acoplamiento muy peculiar: un elaboradísimo emparejamiento entre un cierto 'hardware societal' -un particular 'ecosistema social humano' de carácter material- y un determinado 'software societal' -una específica 'sociedad de conciencias' que interactúan tanto con ese hardware como entre sí.<br />Obsérvese que, en realidad, esta concepción dual del hecho social humano reproduce, en un terreno colectivo y transubjetivo, lo que en la esfera individual se viene conociendo como 'problema mente/cuerpo' (26). ¿Es la sociedad humana básicamente un 'cuerpo' -compuesto ciertamente por muchos elementos, tanto orgánicos como inorgánicos? ¿O es más bien una 'mente' -constituida por una pluralidad de mentes que tienen conciencia de sí mismas y, en parte, de las demás, unas mentes que se reflejan mutuamente y así anidan de hecho las unas en las otras?<br />El planteamiento anterior puede que resulte desconcertante para algunos lectores, quienes posiblemente lo desestimen como la formulación de un rimbombante pseudoproblema, o incluso como una mera salida de tono. Pues, desde luego, "todo el mundo sabe" que las sociedades humanas son las dos cosas: realidades materiales y realidades de conciencia. La cuestión, en este punto, es justamente que la sociología todavía no se ha planteado ese hecho archisabido como problema teórico ineludible. En otras palabras, la teoría sociológica convive con ese hecho, trivial a fuerza de conocido, sin escándalo teórico, con la ingenuidad propia del pensamiento espontáneo -con la misma inconsciencia feliz con que el pensamiento precartesiano convivía con la dualidad mente/cuerpo.<br />El problema recién expuesto, sin embargo, está lejos de ser trivial. Por el contrario, es abismalmente difícil, y por ello conviene abordarlo primero de manera intuitiva -mediante ejemplos que ayuden a lograr una visualización adecuada del mismo-, para intentar después conceptualizarlo de forma más precisa. De acuerdo con esta estrategia, parémonos a reflexionar sobre la comparación, propuesta por algunos autores (27), entre el tipo de socialidad característica de los insectos eusociales, y la socialidad bien distinta que es propia de los mamíferos más evolucionados. Cuando se confrontan los mecanismos que permiten la constitución del vínculo social en una y otra clase de animales, es difícil escapar a una conclusión que ronda la paradoja: animales relativamente 'estúpidos', como las hormigas, son capaces de constituir sociedades a primera vista mucho más complejas que las correspondientes a animales supuestamente más 'inteligentes', como los primates no humanos o los cánidos.<br />Es cierto que resulta difícil -y es tal vez ilegítimo- hablar de la noción de inteligencia en términos absolutos; despreciar a las hormigas como 'estúpidas', en comparación con nuestros 'inteligentes' parientes mamíferos, no deja de ser en parte un prejuicio antropocéntrico. Mas parece incuestionable que las habilidades cognitivas de los insectos eusociales son, claramente, menos elaboradas y flexibles que las de los mamíferos superiores, dotados de un cerebro altamente desarrollado. Por consiguiente, la paradoja apuntada subsiste: insectos como las hormigas son capaces de construir sociedades cuya complejidad diríase que rebasa con mucho sus habilidades cognitivas aparentes, mientras que las capacidades cognitivas de muchos mamíferos parecen estar en cierto modo por encima de la simplicidad que a primera vista exhiben sus correspondientes sociedades.<br />Miradas las cosas más de cerca, sin embargo, nos damos cuenta de que estamos hablando de realidades diferentes en uno y otro caso -de que el sujeto de esa mayor o menor complejidad social es, en los insectos eusociales y entre los mamíferos, distinto. La complejidad propia de un determinado tipo de sociedad puede ponerse en relación, en principio, con la existencia de lo que cabe denominar 'mapas societales'. Estos mapas son dispositivos que definen y posibilitan los procesos de sincronización conductual (las específicas interacciones entre individuos, distribuidas de manera precisa en el espacio y en el tiempo) que son el tejido constitutivo de cualquier sociedad. Una sociedad se configuraría como tal y podría funcionar como un sistema coherente gracias a la presencia de esos mapas, que serían el elemento esencial de control de tal sistema. En la medida en que estos mapas representan y regulan el correspondiente medio social, juegan el papel de instrumentos cognitivos, a través de los cuales la sociedad en cuestión se percibe y organiza a sí misma. Cada especie animal genera espontáneamente 'mapas cognitivos societales' peculiares, gracias a los cuales puede constituir su respectivo tipo de sociedad como un sistema viable.<br />Pues bien, sucede que esos 'mapas cognitivos societales' de que se habla no son sólo diferentes para los insectos eusociales y para los mamíferos, sino que se configuran de modo casi inverso en uno y otro caso. El 'mapa cognitivo societal' característico de los eusociales es un mapa cognitivo externo, engramado en el propio espacio ecológico. Una sociedad de hormigas 'conoce' su entorno desplegándose físicamente sobre él: constituye ella misma, en la configuración espaciotemporal que adopta, su propio mapa cognitivo. Las hileras de ajetreadas obreras que todos hemos visto bullir en torno a cualquier hormiguero conforman un eficaz sistema de exploración y explotación del medio, de transporte de los recursos capturados, y de comunicación de mensajes, todo en uno. Las sociedades de este tipo, en la medida en que llegan a constituirse como una suerte de superorganismo, se convierten directamente en el instrumento efectivo -en el órgano- del conocimiento societal. Tanto del conocimiento que esas sociedades tienen del ecosistema en el que habitan como del conocimiento que generan acerca de su propia organización interna como tales sociedades. Dicho de otro modo: el 'sujeto' básico del conocimiento societal es, en insectos eusociales típicos como las hormigas, la propia disposición física de su correspondiente sociedad, de manera que en este tipo de sociedades -como en el mapa imperial de que hablaba Borges- representación y realidad, cognición y objeto de conocimiento, mecanismo de control y sistema controlado, en cierto modo coinciden. Conviene subrayar el hecho de que este 'conocimiento societal', factor de organización y control básico para la supervivencia del hormiguero, es por entero inalcanzable para las hormigas particulares, que disponen de unos esquemas cognitivos extremadamente estereotipados y de corto alcance.<br />Frente a estos 'mapas cognitivos societales' de índole 'objetiva', supraindividual y extramental -que serían característicos de los insectos eusociales- los 'mapas cognitivos societales' propios sobre todo de los mamíferos son de muy distinto tipo. Se trata de mapas no externos, 'objetivos', sino internos, 'subjetivos', engramados en el sistema nervioso central de los individuos sociales en cuestión. Son mapas, presumiblemente, de carácter mental. Una sociedad mamífera está constituida a menudo por una población que se despliega sobre el territorio de manera bastante más tenue de lo que suele ser típico en el caso de muchas sociedades de insectos eusociales. Además, la clase de presas y de predadores con los que tienen que habérselas los mamíferos ocasiona el desarrollo entre los mismos de conductas supervivenciales especialmente elaboradas. Estos y otros factores han fomentado una creciente autonomía cognitiva de estos animales, que se ha traducido en el desarrollo de mecanismos cerebrales capaces de realizar ricas síntesis perceptuales del medio. Unas síntesis que permiten la emergencia de mundos comportamentales complejos, poblados por objetos más o menos permanentes, y por relaciones entre los mismos finamente estructuradas en el espacio y el tiempo .<br />De resultas de ello, el mamífero percibe en gran medida su entorno -un entorno complejamente caracterizado- de forma individual, a diferencia de los insectos eusociales típicos, que sólo perciben ese entorno global de manera colectiva, convirtiendo el enjambre mismo que constituye su sociedad en el órgano perceptivo esencial. Como ya se ha sugerido, cabría decir, sin apenas exageración, que cada hormiga individual sólo es capaz de percibir su medio a través del entero hormiguero. Pero obsérvese que en realidad no es la hormiga individual el sujeto de esa percepción. La elaborada síntesis de información sensorial en la que consiste todo acto perceptivo de índole superior se realiza casi enteramente, en el caso de los insectos eusociales, en un plano metaindividual, extraneuronal y, desde luego, extramental.<br />Por el contrario, la indicada capacidad de síntesis perceptual -en definitiva, de síntesis cognitiva- que es propia de los mamíferos superiores se traduce en una gran flexibilidad conductual y en particular en una gran autonomía societal del individuo perteneciente a esas especies. Un mamífero superior típico puede 'crear sociedad' con una autonomía y una flexibilidad inimaginable en el caso de otros animales. Así, puede adaptarse individualmente a circunstancias muy diversas, y es capaz incluso de entablar relaciones sociales interespecíficas estables y notablemente complejas -piénsese en la fascinante relación de convivencia lobo/hombre que ha originado nuestros perros actuales.<br />Pues bien, ¿a cuál de estos dos modelos de socialidad, el de los insectos eusociales y el que hemos atribuido a los mamíferos, se parecen más los mecanismos societales propios de nuestra especie? La respuesta a esta pregunta no puede ser inequívoca. Es cierto que la socialidad humana, en su dimensión más genérica, es claramente de tipo mamífero. En realidad, puede afirmarse que representa un desarrollo extremo, casi elefantiásico, de los rasgos que hemos señalado como propios de este último modelo de socialidad. El ser humano tiene la habilidad de producir mentalmente 'mapas cognitivos societales' de una complejidad sin parangón en el entero reino animal -gracias a las facultades modales y reflexivas de su conciencia . Y todo parece indicar que a lo largo de la mayor parte de su historia sobre la Tierra -al menos hasta el surgimiento de las primeras civilizaciones-, nuestra especie se ha organizado socialmente de acuerdo con este mecanismo mamífero de socialidad que ella posee en modo eminente.<br />Mas, con el surgimiento de la civilización, y de los dispositivos de interacción virtual cada vez más potentes -la escritura, el dinero...- que jalonan su desarrollo histórico, las cosas cambian. Conviene aclarar, en este punto, que se da el nombre de 'dispositivo de interacción virtual' a cualquier tipo de artefacto -desde un ábaco a un sistema de transportes- que se convierte de forma sistemática en mediador objetivo de interacciones reales o posibles entre agentes. El 'dispositivo de interacción virtual' (en adelante, DIV) es como una percha en la que pueden sustentarse interacciones concretas. Pero se trata de una percha que cumple a menudo un papel esencial: no meramente instrumental, sino constitutivo. En primer lugar, muchos DIV no se limitan a fomentar y facilitar las interacciones que sustentan, sino que llegan a posibilitar la existencia misma de éstas. Así, determinadas relaciones comerciales sólo puden surgir a partir de la existencia de un cierto sistema de transportes, o de un sistema desarrollado de pesas, medidas e instrumentos de cálculo aritmético -como el ábaco. Además, en segundo lugar, los DIV suelen constreñir fuertemente tales interacciones, forzándolas a adoptar una forma estereotipada, 'objetivamente predeterminada' con independencia de las caracterpisticas concretas de los agentes interactuantes. En tercer lugar -y como consecuencia de lo anterior-, los DIV tienden a despersonalizar -a convertir en anónimas- las interacciones que sostienen.<br />Los DIV habilitan una forma de interacción social prácticamente inexistente con anterioridad a su aparición, es decir, durante la mayor parte de la historia de la humanidad: lo que se llamará la interacción 'en modo virtual' -de ahí el nombre otorgado a tales dispositivos. Típicamente, un DIV permite establecer relaciones 'virtuales' entre agentes: es decir, relaciones en las que la interacción entre los mismos no llega a concretarse efectivamente, quedando sólo incoada e indefinida en su compleción real. Son relaciones consistentes en una suerte de 'expectativa abstracta de interacción'. Por ejemplo, una novela que todavía no ha sido publicada tiene una condición interactiva virtual en este sentido: la interacción comunicativa que entrañará su lectura todavía no se ha llevado a efecto, pero ya existe virtualmente en el manuscrito. Lo mismo ocurre con el dinero, que se limita a codificar meras posibilidades de intercambio a la espera de ser actualizadas. En la medida en que las 'interacciones virtuales' que posibilitan, sostienen, fomentan y constriñen los DIV se convierten, de manera generalizada, en un presupuesto de la agencia de los individuos -ahormando un ámbito cada vez más amplio de las acciones de éstos-, la reificación de las relaciones entre tales individuos resulta inevitable.<br />Obsérvese que los DIV permiten el surgimiento de formas de interacción sin conciencia considerablemente elaboradas. La expresión 'formas de interacción sin conciencia' no debe tomarse al pie de la letra. No se refiere a interacciones en las que esté enteramente ausente cualquier atisbo de conciencia. Quiere decir más bien formas de interacción social sin representación, en las conciencias de los agentes que interactúan, de las conciencias de los agentes con los que interactúan. Son, pues, formas o esquemas de interacción que operan sin requerir la reflexión -ni recíproca ni unidireccional - de las conciencias vinculadas de hecho por tales esquemas. La esfera de los intercambios económicos sería quizá la más desarrollada a este respecto, pero no es la única.<br />Repárese, en todo caso, en el carácter anómalo y sorprendente del fenómeno que se acaba de señalar. La aparición de esos elaborados mecanismos de comunicación extraconsciente parece significar un cambio brusco en la línea evolutiva que, por lo que sabemos, ha seguido la socialidad de los vertebrados en general, la de los mamíferos en particular, y la de los homínidos en especial. Una línea que, como ya se ha apuntado, ha privilegiado cada vez más los 'mapas cognitivos internos' y las formas mentales de interacción como dispositivos fundamentales de constitución del hecho social -como mecanismos básicos de autoconocimiento y regulación del mismo.<br />Merced a este giro inopinado, en el curso de los últimos milenios de desarrollo histórico -un lapso de tiempo cortísimo en la escala de la evolución- aparece en las sociedades humanas algo radicalmente nuevo: al lado de la 'socialidad ultramamífera' -basada en las facultades hiperrefexivas de nuestra conciencia- que nos define como especie, comienzan a surgir mecanismos de constitución societal -dispositivos de socialidad- de un orden muy diferente. Son mecanismos generadores de estructuras sociales reificadas que resultan reminiscentes, en cierta forma, de la subjetividad superorganísmica, 'externa' y extramental que identificábamos como peculiar de las sociedades de insectos eusociales. Estas 'estructuras sociales reificadas' de carácter metaconsciente juegan un papel cada vez más importante en las sociedades humanas, a medida que el proceso civilizatorio se desarrolla. Son estructuras que funcionan como auténticos aparatos supraindividuales de constitución, cognición y control societal, asumiendo una función análoga a la que tenían los mapas cognitivos 'objetivos' que detectábamos entre las hormigas.<br />De este modo, en nuestras modernas sociedades parecen actuar dos tipos bien distintos de mecanismos de constitución societal. Por un lado, mecanismos similares a los que son propios de las sociedades de insectos eusociales y que producen 'mapas cognitivos societales externos'. Por otro, mecanismos que representan un desarrollo hipertrofiado del estilo de socialidad característico de los mamíferos superiores -fundado en la presencia de 'mapas cognitivos societales internos', mentales. Y lo más asombroso es que esas dos clases de mecanismos, aparentemente antagónicas, coexisten en las modernas sociedades humanas a través de un acoplamiento casi mágico -un acoplamiento al que ya se ha hecho referencia al hablar de la distinción entre el 'ecosistema social humano' y la correspondiente 'sociedad de conciencias'.<br />Se trata de una dualidad ciertamente misteriosa, y más todavía cuando se considera la interrelación, dinámica y altamente elaborada, que existe entre los dos elementos que la componen. Como hemos visto, los insectos eusociales sólo pueden apropiarse cognitivamente de su medio -y sólo pueden actuar en un sentido efectivamente supervivencial- a través del 'órgano perceptivo' metaindividual que es su propio superorganismo societario. De modo análogo, los seres humanos hemos constituido nuestras sociedades complejas actuales en auténticos 'órganos conceptivos metaindividuales'. Organos que se configuran como mapas cognitivos virtuales que sólo pueden ser actualizados conscientemente de manera parcial e idiosicrásica por las mentes de los individuos que integran tales sociedades. Las sociedades humanas complejas se 'piensan a sí mismas' -y se controlan a sí mismas como sistemas- a través de ese asombroso acoplamiento que les es propio. El que se produce entre sus 'mapas cognitivos virtuales', engramados físicamente en su cultura material -en el ecosistema en parte artificial que las sostiene-, y los mapas cognitivos cerebrales que se actualizan, sincronizados con los anteriores, en las mentes de sus individuos.<br />Entender cómo funciona -cómo puede funcionar- ese acoplamiento debiera ser una de las tareas fundamentales -si no la tarea- fundamental- de la teoría sociológica. En realidad, y como ya se ha sugerido, intentar comprender teóricamente tal acoplamiento significa trasladar a la arena social uno de los problemas teóricos más duros de la filosofía moderna: nada menos que el 'problema mente/cuerpo', planteado en toda su radicalidad. Muchos sociólogos quizá prefieran rechazar lo que probablemente consideren un regalo envenenado. Mas si se decidiera a arrostrar de una vez tan espinoso problema, la teoría sociológica se convertiría, acaso por primera vez, en una disciplina filosóficamente fascinante.<br />El referido fenómeno del acoplamiento entre los 'mapas cognitivos societales' extramentales, no conscientes, y los mapas cognitivos mentales, conscientes, de los individuos integrantes de nuestras sociedades, es probablemente el fenómeno más complejo del universo conocido. Porque se trata no sólo de una complejidad de cariz ontológico, fruto de la misteriosa interacción de dos niveles de realidad irreductibles -materia y espíritu, mente y cuerpo-, sino también de una complejidad potenciada por el perfil elaboradísimo que esa interacción adopta en las sociedades humanas en general, y en las modernas en particular. En efecto, en nuestras sociedades la frontera ontológica entre los 'mapas cognitivos virtuales' de tales sociedades -entre su realidad como ecosistemas sociales en buena medida artificialmente producidos- y los 'mapas cognitivos mentales' de los individuos, tiene una topología complicadísima, de carácter cuasifractal y, sobre todo, no orientable .<br />Repárese en que entre los indicados 'mapas cognitivos extramentales' y los 'mapas cognitivos mentales' no existe ninguna forma de correspondencia simple. En otras palabras: no se da una correspondencia biunívoca entre los elementos y estructuras del hardware y del software constitutivos de las sociedades humanas. El acoplamiento es siempre imperfecto, y en realidad nunca puede completarse porque en el mismo acto de producirse se socava a sí mismo: cuanto más queremos conocer o controlar un objeto, más lo condicionamos con esas mismas actividades de conocimiento y control -que no pueden ser objeto a su vez de conocimiento y control. El acoplamiento del que se habla es, pues, un acoplamiento por fuerza contingente, de facto, que no implica correspondencia auténtica -recordemos en este punto el desasosegante robot de Davies, y la afirmación de que tanto seres vivos como sociedades nos encontramos en una condición similar a la de ese robot.<br />Para expresar esta misma idea de otro modo: no es la intencionalidad de la conciencia humana, directamente, la que produce el escenario social 'objetivo' -los 'mapas societarios extramentales'- en el que esa conciencia debe actuar. Lo que produce ese escenario 'objetivo' -aquello a lo que se suele referir la teoría sociológica cuando habla de la 'estructura social independiente de la voluntad de los actores individuales'- es algo diferente: es justamente el juego que necesariamente se produce entre la intencionalidad consciente de esos actores y los inevitables efectos de disipación de esa intencionalidad que sus mismas acciones originan. Pues los procesos intencionales generan siempre efectos desviados -refracciones insospechadas en las realidades en las que recaen- que equivalen en cierto modo al fenómeno de la disipación de la energía física. Y ello sucede de modo eminente en el medio social humano, caracerizado por un omnipresente potencial reflexivo.<br />El hecho social humano es efecto de la intencionalidad de los individuos, pero no está simplemente constituido por esa intencionalidad, no es un producto directo de la misma. En lo que tiene de estructura 'objetiva', ese hecho es más bien el resultado de procesos de disipación agencial de esa intencionalidad. Podría pensarse que le mera disipación de una intención -su progresiva pérdida de eficacia, como consecuencia de las sucesivas refracciones subjetivas a las que se ve sometida al atravesar el medio social- sólo puede producir desorden. Eso al menos es lo que suele ocurrir con la energía física, cuya disipación en sistemas aislados sólo puede incrementar la entropía del sistema, su grado de desorden interno. Mas las sociedades -como los seres vivos en general- no son sistemas aislados. Y la termodinámica moderna ha demostrado que en sistemas físicos no aislados y que se mantienen alejados del equilibrio gracias a flujos energéticos procedentes del exerior, los procesos de disipación de esa energía pueden producir orden en lugar de desorden. Esos procesos, en efecto, son capaces de generar elaboradas formas de organización de la materia a las que se ha dado el nombre de estructuras disipativas .<br />Ahora bien, las sociedades humanas también son sistemas atravesados por flujos energéticos e informacionales procedentes del exterior -de la naturaleza y, en particular, de la propia naturaleza humana -, flujos que mantienen a tales sistemas permanentemente alejados del equilibrio. De ahí que en ellas pueda darse el siguiente fenómeno, a primera vista paradójico: los procesos de disipación intencional que inevitablemente se producen en tales sociedades no tienen necesariamente que originar, como querría el sentido común, un incremento de su desorden. Antes al contrario: esos procesos disipativos -esos omnipresentes fenómenos de degradación de las intenciones de los agentes que interactúan en el medio social- puedan, en determinadas condiciones, generar estructuras relativamente autónomas, estables, de largo alcance y en cierto modo independizadas de la voluntad de cualquier sujeto individual. Estas estructuras se denominarán estructuras disipativas intencionales -no porque provengan de ninguna intención sino, al contratrio, porque surgen de los indicados procesos de disipación intencional. Son estructuras que tienen por fuerza un carácter metaconsciente, pues resultan justamente de la pérdida del control que la conciencia de todo agente intenta manener sobre su objeto intencional. Y esa condición metaconsciente de tales estructuras otorga a las mismas una típica apariencia de 'objetividad' que las convierte en presupuestos casi incuestionables de la acción social de los individuos.<br />Desde esta perspectiva, buena parte de lo que la teoría sociológica suele denominar 'estructura social' sería el resultado emergente, no ya de procesos estrictamente intencionales, sino justamente de procesos de disipación intencional . Esos procesos producirían, en lugar de un efecto desorganizador de la vida social, un resultado estructurante que originaría ese trasfondo institucional reificado, 'objetivo', que constituye la modalidad de 'orden social' característica de las sociedades humanas más complejas y representa un factor de estabilidad esencial para las mismas. La disipación de la intencionalidad humana -y no sólo esa intencionalidad en su 'valor facial'- adquiere así una capacidad constructiva, complejizadora, que permite a la realidad social reificada que produce erigirse de algún modo en un a priori de la acción humana individual. Y ello aunque esa realidad reificada sea en todo caso efecto de esa acción -mejor dicho, de la degradación de la intencionalidad que da sentido a ésta.<br />De ahí que la concepción -propuesta por el autor de estas páginas- de la sociedad humana como un 'holograma de conciencias en interacción' -como una concurrencia de representaciones individuales, en las que cada individuo social reproduce todas las representaciones que puede imaginar como existentes en los otros agentes con los que interactúa- ilumine tan sólo un aspecto de fenómeno social humano considerado en su conjunto. Pues ese holograma -compuesto a su vez por los hologramas presentes en cada individuo social- si bien constituye la expresión natural del 'mapa cognitivo mental' espontaneamente generado por la socialidad propia de nuestra especie, y existe en toda sociedad al menos de manera incoada, es un constructo cuya ejecución resulta a la vez necesaria e imposible. Necesaria, porque la misma constituye una auténtica condición de posibilidad de nuestra acción y de nuestra interacción con otros agentes. No podríamos dar sentido a nuestra acción y a nuestra interacción -es decir, no podríamos propiamente actuar ni interactuar, en la acepción genuina de estos términos- si no estuviéramos empeñados en la tarea infinita de construir y reconstruir incesantemente ese holograma que nos constituye socialmente.<br />Pero, al mismo tiempo, esa tarea es imposible: está inevitablemente condenada al fracaso debido justamente al fenómeno de la disipación intencional. El sujeto humano siempre resulta, en definitiva, traicionado por la realidad que pretende definir intencionalmente, y más cuando esa realidad está compuesta por otros sujetos. Entonces, cualquier intento por su parte de representar reflexivamente tal realidad se transforma en una labor de Sísifo, más desesperante cuanto más se esfuerza en su propósito. Pues cuanto mayor es el ahínco con el que intentamos incrementar la profundidad y perspicuidad de nuestros hologramas sociales individuales, mayor es la dificultad con que podemos mantener el grado de definición de los mismos, al resultar nuestra intencionalidad crecientemente desviada por un número de 'planos de refracción' subjetivos cada vez más grande -correspondientes a la creciente cantidad de individuos incluidos en nuestra representación.<br />EL PRESENTE: LA SOCIEDAD HIPERCOMPLEJA.<br />Las capacidades de interacción social de las que está dotado etológicamente el ser humano son tan potentes y maleables que cualquier sociedad humana debe constituirse necesariamente como un sistema altamente complejo. Esas capacidades estriban, sobre todo, en la posibilidad que tiene nuestra especie de representarse conceptualmente las situaciones que enfrenta, y en la congénita capacidad de sus individuos para imaginarse de manera recíprocamente reflexiva las mentes de sus congéneres. Sin embargo, en la mayoría de las sociedades humanas que han existido sobre la Tierra, la existencia de esas capacidades de representación subjetiva -y, en concreto, consciente-, no ha tenido como consecuencia la producción de ecosistemas sociales -de culturas materiales- demasiado complejas. Puede decirse que al menos hasta la revolución neolítica, las sociedades humanas han sido mucho más complejas 'subjetivamente' -como realidades de conciencia, como conjuntos de representaciones mentales- que materialmente -como ecosistemas sociales.<br />A partir del neolítico, y más todavía desde la revolución industrial, la cosa cambia: los ecosistemas sociales humanos ganan de forma acelerada en complejidad, y se constituyen en una suerte de superorganismo a escala planetaria, por el que circulan incesantemente variadísimos flujos materiales, energéticos y comunicacionales. La constatación de este hecho invita a plantear una doble pregunta: ¿Cómo ha sido posible esta complejización de los ecosistemas sociales humanos? ¿Por qué no se ha producido antes en el curso de la historia de la especie? En efecto, cuando intentamos comprender un proceso evolutivo es preciso establecer, por una parte, las condiciones de posibilidad de ese proceso. Y, por otra, es necesario inquirir las condiciones de actualización de eso que en principio resulta posible en tal proceso. Las 'condiciones de posibilidad' básicas del proceso existen desde el comienzo del mismo, y a lo largo de todo su desarrollo. Son justamente las 'condiciones de actualización' las que varían y constituyen el aspecto propiamente histórico del proceso en cuestión.<br />Así, la explicación de un proceso evolutivo exige, de una parte, dar cuenta de las potencialidades que en todo momento han subtendido el proceso -requiere mostrar por tanto cómo el resultado del mismo se hallaba ya en cierto modo en su punto de partida y cómo ese origen sigue estando presente también de alguna forma en tal resultado. Y, de otra parte, exige identificar claramente los mecanismos concretos de actualización de esas potencialidades. En otras palabras, explicar un proceso evolutivo no puede consistir simplemente en señalar las novedades que han jalonado ese proceso. Debe consistir también en hacer ver cómo esas novedades actualizan posibilidades preexistentes, entrañadas por la misma constitución ontológica de la realidad en cuestión, y en detectar cuáles han sido los factores que, o bien han inhibido, o bien han dado beligerancia a tales potencialidades.<br />En relación con el proceso evolutivo de la socialidad humana, la primera constatación que interesa atender es la siguiente: no conocemos ninguna especie animal que tenga, ni por asomo, el grado de variabilidad social que el ser humano ha exhibido a lo largo de su historia como especie. Más en concreto, esa variabilidad no sólo se ha desplegado espacialmente, como consecuencia de la explotación de nichos ecológicos increíblemente diversos, sino sobre todo temporalmente: a través de la progresiva aparición de estructuras sociales más y más amplias y complejas.<br />Este diferencial de complejidad social que se despliega a lo largo de la evolución histórica es, cuando se considera desde un punto de vista etológico, altamente sorprendente, y en sí mismo plantea un problema: ¿Cómo es posible que el ser humano haya podido llegar a constituir sociedades tan complejas como las nuestras? Imaginemos que hace unos veinte mil años un etólogo de procedencia extraterrestre hubiera visitado la Tierra, y que hubiera reparado en las escasas bandas de homínidos de la especie homo sapiens sapiens que entonces poblaban nuestro planeta. ¿Habría podido prever ese etólogo galáctico, siquiere fuera de manera aproximada, el exuberante desarrollo de la socialidad humana que la posterior historia de nuestra especie estaba destinada a conocer? Probablemente, no.<br />Durante el largo proceso que ha llevado a su contitución como especie particular del género homo, y a lo largo de gran parte de su existencia como tal especie, el ser humano ha conocido una vida social limitada a grupos de unas pocas docenas de individuos en intensa interacción cara a cara. Por tanto, el marco societal de los humanos no ha sido, durante la mayor parte de su evolución, muy diferente al de otros primates antropoides. Y, sin embargo, a partir de un determinado momento, algunas sociedades humanas se yerguen sobre ese marco societario natural, lo desbordan, y se constituyen en un ámbito societal nuevo, mucho más amplio y complejo: la esfera de las diversas encarnaciones históricas -de los sucesivos estadios, si se quiere- de eso que se ha venido en llamar civilización.<br />Vistas las cosas desde esta perspectiva etológica, la abrumadora complejidad de las sociedades humanas actuales no deja de tener un carácter anómalo e inverosímil que, más allá de la mera constatación del fenómeno, parece exigir una ulterior explicación. Esa complejidad histórica a la que se alude no está directamente entrañada por la socialidad 'natural' propia de nuestra especie -de ahí su carácter tardío y en cierto modo anómalo-, y sin embargo resulta posibilitada en última instancia por esa socialidad. Pues bien, ¿cómo puede haberse realizado efectivamente esa posibilidad? ¿Por qué se ha actualizado como lo ha hecho y cuando lo ha hecho, y cuáles han sido los mecanismos concretos involucrados en esa actualización? ¿Cómo actúan esos mecanismos, tanto filogenéticamente -históricamente-, como ontogenéticamente -en el proceso de adquisición por parte de los agentes individuales de sus capacidades sociales?<br />Efectivamente, es en esa doble perspectiva, filogenética y ontogenética, histórica y biográfica, como debe abordarse el estudio de los referidos mecanismos generadores de la complejidad social humana. Pues ninguna evolución histórica podría tener continuidad, transmitiendo el legado de complejidad social que ha acumulado, si los herederos de esa evolución no fueran capaces de reproducir, en su propio equipamiento cognitivo y pragmático como agentes, la complejidad de ese legado. Y, a su vez, las incidencias de toda evolución histórica dependen de la participación idiosincrásica que tienen en la misma las sucesivas generaciones que la renuevan al tiempo que le dan continuidad. La filogenia histórica y la ontogenia biográfica de cada individuo, de cada generación, son precondición y al tiempo resultado la una de la otra, y sólo entendiendo su recíproco juego constitutivo pueden comprenderse una y otra. Un examen, en esta doble perspectiva, de las condiciones de posibilidad y de actualización de la complejidad social humana, rebasaría con mucho los límites a los que debe ajustarse este trabajo. Por ello, en lo que sigue sólo se apuntarán algunas ideas al respecto.<br />Las condiciones de posibilidad de la complejidad social humana, tal y como queda ejemplificada por las sociedades modernas son básicamente dos, ya mencionadas. En primer lugar, las capacidades de representación reflexiva características de la socialidad propia de nuestra especie -que permiten a cada agente imaginarse el punto de vista de los otros agentes con los que interactúa, y actuar por su parte en consecuencia. Y, en segundo lugar, el fenómeno ya comentado de la 'disipación intencional', que produce estructuras sociales reificadas en el cruce -en la interferencia y refracción mutua- entre las distintas intenciones enfrentadas de los agentes. Se trata de dos aspectos de la socialidad humana íntimamente relacionados: es el carácter conscientemente reflexivo de la intencionalidad humana el que determina su peculiar forma de disipación, y el potencial sociogénico de ésta.<br />Mas la actualización de esas posibilidades involucra mecanismos específicos, que son también fundamentalmente dos. Por una parte, los procesos de ruptura y recomposición de simetrías en el dominio agencial , los cuales permiten generar la variedad de actores y situaciones que es característica de las sociedades complejas. Y, por otra, el fenómeno de la interacción entre distintos universos visibles de acciones, que favorece la modulación interesada, por parte de algunos agentes estratégicamente privilegiados, del fenómeno de la disipación intencional ya aludido.<br />Los 'mecanismos posibilitadores' se constituyen en el dominio individual: pertenecen a la dotación etológica de que dispone todo ser humano normalmente constituido. Por su parte, los 'mecanismos actualizadores' -que, desde luego, presuponen los posibilitadores- toman cuerpo en el dominio colectivo, transindividual. De manera que la complejidad de las sociedades humanas tiene una base posibilitadora común -las características genéricas propias de la socialidad humana, ínsitas en cada individuo-, pero sólo se actualiza en medios sociales caracterizados por una determinada configuración específica. Es, pues, la propia sociedad el factor actualizador de las posibilidades genéricas de la socialidad humana a disposición del individuo. Mas en la medida en que esa sociedad es a su vez el resultado de actualizaciones anteriores de esas posibilidades, resulta que lo que actualiza las posibilidades de la socialidad humana es ni más ni menos que el resultado acumulado de todas las actualizaciones anteriores, es decir, la historia.<br />Una de las más poderosas formas de actualización de las posibilidades de complejidad social propias de nuestra especie es, como ya se ha señalado, la invención y generalización de dispositivos de interacción virtual. Estos son, como se ha visto, ingenios que permiten estructurar interacciones fuera del marco de la interacción social humana 'natural': la interacción por presencia física inmediata de los agentes, la 'interacción cara a cara'. Cuando se crean y difunden esos dispositivos, la interacción humana se independiza en cierto modo de ese marco 'natural' originario, y puede así ampliar su radio de acción, autonomizándose incluso respecto al control consciente de los agentes interactuantes. Son dispositivos como la escritura y el uso de signos artificiales en general -algunos tan importantes como el dinero-, pero también como los sistemas de transporte y de comunicaciones, o las mismas creaciones arquitectónicas -invenciones todas ellas diseñadas para encauzar las condiciones de la interacción social y potenciarla. A este respecto, es evidente que una red de carreteras, un servicio de correos o una ciudad urbanizada de acuerdo con ciertos criterios no son, en sí mismos, actos de interacción. Pero sí son 'dispositivos de interacción virtual', o lo que es casi lo mismo, 'dispositivos virtuales de interacción'. Considérese el caso del dinero. En la medida en que es socialmente aceptada, una moneda representa virtualmente todas las posibles transacciones que pueden vehicularse a través de la misma; es decir, todas las interacciones directas e indirectas que de hecho se producen, aunque no sea en forma consciente, a través de esas transacciones.<br />Otro mecanismo importante de actualización de la complejidad social humana es la diferenciación, dentro de un mismo medio social, de distintos universos visibles de acciones. Esos universos suelen estar conectados por determinados agentes privilegiados -agentes que están en condiciones de cabalgar varios de tales universos, obteniendo así una ventaja estratégica que suelen utilizar en su propio interés. Cuando en un medio social particular se consolidan varios de estos universos visibles, así como ciertas relaciones entre los mismos vía agentes específicos, queda expedito el camino que lleva a una diferenciación social cada vez más desarrollada -tal vez el síntoma más claro de una creciente complejidad social.<br />5. RETOS Y RESPUESTAS ANTE LA COMPLEJIDAD SOCIAL.<br />La sociedad humana hipercompleja de hoy en día constituye un ecosistema social que abarca el planeta entero, y que integra espacialmente grupos humanos muy diversos. Unos grupos que, si antes coexistían en condiciones de casi total aislamiento, ahora reproducen en formas nuevas sus diferencias a través justamente de las relaciones que los vinculan.<br />Pero del mismo modo que nuestra sociedad hipercompleja se ha extendido espacialmente, colonizando hasta el último rincón del globo, se ha expandido también en la dimensión del tiempo, convirtiendo la colonizacion de su pasado y su futuro en un dispositivo fundamental de su propia dinámica reproductiva. La sociedad hipercompleja no sólo integra un alto grado de variedad espacial; también incluye entre sus rasgos esenciales una elevada tasa de variedad -de variabilidad- temporal. Ahora bien, si la variedad es uno de los signos más distintivos de la complejidad cuando ésta se considera sincrónicamente, la nota tal vez más reveladora de la presencia de complejidad en una dimensión diacrónica es la emergencia de lo nuevo y, por consiguiente, la impredecibilidad evolutiva.<br />Debido a esta complejidad diacrónica que la caracteriza, y justamente para controlarla, la sociedad actual debe extraer cada vez más información de -o, mejor, debe producir cada vez más información en- la dimensión tiempo, tanto pasado como futuro. Esa información se inyecta en esa misma sociedad como conocimiento a través de una barroca imaginería temporal -pues son muy variadas las formas que ésta adopta en el pensamiento moderno: predicciones, prospecciones, proyecciones temporales, retrodicciones, etc. Imaginar el futuro y reconstruir el pasado son tareas cada vez más importantes para una sociedad que reproduce su complejidad en el tiempo de manera ampliada -incrementándola.<br />A este respecto, la moderna sociedad hipercompleja enfrenta varios problemas básicos, que llegan a constituir auténticas aporías en las que se juega sus posibilidades de supervivencia. Por ejemplo, el problema que representa la aparente contradicción entre los ciclos reproductivos de ciertas estructuras sociales básicas -ciclos que son difíciles de acortar, e incluso que resultan cada vez más largos-, y una demanda de variación en esas estructuras por momentos más urgente. A veces se tiene la impresión de que determinados aspectos fundamentales de nuestras estructuras sociales debieran transformarse en nuestra acelerada realidad social con mayor rapidez de lo que permiten los ritmos reproductivos propios de esas realidades. Así, por ejemplo, los trabajadores tendrían que reciclarse con una prontitud mayor de la que tienen los ritmos psicológicos, biográficos, generacionales y culturales de aprendizaje e innovación; las transformaciones de las solidaridades de grupo -el sentimiento nacional, por ejemplo-, deberían modificarse con una celeridad mucho mayor de lo que permiten -debido a constricciones 'naturales' de orden también psicológico, biográfico, generacional y cultural- las condiciones de estabilidad de esas solidaridades, etc.<br />Mas el rasgo que tal vez pone en peligro de forma más inquietante el control cognitivo de la moderna sociedad hipercompleja sobre su propia complejidad es justamente el carácter reflexivo de ese control cognitivo. En la medida en que vivimos en una sociedad que produce de manera acelerada conocimientos acerca de sí misma, y que al propio tiempo está cada vez más diferenciada, resulta prácticamente inevitable que la tasa de producción de esos conocimientos sea superior a la tasa de difusión de los mismos. Por lo que, cuanto más se conoce a sí misma la sociedad contemporánea, en cierto modo más se desconoce a sí misma -pues más dificultad tiene para estar al corriente de que, en algún lugar de sí misma, se ha generado ese conocimiento. En otras palabras, el (auto)conocimiento social desigualmente localizado, produce de hecho opacidad social. Y no sólo opacidad social en el nivel micro -opacidad que ha existido en todas las sociedades-, sino también en el plano macro.<br />Pero, además, ese conocimiento desigualmente producido y difundido es objeto de utilización estratégica por los agentes que pueden hacerse con él, lo cual contribuye poderosamente a que la relación entre su producción y su difusión siga pautas todavía menos lineales. Cuando el conocimiento se utiliza como arma estratégica, no interesa tan sólo obtenerlo, sino también evitar su obtención por otros agentes. Se traba así una dialéctica compleja, en la que la capacidad de producir información corre pareja con la habilidad para generar desinformación, en una relación reflexiva multipolar y con infinidad de niveles -como en un laberinto de espejos- en la que cada agente busca to outsmart a los demás.<br />El incremento del autoconocimiento social no tiene por tanto como consecuencia el logro de una mayor transparencia en nuestras sociedades, sino todo lo contrario; produce un incremento de su diversidad cognitiva y, como consecuencia de esa diversidad, constituye un factor importante de inestabilidad e imprevisibilidad. En definitiva, representa un factor más de riesgo. Pero repárese en que la noción de riesgo, en la actualidad, integra la idea de peligro y la pretensión de evaluar ese peligro. Riesgo, en la acepción moderna de la palabra, significa peligro, pero peligro tipificado y circunscrito por medio de una cierta apreciación de la probabilidad que tiene de producirse el acontecimiento peligroso en cuestión.<br />Ahora bien, cuando ese acontecimiento puede tener como causa, no factores 'objetivos', sino desacoplamientos cognitivos en un contexto estratégico y, además, histórico -es decir, en un contexto único, irrepetible-, cualquier intento de definir la probabilidad de tal acontecimiento se convierte en una terea casi desesperada. Pues el acontecimiento peligroso que efectivamente se produzca, resultará ser casi siempre una realidad emergente, que se salga de los esquemas cognitivos de cuyo desajuste es efecto -al tiempo que expresión-, y no podrá por tanto ser previsto a partir de esos esquemas.<br />¿Estamos, pues, condenados a un futuro cada vez más impredecible, tanto más cuanto mayor es nuestro empeño por conocerlo y por tomar posiciones estratégicas en relación al mismo? En cierto modo, sí. Pero un futuro cada vez más impredecible no tiene por qué ser un futuro crecientemente intratable. Por primera vez en la historia de las sociedades humanas, tenemos que aprender a tratar con el futuro en tanto que futuro, no como extrapolación del presente, o como terreno que sólo el pretendido retorno a un pasado mítico puede hacer transitable. Tratar con el futuro en tanto que futuro quiere decir abordarlo no desde la pretensión de conocer cómo va a ser ese futuro, sino a partir de la clara conciencia de cómo no va a ser. Algunos teólogos medievales descubrieron que para hablar de Dios -una realidad que, desde luego, rebasa nuestras pobres capacidades intelectuales-, era mejor seguir una vía negativa que intentar la más directa, pero demasiado soberbia, vía positiva: quizá no podamos saber cómo es Dios; pero posiblemente estamos en mejores condiciones de atisbar cómo no es. También la lógica moderna ha debido renunciar a algunas de sus pretensiones de conocimiento iniciales, al descubrir teoremas de limitación que afectan sin remisión a sus formalismos. De forma análoga, tal vez la propia constitución de nuestra sociedad hipercompleja impida una previsión en positivo de su futuro. Pero quizá permita delimitar negativamente algunas características formales de su posible evolución.<br />NOTAS<br />1. Lo que aquí se está planteando, en un nivel de cuestionamiento no demasiado habitual -un nivel más ontológico que propiamente sociológico-, es lo que en la teoría sociológica estándar se conoce como 'el problema del orden'. Véase Talcott Parsons, 1968, especialmente p. 135 y ss.<br />2. Véase Hubert L. Dreyfus y Stuart E. Dreyfus, 1993, así como, en la misma obra, Robert Sokolowski, 1993. Este segundo trabajo realiza una crítica moderada e interna de las pretensiones de la Inteligencia Artificial, mientras que el primero plantea una crítica más distanciada y radical de esta problemática disciplina.<br />3. Véase Angel Rivière, 1991.<br />4. En Paul Davies, 1987, pp. 173.<br />5. Una diferencia básica entre el cerebro y el computador digital es la siguiente: mientras que los programas que corre el segundo no afectan a la disposición de su circuitería -o, en todo caso, eso es lo que se presupone y se pretende-, los 'programas' que 'corre' el cerebro modifican y, hasta cierto punto, constituyen esa 'circuitería' -gracias al fenómeno de la plasticidad sináptica. (véase, por ejemplo, Thomas Elbert y Brigitte Rockstroh, 1996). Así, para que en el cerebro se produzca el 'cortocircuito intencional' que ejemplifica la máquina de Davies, no es necesario imaginar el artificio del robot con su mano mecánica hurgando en la circuitería que corre el programa. Esta automodificación del hardware por el supuesto software se produce, en el caso del cerebro, directamente -por el mero acto de 'ejecutar' cualquier presunto software en el mismo. En realidad, y como ya habrá advertido el lector, este hecho pone en cuestión, en contextos neurales, la distinción misma entre hardware y software. Una distinción que, como se intenta sugerir en estas páginas, debe ser repensada en términos esencialmente dinámicos y de reflexión recíproca entre los dos aspectos que diferencia.<br />6. Por ejemplo, el esquema de autorreproducción de las cadenas de ADN que encarnan el genoma de los seres vivos. Ese 'esquema' no puede concebirse simplemente como un programa, pues incluye procesos de producción de la realidad misma que debe actuar como programa del mismo -las propias cadenas de ADN. Es más bien lo que John von Neumann concibió como un 'mecanismo de control' (consúltese su fundamental trabajo "Teoría general y lógica de los autómatas", en Zenon W. Pylyshyn (ed.), 1975). Como dice Paul Davies, "la base del análisis de von Neumann era el concepto de un 'constructor universal'... von Neumann consideró qué ocurriría si el constructor universal estuviese programado para construirse a sí mismo. Claro está que para hablar de genuina reprodución, la máquina debe ser capaz no sólo de hacer una copia exacta de sí misma, sino también del programa de cómo copiarse a sí misma; de lo contario, la máquina hija sería estéril. Se adivina aquí el peligro de un ciclo sin escapatoria, pero von Neumann vio una evasión ingeniosa. Hay que añadir al constructor universal un mecanismo de control. Cuando el constructor haya producido una copia de sí mismo(más un duplicado del mecanismo de control, por supuesto), el mecanismo de control detiene el programa y lo trata exactamente igual que si fuera parte del 'hardware'. A su debido tiempo, la máquina de von Neumann hace una copia del pograma y la inserta en la nueva máquina, que es ya con ello una réplica fiel de la madre y está lista a su vez para proceder a su autorreproducción" (Davies, P., 1993. pp. 98-99, cursiva mía). Obsérvese que en el plantamiento de von Neumann nos topamos de nuevo con la reflexión mutua entre hardware y software que ejemplifica la máquina de Davies y es típica de los seres vivos.<br />7. Véase Pablo Navarro, 1991, pp. 418-424.<br />8. Véase Jesús Ibáñez, 1994, especialmente el cap. 1. También, Emilio Lamo de Espinosa, 1996, sobre todo el cap. 2.<br />9. Se emplea aquí la noción de orientabilidad en un sentido similar al que el concepto tiene en topología. Intuitivamente, una superficie es topológicamente orientable cuando existe una separación tajante entre ambos lados de la misma, de manera que un objeto que se desplazase libremene por uno de esos lados nunca podría alcanzar el otro. Cuando esta condición no se cumple -como ocurre en el caso de una banda de Möbius, por ejemplo-, nos hallamos ante una superficie no orientable. Véase Pablo Navarro, 1994, especialmente pp. 29-35.<br />10. Tomado de Bruno Ernst, 1990. Consúltese la interpretación que de este mismo grabado realiza Douglas R. Hofstadter en Hofstadter, D. R., 1983, pp. 709-717.<br />11. Ese punto ciego constituye, justamente, la singularidad ontológica que es el sujeto, el cual puede definirse como el lugar en el que lo objetivo se genera como tal a partir de lo subjetivo y, a la inversa, en que lo subjetivo se genera como tal partiendo de lo objetivo.<br />12. Empleo el término 'ontología' en un sentido algo distinto del habitual, aunque afín al significado etimológico de la palabra -un neologismo formado a partir de raíces griegas y que significaría, literalmente, 'decir acerca de lo que es'. Una realidad meramente 'óntica' sería algo que es sin más, de forma totalmente mostrenca, ciega y opaca. Una realidad 'ontológica' no se limita a ser, sino que, además, añade a ese ser una cierta intención: es una realidad que, de alguna manera, se distingue a sí misma, pudiendo de este modo llegar a controlarse, a producirse, e incluso a 'saberse' y 'decirse' a sí misma. En definitiva, una realidad ontológica es una realidad que se convierte a sí misma, de una forma u otra, en su propio objeto intencional. Por ello, una realidad ontológica está inevitablemente afectada por un desdoblamiento esencial: por una parte posee un aspecto meramente óntico, 'material' -aquello que en ella simplemente 'es'. Por otra, incluye un aspecto 'lógico', 'formal': aquello que define lo que es. Entidades autopoiéticas, como los seres vivos, son realidades ontológicas en este sentido; pues una cosa es lo que son en el plano puramente óntico, material, y otra la 'lógica' subyacente -el esquema de autoproducción metabólica- que les capacita para ser algo más que su pura materialidad de cada momento -una 'lógica' que les permite autodefinirse justamente como seres vivos. En general, siempre que nos encontramos una realidad desdoblada en un aspecto 'material' y otro aspecto 'formal' -o en un aspecto hardware y un aspecto software-, nos hallamos frente a una realidad ontológica en la acepción que aquí se propone. Sólo las realidads 'ontológicas', así entendidas, generan y procesan sentido.<br />13. "...No hay unconjunto único de leyes hacia el que la ciencia converge. Nuestras teorías, y las leyes contenidas en ellas, sostiene Hartle, no pueden ser separadas de las circunstancias en las que nos hallamos nosotros mismos. Estas circunstancias incluyen nuesra cultura, nuestra evolución histórica y los datos específicos recogidos del universo. Una civilización alienígena con evolución histórica, cultura y ciencia diferentes, podría elaborar leyes muy distintas. Hartle apunta que muchas leyes diferentes ajustan un mismo conjunto de datos, y que nunca podemos estar seguros de habar alcanzado el conjunto correcto" (Paul Davies, 1993. pp. 71-72).<br />14. Esas 'semillas' residen, por ejemplo, en hechos como la sutil relación cuantitativa que vincula las fuerzas básicas del universo en un delicado equilibrio dinámico. Es este equilibrio el que ha generado la 'ventana de oportunidad' precisa para la emergencia de la complejidad. Véase Paul Davies, 1987, especialmente cap. 12.<br />15. Niklas Luhmann, 1991, especialmente cap. 1.<br />16. "Por complejo queremos designar aquella suma de elementos conexos en la que, en razón de una limitación inmanente a la capacidad de acoplamiento, ya no resulta posible que cada elemento sea vinculado a cada otro, en todo momento... Complejidad, en el sentido antes mencionado, significa coacción de la selección" (ob. cit., pp. 46-47).<br />17. Por ejemplo, el funcionamiento apropiado de una máquina de Turing está 'materialmente' garantizado a priori por la estipulación -entre otras- de que la cinta en la que escribe sus caracteres tiene una longitud infinita. La geometría euclídea está 'materialmente' garantizada a priori por el supuesto de que disponemos de un espacio tridimensional plano infinito en el que poder construirla, etc.<br />18. Véase John Horgan, 1995.<br />19Véase Pablo Navarro, 1996. También, Michael Leyton, 1992.<br />20. Véase Pablo Navarro, 1994, pp. 36-54.<br />21. Una historia es, justamente, una cadena de acontecimientos. Y un 'acontecimiento' no es otra cosa que una sincronización, casual y altamente improbable, de sucesos en principio independientes. Es decir, de sucesos pertenecientes a procesos que se dan en sistemas hasta el momento no relacionados causalmente pero que, de forma inopinada, entran en contacto causal precisamente a través de esos sucesos. La producción de 'acontecimientos', en el sentido indicado, es el mecanismo que permite la emergencia de realidades nuevas.<br />22. Esta concepción de la intencionalidad no se contrapone a la más tradicional -intencionalidad como in-tendere, como 'tender a algo'-, sino que la justifica. Pues si hay seres que necesitan mantenerse en una permanente tensión dirigida hacia realidades ajenas a ellos mismos -una presa, una compañera sexual, una imagen llamativa, una idea feliz...- es porque en esas realidades les va su propio ser. Un ser que en todo momento debe hacer frente a la amenaza permanente que es su mismo carácter contingente.<br />23. Se emplea aquí la noción de 'comportamiento' en su acepción más amplia. En este sentido, las plantas también desarrollan formas de comportamiento e incluso de conducta, como responder a determinados estímulos ambientales germinando, etc.<br />24. Que principalmente son los niveles físico, químico, biológico, ecológico, neuronal y psicológico.<br />25. En el sentido de 'materialidad física' o, dicho con mayor detalle, de 'materialidad física-química-biológica'. Hay formas no físicas de materialidad, como por ejemplo la esfera de los fenómenos económicos y otros ámbitos reificados de la realidad social humana, o el dominio lingüístico verbal (la langue de Saussure; véase Ferdinand de Saussure, 1976, cap. 3). Hay, incluso, una 'materialidad formal', como la que se sugiere en la nota 17.<br />26. El 'problema mente/cuerpo' se ha visto reavivado en los últimos tiempos como consecuencia de los debates suscitados por las propuestas de la llamada 'Inteligencia Artificial'. Véase William Bechtel, 1991.<br />27. Así, por ejemplo, Dante R. Chialvo y Mark M. Millonas, 1995.<br />28. Véase, por ejemplo, el estudio de Robert M. Seyfarth y Dorothy L. Cheney, 1994.<br />29. Véase Pablo Navarro, 1994.<br />30. Una cosa es el 'mediador objetivo' de una interacción, y otra el objeto u objetos de esa interacción. Así, los objetos de las interacciones económicas suelen ser, en principio, ciertos bienes. Para facilitar esas interacciones surge el dinero, como mediador objetivo entre las mismas -al constituirse en patrón general de los valores objeto de intercambio. Lo que ocurre es que esos mediadores pueden y suelen convertirse, a su vez, en objeto de interacciones -es lo que sucede cuando se interactúa económicamente de acuerdo con una perspectiva crematística, considerando el dinero como fin en sí mismo.<br />31. Véase Pablo Navarro, 1994, pp. 278-291.<br />32. Véase Pablo Navarro, 1994, pp. 300-314.<br />33. En realidad, y como se ha sugerido en la nota 5, la distinción entre hardware y software no puede establecerse de forma tajante en los sistemas naturales, puesto que en ellos tal distinción es de naturaleza reflexiva y dinámica.<br />34. Se trata de los fenómenos a los que la teoría sociológica se refiere con nombres como los de 'consecuncias no queridas de la acción', 'efectos perversos', 'efectos contraintencionales', etc. Véase Jon Elster, 1987, especialmente cap. 2.<br />35. Véase Ilya Prigogine y Isabelle Stengers, 1986.<br />36. La naturaleza humana es, obviamente, un presupuesto esencial de la vida social propia de nuestra especie. En concreto, es ella la que proporciona el 'combustible libidinal' que representa el input energético fundamental de la acción e interacción humanas.<br />37. La teoría sociológica se preocupa a menudo de 'las consecuencias no queridas de la acción'. Pero considera con mucha menor frecuencia un problema asociado: ¿a dónde van a parar esas consecuencias no queridas? Porque, ciertamente, no todas ellas se pierden en la nada, sino que juegan un papel constitutivo esencial en la vida social -especialmente en la de las sociedades complejas. La noción de 'estructuras disipativas intencionales' trata justamente de hacer frente a ese problema.<br />38. La justificación adecuada de este punto de vista requeriría un tratamiento pormenorizado del concepto de intencionalidad, que no es posible abordar en este trabajo.<br />39. Véase Pablo Navarro, 1996.<br />BIBLIOGRAFIA<br />Bechtel, W., Filosofía de la mente. Una panorámica para la ciencia cognitiva, Madrid, Tecnos, 1991.<br />Chialvo, D. R. y Millonas M. M., "How Swarms Build Cognitive Maps",http://www.santafe.edusfi/publications/Abstracts/95-03-033abs.html, 1995.<br />Davies, P., La mente de Dios. 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Los desafíos éticos en un contexto de incertidumbre<br />3. Las incongruencias en el pensar y el hacer inmorales.<br />4. El vacío ético en las organizaciones.<br />5. Los círculos viciosos y virtuosos.<br />6. Las organizaciones pragmáticas o inmorales.<br />7. Las organizaciones indiferentes o amorales..<br />8. Las organizaciones responsables y solidarias.<br />9. La ética como un modelo de superación.<br /><br />1. La racionalidad finalista y las razones morales.<br /><br />El presente trabajo propone un análisis de las organizaciones desde la perspectiva ética y brinda elementos para la construcción de organizaciones responsables. El análisis refiere a la importancia de los principios morales y de los valores sociales en la definición de los propósitos, el diseño y la gestión de las organizaciones. Hablamos de las organizaciones en un sentido amplio, incluyendo en este concepto diversidad de entidades como escuelas, fábricas, hospitales, comercios, fundaciones o sindicatos. Sobre este marco general, vamos a hacer referencias específicas al caso de las organizaciones de negocios, sus dualidades desde la perspectiva ética y las formas de superarlas. El punto de partida es que en toda organización vivible deben respetarse y aplicarse los valores de libertad, justicia, equidad, transparencia, solidaridad, honestidad, igualdad de oportunidades y la dignidad del trabajo. <br /><br />Partimos del deber ser (no de una opción), asumiendo por lo tanto que esos valores hacen a la condición humana y lo deseable en las relaciones sociales. Son fines y condiciones que permiten una vida digna, tanto en lo individual como en lo social. A lo largo de nuestro análisis intentamos develar las realidades que ayudan y que limitan la libertad, la justicia o la equidad en las organizaciones. Cuanto hay en esta realidad de buena o mala voluntad, de actitudes solidarias y egoístas, de educación responsable o un desinterés deliberado. En el plano de lo interno, nos preocupa la calidad humana de las decisiones; en lo externo, la responsabilidad social de las organizaciones. No sólo el impacto de una gestión ética sobre la vida interna de la organización sino también sobre la salud o la pobreza en el contexto social mas amplio.<br /><br />La organización actúa como un conjunto social en el sentido que es mas que la suma de los individuos que la integran. Esto significa que tomada como actor, es más que la opinión de sus cuerpos directivos. Tal como afirma G. Enderle (1998) el concepto de "actor moral significa que la compañía además de su condición de persona jurídica es capaz de tener una conducta moral, puede ser considerada responsable y debe rendir cuentas desde una perspectiva ética". Actor moral porque como conjunto social puede asumir una postura proactiva, educar, condicionar y orientar a sus componentes. Este hecho no sustituye el rol de sus integrantes, es decir, se suma a las responsabilidades propias de los individuos que toman las decisiones en forma personal dentro de sus respectivos espacios de libertad. Pero aquí nos preocupan las decisiones de conjunto y su relación con los valores sociales. <br /><br />La idea de la organización como construcción social implica que los participantes se relacionan a partir de alguna forma de acuerdo que sostiene al conjunto. La idea de responsabilidad en la relación laboral tiene sentido en la medida que la reglas no sean impuestas y que ellos puedan ingresar o retirarse libremente. A ello refiere la obra de T. Donaldson (1985), con su enfoque del contrato social aplicado a las corporaciones, un acuerdo que también incluye consideraciones de orden moral, tanto explícitas como implícitas. Como explicación del comportamiento responsable (en tanto deber ser) dicho autor propone el modelo de un contrato basado en la conciencia y el consentimiento de las partes sobre valores conocidos. Las partes deben respetar sus derechos para que la organización sea viable en lo interno y aceptada socialmente. El enfoque del contrato social es contrario al intento de subordinar el bienestar de los individuos al de la organización.<br /><br />En los hechos, la organización se construye a partir de alguna forma de acuerdo para producir bienes y servicios, como brindar ayuda, protección, educación, salud, etc. En el comienzo se explicitan ciertos propósitos que de allí en mas deberán orientar las decisiones. Esos propósitos múltiples son la base de la racionalidad finalista de la organización y sus directivos en cuanto a la tarea administrativa. También la tecnología de la producción y la competitividad ponen sus condiciones de eficacia y eficiencia. Esta racionalidad es constitutiva de la organización, pero no es el único fundamento que la sostiene o la hace viable. Es un sistema de producción pero también una comunidad moral, donde los agentes para convivir deben asumir la responsabilidad por sus actos. Como destaca P. Davis (l998) ello es visible en los modelos cooperativos, donde son constitutivos los principios de solidaridad, asociación voluntaria y control democrático por los socios. Bajo este último modelo, la racionalidad orientada a los objetivos no puede ir mas allá de las condiciones que derivan de los principios de identidad cooperativa.<br /><br />Tanto en el campo de los modelos competitivos como de los colaborativos, la racionalidad coexiste con los procesos sociales y culturales que son vitales para las organizaciones. Esta coexistencia instala una cuestión básica para nuestro análisis: la exigencia de la eficacia frente al deber ser o lo moralmente correcto. ¿Por qué una empresa habría de preocuparse por la justicia o la corrección de sus actos si ella cumple con las leyes, produce bienes necesarios y más aún cuando los individuos aceptan las normas existentes?. En las empresas existe “la antinomia de la acción”, es decir, situaciones donde ocurre “lo malo de lo bueno”. Por caso, como los estados de alienación y frustración en el plano humano que suelen asociarse a las nuevas tecnologías destinadas a reducir los tiempos y aumentar la producción. <br /><br />Desde la visión ética dicha antinomia y el malestar resultante requieren ser superadas con proyectos de mejora en las relaciones y en las condiciones de trabajo. La ética no se limita al análisis de la legalidad de los actos sino que razona en términos de lo deseable, de lo valioso y valorado socialmente. Lo correcto se basa en convicciones pero también en razones que buscan el bienestar en la organización. Lo inmoral afecta la condición humana y vulnera la naturaleza social de la organización, aún en las situaciones donde los directivos se mantienen dentro del orden jurídico. La razón moral refiere no solamente a lo legítimo en términos de las reglas vigentes, sino que implica una valoración desde lo justo y lo equitativo.<br /><br />La sola conveniencia o la búsqueda de utilidad desde un grupo (socios, propietarios, accionistas) no es un argumento aceptable para la mirada ética, que requiere de una actitud solidaria y la voluntad de priorizar lo bueno. Actuar dentro los valores no admite pensar todo en función de las ventajas de una transacción. Pero la situación es compleja porque las empresas son fuentes de empleo y prestan servicios requeridos por la comunidad, pero también enfrentan decisiones que no desearían tomar (reducir el personal). Esta dualidad no siempre representa o deviene en una contradicción. Aún en el campo de las transacciones económicas, debemos recordar que el respeto a los principios humanitarios es un elemento básico para el crecimiento de la organización. El actuar siguiendo intereses no implica que los medios elegidos deban ser necesariamente incorrectos. Sin renunciar a los fines de la institución, es necesario mejorar los procesos decisorios para que ellos reflejen la razón moral, antes que las relaciones de poder o los intereses de los grupos dominantes.<br /><br />La ética es un saber que orienta los comportamientos. Pero no es un saber instrumental, porque requiere convicción, consentimiento y compromiso en las prácticas y relaciones. No solo se trata de cuidar la inversión o mejorar el rendimiento a largo plazo. En el marco de la llamada dirección estratégica o en la búsqueda de agregar valor a las empresas se habla de la ética y los valores compartidos como instrumentos de crecimiento. En los estudios de gestión a veces se define a la ética empresarial como una necesidad estratégica.<br />Por ejemplo, afirmar que "tanto la estrategia como la ética comparten un mismo punto de vista de aproximación a la realidad: la adecuación de los medios para lograr unos determinados fines" (Otiz Irbaz, 2001). Al respecto, queremos destacar que visión ética requiere que esa "adecuación" respete los objetivos sociales de la organización.<br /><br />Cuando se enfatiza en la funcionalidad de las decisiones, ellas se alejan de las razones morales y en su lugar se ponen al servicio de una racionalidad finalista o instrumental. Este enfoque olvida que la ética tiene que ver con el bienestar, la condición humana y las necesidades sociales, y no solamente con los resultados operativos de la organización. Aunque los resultados buscados se expresen como una mejor educación o salud, el concepto de "mejor" implica que las formas también deben ser correctas. La razón moral nos dice que la distribución de ayuda en alimentos no debe medirse solo por kilogramos sino también por la justicia y la forma digna de hacer llegar los productos. A pesar de ser efectivas o exitosas, no son admisibles las decisiones que generan exclusión, marginalidad o diferencias injustas. Respecto de las formas de gestión, la ética se relaciona con los procesos democráticos y equitativos en la toma de decisiones. <br /><br />2. Los desafíos éticos en un ambiente de incertidumbre.<br /><br />La calidad ética de la organización no es un atributo que se resuelva en el marco de su realidad interna. La influencia del entorno tiene bases ciertas pero también puede ser un argumento para justificar las decisiones injustas. Hay una relación compleja entre la voluntad de los directivos y las condiciones externas. Los directivos de las organizaciones en el marco de su lucha en los mercados, defienden sus decisiones incorrectas (en términos morales) hablando de la lucha por la supervivencia. Dicen que su función es hacer crecer a la organización, lo cual deriva en un beneficio no sólo para sus integrantes sino también para la población. Por caso, se justifica la presión al proveedor (que puede provocar su quiebra) diciendo que esa actitud permitirá bajar los precios al consumidor. Es el discurso que intenta ocultar la intencionalidad presente en las prácticas desleales y presentarlas como un mecanismo de defensa.<br /><br />Con un sentido crítico podemos analizar los hechos indeseables de la organización respecto del contexto socio-económico, aunque se oculten tras el discurso ideológico de la competitividad. Las actividades injustas e inmorales en el contexto se realizan de muy diversa manera, visibles o enmascaradas. En este contexto pueden citarse: a) la contaminación ambiental y la elaboración de productos agresivos para la salud de la población, que no está advertida sobre dichos daños potenciales, b) la corrupción, entendida como la compra-venta de voluntades para lograr privilegios u obtener impunidad respecto de los actos delictivos, como también las acciones y los acuerdos basados en el abuso del poder con fines ilegítimos, c) el impacto social de las situaciones de marginación y exclusión que provocan las organizaciones desde las estrategias de racionalización y las políticas de ajuste en el área de personal, d) la lucha competitiva desleal y sin límites morales, como las campañas basadas en la difamación y otras estrategias agresivas para crecer en los mercados.<br /><br />El contexto es vital para las organizaciones y desde la perspectiva ética no es una realidad que deba mirarse en forma pasiva o complaciente, sólo para posicionarse o sacar ventajas. Pero los cambios necesarios tampoco dependen de las actitudes aisladas desde las organizaciones sino que requieren de las condiciones políticas en el contexto. Y las organizaciones pueden y deben contribuir a través de sus formas de gestión basadas en valores compartidos. Al hablar de condiciones políticas nos referimos a los procesos de democratización, las formas de independencia para la justicia, las leyes antimonopolio, las normas que ponen transparencia en los mercados, la defensa del consumidor, la mejora en los convenios laborales, la desregulación de las trampas burocráticas, la libertad de expresión. Son ejemplos de decisiones de política que van en el sentido de mejorar las instituciones en un sentido ético. Surgen preguntas importantes: ¿qué deben hacer las organizaciones durante la transición?. ¿Qué modelos de gestión ayudan a la democratización y la calidad de vida?. ¿Hasta donde las decisiones técnicas son neutrales o por el contrario traen nuevas desigualdades o refuerzan las relaciones de poder?.<br /><br />Respecto del medio externo, es cierto que las organizaciones operan en un contexto de incertidumbre, con factores que no controlan y deben enfrentar a grupos con los cuales compiten. Es en ese contexto donde la organización debe obtener los insumos y recursos que necesita para sus procesos productivos. Pero también es cierto que desde el contexto hay reclamos y demandas éticas vinculadas con la equidad en las relaciones laborales, la calidad en las prestaciones y la honestidad de las conductas. En lo que hace a la fuente de recursos, debemos destacar que en la producción no sólo cuenta lo externo sino que también la cultura (con sus valores éticos) y el capital social (interno) son un soporte indispensable para la calidad y continuidad de las prestaciones.En este sentido B. Kliksberg (2000) señala que: "La cultura no es un mero instrumento. El desarrollo cultural es un fin en sí mismo de las sociedades. Avanzar en ese campo significa enriquecer espiritualmente a una sociedad y a sus individuos".<br /> <br />No todas las organizaciones están dispuestas a asumir su responsabilidad social, en particular cuando en ellas prevalecen grupos que tratan de imponer sus particulares intereses. Además, en un contexto de desregulación o desarticulación de los controles públicos, dichas organizaciones están en condiciones de aplicar su poder de negociación y avanzar con sus objetivos sectarios por sobre el interés general. También están las organizaciones que debido a pequeña dimensión ven el contexto como una realidad inamovible con la cual hay que negociar o pactar. Ellas miran el contexto con una actitud resignada. Para otras, las relaciones de desigualdad e injusticia son un estado inaceptable que debe y puede ser reformado. Mas adelante veremos, desde un perspectiva ética, cuales son las características y como operan estas diferentes categorías de organizaciones.<br /><br />3. Las incongruencias en el pensar y el hacer inmorales.<br /> <br />El razonamiento ético enseña que los principios morales son una condición para las relaciones, no una variable de ajuste. Sobre estos principios es posible construir la actividad cohesiva, la posibilidad del “hacer juntos”. Por ejemplo, la honestidad y la integridad, no son conceptos transitorios, válidos por ahora o mientras sean útiles a ciertos grupos. La dignidad del trabajo, la transparencia en las comunicaciones, la remuneración justa y la responsabilidad por las prestaciones o servicios, deben tomarse como ideas permanentes, no como una cuestión de modas, opciones o estrategias directivas.<br /><br />Es peligroso confundir el avance tecnológico con la flexibilidad en los principios o fundamentos éticos de las decisiones. En todo caso, la flexibilidad en los valores tiene que ver con el consenso y los derechos humanos, no con las estrategias directivas. Si el management considera que todo lo existente debe cambiar (incluyendo los principios), ello es una forma de debilitar la organización, porque se desdibujan sus rasgos y se hace impredecible para sus integrantes. La visión relativista (según la cual no hay raíces que respetar) lleva a pensar que los acuerdos se mantienen mientras duran los intereses. En este contexto, los contratos no comprometen, sólo expresan la voluntad del momento (“era lo que pensaba cuando firmé”).<br /><br />Cuando se pierde la visión de lo correcto y lo aceptable, la organización se hace mas vulnerable a las influencias externas, es permeable a entrar en negocios también borrosos. Los expertos hablan de empresas flexibles o transitorias como si fuera una estrategia pensada o deseable en un entorno cambiante. Para mostrar razonabilidad, los directivos dicen a posteriori que ese resultado es el pensado, que está dentro del modelo aceptado. Esta actitud implica armar una explicación después de los hechos, no hay razones o fundamentos sino tan sólo descripciones. La inestabilidad es también el resultado de no distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo justo e injusto. Se sabe como comercializar pero no como respetar la dignidad o la libertad en el trabajo.<br /><br />Las empresas que dicen ser competitivas se adjudican ser abiertas o desarrollar una cultura del cambio, pero es previsible que se cierren cada vez más tras sus propósitos de mercado. En la medida que deben prestar servicios con personal preparado e informado enfrentan el dilema de divulgar datos que son una muestra de la dualidad en las políticas. Junto con los programas de capacitación, el personal también toma conciencia que sólo importa como parte de un dispositivo de venta. N. Aubert (l993) en su crítica a la excelencia señala el vacío en que caen los individuos al no encontrarle sentido a su presencia en la empresa (aprenden que son prescindibles).<br /><br />Es obvio que las empresas no son centros de investigación y que su problema no es filosofar sobre la verdad, sino hallar mejores formas de producir y prestar servicios para mejorar la calidad de vida. Pero no ser una academia tampoco significa que en una empresa sólo se acepte aquello que funciona (bien o mal), o que genera rendimientos. Como un centro de salud focalizado en optimizar el índice de camas ocupadas o la productividad del quirófano. En estos casos la organización se convierte en un mero artificio, un mecanismo impersonal y burocrático, con procesos de poder y tramas de intereses que solo buscan autosostenerse. Cuando se duda de los valores y principios, y no existen códigos de conducta compartidos, la organización se hace tanto improbable como indeseable en términos sociales.<br /><br />4. El vacío ético en las organizaciones.<br /><br />Nos proponemos avanzar en el análisis de la relación entre los modos de gestión y los valores sociales en las organizaciones, en especial en el ámbito de las empresas de negocios. Hablamos de vacío ético cuando las decisiones directivas solo se orientan a incrementar la eficacia de las operaciones y las políticas se razonan desde la ecuación costo-beneficio y midiendo sus efectos sobre el balance de resultados. No se consideran las consecuencias en términos de la justicia o equidad en las relaciones, tanto hacia el interior de la organización como en sus relaciones con la comunidad. Por ejemplo, la injusticia de la sobrecarga de tareas sobre empleados que deben aceptar una obligación que los excede por temor a perder su empleo, o bien las prácticas monopólicas que intentan terminar con los competidores y mantener en cautiverio a clientes o usuarios.<br /><br />El vacío ético es visible en las llamadas organizaciones pragmáticas donde el fin justifica los medios, se privilegian los resultados y sólo se piensa en el modo de ampliar los espacios de poder. Sus directivos consideran que si algo funciona en la práctica (aún a través del engaño), su eficacia también está justificando la decisión o bien la legitima por tratarse del mundo de los negocios. No siempre los directivos están solos en su razonamiento egoísta. Es posible que ellos deban actuar en un ambiente donde operan mecanismos normalizados que amparan o dan impunidad a las relaciones de fuerza y las acciones ilegales. Por ejemplo el hábito del soborno o los pagos indebidos tanto para lograr contratos como para realizar prácticas ilegales o evitar controles públicos (contrabando, evasión impositiva).En el plano del discurso, esos directivos se muestran como víctimas de males externos; dicen que sólo les queda defenderse frente a la corrupción reinante y lo hacen copiando las prácticas desleales. <br /><br />Nos proponemos marcar las dualidades y contradicciones de esta visión pragmática y egoísta de la realidad organizacional. Primero, por la falta de sinceridad en los argumentos. Porque esos mismos directivos contribuyen a fomentar la inmoralidad que luego ellos denuncian (a la vez que la aprovechan). Desde nuestra posición crítica, vemos que esa realidad negativa se debe a las acciones de ciertas corporaciones que contribuyen a degradar su medio ambiente, y lo hacen en beneficio propio. Por ejemplo, sus pagos a los inspectores destruyen el sistema de controles que luego critican o consideran ineficiente. Son como las empresas que fabrican muebles y se instalan en un bosque que van talando (sin reforestar) hasta que agotan su propias fuentes de abastecimiento.<br /><br />Un segundo elemento de la contradicción es el efecto indeseable para esas mismas organizaciones que se destruyen o debilitan en lo interno debido a su propia indiferencia o complicidad con el contexto inmoral. La falta de valores es un enemigo interno, que se fortalece con esta actitud intencional, complaciente o cómplice de los directivos. Los empleados desconfían de la dirección y recelan entre sí. Saben que están solos, a pesar que se les pide trabajar en equipo. Es posible que se logren resultados en el corto plazo, y se reemplace a los empleados disconformes. Pero con ello también se reduce la cohesividad de la organización, se hace mas difícil mantenerla. En este ambiente es ingenuo hablar del capital intelectual, del activo humano, la visión compartida o la misión social de la organización. Todo queda en el nivel del discurso.<br /><br />Las estrategias de management en un ambiente agresivo llevan las relaciones al límite de la ruptura. Se instala la moral de las fronteras, donde prevalece el oportunismo por sobre los principios y se está al borde de lo destructivo. Los gerentes ganan más por su pase de una empresa a otra, que por cumplir con los proyectos asumidos y sus compromisos en cada una de ellas. Los balances no reflejan ese ambiente negativo, donde predomina la hostilidad y las formas de motivación que solo se basan en el incentivo financiero. Como ocurre con otros modelos económicos y de gestión administrativa, cuando el esquema competitivo se lleva al extremo, se notan sus falencias y aparecen consecuencias contrarias a las buscadas.<br /><br />Cuando prevalece la idea de vencer a cualquier costo, tomando el éxito como medida de lo correcto, la organización pierde su carácter de entidad social. Pierde equilibrio en sus propósitos y esta desviación es conflictiva. Se convierte en un ambiente indeseable donde Un indeseable ámbito donde se privilegia la fuerza y los resultados por sobre el desarrollo de sus integrantes, que son considerados como “recursos” humanos. En un ambiente donde todo es posible (carente de principios), los individuos viven bajo tensión, porque lo correcto se hace incorrecto junto con los cambios en los intereses de los grupos dominantes. Los participantes trabajan bajo exigencias contradictorias o dobles vínculos (P.Watzlawick 1989). Por caso cuando reciben la instrucción de ser creativos e innovadores a la vez que se sanciona a los transgresores. O cuando se les exige una actitud competitiva al tiempo que también se los evalúa por su buena disposición hacia la colaboración y el trabajo en equipo. <br /><br /><br /><br />5. Los círculos virtuosos y viciosos<br /><br />Las formas mecanicistas de organización pueden llevar a un aumento en la eficiencia de las actividades, pero la presión por los resultados también lleva a formas de resistencia. Esto puede derivar en crisis pero también en nuevas medidas de racionalización desde la dirección. Se articula un proceso que se refuerza o realimenta en el tiempo adquiriendo la forma de un círculo vicioso, por lo inmoral. La no consideración de los valores sociales se instituye, se sostiene desde los procesos de poder. Los sistemas de recompensas y sanciones en las organizaciones mecanicistas mantienen las relaciones laborales en un marco de desigualdad e injusticia. No es solo una cuestión de intereses sino también la visión de la organización como dispositivo productivo donde la tecnología define los términos de la relación laboral.<br /><br />Tal como he analizado en otra obra (J. Etkin, 1997) un drama para individuos y grupos es verse sometidos a una estructura donde lo injusto se normaliza. Y se manifiesta en los llamados sistemas perversos, donde se genera daño de manera razonada y en un marco de impunidad. En esta definición el daño refiere a las situaciones de discriminación, exclusión y las desigualdades injustas en los procesos de producción. Lo perverso es un concepto que refiere a la existencia de relaciones estructurales que sostienen la situación. Por caso, debido a la necesidad de los individuos de permanecer en la organización en un ambiente de desocupación. Y también porque son relaciones sostenidas desde el poder. En todo caso, los mecanismos de control y las sanciones son una parte importante de esta trama perversa.<br /><br />En cambio, las actitudes de respeto por los principios compartidos y la consideración de los propósitos sociales de la organización, mejoran las decisiones y también crean un ambiente propicio para la recurrencia de las prácticas de colaboración y solidaridad. Se instala un ambiente de confianza y credibilidad donde las actitudes egoístas no tienen posibilidad ni razones para desarrollarse. Este mutuo apoyo entre decisiones y el ambiente que promueve esas decisiones éticas nos permite hablar de los círculos virtuosos en la organización. Formas de comportamiento que generan reciprocidad en los demás. La circularidad refiere a que esos rasgos de responsabilidad, honestidad y respeto se mantienen sin necesidad de un dispositivo de auditoría o de controles externos a la organización. No son actos aislados o resultados de una negociación,son parte del carácter de la organización.<br /><br />La idea de los procesos virtuosos enfatiza en los rasgos y la actitud de los individuos y grupos en la organización. Refiere a la honradez, la cooperación, el respeto, la integridad. Esta idea destaca: a) la importancia los rasgos éticos como atributos, y no sólo como declaraciones o principios externos (códigos escritos), y b) la existencia de una disposición espontánea o natural (no obligada) para proceder en forma correcta y solidaria en las relaciones cotidianas. El tema de la virtud es incorporar esa disposición y esos rasgos no como un deseo sino como algo que es constitutivo de la organización. En este sentido, R. Solomon (l993) señala que "la esencia del enfoque de la virtud en la ética de los negocios es alejarse de la mentalidad que solo considera la rentabilidad y pensar los negocios como parte de una sociedad donde lo central es vivir bien con los demás y tener un sentido de autorrespeto, mientras que obtener utilidades es sólo un medio".<br /><br />Las dualidades en que vive la organización, pueden procesarse o bien superarse. Procesarse en el sentido de asumir los costos que devienen de las desigualdades o exigencias contradictorias. Superarse en el sentido de tomar posición sobre la necesidad de resolver las divergencias de base que están generando conflicto en las relaciones. Un tipo de divergencia refiere a los criterios de política que se están aplicando y que siempre implican sectores reconocidos y otros postergados. Es el debate entre las diferencias lógicas, y aceptables respecto de aquellas otras que son una demostración de poder desigual. Por ejemplo en el sistema de remuneraciones, en la distribución de la carga de trabajo, en la posibilidad de expresarse libremente y crecer en el empleo, en los recursos disponibles para realizar la tarea, en la igualdad de oportunidades. En un ambiente virtuoso estas reflexiones son una política en sí mismas, un reaseguro que las desigualdades serán criticadas.<br /><br />Cuando prevalece el enfoque mercantilista no hay voluntad de superación sino de manejo de la crisis y negación del malestar. Los directivos tienden a pensar que en las relaciones humanas toda conducta es modificable y eso tiene su precio. Este mercantilismo hace escuela a favor y en contra del sistema. Porque se induce a pensar las relaciones como transacciones y el obtener ventajas es un mérito. Así aparecen los negocios dentro del mismo negocio, las aduanas internas con sectores que exigen el pago de peajes o comisiones, la compra venta de información entre ejecutivos, el tráfico de influencias para lograr el manejo de ciertas cuentas o cargos clave (que “se cotizan en bolsa”). La empresa se llena de estos "emprendedores" que se quedan con parte de su patrimonio Al interior de la organización hay ingresos por ventas que no suman en el balance de la organización; es como una productividad de lo inmoral, no registrada.<br /><br />¿Cómo se puede conducir una empresa cuando las partes desconfían entre sí, cuando toda relación es sinónimo de transacción o especulación, cuando todos están pensando en su conveniencia personal y no en lo deseable o razonable para el conjunto, cuando se busca someter a los usuarios antes que atender sus legítimas necesidades?. En los hechos es posible sostener esta realidad (de los círculos viciosos) pero sobre la base del poder, los controles y un fuerte sistema de recompensas y sanciones en función de los resultados. Estas situaciones consumen una parte creciente de los recursos de la organización De hecho estas organizaciones funcionan con un alto costo, no por ineficiencia sino por carecer de principios y proyectos compartidos.<br /><br />Los directivos de organizaciones utilitarias suelen rechazar las críticas diciendo que ellos o "hacen los deberes", con referencia a las reglas de juego que se imponen en los mercados. Dicen que aún viendo la inmoralidad de sus acciones, no las pueden evitar y además las consideran normales (“todos lo hacen”). Otros directivos sostienen que no pueden salirse de una realidad que no han creado. Tal como afirma T. Peters (1993) en su "chaos management"... "nada de estados de ánimo, lo que cuenta es la acción". Pero también la realidad nos muestra la existencia de empresas eficaces y rentables que actúan en forma responsable, no entran en negocios ilícitos y respetan al ciudadano en sus derechos, sean o no clientes. A continuación se ofrece una categorización de las empresas basada en el rol que le asignan a los valores éticos en sus procesos decisorios.<br /><br /><br /><br />6. Las organizaciones pragmáticas o inmorales.<br /><br />De la relación entre los propósitos (legítimos) de la empresa y el contexto agresivo en que intentan crecer, surge una situación de tensión que debe ser enfrentada. Tensión entre las fuerzas de producción y las condiciones del entorno (amenazas y obstáculos) que deben salvarse para continuar con vida. Por ejemplo, en los proveedores del Estado, la tensión entre la necesidad de colocar sus productos y los intereses burocráticos que ponen obstáculos a las operaciones. La respuesta a la tensión difiere entre las diversas organizaciones y unidades de negocios. Un factor de la diferencia radica en la posición ética de sus dirigentes.<br /><br />En esta realidad es posible distinguir entre tres categorías de empresas con sus respectivos enfoques de conducción: a) las pragmáticas o inmorales, b) las indiferentes o "adaptativas", y c) las responsables y solidarias. También se dan combinaciones de estos rasgos dentro de la misma organización, donde coexisten grupos que respetan la legitimidad con otros que prefieren actuar sin reservas morales. Como sus nombres lo indican, las diferencias de categorías tienen que ver con los criterios para decidir, el peso relativo de los factores económicos, sociales y políticos, la importancia que se asigna a la imagen de la organización y su continuidad en el largo plazo.<br /><br />Las empresas que he denominado "pragmáticas" sólo se preocupan por hacer negocios y el logro de sus objetivos justifica todos los medios, sean o no lícitos. Ellas utilizan el contexto corrupto como una explicación de sus propias inmoralidades, por ejemplo hacer pagos indebidos para conseguir negocios, sobornar a inspectores, engañar a clientes, no cumplir con sus contratos, crear sociedades para luego vaciarlas y hacerlas caer, etc. Los directivos deciden así porque dicen que "se puede", porque "lo hacen los demás", porque "no está reprimido", porque en los negocios "todo vale". Para los gerentes la prueba de su eficacia es que hacen esto, y quedan impunes. La preocupación por lo que funciona, sin otra consideración social o cultural parte de un enfoque que toma a la etica y a las operaciones productivas como dos mundos separados. Como destaca G. Enderle (l998) "por un lado se postulan y se admiran principios, normas y valores éticos elevados, y por otro, la vida práctica de los negocios sigue su curso sin verse afectada por esos ideales éticos".<br /><br />Es importante recordar que parte de los integrantes de estas organizaciones trabajan en ese ambiente individualista por necesidad. Pero también hay personal convencido que ese clima es normal. Ellos valoran la competitividad, ven las desigualdades como algo razonable y piensan que en toda relación deben existir ganadores y perdedores. Son empleados que no actúan engañados ni de mala fe, es su forma de pensar. Ellos representan la visión autónoma de la organización, la cultura interna, los intereses dominantes. Cuando decimos que descuidan los valores lo hacemos desde una mirada heterónoma, mas preocupados por las implicancias sociales de esta actitud y no solo por el balance de la corporación. El debate sobre la cuestión del vacío ético requiere un análisis crítico de la cultura organizacional, aún cuando ella sea aceptada o resultado de una ideología compartida.<br /><br />El modelo pragmático o utilitario se afirma sobre la idea que sólo importa aquello que funciona y es conveniente. Es decir, lo eficaz es también lo verdadero. Por este camino todo es relativo, y un cliente puede ser valioso un día y despreciable al siguiente (si se atrasa en los pagos). Ser pragmático significa que los acuerdos son transitorios y oportunistas. Esta falta de principios lleva a la incertidumbre y la contradicción en la organización. Por ejemplo, se necesita y se declara que los empleados deben ser innovadores y creativos, pero ellos deben hacerlo dentro del pensamiento único o hegemónico de la empresa. Este pensamiento hace que sólo se acepten las ideas que generan recursos, que permiten reducir costos o elevar las ventas (una visión muy parcial de lo creativo, aunque también rentable).<br /><br />Para que la organización pueda avanzar en forma coordinada para el desarrollo de nuevos y mejores productos, se requiere del trabajo en equipo y la integración de esfuerzos detrás de una visión compartida. Pero es difícil el liderazgo y la articulación en grupos cuando al mismo tiempo desde la dirección se promueve una ideología individualista y actitudes egoístas. Un ambiente donde cada uno debe salvarse y "el ganador se lleva todo", donde prevalece la mentalidad del "yo gano, tu pierdes". Entonces no importan las relaciones humanas sino tan sólo la eficacia en el trabajo. Bajo el enfoque utilitario, la calidad de vida preocupa en tanto permite la mejora en los rendimientos y no como valor en sí misma. Y recordemos que desde la visión ética, los valores no son medios, sino principios a respetar.<br /><br />Es cierto que en todas las organizaciones y no sólo en las pragmáticas o utilitarias se dan procesos dialécticos o de oposición internos. Esto tiene que ver con la existencia de un orden prevaleciente, con las rigideces o esquemas uniformantes que aparecen en toda forma organizativa y de gestión. Pero en el modelo pragmático además es baja la posibilidad de una reflexión crítica sobre el propio orden o sistema oficial. Los individuos que se animan a cuestionar el modelo (contra la eficiencia impersonal o las prácticas desleales), corren el peligro de ser vistos como adversarios por la autoridad vigente.<br /><br />En este ambiente competitivo, las oposiciones (de opinión, intereses, saberes) se resuelven con más presión desde la cúpula, con renovadas fuerzas y mayores exigencias. O bien, desde una posición mas sofisticada, con nuevos mecanismos de persuasión, pero en todo caso, sin ideas superadoras. Los avances se dan solo en el plano de lo tecnológico y en el quehacer financiero, no en la dimensión de lo humano, lo social o cultural. Lo pragmático o utilitario lleva hacia el mito de la "empresa virtual", más optimizadora de lo existente que creadora de nuevos puestos de trabajo. Es virtual porque se basa en el marketing de servicios y las redes informáticas, antes que en el desarrollo humano o la interacción social.<br /><br />La actitud pragmática funciona haciendo abstracción o tomando distancia de los principios o valores. No tiene un deber ser, una idea de lo correcto desde lo social. La organización aparece sólo comprometida con los hechos. A la pregunta ¿ eso es bueno o malo?, sus directivos contestan diciendo: lo importante es que funciona, ofrece resultados deseables en términos económicos o de poder. Como señala J. Mouel (1992) los directivos consideran (en forma errónea) que las técnicas son neutrales y si una medida es eficaz también es justa.<br />Con esta visión, en un periódico pragmático, si una noticia vende entonces será publicada. No por la calidad de sus contenidos sino por sus resultados. En un laboratorio, una droga se publicita y se promueve su uso, disimulando las contraindicaciones. Con el mismo criterio, si aumentar la producción requiere reducir las condiciones de seguridad en la fábrica, aún así se asumen los riesgos de la decisión.<br /><br />Hay un pragmatismo irresponsable que actúa por interés y no repara en las consecuencias sociales de sus actos. Se moviliza mediante dirigentes proactivos, que saben técnicamente lo que hacen y maniobran con el poder y las influencias. Son estilos y políticas de empresa que generan efectos colaterales peligrosos, para terceros y para el propio sistema. Por caso, se ofrece empleo pero también se plantean exigencias crecientes y enfermantes (por lo contradictorias). Se construyen nuevas fábricas, pero también se degrada el medio ambiente. En los centros de salud los servicios se orientan hacia quien puede pagarlos y sólo hacia las dolencias "rentables". Se abren hogares de ancianos, pero ellos mantienen en cautiverio a sus internados (ignoran sus libertades). Una escuela incorpora profesores cada vez más jóvenes, no por su creatividad sino para pagarles menos y exigirles más.<br /><br />Aunque no siempre están fuera de la ley, estas prácticas son inmorales o destructivas y se mantienen a través de la fuerza o el abuso del poder. En este sentido son sistemas perversos (J. Etkin, l999) porque tienen sus recursos, funcionan bajo sus propias reglas y se sostienen aunque sus efectos son negativos para el entorno o sus integrantes más débiles. No estamos haciendo una crítica al empirismo o practicidad de las decisiones de conducción, a su búsqueda de eficacia. La crítica refiere a su falta de inteligencia y su omisión de los principios éticos. No por el hecho de ser competitivas son inmorales o ilícitas. Pero esas mismas organizaciones podrían ser productivas y rentables de otra manera. El hecho es que ellas prefieren el camino corto de lo no reflexivo pero efectivo en el corto plazo. <br /><br />7. Las organizaciones indiferentes o amorales.<br /><br />En cuanto a las empresas que calificamos como indiferentes, su actitud es la de acompañar los hechos, de acomodarse a las demandas del contexto, de crecer al amparo del poder dominante. Se adaptan a los cambios sin sentido crítico, siguen las modas y se exhiben como empresas actualizadas. Son organizaciones que solo reaccionan para mantenerse a flote o se adaptan a las situaciones del contexto en forma pasiva. Son socias del silencio (o de las corporaciones más grandes). Hacen negocios sin preguntar, sin cuestionar, sólo piensan en quedarse con algo en la transacción. No promueven proyectos ilícitos, pero no dudan en ser proveedoras o usuarias de las organizaciones inmorales y recibir algunos pagos colaterales. Por ejemplo, los bancos y otras instituciones financieras que aceptan ser utilizadas para movilizar dinero mal habido, sin indagar sobre sus orígenes.<br /><br />La idea de los directivos en las empresas indiferentes es que la realidad indeseable (el delito, la corrupción, la inseguridad jurídica) los supera, de manera que sólo les queda hacer lo posible por sobrevivir en un medio agresivo. Argumentan que en caso de hacer denuncias, no van a encontrar el respaldo de los jueces (también indiferentes). El temor y la ansiedad hacen que estas empresas sean inestables o neuróticas. Viven en un clima de ansiedad porque no tienen capacidad de cambio y tampoco logran controlar los problemas que las perturban. Tratan de aparecer como espectadoras o socias involuntarias de la corrupción. Pero en los hechos también son cómplices porque, aunque en forma indirecta, la aceptan y se benefician con ella.<br /><br />Respecto de los valores, la gestión de estas organizaciones se caracteriza por sostener el relativismo respecto a que fines son valiosos y cuales no. Los directivos dirán que ello es una cuestión subjetiva o propia de la organización. Argumentan que no hay valores generales a respetar, sino que algo es importante según la apreciación personal de quien decide. Dejar a alguien sin trabajo, reducirle el sueldo o discriminarlo, no es ni bueno ni malo, porque se relaciona con la situación concreta y las prioridades del momento. Estos directivos no se sienten obligados por ninguna creencia o principio. Pero son consistentes, porque se conducen defendiendo sus propios intereses y preferencias. Respecto al relativismo ético, R. Frederick (l999) explica: "cualquier elección es buena, a condición de que tenga una razón que al ejecutivo le parece buena. Todo lo que decide hacer es éticamente permisible para él, ya que está autorizado por un principio que el mismo ha elegido". Esto implica que trabajar en estas organizaciones es estar preparado para ser perjudicado, sin posibilidad de defensa.<br /><br />Las organizaciones indiferentes no se consideran culpables. Sostienen que ellas mismas son parte de un sistema que no controlan y las determina. Están sujetas por el orden instituido. Sólo les queda ocupar su lugar o intentar llenar los espacios no cubiertos por otras corporaciones. Sus directivos hablan del contexto y de las consecuencias de sus actos en tercera persona, de manera impersonal. Hablan de las fuerzas del mercado, la globalización, la lucha competitiva, la tercerización, etc. Se habla de estas fuerzas como si no tuvieran una localización espacial o responsables políticos concretos. Además se las toma como algo no modificable, como un producto de la evolución del sistema. Y a la evolución como una justificación, aún de las desigualdades. Como si el camino fuera en un solo sentido y en esa trayectoria, las unidades económicas aisladas o pequeñas debieran desaparecer.<br /><br />Bajo esta actitud dependiente, los dirigentes indiferentes, consideran que la desigualdad y la marginalidad de amplios sectores de la comunidad son una parte inevitable del estado de cosas, un precio a pagar por estar en el lugar donde se libra la lucha (y también por no tener con qué defenderse). La estrategia directiva en estas corporaciones es de carácter defensivo, está mas orientada a buscar con quien alinearse, asociarse, fusionarse. Mientras tanto, se preparan y hacen los deberes aceptando las reglas de juego. Por ejemplo, se encargan de las tareas indeseables previas a la fusión con otras unidades de negocios, como la racionalización y los cierres de las fuentes de trabajo. Según ellos, su falta de principios es asignable a causas de fuerza mayor. En realidad no solo carecen de principios sino también de creatividad. No intentan la búsqueda de otros caminos posibles y favorables. Su visión cerrada les impide imaginar la formación de redes cooperativas o colaborativas para ir mas allá de su propia capacidad operativa y poder superar los desafíos del contexto.<br /><br />8. Las organizaciones responsables y solidarias.<br /><br />En las organizaciones responsables, sus directivos no están pensando en valorizar las acciones para venderlas y salirse lo antes posible (y reiniciar el ciclo en otra empresa). Piensan en quedarse en organizaciones que perduran y crecen junto con sus integrantes. ¿Por qué no tomarlas como modelo?. Pensamos que ello es posible, que no hay un solo esquema exitoso. Inclusive los socios o accionistas pueden preferir un ambiente de mayor seguridad, confianza y estabilidad. Para ello se requiere una redefinición de los estilos competitivos o mercantilistas de gestión. Reconocer que la organización se articula con diversidad de grupos o actores y que esas diferencias deben ser reconocidas en cuanto a las creencias, los derechos o capacidades individuales.<br /><br />En una organización responsable o equitativa, se hace necesario transparentar los legítimos intereses en juego y los temas en conflicto. En particular debatir y hallar modos de apropiar los ingresos que eviten desigualdades no aceptables. Las empresas éticas son reflexivas, toman conciencia de los problemas de su propio funcionamiento, sus contradicciones y enemigos internos. No ocultan sus limitaciones: las debaten hasta encontrar puntos de coincidencia. Se discute sobre las armonías y disonancias, los acuerdos y divergencias, lo deseable y lo posible. Los directivos no ven estas dualidades como un antagonismo o un enfrentamiento entre adversarios, sino como tensiones o diferencias que deben debatirse pero siempre en el marco de principios, códigos de convivencia y un proyecto compartido.<br /><br />En la lucha por los mercados y el afán de crecer o posicionarse, las empresas aprovechan zonas oscuras de la ley, toman decisiones que son injustas o incorrectas que perjudican al medio y afectan derechos de los ciudadanos. Por caso, las campañas que inducen al consumo de productos nocivos para la salud o la difusión de información interesada para torcer la voluntad o manipular la opinión pública. También el uso de los salarios como variable de ajuste o ignorar las medidas de seguridad para aumentar la productividad (y los riesgos) en las fábricas. O el despido de personal con el pretexto del cambio tecnológico. Los directivos de las organizaciones utilitarias suelen argumentar que deben ser competitivos, que esas decisiones son el menor de los males y que todo sistema es imperfecto.<br /><br />En todo modelo de organización o proceso productivo hay imperfecciones. No es una enfermedad sino parte de los procesos de aprendizaje y el crecimiento. Hay conceptos que lo reflejan, como la idea del desorden creativo. Pero también es cierto que muchos directivos sólo piensan en bajar los costos monetarios como un ejercicio irreflexivo que ignora su responsabilidad social. Pero esta actitud puede traer consecuencias opuestas a las buscadas. ¿ Cual es el costo de conducir la empresa hacia un contexto de conflicto y oposición? Hacen aquello que parece más fácil, pero no lo más inteligente. Se preocupan por su imagen pensando que el espejo adecuado es el balance o el cuadro de resultados.<br /><br />Que un sistema sea imperfecto o perfectible, no quiere decir que su lado débil deba ser siempre la injusticia, el desajuste ético. ¿Por qué los errores perjudican siempre a los mismos agentes o sectores de la produccción?. En todo caso: ¿por qué no atenuar o compartir los costos de la transición hacia un sistema mejor?. Hemos analizado como ciertas formas de gestión eficientistas y cortoplacistas tienen que ver con estas realidades injustas, que se enmascaran con argumentos técnicos o la presión de la coyuntura. También hemos destacado la incongruencia del razonamiento que buscando incrementar la eficiencia o la capacidad competitiva termina por afectar la cultura y desintegrar el capital social de la organización.<br /><br />En el marco de la distinción que hemos propuesto mas arriba, las empresas instituciones reflexivas, conscientes o responsables, se hacen fuertes en sus principios o valores éticos. No por seguir creencias místicas o abstractas sino porque han resuelto operar en el plano de lo legítimo, lo honesto y lo socialmente aceptable. Sus socios, directivos y empleados se ponen de acuerdo en construir y mantener un ambiente sano. Respetan los códigos de comportamiento acordados, por convicción pero también como un rasgo de inteligencia. Saben que esa es la fuerza que los puede sostener en un entorno agresivo. No negocian con operadores corruptos. No pueden haber excepciones al respecto. No están solos, se unen con otras empresas honestas para defender reglas de juego equitativas en los mercados.<br /><br />La fortaleza de la organización y la conducción ética se basa en factores concretos, no sólo en sus intenciones. Se vuelca sobre la calidad de los servicios, la imagen de empresas confiables, la atención de las legítimas demandas de los usuarios. Y todo ello es vital (algo mas profundo que lo “estratégico”) porque hace a la razón de ser de las instituciones en el campo de los servicios públicos, la salud o la educación, por ejemplo. El carácter ético y la responsabilidad social no es discurso. Es un rasgo de identidad, una capacidad interna que cohesiona y moviliza. La gestión ética no es una manifestación de voluntarismo. También requiere capacitación y saberes profesionales, como los referidos a la transparencia en las comunicaciones, la equidad en la apropiación de recursos, las formas de legitimar la autoridad y los modos participativos de gobierno.<br /><br />La acción basada en principios éticos no es sólo la voluntad de actuar en forma correcta, sino que también tiene sus formas y requisitos. Desde la dirección se propone la discusión sobre los valores a sostener, se establecen ciertas condiciones que todos los integrantes deben respetar (por convicción y adhesión), y también se promueven métodos a seguir en los procesos decisorios. De manera que lo ético implica un código compartido, métodos de decisión, criterios de selección y capacitación del personal, formas abiertas de comunicación, una cultura democrática y políticas que reflejen el compromiso social de la organización con su contexto. En la organización ética, justa y equitativa, los criterios de eficiencia y eficacia operan en el marco de lo socialmente deseable. Y ello no configura una debilidad ni una ambigüedad, sino una toma de posición, una fortaleza y un marco de referencia conocido frente al cambio y la incertidumbre del medio ambiente.<br /> <br />En forma mas concreta, dicho marco de referencia incluye: a) explicitar las bases y criterios para la acción que se considera correcta, como no realizar ni aceptar pagos indebidos, no difundir información falsa, no hacer discriminación religiosa, política o de otro tipo, b) dar a luz los supuestos que están presentes en las decisiones, someterlos a discusión para quitar lo que puedan tener de dogma o prejuicio no fundado (por ejemplo el suponer que los obreros sólo trabajan por dinero o que deben ser vigilados), c) considerar y discutir los efectos indeseables de las decisiones que afectan a terceros no avisados o indefensos, d) reconocer las diferencias justas entre capacidades individuales (no masificar o uniformar), e) buscar el consenso como criterio prioritario en lugar de imponer la autoridad, f) confrontar o comprobar las fuentes antes de dar un hecho por válido o demostrado, g) aceptar las reservas morales de los individuos frente a situaciones que no comparten, para evitar la obediencia debida, h) establecer espacios y vías de comunicación para conocer las opiniones críticas a las políticas vigentes, i) ser transparentes en los datos que son valiosos para los empleados, en particular con la información referida a sus propias personas. Claro que los principios, criterios y métodos referidos al comportamiento ético, no se agotan en este enunciado. Pero, como vemos, no se trata de un código abstracto, retórico o ilusorio, sino de guías concretas para la decisión y acción. Que también son reconocidas por sus integrantes como pautas deseables y compartidas.<br /><br />Desde el razonamiento moral, no hay fórmulas sino posibles formas de gestión y esquemas de organización, adecuadas a la naturaleza de la organización. Ciertas prestaciones contienen a los valores en sí mismas, como la salud o la educación. Es posible que en la definición de las prestaciones aparezcan dudas sobre los valores a priorizar. Dilemas que se plantean en las situaciones límite. Por ejemplo la cuestión de asegurar la continuidad en el empleo frente al avance de la tecnología, o el derecho a la privacidad frente a la libertad de expresión en los medios masivos de comunicación. Son debates que no niegan ni ignoran los valores; se discute acerca del alcance de la libertad, la justicia o la equidad en las relaciones con clientes, usuarios o empleados. Por caso, los límites que separan el interés de la usura, o el monto del arancel médico que lleva a discriminar entre ricos y pobres en la atención de la salud.<br /><br />Con esto queremos destacar que los principios éticos no son una materia “objetiva”, una fórmula o esquema predefinido. Se trata de una construcción que se hace en el plano de lo intersubjetivo, y por lo tanto supone un compromiso, requiere diálogo abierto y una búsqueda de consenso. No se trata de reunir mayorías sino también considerar los efectos sobre los grupos minoritarios o desplazados por la decisión de conjunto. Entre otros autores M. Brown (1992) ha profundizado en los métodos para tomar decisiones con contenido ético. Destaca la necesidad de explicitar los prejuicios y las premisas subyacentes en la cultura de la organización para que las partes se entiendan. Luego, buscar un acuerdo sobre las prioridades que deben adjudicarse a los valores que están en discusión.“Algunas culturas de organizaciones dan por sentado que la verdad la descubre o revela la autoridad o el dogma, mientras que otras suponen que la verdad surge en el marco del diálogo”.<br /><br />La reflexión ética, basada en razones de orden moral requiere un ambiente democrático, no es sólo cuestión de técnicas o métodos decisorios eficaces. Tal como escribe el filósofo Ch. Taylor (1994) “razonar en cuestiones morales significa siempre razonar con alguien. Disponemos de un interlocutor y partimos de donde esa persona se sitúa, o bien de la diferencia real entre ambos”. El razonamiento moral es básicamente dialógico, considera la diversidad de posiciones que coexisten en las decisiones complejas. Pero también trata de la integridad y autenticidad de los individuos en sus relaciones y en sus prácticas. Por caso, no todos los médicos pensarán igual respecto a la alternativa de mantener con vida artificial o en estado vegetativo a un determinado paciente. La ética no acepta “fórmulas” al respecto, y sí la reflexión conciente y responsable como práctica compartida en ese centro de salud.<br /><br />Para que los agentes expliquen sus supuestos y dialoguen sobre sus prioridades de valor se requiere disponer de un ambiente transparente de comunicación y un sistema participativo en las relaciones de poder. La reflexión ética no supone una armonía previa; se produce en un ambiente de diferencias que deben ser superadas razonando en términos de valores sociales. No se trata de imponer soluciones porque la reflexión ética implica el respeto y la convivencia de concepciones diversas, pero sobre un sistema de prioridades compartidas. La idea de superación (que no equivale a “una solución”) refiere a buscar la unidad o el consenso en el marco de la diversidad que es propia de toda organización social.<br /><br /><br />9. La ética como modelo de superación.<br /><br />Frente a esta realidad compleja, nuestra posición destaca el carácter contradictorio de los modelos de gestión empresarios que buscando crecer en un contexto agresivo, incorporan en su interior la inmoralidad y la injusticia que dicen enfrentar hacia afuera. La paradoja es que pretenden que sus integrantes sean leales y creativos, aunque pueden perder su empleo en cualquier momento como producto de la lucha que ellos mismos deben fomentar. Se pretende que sean mercenarios hacia afuera y místicos hacia adentro. Se supone que pueden mentir para capturar clientes, pero deben ser creíbles en su trabajo con los demás. No hace falta ser un iluminado para darse cuenta que este modelo competitivo cruel, basado en el doble discurso y la inmoralidad, termina por afectar la capacidad social de la empresa y “quemar” a sus integrantes.<br /><br />Si lo vemos en términos sociales o comunitarios, esta realidad se nos aparece como un espectáculo irracional. Porque las relaciones sostenidas en el engaño, la fuerza o el interés egoísta llevan a situaciones de conflicto por la ruptura del contrato psicológico (las esperanzas) y la ausencia de valores compartidos. Frente a ello, las empresas éticas y las formas colaborativas de gestión, ofrecen otras posibilidades. No porque se promueve el voluntarismo o el idealismo, sino por cuestiones que permiten reforzar las relaciones e integrar los esfuerzos. Aún en un contexto agresivo, la organización (y la gestión) responsable se potencia por principios compartidos que permiten integrar sus capacidades internas y así enfrentar la incertidumbre externa.<br /><br />En un entorno ético, no se insumen energías en descifrar las intenciones o el doble discurso, porque las políticas no ocultan maniobras de poder. Las organizaciones intentan producir y crecer, pero sobre principios y valores compartidos, que no se negocian (aunque se debaten). No es cuestión de dogmas, de mitos o leyendas, sino de aspectos prácticos como la transparencia en las comunicaciones, la equidad distributiva de los ingresos y las formas participativas de gobierno. Es la convicción que para crecer no es necesario uniformar, imponer, mentir o agredir. Aún en un medio externo incierto, cambiante y competitivo.<br /><br />A medida que avanzamos con la visión ética aparecen situaciones cuya solución se vincula con las decisiones de política en la organización. Porque el debate sobre la desigualdad, la práctica de la libertad o los dispositivos de justicia se relacionan con los acuerdos constitutivos, los contratos sociales y los esquemas de poder en la organización. No puede pensarse en una superación ética (de las diferencias o desigualdades) en el vacío o en condiciones abstractas. La ética tiene una versión formal o declarativa que refiere a la discusión teórica sobre los valores y principios, y su permanencia en el tiempo. Es el debate sobre la importancia del razonamiento moral en las decisiones.<br /><br />Pero también la ética implica guías de comportamiento para ser aplicadas en realidades concretas, en la vida cotidiana de la organización. Una toma de posición desde donde se analizan y se formulan propuestas sobre los fines legítimos de cada organización, sobre la<br />responsabilidad por los productos y las prestaciones, las condiciones de equidad en las relaciones laborales y la igualdad de oportunidades (entre otros temas). En un sentido sustantivo es importante el debate sobre las formas de participación, los mecanismos de gobierno, los criterios para la distribución de ingresos y las bases de legitimidad del poder de quienes conducen la organización. Si la organización es responsable, su gestión habrá de incluir una posición ética (no mercantilista) sobre estos temas.<br /><br />Si la preocupación por la responsabilidad social de la organización es sincera, la ética no e queda en el plano de lo declarativo, de la sola reflexión o la enunciación de las misiones y propósitos. Pasar a la práctica no es sólo cuestión de prédica, instalación de imágenes de honestidad o redacción de códigos de conducta. Se trata de implantar formas equitativas de retribución, respetar y desarrollar los talentos, promover acciones educativas, tener comunicaciones abiertas y relaciones sinceras con el personal. En un sentido mas profundo o sustantivo, la visión ética también implica revisar las bases de los acuerdos constitutivos de la organización y sus formas de gestión para promover la justicia distributiva. <br /><br />Existe una necesaria intersección entre la posición ética y el análisis del poder y las decisiones de política en la organización. La distinción entre lo declarativo y lo sustantivo en la posición ética, indica hasta donde quieren llegar realmente los directivos con sus proyectos de cambio organizacional. Dada la disparidad de fuerzas que operan en la organización y las presiones del contexto, la versión sustantiva o profunda de la ética "no acepta la idea de la competencia como mecanismo armonizador de intereses y de eficiente asignación de recursos" (De Sebastián, 1999). La posición ética no se limita a observar o denunciar las desigualdades, no es solo evaluadora o justificadora. También lleva hacia una actitud movilizadora, hacia proyectos de cambio en el plano de las prioridades que deben guiar las decisiones económicas y de innovación tecnológica.<br /><br />En el marco de las organizaciones justas y honestas, las decisiones no son ideales, siguen siendo racionales en cuanto a la utilización de las capacidades. Hay una aplicación del potencial ético de la organización. En ese potencial, el factor humano es una capacidad y no un recurso. Lo ético no se limita a ser un razonamiento utópico. Lo importante es que la decisión directiva no se agota en el cálculo financiero; también se evalúan y se aplican estrategias considerando la equidad, el respeto por la ecología y la condición humana. Entonces sí es razonable (y no contradictorio) pensar que los individuos serán creativos en forma voluntaria. Es lógico pensar que ellos se comprometan e intenten ser innovadores en un medio incierto, cambiante y competitivo. Porque ellos se verán trabajando en un ambiente construido con valores, creencias y reglas aceptadas y respetadas en forma voluntaria. En el marco de una cultura organizacional también congruente con las necesidades y legítimas demandas que se plantean en el contexto social mas amplio. <br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Referencias<br /><br />Aubert, Nicole. El coste de la excelencia. De la lógica al caos. Ed. Paidós. Barcelona, l993.<br />Brown, Marvin. La ética en la empresa. Estrategias para la toma de decisiones. Ed. Paidós <br /> Buenos Aires, l992.<br />Davis, Peter. Cooperative Management: A Philosophy for Business. New Harmony Press.<br /> Londres, l998.<br />De Sebastian, Luis. El rey desnudo. Cuatro verdades sobre el mercado. Ed. Trotta. Madrid,<br /> l999 .<br />Donaldson, Thomas. Corporations and Morality. Prentice-Hall. New Jersey, 1985.<br />Enderle G y Tavis L. A Balanced concept of the Firm and the Measurement of Its Long<br /> Term Planning and Perfomance. Journal of Business Ethics, 1998. No. 17. Pag. 121-1144.<br />Etkin, Jorge. La doble moral de las organizaciones. Los sistemas perversos y la corrupción<br /> institucional. Editorial Mc Graw Hill. Madrid, l997 (reimpresión).<br />Frederick, Robert. A Companion to Business Ethics. Blackwell Publishers Ltd. Londres, l999.<br />Ibarz, José María y Mulder Duclós. Etica para seguir creciendo. Prentice Hall. Madrid, 2001.<br />Kliksberg, Bernardo. Capital Social y Cultura. Boletín PNUD-IIG. No.17, Setiembre de 2000.<br />Le Mouel, Jacques. Crítica de la Eficacia. Editorial Paidós. Buenos Aires, l992.<br />Peters, Tom. Le Chaos management. Ed. Intereditions, París 1993.<br />Solomon, Robert. Ethics and Excellence: Cooperation and Integrity in Business. Oxford University<br /> Press. Oxford, l993.<br />Taylor, Charles. The malaise of modernity. House of Anansi Press Limited. Londres, 1994.<br />Watzlawick, Paul. Teoría de la comunicación humana. Ed. Herder. Barcelona, l989<br /><br /><br /><br /> (*) Lic. Jorge Etkin. Licenciado en Administración. Director de la Carrera de Administración (UBA-Argentina). Sub-Director de la Maestría en Administración en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Profesor Titular de Dirección General (UBA). Profesor de Políticas y Estrategias de Empresa. Fue Director del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP)) y en la Dirección de Políticas Administrativas (Ministerio de Economía). Consultor de organizaciones públicas y privadas. Consultor en programas de UN, BID, OEA y CLAD. Autor de diversas obras: "Identidad de las organizaciones" (en colab. Paidós, Barcelona 1992). "La doble moral de las organizaciones. Los sistemas perversos" (Mc Graw Hill, Madrid, l997 reimpreso) "La empresa competitiva. Su auge y decadencia" (Mc Graw Hill, Chile 1996). "Metáfora y el doble discurso en política" (Eudeba, Bs.As. l999). "Política, Gobierno y Gerencia" (Prentice-Hall, Chile 2000).Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-37768061160585105532007-09-21T12:31:00.000-07:002007-09-21T12:36:13.969-07:00ETICA Y GLOBALIZACION- EDGAR MORIN<div align="justify">TRANSCRIPCION DE LA CONFERENCIA PLENARIA<br />Edgar Morin<br />Estoy muy contento de estar aquí, a pesar de los graves y difíciles problemas en que se<br />encuentra Argentina, América Latina y el planeta también.<br />Al hablar de Etica y Globalización no podemos obviar la fuerte conexión que existe entre la<br />noción de desarrollo y la de globalización. Podemos considerar que el fenómeno de la<br />globalización es un producto ocasionado por la aventura histórica de los países llamados<br />"desarrollados" y que el proyecto de la globalización consiste en llevar a cabo un desarrollo<br />federalizado. Pero en primer lugar realizare la crítica ética de la noción misma de desarrollo<br />y después veremos si existe un camino para la integración ética.<br />Si consideramos la noción de desarrollo desde un punto de vista ético, debemos saber que<br />no existe ningún tratado ético posible si pensamos que el concepto de desarrollo tiene como<br />núcleo una noción ética y económica. Es un concepto que contiene en sí mismo, los<br />conceptos de utilitarismo y de cualidad. Qué significa ésto? Que si nos limitamos a este tipo<br />de visión, caeremos, en consecuencia, en la ignorancia de los rasgos no utilitarios de la vida<br />humana: amor, pasión, honor, ludismo, y de todas sus cualidades.<br />Digamos entonces que existe en el interior de la noción de desarrollo, la única visión del<br />hombre económico "hommo economicus", y no, la realidad del hombre complejo con todos<br />sus rasgos. En esta complejidad es donde coexiste el sentido del valor y de la calidad<br />poética de la vida. Pero ésto no basta.<br />Hay un carácter anti-ético en el concepto y en el movimiento histórico del desarrollo. Por<br />qué? Porque en las sociedades llamadas "desarrolladas" podemos ver la desintegración de<br />las solidaridades tradicionales de la gran familia, del barrio, de las comunidades y la<br />desaparición de las solidaridades concretas entre personas que no pueden ser reemplazadas<br />por las ayudas burocráticas y las solidaridades que necesitan dinero para comprarse.<br />Otro rasgo: las megalópolis - las grandes ciudades del desarrollo más adelantado- están en<br />estado de desintegración del tejido social; en la mentalidad de la gente y sobre todo en la<br />de los jóvenes, no existe la idea de sentido cívico como un super-ego de la sociedad común.<br />Otra razón: el desarrollo es al mismo tiempo, desarrollo del individualismo; algo muy bueno<br />ya que el individualismo significa autonomía individual, pero hay tambien desarrollo del<br />individualismo egocéntrico donde las agresividades individuales, el mercado, el provecho,<br />amplifican este egocentrismo con la sed permanente de más y más consumo lo que produce<br />una desintegración ética. Sabemos también de la desintegración de una de las virtudes<br />heredadas de civilizaciones antiguas y que se arraigo en las civilizaciones tradicionales: la<br />hospitalidad, la recepción del otro, del extranjero.<br />Finalmente, las especializaciones en todos los sectores económicos del trabajo y del<br />pensamiento también, encierran a los seres humanos en actividades fragmentadas, aisladas<br />y donde se pierde el sentido de la realidad común en la cual nosotros estamos incluidos. De<br />este modo el sentido de la responsabilidad para los otros y para su comunidad, también se<br />desintegra. No olvidemos, además que los motores del desarrollo en la ciencia, la técnica, la<br />economía, el provecho están sin ningún control ético. Y Washington desarrolló la idea –muy<br />útil y fundamental -, porque en los principios de la ciencia moderna occidental del siglo XVII<br />hay una autonomía total de la ciencia frente a la política, a la ética, a la religión, digamos a<br />la condición de desarrollo de la ciencia. Pero a mediados del siglo pasado, la ciencia<br />desarrolló un poder tan grande sobre la sociedad, y peligros tan gigantes o de destrucción<br />provenientes de la física nuclear o de la manipulación que pone en evidencia la falta de<br />1 Conferencia dictada en el marco del Seminario Internacional "Los Desafíos Eticos del Desarrollo", Buenos Aires, 5<br />y 6 de septiembre de 2002<br />2 Director Emérito del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia<br />regulación ética. De la misma manera, la técnica y la economía no tienen control ético y<br />éste es el problema de nuestro porvenir planetario.<br />Pensemos también que las civilizaciones llamadas desarrolladas se encuentran hoy día en<br />una profunda crisis, en una degradación de la calidad de vida, crisis económicas que no han<br />desaparecido, y crisis ética de la cual ya hablamos. Hay una resurrección de la pobreza en<br />los países ricos.<br />Además, desde el punto de vista económico podemos pensar que las crisis que se producen<br />en varios lugares del planeta no se pueden considerar cada una como una excepción, como<br />un accidente, cuando existe un problema critico fundamental en el modo económico del<br />mercado mundial sin regulación hoy día.<br />La tragedia de la Argentina no se puede considerar como una excepción, es un caso<br />adelantado y extremo de los peligros comunes para todos. Esto me recuerda que en los<br />años 50 y en la época en que no existía sanción demográfica en todos los países europeos<br />por aumento de los nacimientos, llegó súbitamente una caída demográfica en Berlín y para<br />muchos demógrafos era una cosa excepcional originada por la situación particular de Berlín,<br />pero era en realidad, el anuncio de la crisis demográfica que llego años más tarde a todos<br />los países de Europa. Entonces debemos pensar en todo esto y generar así la ética en<br />nuestra civilización, en nuestro desarrollo.<br />Podemos decir pues, que en el concepto de desarrollo sostenible hay un fondo ético. El<br />trasfondo ético viene de una preocupación, no únicamente para las otras sociedades y para<br />el planeta finalmente como lo indica Johanesburgo, sino también denota una preocupación<br />ética para generaciones futuras.<br />Hay un concepto ético introducido en la noción de desarrollo sostenible. Pero a mi entender,<br />esto no es suficiente. Pienso que se debe integrar los mejores rasgos del concepto de<br />desarrollo para una generación ética pero integrarla con un concepto más amplio, más<br />crítico, más generoso que podríamos llamar una política de civilización.<br />Ya hemos hablado de la decadencia, de la desintegración de las solidaridades, y también de<br />la desintegración del sentido de la responsabilidad. Pensemos ahora que solidaridad y<br />responsabilidad son las dos fuentes primeras de la ética, la otra es la comprensión del uno<br />hacia el otro. Y la resurrección ética necesita eliminar la idea cerrada de desarrollo; no basta<br />dulcificarla con el desarrollo sostenible e integrarla a una política de la civilización humana.<br />Estamos así, frente a un difícil y complejo problema : organizar la convergencia de las<br />diversas vías que lleven a la resurrección o al desarrollo de la ética. Es decir, en primer<br />lugar, debemos integrar lo mejor de la civilización occidental ( los derechos humanos del<br />hombre y la mujer, la democracia - una cosa que puede degenerarse y aun en estado<br />inconcluso-). Pero frente a esta idea de democracia está la idea de autonomía individual, de<br />eliminar lo peor, es decir la hegemonía del provecho, de una racionalidad abstracta.<br />Por otro lado, esta política de la civilización humana significa utilizar y fortalecer las<br />cualidades civiles del sur. Porque es evidente que si el norte demuestra su superioridad en<br />las cuestiones del cálculo, de la economía, de la técnica, de las armas, de todas estas cosas,<br />hay una pobreza humana en esta hegemonía porque las cualidades humanas fundamentales<br />están sumidas en una opresión. Entonces el sur tiene sus valores cuando hace una<br />resistencia a la hegemonía del provecho y del cálculo. Cuando el sur toma en serio, no<br />únicamente las cuestiones privadas individuales, sino la cuestión de todas las cualidades<br />que podemos encontrar en nuestra vida que es evidentemente lo que llamamos cualidad de<br />la vida. Se puede decir que en el mundo rico, la idea de hoy día es mejor. Entonces la idea<br />de Ivan Illitch, que hace treinta años llamo la convivialidad, es decir la posibilidad de<br />comunicaciones, de amistad, de relaciones buenas entre humanos . Y también las<br />actividades gratuitas de servicios, mutuales, la hospitalidad.<br />Es evidente que se necesita una política económica a varios niveles, al nivel de las naciones,<br />y las naciones es evidente que hay un papel para el estado luchar contra la pletoria<br />burocrática y luchar contra la corrupción. Muchos problemas en ese sentido, de la<br />administración que ilustro muy bien Michel Crozier, pero hay también un papel económico a<br />nivel continental como este continente que debe adelantar mas y todas esas conexiones y<br />cooperaciones para llegar a una confederación de los países de América Latina. Es evidente<br />que a nivel planetario, existe una necesidad de regulación, de control, de crear una<br />instancia, un poder con poderes capaces de hacer esta regulación y también la penalización<br />de la especulación. También se esta instalando en varias partes del mundo, la idea de la<br />economía plural y no únicamente la economía del provecho individual sino la economía de<br />las asociaciones, de las cooperativas. Esta idea que empezó a desarrollarse en América<br />Latina primero en Méjico, luego en Perú y ahora en otros países, la idea del comercio<br />equitativo, que necesita que los productores reciban un precio justo de los productos sin la<br />especulación y sin el parasitismo de los intermediarios, "los coyotes", porque ellos toman la<br />mayor parte del valor, del producto del café en Brasil o del cacao por ejemplo. La idea del<br />comercio equitativo que hoy existe es importante desarrollarla porque la idea de cuidar es<br />fundamentalmente una idea ética. Ayudar a la conjunción de la acción de los productores y<br />de los consumidores a través de esta equidad en los precios, y la calidad de los productos.<br />Tengamos en cuenta también dentro de esta idea de desarrollo sostenible, la idea de<br />salvaguardar el ambiente, una idea ética de solidaridad humana y planetaria en estrecha<br />relación con la biosfera.<br />Ayudemos la juventud a ayudar el mundo. La juventud se encuentra en la esperanza de una<br />cosa justa, debemos movilizar la juventud en eventos de solidaridad de país a país, de los<br />ricos sobre todo hacia las naciones pobres, y al mismo tiempo hacer olvidar la idea de<br />servicio militar obligatorio. Es una cosa histórica que se lleva a cabo en varios países pero<br />debemos desarrollar un servicio cívico nacional e internacional, y animar, estimular y<br />coordinar todas las fuerzas sociales de la generación y los esfuerzos individuales que existen<br />en todas las categorías sociales.<br />Entonces, para la regeneración ética se pueden combinar cuatro caminos que tienen cada<br />uno su valor ético. El primero es un camino de las reformas institucionales y sociales para el<br />desarrollo de la libertad, la igualdad y la fraternidad o solidaridad. Hay el camino de la<br />reforma educacional, uno de los mas importantes, y me parece muy bueno que haya un<br />panel de discusión sobre esta cuestión. Pero yo quiero decir que sobre esta cuestión<br />educacional, la reforma educativa debe comportar una cosa que falta en todos los sistemas<br />educativos y es enseñar la comprensión humana. Que la comprensión humana no es<br />solamente una cuestión objetiva que solo alcanza saber que una persona tiene un metro<br />setenta de altura, un peso determinado, no. Es una cosa mas compleja en donde se deben<br />entender las razones del individuo, el por que de sus actos, y dicha compresión humana es<br />muy difícil y necesita entonces de una larga enseñanza a partir de las primeras clases y que<br />es de una necesidad fundamental como podemos adelantar en las relaciones humanas es<br />decir la ética entre nosotros y también entre hermanos, padres, hijos, extranjeros. Y pienso<br />también en el camino de un pensamiento complejo. Cuando se tiene una visión global y no<br />como hoy realiza la educación que corta en pedacitos los varios componentes del saber,<br />cuando ve la relación de todos con todo, es entonces cuando se ve la solidaridad que existe<br />en los campos del conocimiento y esto es una ayuda para entender la solidaridad humana.<br />Porque la persona que se encuentra encerrada en su oficio sin conocer lo que les pasa a<br />otros, no puede entender de su solidaridad hacia los otros. Hay también una ética<br />fundamental que significa (la palabra ética como sinónimo de hacer el bien no sirve para<br />nada,) es el ejemplo personal lo que sirve pero hay una cosa de enseñanza que viene del<br />complejo sentido de la identidad humana. La identidad humana es un concepto individual<br />pero que forma parte de una sociedad, y formamos parte también de la especie humana. Y<br />no estamos separados en un 33 % individual, otro tanto social y otro tanto biológico, no.<br />Cada uno de esos aspectos esta incluido en los otros. Nosotros no estamos únicamente<br />incluidos en la sociedad, la sociedad con su lenguaje, sus normas esta incluida en las<br />mentes de los individuos. De la misma manera no estamos únicamente incluidos en una<br />especie porque se continua la especie, en el sistema de reproducción, por ejemplo es<br />necesario que dos individuos hagan el amor y la producción de los niños entonces hay una<br />relación muy fuerte entre los tres aspectos, en esta especie de trinidad humana por así<br />llamarlo. Esto significa que hay tres direcciones de la ética: una ética para uno, para su<br />honor para admirarse uno mismo, una ética para la sociedad que se necesita sobre todo en<br />las sociedades democráticas donde hay un poder de control de los ciudadanos y una ética<br />para la humanidad que hoy en día ha tomado una significación concreta puesto que allí esta<br />en juego el destino de todos los humanos. Todo esto en resumen es para hablar del camino<br />de la reforma educacional, de gran importancia, pero debemos reeducar a los educadores.<br />El tercer camino es el de la reforma de vida. A finales del siglo XIX en Alemania, un gran<br />momento de industrialización extraordiaria se creo un movimiento llamado lebensreform<br />para escapar de los peores aspectos de este desarrollo industrial, económico. Y algunos se<br />fueron a un lugar en la Suiza italiana que se llama Monte Verita, y allí trataron en grupos la<br />idea de buscar una mejor calidad de vida, ver la importancia de la belleza, de la estética y<br />también de la belleza de los cuerpos, la danza y demás, la convivencia, la relación con la<br />naturaleza, y la comunidad. Digamos que esto fue la vanguardia de lo que hoy dia vemos<br />buscar en todas las sociedades: la reforma de vida.<br />Y además luchar contra la tendencia del egocentrismo. Es como si nosotros tuviéramos un<br />doble programa en la mente: un programa egoísta, egocéntrico y otro altruista que nos<br />habla de hacer cosas para los otros, para la familia, para la patria, para la comunidad.<br />Nuestra civilización desarrolla el programa egocéntrico y el programa altruista es menos<br />desarrollado y es esto lo que debemos cambiar y combinar con la reforma personal. Hay<br />mucha gente también en el occidente desarrollado, que entiende que hay un vacío, un<br />malestar interno y a esto se debe el éxito del budimo zen, del budismo tibetano, todos los<br />modos posibles que puedan dar una nueva y buena relación de un individuo consigo mismo.<br />Todos estos caminos existen pero sin comunicación los unos con los otros. Si hablo de<br />civilización humana, es decir no únicamente integrando los rasgos buenos e importantes del<br />mundo occidental y de lo que permite desarrollar la ética que es la racionalidad autocrítica.<br />Esta racionalidad autocrítica tuvo lugar en el peor momento de la historia de expansión, de<br />la dominación occidental, de la conquista de las Américas y fueron dos personas: Bartolomé<br />de las Casas que decía que los indígenas americanos tenían un alma y eran tan humanos<br />como nosotros y Montaigne que decía que cada civilización tenia sus valores y que no<br />existía únicamente le valor del mundo occidental. Y pienso que ahora se necesita para la<br />civilización humana un dialogo de las civilizaciones.<br />Bien, estamos en los preliminares de los preliminares de una nueva aventura pero, me<br />parece a mi que no debemos permanecer en el mismo camino. Y por esta razón pienso que<br />también la idea de desarrollo sostenible no basta porque se queda en el mismo camino. Es<br />el camino lo que debemos cambiar. La nave, el planeta debe cambiar de vía, debe cambiar<br />de dirección. Y esto es una tarea muy difícil pero muy necesaria para la salvación contra la<br />amenaza del desastre, para la salvación de la humanidad y en particular del continente<br />latinoamericano que personalmente quiero tanto.<br />Fuente: Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo. Banco Interamericano de Desarrollo,<br />www.iadb.org/etica</div>Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8044395680596797623.post-73187545093267074492007-09-21T12:24:00.000-07:002007-09-21T12:46:35.989-07:00Intención.-El siguiente blog lo estoy creando con la simple intención de compartir con mis compañeros de clases cualquier tipo de información encontrada que nos pueda servir para un mejor rendimiento académico.<br /><br />Una sugerencia: Si se le es más fácil puede copiar y pegar en Word, ya sea para imprimir o para leer.<br /><br />Si alguien tiene algún tipo de material que piense que nos pueda servir y desea que sea publicado en dicho blog, puede hacermelo llegar directamente en la Unefa, o a través de <a href="mailto:radicalve@yahoo.com">radicalve@yahoo.com</a><br /><br />Espero que les sea útil.<br /><br />Gracias.Lenin Mendozahttp://www.blogger.com/profile/11281039954201036779noreply@blogger.com0