sábado, 29 de septiembre de 2007

Teoría del conocimiento

Teoría del conocimiento / Epistemología

(del griego, episteme, 'conocimiento'; logos, 'teoría')
Rama de la filosofía que trata de los problemas filosóficos que rodean la teoría del conocimiento. La epistemología se ocupa de la definición del saber y de los conceptos relacionados, de las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible y el grado con el que cada uno resulta cierto; así como la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido.
INTRODUCCIÓN.
He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos :elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la escencia del conocimiento, cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas que lo rodean. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. La definición más sencilla nos dice que conocer consiste en obtener una información acerca de un objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia sobre algo. El conocimiento es esa noticia o información acerca de ése objeto.
La teoría del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar su ubicación en el todo que es la filosofía, es necesario que antes aparezca una definición esencial de esta.
Una definición esencial de la filosofía se podría obtener atendiendo el significado de la palabra. El termino filosofía deriva del griego y quiere decir amor a la sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de conocer. Inmediatamente se nota que no se puede de obtener de la filosofía una definición esencial, y, por lo tanto, obligatoriamente se debe de emplear otro método.
Por ejemplo la definición de filosofía que presentan Platón y Aristóteles como ciencia pura, es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la felicidad.
Como dice Dilthey: ¨Lo primero que debemos intentar es descubrir un objetivo común contenido en todos aquellos sistemas a cuya vista se constituyen todos aquellos sistemas de la filosofía".
Estos sistemas son los de Platón y Aristóteles, Descartes y Leibnitz, Kant y Hegel ya que en todos ellos hallaremos una inclinación en la universalidad, una orientación en la totalidad objetiva por ejemplo: el ser, la esencia, el conocimiento.
En los principios de la edad moderna retomamos los caminos del concepto Aristotélico (tiene como centro una ciencia universal del ser). Los sistemas de Descartes, Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que caracteriza al Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento del mundo objetivo. Kant por el contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la vida, con todos sus conceptos a la conciencia filosófica).
Es verdad que Kant en su primera manifestación surge como una teoría del conocimiento o como base crítica del estudio científico. Pero no se detiene en el ámbito teórico sino que avanza a formular la base crítica de todos los campos conocibles. Al lado de la Crítica de la razón pura, se encuentra la Crítica de la razón práctica, que aborda el tema de la valorización moral, y la Crítica del juicio, cuyo objetivo son las investigaciones críticas de los valores estéticos. Así pues, en Kant aparece la filosofía como una reflexión universal del pensamiento sobre sí mismo, como una reflexión del hombre estudioso sobre los valores de su conducta.
La supresión de todos los principios materiales y objetivos, los cuales existen indudablemente en Kant, de manera que la filosofía asume un carácter puramente formal y metodológico. Ésta postura intelectual provoca una reacción que forja un nuevo movimiento en el pensamiento filosófico, el cual vuelve a inclinarse a lo material y objetivo, constituyendo una renovación del carácter aristotélico.
Éste breve repaso de toda la evolución histórica del pensamiento filosófico, nos permite determinar otros dos elementos del concepto esencial de la filosofía. Al primero se conoce con la expresión "concepción del yo"; al segundo se le llama "concepción del universo". La filosofía es ambas cosas: una concepción del yo y una concepción del universo.
En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:
· El sujeto que conoce.
· El objeto conocido.
· La operación misma de conocer.
· El resultado obtenido que es la información recabada acerca del objeto.
Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene una información acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el objeto y la representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión de una verdad.
PROBLEMAS FILOSÓFICOS GRIEGOS Y MEDIEVALES.
En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que hubiera un conocimiento fiable y objetivo. Por ello, uno de los principales sofistas, Gorgias, afirmó que nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar. Otro sofista importante, Protágoras, mantuvo que ninguna opinión de una persona es más correcta que la de otra, porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia. Platón, siguiendo a su ilustre maestro Sócrates, intentó contestar a los sofistas dando por sentado la existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. Mantenía que las cosas que uno ve y palpa son copias imperfectas de las formas puras estudiadas en matemáticas y filosofía. Por consiguiente, sólo el razonamiento abstracto de esas disciplinas proporciona un conocimiento verdadero, mientras que la percepción facilita opiniones vagas e inconsistentes. Concluyó que la contemplación filosófica del mundo oculto de las ideas es el fin más elevado de la existencia humana.
Aristóteles siguió a Platón al considerar el conocimiento abstracto superior a cualquier otro, pero discrepó de su juicio en cuanto al método apropiado para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se deriva de la experiencia. El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la adhesión estricta a las reglas de la lógica, que por primera vez fueron expuestas de forma sistemática por Aristóteles, ayudarían a superar las trampas teóricas que los sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron con Aristóteles en que el conocimiento nace de la percepción pero, al contrario que Aristóteles y Platón, mantenían que la filosofía había de ser considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí misma.
Después de varios siglos de declive del interés por el conocimiento racional y científico, el filósofo escolástico (véase Escolasticismo) santo Tomás de Aquino y otros filósofos de la edad media ayudaron a devolver la confianza en la razón y la experiencia, combinando los métodos racionales y la fe en un sistema unificado de creencias. Tomás de Aquino coincidió con Aristóteles en considerar la percepción como el punto de partida y la lógica como el procedimiento intelectual para llegar a un conocimiento fiable de la naturaleza, pero estimó que la fe en la autoridad bíblica era la principal fuente de la creencia religiosa.
LOS TRES NIVELES DEL CONOCIMIENTO.
El ser humano puede captar un objeto en tres diferentes niveles, sensible, conceptual y holístico. El conocimiento sensible consiste en captar un objeto por medio de los sentidos; tal es el caso de las imágenes captadas por medio de la vista. Gracias a ella podemos almacenar en nuestra mente las imágenes de las cosas, con color, figura y dimensiones. Los ojos y los oídos son los principales sentidos utilizados por el ser humano. Los animales han desarrollado poderosamente el olfato y el tacto.
En segundo lugar, tenemos el conocimiento conceptual, que consiste en representaciones invisibles, inmateriales, pero universales y esenciales. La principal diferencia entre el nivel sensible y el conceptual reside en la singularidad y universalidad que caracteriza, respectivamente, a estos dos tipos de conocimiento. El conocimiento sensible es singular y el conceptual universal. Por ejemplo, puedo ver y mantener la imagen de mi padre; esto es conocimiento sensible, singular. Pero además, puedo tener el concepto de padre, que abarca a todos los padres; es universal. El concepto de padre ya no tiene color o dimensiones; es abstracto. La imagen de padre es singular, y representa a una persona con dimensiones y figura concretas. En cambio el concepto de padre es universal (padre es el ser que da vida a otro ser). La imagen de padre sólo se aplica al que tengo en frente. En cambio, el concepto de padre se aplica a todos los padres. Por esto decimos que la imagen es singular y el concepto es universal.
En tercer lugar tenemos el conocimiento holístico (también llamado intuitivo, con el riesgo de muchas confusiones, dado que la palabra intuición se ha utilizado hasta para hablar de premoniciones y corazonadas). En este nivel tampoco hay colores, dimensiones ni estructuras universales como es el caso del conocimiento conceptual. Intuir un objeto significa captarlo dentro de un amplio contexto, como elemento de una totalidad, sin estructuras ni límites definidos con claridad. La palabra holístico se refiere a esta totalidad percibida en el momento de la intuición (holos significa totalidad en griego). La principal diferencia entre el conocimiento holístico y conceptual reside en las estructuras. El primero carece de estructuras, o por lo menos, tiende a prescindir de ellas. El concepto, en cambio, es un conocimiento estructurado. Debido a esto, lo percibido a nivel intuitivo no se puede definir, (definir es delimitar), se capta como un elemento de una totalidad, se tiene una vivencia de una presencia, pero sin poder expresarla adecuadamente. Aquí está también la raíz de la dificultad para dar ejemplos concretos de este conocimiento. Intuir un valor, por ejemplo, es tener la vivencia o presencia de ese valor y apreciarlo como tal, pero con una escasa probabilidad de poder expresarla y comunicarla a los demás.
Un ejemplo de conocimiento holístico o intuitivo es el caso de un descubrimiento en el terreno de la ciencia. Cuando un científico dislumbra una hipótesis explicativa de los fenómenos que estudia, podemos decir que ese momento tiene un conocimiento holístico, es decir, capta al objeto estudiado en un contexto amplio en donde se relaciona con otros objetos y se explica el fenómeno, sus relaciones, sus cambios y sus características. El trabajo posterior del científico, una vez que ha vislumbrado una hipótesis, consiste en traducir en términos estructurados ( conceptos) la visión que ha captado en el conocimiento holístico, gracias a un momento de inspiración.
La captación de valores nos ofrece el mejor ejemplo de conocimiento holístico. Podemos ver a un ser humano enfrente de nosotros (esto es un conocimiento sensible o de primer nivel). Podemos captar el concepto de hombre y definirlo (esto es un conocimiento conceptual o de segundo nivel). Pero además, podemos vislumbrar el valor de este hombre en concreto dentro de su familia. Percibimos su valor y lo apreciamos. Esto es un conocimiento holístico o de tercer nivel.
La experiencia estética nos proporciona otro ejemplo de conocimiento holístico. Percibir la belleza de una obra de arte significa captar ese objeto sin estructuras, sin conceptos, simplemente deteniéndose en la armonía, congruencias y afinidades con el propio sujeto. Debido a esto, la experiencia estética se puede denominar también conocimiento por connaturalidad.
EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO.
1.- Racionalismo.
Se denomina racionalismo a la doctrina epistemológica que sostiene que la causa principal del conocimiento reside en el pensamiento, en la razón. Afirma que un conocimiento solo es realmente tal, cuando posee necesidad lógica y validez universal. El planteamiento mas antiguo del racionalismo aparece en Platón. El tiene la íntima convicción de que el conocimiento verdadero debe distinguirse por la posesión de las notas de la necesidad lógica y de la validez universal.
2.- El empirismo.
Frente a la tesis del racionalismo, el pensamiento, la razón, es el único principio del conocimiento, el empirismo ( del griego Empereimía = experiencia ) opone la antitesis: la única causa del conocimiento humano es la experiencia. Según el empirismo, no existe un patrimonio a priori de la razón. La conciencia cognoscente no obtiene sus conceptos de la razón , sino exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano, por naturaleza, está desprovisto de todo conocimiento.
El racionalismo es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal, mientras que el empirismo, se origina en los hechos concretos.
Los racionalistas casi siempre surgen de la matemática; los defensores del empirismo, según lo prueba su historia, frecuentemente vienen de las ciencias naturales. Esto se entiende sin esfuerzo. La experiencia es el factor determinante en las ciencias naturales.
En ellas, lo más importante es la comprobación exacta de los hechos por medio de una cuidadosa observación. El investigador depende totalmente de la experiencia. Suelen distinguirse dos clases de experiencia: una interna y otra externa. El fundamento de un conocimiento válido, no se encuentra en la experiencia, sino en el pensamiento.
3.- Apriorismo.
En la historia de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de intermediación entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El cual también considera que la razón y la experiencia son a causa del conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque establece una relación entre la razón y la experiencia, en una dirección diametralmente opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori que son independientes de la experiencia. Esta afirmación también pertenece al racionalismo. Si relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con los dos extremos contrarios entre los cuales pretenden mediar, inmediatamente descubriríamos que el intelectualismo tiene afinidad con el empirismo, mientras que el apriorismo, se acerca al racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión y establece que el factor cognoscitivo procede de la razón y no de la experiencia.
LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO.
1.- El dogmatismo.
Para el, resulta comprensible el que el sujeto, la conciencia cognoscente, aprehenda su objeto, esta actitud se fundamenta en una confianza total en la razón humana, confianza que aún no es debilitada por la duda.
El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y realidad del contacto entre el sujeto y el objeto.
Para Kant el dogmatismo es la actitud de quien estudia la metafísica sin haber determinado con anterioridad cuál es la capacidad de la razón humana para tal estudio.
2.-El escepticismo.
El dogmatismo frecuentemente se transforma en su opuesto, en el escepticismo. Mientras que el dogmatismo considera que la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto es comprensible en sí misma, el escepticismo niega tal posibilidad. El sujeto no puede aprehender al objeto, afirma el escepticismo. Por tanto, el conocimiento, considerado como la aprehensión real de un objeto, es imposible. Según esto, no podemos externar ningún juicio, y debemos abstenernos totalmente de juzgar.
Mientras que el dogmatismo en cierta forma ignora al sujeto, el escepticismo desconoce al objeto.
El escepticismo se puede hallar, principalmente, en la antigüedad. Su fundador fue Pirrón de Elis ( 360 a 270 ) . El afirma que no puede lograrse un contacto entre el sujeto y el objeto. La conciencia y cognoscente esta imposibilitada para aprehender su objeto.
3.- El subjetivismo y el relativismo.
El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El subjetivismo y el relativismo no son tan radicales. Con ellos se afirma que si existe una verdad; sin embargo, tal verdad tiene una validez limitada. El subjetivismo, como su nombre lo indica, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad absolutamente universal.
El subjetivismo y el relativismo son análogos, en su contenido, al escepticismo. En efecto, ambos niegan la verdad; no en forma directa como el escepticismo, pero sí en forma indirecta al dudar de su validez universal.
4.- El pragmatismo.
El escepticismo presenta una actitud esencialmente negativa. Formula la negación de la posibilidad del conocimiento. El escepticismo adquiere un cariz positivo en el pragmatismo moderno. El pragmatismo, al igual que el escepticismo, desecha el concepto de la verdad considerado como concordancia.
El pragmatismo cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado por una peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro de tal concepción el hombre no es primordialmente un ser especulativo y pensante, sino un ser práctico, un ser volitivo.
5.- El criticismo.
Existe una tercer postura que resolvería la antitesis en una síntesis. Esta postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo recibe el nombre de criticismo. Al igual que el dogmatismo, el criticismo admite una confianza fundamental en la razón humana. El criticismo está convencido de que es posible el conocimiento de que existe la verdad. Pero mientras que tal confianza conduce al dogmatismo, a la aceptación candorosa, para decirlo en alguna forma, de todas las aseveraciones de la razón humana y al no fijar límites al poder del conocimiento humano, el criticismo pone, junto a la confianza general en el conocimiento humano, una desconfianza hacia cada conocimiento particular, acercándose al escepticismo por esto.
El criticismo examina todas y cada una de las aseveraciones de la razón humana y nada acepta con indiferencia.
RAZÓN CONTRA PERCEPCIÓN.
Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la cuestión principal en epistemología contrastó la razón contra el sentido de percepción como medio para adquirir el conocimiento. Para los racionalistas, entre los más destacados el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, la principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado en principios evidentes o axiomas. Para los empiristas, empezando por los filósofos ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba última del conocimiento era la percepción.
Bacon inauguró la nueva era de la ciencia moderna criticando la confianza medieval en la tradición y la autoridad y aportando nuevas normas para articular el método científico, entre las que se incluyen el primer grupo de reglas de lógica inductiva formuladas. Locke criticó la creencia racionalista de que los principios del conocimiento son evidentes por una vía intuitiva, y argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia, ya sea de la procedente del mundo externo, que imprime sensaciones en la mente, ya sea de la experiencia interna, cuando la mente refleja sus propias actividades. Afirmó que el conocimiento humano de los objetos físicos externos está siempre sujeto a los errores de los sentidos y concluyó que no se puede tener un conocimiento certero del mundo físico que resulte absoluto.
El filósofo irlandés George Berkeley estaba de acuerdo con Locke en que el conocimiento se adquiere a través de las ideas, pero rechazó la creencia de Locke de que es posible distinguir entre ideas y objetos. El filósofo escocés David Hume siguió con la tradición empirista, pero no aceptó la conclusión de Berkeley de que el conocimiento consistía tan sólo en ideas. Dividió todo el conocimiento en dos clases: el conocimiento de la relación de las ideas —es decir, el conocimiento hallado en las matemáticas y la lógica, que es exacto y certero pero no aporta información sobre el mundo— y el conocimiento de la realidad —es decir, el que se deriva de la percepción. Hume afirmó que la mayor parte del conocimiento de la realidad descansa en la relación causa-efecto, y al no existir ninguna conexión lógica entre una causa dada y su efecto, no se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza. Así, las leyes de la ciencia más certeras podrían no seguir siendo verdad: una conclusión que tuvo un impacto revolucionario en la filosofía.
El filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la crisis provocada por Locke y llevada a su punto más alto por las teorías de Hume; propuso una solución en la que combinaba elementos del racionalismo con algunas tesis procedentes del empirismo. Coincidió con los racionalistas en que se puede tener conocimiento exacto y certero, pero siguió a los empiristas en mantener que dicho conocimiento es más informativo sobre la estructura del pensamiento que sobre el mundo que se halla al margen del mismo. Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico a priori, que es exacto y certero pero no informativo, porque sólo aclara lo que está contenido en las definiciones; sintético a posteriori, que transmite información sobre el mundo aprendido a partir de la experiencia, pero está sujeto a los errores de los sentidos, y sintético a priori, que se descubre por la intuición y es a la vez exacto y certero, ya que expresa las condiciones necesarias que la mente impone a todos los objetos de la experiencia. Las matemáticas y la filosofía, de acuerdo con Kant, aportan este último tipo de conocimiento. Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones sobre las que más se ha debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a priori.
Durante el siglo XIX, el filósofo alemán George Wilhelm Friedrich Hegel retomó la afirmación racionalista de que el conocimiento certero de la realidad puede alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos del pensamiento, de la naturaleza y de la historia. Hegel provocó un interés por la historia y el enfoque histórico del conocimiento que más tarde fue realzado por Herbert Spencer en Gran Bretaña y la escuela alemana del historicismo. Spencer y el filósofo francés Auguste Comte llamaron la atención sobre la importancia de la sociología como una rama del conocimiento y ambos aplicaron los principios del empirismo al estudio de la sociedad.
La escuela estadounidense del pragmatismo, fundada por los filósofos Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey a principios de este siglo, llevó el empirismo aún más lejos al mantener que el conocimiento es un instrumento de acción y que todas las creencias tenían que ser juzgadas por su utilidad como reglas para predecir las experiencias.
POSICIÓN DE LOS AUTORES FRENTE AL CONCOCIMIENTO.
Para algunos autores, el fundamento de la posibilidad del conocimiento es la realidad, bien la sensible (como han defendido los filósofos de orientación empirista), bien la inteligible (como aquellos racionalistas que han defendido el carácter realmente existente de las entidades conceptuales o nociones generales).
El primer gran filósofo que abordó el estudio del conocimiento fué el francés René Descartes, en el siglo XVII. Descartes intentó descubrir un fundamento del conocimiento que fuera independiente de límites y supuestos. Para él, conocer es partir de una proposición evidente, que se apoya en una intuición primaria. Descartes formuló tal proposición en su célebre sentencia: "pienso, luego existo".
Kant negó que la realidad pudiera ser explicada mediante los solos conceptos y se propuso conseguir el mismo objetivo, pero intentando determinar los límites y capacidades de la razón. Si bien existen, efectivamente, juicios sintéticos apriori, que son la condición necesaria de toda comprehensión de la naturaleza (trascendentales), el ámbito del conocimiento de limita, sin embargo en el pensamiento de Kant, al reino de la experiencia.
Según el británico John Locke, representante moderado del empirismo, las impresiones de la sensibilidad sólo formaban la base primaria del conocimiento. El también británico David Hume y algunos autores neopositivistas posteriores consideraron, por el contrario, que las nociones de las ciencias formales no son empíricas ni conceptuales, sino formales y, por lo tanto, vacías de conocimiento.
De acuerdo con determinadas formas de empirismo existen otras experiencias además de la sensible, como la experiencia histórica, la experiencia intelectual, etc. En estas posiciones, a algunos de cuyos precursores - los alemanes Friedrich Nietzsche y Wilhelm Dilthey- difícilmente se les puede considerar como empiristas, el término experiencia se entiende en un sentido más amplio. Los autores más representativos de estas posiciones son el alemán Martin Heidegger y el francés Jean- Paul- Sartre, que defendieron posturas existencialistas; los estadounidenses John Dewey y William James, de orientación pragmatista; y el español José Ortega y Gasset, que mantuvo la postura que él llamó raciovitalismo, en la que vida y razón constituían los dos polos de su concepción del mundo.
EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO.
Mientras que la epistemología ha sido entendida tradicionalmente como una teoría del conocimiento en general, en el siglo XX los filósofos se interesaron principalmente por construir una teoría del conocimiento científico, suponiendo que si se lograra disponer de teoría adecuadas que explicaran los mecanismos de un conocimiento de este tipo, podrían avanzar considerablemente por la misma vía en la solución de problemas gnoseológicos (doctrinas filosófica y religiosa que pretendía tener un conocimiento misterioso e instintivo de las cosas divinas) más generales.
La elaboración de una epistemología de este tipo constituyó la tarea abordada especialmente por los autores del Círculo de Viena, que fueron el germen de todo movimiento del empirismo o positivismo lógico. Para éstos filósofos se trataba de conseguir un sistema unitario de saber y conocimiento, lo que requería la unificación del lenguaje y la metodología de las distintas ciencias. Este lenguaje debería ser insersubjetivo - lo que exigía la utilización de formalismos y de una semántica común- y universal, es decir, cualquier proposición debía poder traducirse a él.
Lo único que puede hacerse es formular la hipótesis de la existencia de una realidad independiente de nuestra experiencia e indicar criterios para su contrastación en la medida en que una afirmación de existencia implica determinados enunciados perceptivos. No hay ninguna posibilidad de decisión respecto a una realidad o idealidad absolutas. Ello sería, en palabras de Carnap, un seudoproblema. Todas las formas epistemológicas de la tradición filosófica inspiradas en posiciones metafísicas - el idealismo y el realismo filosófico, el fenomelanismo, el solipsismo, etc.- caerían, así, fuera del ámbito del conocimiento empírico, ya que buscarían responder a una pregunta imposible.
EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.
A principios del siglo XX los problemas epistemológicos fueron discutidos a fondo y sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas escuelas de pensamiento rivales. Se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la propia percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron que los objetos de conocimiento son los mismos que los objetos percibidos. Los neorealistas sostuvieron que se tienen percepciones directas de los objetos físicos o partes de los objetos físicos en vez de los estados mentales personales de cada uno. Los realistas críticos adoptaron una posición intermedia, manteniendo que aunque se perciben sólo datos sensoriales, como los colores y los sonidos, éstos representan objetos físicos sobre los cuales aportan conocimiento.
Un método para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el acto de conocer y el objeto conocido fue elaborado por el filósofo alemán Edmund Husserl. Perfiló un procedimiento elaborado, al que llamó fenomenología, por medio del cual se puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en realidad, alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del conocimiento.
Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos escuelas de pensamiento, ambas deudoras del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Por una parte, la escuela del empirismo o positivismo lógico, tuvo su origen en Viena, Austria, pero pronto se extendió por todo el mundo. Los empiristas lógicos hicieron hincapié en que sólo hay una clase de conocimiento: el conocimiento científico; que cualquier conocimiento válido tiene que ser verificable en la experiencia; y, por lo tanto, que mucho de lo que había sido dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de sentido. A la postre, siguiendo a Hume y a Kant, se tenía que establecer una clara distinción entre enunciados analíticos y sintéticos. El llamado criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas lógicos, así como entre sus críticos, pero no ha sido descartado.
La última de estas recientes escuelas de pensamiento, englobadas en el campo del análisis lingüístico (véase Filosofía analítica) o en la filosofía del lenguaje corriente, parece romper con la epistemología tradicional. Los analistas lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real en que se usan los términos epistemológicos claves —términos como conocimiento, percepción y probabilidad— y formular reglas definitivas para su uso con objeto de evitar confusiones verbales. El filósofo británico John Langshaw Austin afirmó, por ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero no añade nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o escrib e. Austin no considera la verdad como una cualidad o propiedad de los enunciados o elocuciones.
CONCLUSIÓN.:
Si la epistemología - el estudio del conocimiento- constituye, por su propia naturaleza, una de las partes esenciales de la filosofía, la creciente importancia en la ciencia y la consiguiente necesidad de dotarla de sólidos fundamentos teóricos ha acrecentado aún más el interés por la misma en el moderno pensamiento filosófico.
BIBLIOGRAFÍA.:
1. Enciclopedia Hispánica; 5: 402-404; 1994-1995.
1. Enciclopedia Microsoft Encarta `97.
1. Gutiérrez Saenz, Raúl; Introducción a la filosofía; Editorial Esfinge.
1. Hessen; Teoría del conocimiento; Editorial Esfinge.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Problema Vs Experiencia


¿Cómo hizo el gallo viejo para sobrevivir a todos los jóvenes?


Un granjero sale de compras
y regresa con un gallo joven
para las gallinas del corral.
El gallo joven
mira a su alrededor,
camina hasta donde está
el gallo viejo y le dice:
-Bueno viejo,
llegó la hora de retirarte.

El gallo viejo le dice:
-Vamos, no me digas
que tú vas a poder
con TODAS estas gallinas.
¡Mírame a mí!
¡Cómo me han dejado!
¿Por qué no me dejas aunque sea,
aquellas dos gallinas viejas
que están en el rincón?

Pero el gallo joven le contesta:
-¡Piérdete viejo!
¡Tú ya estás acabado!,
y ahora soy yo quien está a cargo.
El gallo viejo le cuestiona:
-Hagamos una cosa, jovencito.
Vamos a echar una carrera
alrededor de la finca.
El que gane, se queda
con el control absoluto
del gallinero.

El gallo joven se echa a reír:
-Vamos viejo, tú sabes muy bien
que vas a perder.
Pero para no ser injusto,
te voy a dejar que salgas primero.

El gallo viejo comienza a correr.
A los 15 segundos, el gallo joven
sale corriendo detrás de él.
Dan una vuelta al portal de la casa,
y el gallo joven,
lo sigue muy de cerca.
Ya está a sólo 5 pulgadas
detrás del gallo viejo,
y cada vez se le acerca más.

Mientras tanto el granjero,
sentado en su sitio
de costumbre en el portal,
ve a los dos gallos corriendo.
Agarra la escopeta y
-¡BOOM!-
le dispara al gallo joven,
y lo hace trizas.

El granjero tristemente
sacude la cabeza y dice:
-¡Pero que suerte la mía!
¡El tercer gallo maricón
que compro este mes!

Moraleja de
esta historia...

“La edad
y la experiencia,
siempre le ganan
la partida
a la juventud”

lunes, 24 de septiembre de 2007

Internet, educación y comunicación

En la encrucijada de sistemas complejos
Rubén Canella
Este es el link de donde fue extraido textualmente: http://www.educared.org.ar/periodismo/2007/texto1/pe01_01.htm#5#5

Introducción

En este texto de presentación trataremos de establecer algunas coordenadas teóricas y supuestos epistemológicos desde los que partimos para comprender y aprehender en la medida de nuestras posibilidades la lógica y la dinámica de los cambios que sufre la sociedad, con el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), como así también el cambio que se produce en las TICs. por acción de la apropiación de sentido que de ellas hacen los diversos grupos sociales.
Para esto indicamos la conveniencia de percibir los temas que se tratarán transdiciplinarmente, como núcleos problemáticos, constituidos por una diversidad de elementos, que responden a su vez a diversos sesgos disciplinares.La concepción desde donde partimos es el Pensamiento Complejo, siguiendo a Morin, y la Cátedra Unesco de pensamiento complejo. Asimismo, se aborda el tema desde una perspectiva histórica en la primera parte y luego desde la reflexión epistemológica tomando como referencia a la obra de Morin, que presenta los fundamentos de la "nueva ciencia", el abordaje de los núcleos problemáticos y de la lógica de los sistemas complejos, sus principios rectores: la dialógica, la recursividad organizacional, y el principio hologramático.
Estos temas van cruzando el eje de la educación, el eje de la comunicación, y el eje de Internet, desde las posturas de apropiación de diversos sectores. A su vez, estos sectores manifiestan sesgos propios y diferenciados si parten de sociedades desarrolladas o de sociedades subdesarrolladas. Los recursos que la tecnología brinda son utilizados de modo diferenciado según las necesidades de cada grupo social: nuevamente aparece la diversidad en la unidad.
Estos planteos encierran posiblemente el eje de la discusión sobre la concepción del desarrollo de la ciencias en el comienzo del siglo XXI, y presentan una amplitud de campo que es inabarcable. No obstante es importante visualizar y conceptualizar esta dimensión porque nos permitirá tomar una posición propia, rescatando nuestros propios rasgos e intereses y armonizarlos con la diversidad que representa Internet.
El cambio de paradigmas
Se nos presenta la necesidad de abordar Internet, como soporte digital de nuestra producción, como herramienta de producción, como recurso didáctico y pedagógico, y como contexto para la búsqueda de información y espacio de publicación. Sin duda el recorte de nuestro interés parte de varias perspectivas disciplinares, este es el desafío: lograr establecer un núcleo complejo, como objeto de nuestra investigación, y no limitarnos al campo estricto de las disciplinas. En educación en nuestro país, desde los años setenta se enuncian y aplican conceptos de transdiciplinariedad, y criterios de complementariedad en áreas afines.
A pesar de esto encontramos que los cruces permitieron tocar sólo algunos temas a modo de ensayo, con resultados diversos.
Esta inquietud surge por la necesidad perentoria y permanente de aplicar "reformas educativas" con el objeto de adaptar el sistema educativo a las necesidades que la sociedad presenta, en una primer etapa, y limitando el objetivo principal a lograr la motivación y la comprensión elemental.
Es duro pero hay que reconocerlo: la enseñanza que se dictó en los primeros cincuenta o sesenta años del siglo XX permitía una transferencia de conocimientos que permitían la producción de recursos valiosos para la vida laboral del alumno, en un marco de menor presión para el docente.
Hoy las cosas ya no son así: desde ciertas visiones simplistas que sólo ven algunas de las causas, se escuchan reflexiones sobre la ineficacia de los cambios, con cierto tono nostálgico de los "antiguos métodos".
Ante esta cuestión creemos que es necesario señalar y detenernos sobre los cambios de "paradigma" que están atravesando a nuestra sociedad en la manera de concebir el mundo (en el sentido de espacio de interacción de la vida en un plano natural, como así también en un sentido de cosmovisión, del hombre en relación a lo trascendente, y teleológico) y que se han dado a lo largo del el siglo XX, manifestándose concluyentemente hacia el comienzo del siglo XXI.
El sentido que le damos al término paradigma, es el de consenso social y científico de los conceptos del mundo y de las prácticas sociales; esto involucra al modo de hacer ciencia, al modo de enseñar y de aprender para el desempeño social , para vivir (adaptadamente) en un contexto determinado.
Del paradigma de la simplicidad al paradigma de la complejidad (perspectiva histórica)
Al paradigma de la simplicidad lo ubicamos históricamente en la modernidad. Surge como respuesta a cambios que los hombres de occidente producen en diversos órdenes, tanto en sus relaciones de producción, como en relación a la posesión de los bienes y su relación con el poder; es decir, su organización social, política, y económica. A estos elementos los integró un sistema de ideas de orden filosófico, redefiniendo también el sentido religioso y el sentido científico.
Antecedentes previos: la Edad Media
Surge el paradigma del pensamiento simple en reacción a la etapa anterior, la Edad Media, que podemos caracterizar en lo político como Monarquía, con organización social feudal, y en cuyo sistema la producción del conocimiento estaba en la Universidad, y la custodia y reproducción de los textos en los conventos, permitiendo una concentración de poder considerable. La organización del conocimiento en la universidad para su enseñanza se integraba en dos áreas, el Trivium (gramática, dialéctica, y retórica) y el Cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía, y música). Estos sistemas integraban el conocimiento desde todos los campos del saber de las "siete artes liberales", las que permitían al hombre desarrollar su espíritu.
Preservando criterios del mundo griego, estaban orientados a la perfección del espíritu y el ocio creativo. No incluían en estos saberes ni los conocimientos técnicos, puesto que las artes serviles deformaban al cuerpo, ni los crematísticos, porque el negocio y la búsqueda del lucro deformaban el espíritu.
Tal sistema de valores respondía a un sistema de intereses entramados en el poder de la época. La ruptura de la antigua trama de poder produce la necesidad de nuevos valores.
El paradigma de la simplicidad
En el plano de las ideas se toma un hecho como el comienzo del cambio de paradigma: el caso Galileo, que integra elementos de la técnica devenida en tecnología, para constatar lo que a través de su análisis teórico había concebido. Este hecho enfrenta la ciencia (incipiente y moderna) al poder de la iglesia por entrar en contradicción con sus enseñanzas.
Comienza de esta manera la ciencia positiva experimental, cuyo método será el de la física, y el del análisis matemático. Las ideas claras y distintas, presentadas por Descartes, encarnan el paradigma de la simplicidad, son los objetos a lograr en la construcción de la nueva ciencia. Desde el punto de vista del conocimiento se deja de lado la concepción realista aristotélica, dando paso al Idealismo que se desarrolla en Alemania y al Empirismo que se desarrolla en Inglaterra.
En esta nueva organización de intereses, los motores serán la técnica devenida en tecnología, y el lucro, y la explotación indiscriminada de los abundantes recursos naturales existentes en beneficio de la producción industrial incipiente. La organización del conocimiento se produce en lo que conocemos como ciencia moderna hasta entrado el siglo XX.
Para la difusión y consolidación de este nuevo sistema de ideas se utilizaron dos grandes medios, la enciclopedia y los periódicos. La enciclopedia es la obra máxima de integración del saber de su época, que sumada a la aplicación tecnológica de la imprenta, produce tal cantidad de ejemplares que diluye la idea de los monasterios como concentración del conocimiento. El desarrollo del periódico cumple con difundir y afianzar la ideología del nuevo paradigma en los sectores populares.
Al paradigma de la simplicidad se lo puede caracterizar como racionalista (la razón es omnipotente y nada existe fuera de ella), universalista, (aplicable en todas las ciencias y en todos los casos), objetivista (se deja del lado el subjetivismo), puede ser aplicado en todos los casos del mismo modo, manteniendo su objetividad independientemente de quien investigue, puesto que no se considera posible la posición subjetiva (no científica) del investigador. Es cuantitativo y disociativo (tiende a separar las cosas para analizarlas).
Este paradigma de la simplicidad se construyó sobre la idea de un hombre capaz de procesarlo todo por su capacidad de razonamiento, y de poner en duda hasta la misma concepción de Dios (rectificada luego por Descartes, y por Darwin entre otros).
A principios del siglo XX, se produce una ruptura en la concepción monolítica del paradigma positivista. La física, entendida como el modelo a seguir para la construcción de las ciencias dado su orden cósmico representado por sus respuestas a leyes universales, comienza a detectar que ni la microfísica ni la macrofísica se encuadran en estos comportamientos. Entran en crisis los sustentos que dieron pie a la ciencia positiva, y a su concepción de la realidad mecanicista y monosémica (entendida de un solo sentido).
La ruptura se da en la microfísica (ver en termodinámica, segunda ley de entropía), y en la macrofísica,(teoría de la relatividad, el universo como sistema en expansión) como sistemas complejos, dejan a la física como un vinculo de simplicidad entre ambas.
Características del paradigma de la complejidad, del caos y de la incertidumbre. Perspectiva de la reflexión epistemológica
La nueva ciencia concibe al universo como complejo y caótico.
El paradigma de la complejidad es en gran medida diferente sin ser lo contrario que el anterior. Siguiendo a Morin:
El mérito de la complejidad es el de denunciar la metafísica del orden. Como lo dijera muy bien Waitehead, detrás de la idea de orden hay dos cosas: la idea mágica de Pitágoras de que los números son la realidad última, y la idea religiosa todavía presente, tanto en Descartes como en Newton, de que el entendimiento divino es el fundamento del orden del mundo. Ahora bien, cuando uno ha retirado el entendimiento divino y la magia de los números , ¿qué queda?¿las leyes? ¿una mecánica cósmica autosuficiente? ¿es la realidad verdadera? ¿es la naturaleza verdadera? A esa visión débil, yo opongo la idea de la complejidad.
Dentro de este marco, yo diría que acepto plenamente relativizar la complejidad. Por una parte, ella integra a la simplicidad y por otra parte se abre sobre lo inconcebible. Estoy totalmente de acuerdo con esas condiciones para aceptar la complejidad como principio de pensamiento que considera al mundo , y no como principio revelador de la esencia del mundo.(Morin 1994, 2000: 146)
Podemos decir que el paradigma de la complejidad es inclusivo (asume la incertidumbre de no poder conocerlo todo), es incompleto (nunca se acaba), articulatorio (integra diferentes campos de conocimiento), integra al sujeto y al objeto, es interdisciplinario, utiliza la totalidad de las potencias humanas, y es dialógico (relaciona términos contrarios).
Pero la diferencia más importante es que el paradigma de la complejidad incluye al hombre y su punto de vista en el estudio de la realidad en forma autocrítica, lo que no hacía el paradigma anterior, que confiaba ciegamente en el poder de la razón.
Este paradigma de la complejidad tiene muchos puntos de contacto con el pensamiento posmoderno, que postula la crisis de los grandes relatos, entendidos como los ideales o principios generales sobre los que se construyó la modernidad. El pensamiento posmoderno niega el poder omnisciente de la razón y lo descompone en diversidad de puntos de vista, no cree en modelos imitables ni en discursos hegemónicos, y en los casos más extremos, llega a hablar de muerte de las ideologías. Contrariando la creencia del conocimiento científico concebida durante mucho tiempo, cuya misión era la de disipar la aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden simple al que obedecen, esta nueva propuesta (paradigma del Pensamiento Complejo de Edgar Morin) postula que los modos simplificadores del conocimiento mutilan, más de lo que expresan a las realidades o fenómenos de los que intentan dar cuenta.
Igualmente, el hecho de cómo encarar la complejidad de un modo no simplificador todavía debe probar su legitimidad. Es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse en una ley .... la complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.
La complejidad aparece allí donde el pensamiento simplificador falla, pero integra en sí misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento. Mientras que el pensamiento simplificador desintegra la complejidad de lo real , el pensamiento complejo integra lo más posible los modos simplificadores de pensar, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas , unidimensionales y finalmente cegadoras de una simplificación.
Por lo demás, en el segundo volumen de el método, HE DICHO QUE LA COMPLEJIDAD ES LA UNION DE LA SIMPLICIDAD Y la complejidad; es la union de los procesos de simplificación que implican selección, jerarquización, separación reducción, con los otros contra-procesos que implican la comunicación, la articulación de aquello que está disociado y distinguido; y es el escapar de la alternativa del pensamiento reductor que no ve más que los elementos y el pensamiento globalista que no ve más que el todo.” (Morin 1994,2000: 144)
Internet como sistema complejo
Abordamos Internet como objeto de estudio, desde la teoría de los sistemas, integrado por otros diversos sistemas, como un sistema complejo que integra y relaciona diversos elementos. En el caso que nos ocupa convergen las características propias de Internet, la multimedialidad, el hipertexto, la interactividad, con las características mediáticas de las publicaciones periodísticas, y a su vez con las condiciones pedagógicas y didácticas de la propuesta educativa, todas ellas adaptándose y modificándose, e interactuando mutuamente.
En tal sentido puede ser analizada:
Desde la Comunicación cibernética, como Sistema Tecnológico; desde sus componentes electrónicos, desde sus procesos (protocolos de comunicación entre máquinas), desde los canales que permiten la conectividad redes coaxiales, satélites, microondas). También puede analizarse su organización interna en la lógica de almacenamiento y recupero de información o desde la posibilidad que ofrece el soporte tecnológico (digital) de sumar medios audiovisuales a lo escrito.
Desde la Comunicación humana, como circulación dinámica de mensajes entre emisor y receptor, mediados por un canal y un soporte.
En otro plano, el semiótico, desde la teoría de la enunciación podemos analizar la dinámica entre la propuesta de los medios y la apropiación de sentido de las audiencias, y como fenómeno nuevo la integración en el mismo dispositivo de la enunciación de las audiencias.
El lugar y el sentido de las audiencias, se transforma por esta posibilidad, cambiando su modo tradicional, generando un nuevo espacio de visibilidad para los grupos, que a su vez se relacionan con la construcción de nuevas identidades sociales, generando nuevas relaciones de poder/con el poder.
Otros temas que surgen de la mirada de Internet como subsistema de la sociedad global es el crecimiento de la información y su relación con el crecimiento del conocimiento. Las proyecciones indican que el volumen a alcanzar en los primeros quince años de la utilización de Internet duplicara el conocimiento generado en la toda la historia de la humanidad. Si hipotéticamente dispusiésemos de tiempo de lectura necesario para recorrer todo el contenido vertido en la web, también hay que tener en cuenta que sólo el diez por ciento de la información está indexada por los buscadores.
La escala y la diversidad de escenarios en que se presentan las múltiples escenas es inabarcable, estamos ante la manifestación de la incertidumbre, sólo podemos tener certidumbre de algunas cosas, como islas en un mar de incertidumbre.
La falta de validación de un criterio propio de Internet, produce dificultad para identificar una verdad, de verdades múltiples o de falsedades. Esto no es obstáculo para que las comunidades científicas (también las comunidades virtuales) puedan integrarse y consultarse, utilizando los modos tradicionales de validación.
Entendemos a Internet como un sistema abierto, que es parte de un sistema superior, como la sociedad de la información, y que a su vez integra otros sistemas como medios de comunicación. Seguimos a Morin en la conceptualización de sistema abierto:
"...esa teoría permite la emergencia, en su propio campo, de aquello que había sido hasta ahora rechazado fuera de la ciencia: el mundo y el sujeto.La noción de sistema abierto se abre en efecto, no sobre la física, por la mediación de la termodinámica, sino más amplia, más profundamente sobre la Physis, es decir sobre la naturaleza ordenada/desordenada de la materia, sobre un devenir físico ambiguo que tiende a la vez al desorden (entropía) y a la organización (constitución de sistemas cada vez más complejos). Al mismo tiempo la noción de sistema abierto llama a la noción de ambiente, y allí aparece (...) la Physis como fundamento material y el mundo como horizonte de realidad más vasto, abierto más allá del infinito (porque todo ecosistema se puede volver sistema abierto dentro de otro ecosistema más vasto.(...) Emerge, sobre todo, a partir de la auto-organización, cuando autonomía, incertidumbre, ambigüedad, se vuelven los caracteres propios del objeto. Cuando, sobre todo, el término "auto" lleva en sí la raíz de la subjetividad." (Morin 1994, 2000:63)
Rescatamos principios amplios que nos permiten tomar a Internet como un sistema abierto capaz de integrarse en otro sistema más amplio, como la sociedad y contener otros subsistemas, como los medios de comunicación, como así también al investigador y su circunstancia, cultural, ideológica y contextual.
De las paradojas a la dialógica
Surgen cuestiones que en el pensamiento de la simplicidad aparecen como paradojas, o excepciones a la norma. En Internet (como en otros campos desde esta perspectiva) se integran sistémicamente relaciones que desde la simplicidad pueden verse como paradojas. A modo de ejemplo en los conceptos siguientes vemos la ambivalencia enunciada por Morin :
"Así es que la scienza nuova no destruye a las alternativas clásicas , no aporta la solución monista que sería la esencia de la realidad. Pero los términos alternativos se vuelven términos antagonistas , contradictorios y, al mismo tiempo, complementarios en el seno de una visión más amplia que deberá reencontrar y afrontar nuevas alternativas." (Morin 1994, 2000: 82)
En este sentido señala algunas oposiciones clásicas : unidad/diversidad; azar/necesidad; cantidad/cualidad; sujeto/objeto; holismo/reduccionismo. Así se nos presentan términos en el ámbito periodístico, relacionados al fenómeno Internet que en su conceptualización designan una ambivalencia, o una contradicción. Vemos algunos ejemplos:
Local/global este criterio es tema de análisis de varios referentes del periodismo en internet, tanto desde la concepción del producto como de las audiencias; brecha (el sistema que hace ricos más ricos y pobres más pobres); brecha digital (el sistema que aleja el acceso al conocimiento de grandes sectores de la población mundial, por la marginación económica).
Sin duda el termino globalización refiere más o menos al mismo tema (integración de mercados, algunos autores partirán de la colonización de América, otros lo referirán al proceso vinculado a la sociedad de la información), lo que seguramente no es igual es el sentido que se le puede dar a la evolución de los "negocios", para los poseedores de los fondos de inversión, que para los globalofóbicos, o nuestros vernáculos caceroleros.
Sucede también con el concepto de la Sociedad de la Información (M. Castells) en opocición a Sociedad de la Comunicación (Pascuali)
Es en este sentido que se presenta la necesidad de incluir en la ciencia al sujeto y su circunstancia, como ciudadano de una nación y de la tierra, desde su etnia, su cultura y sus creencias, sus prácticas sociales y su cosmovisión.
"Así es que nuestro punto de vista cuenta con el mundo y reconoce al sujeto. Más aún , presenta a uno y a otro de manera recíproca e inseparable: el mundo no puede aparecer como tal, es horizonte de un ecosistema del eco-sistema, horizonte de la Phycis, no puede aparecer si no es para un sujeto pensante, último desarrollo de la complejidad autoorganizadora." (Morin 1994, 2000: 64)
Otros elementos fundamentales para pensar la complejidad son los macro-conceptos, y los tres principios: dialógico, de recursividad organizada , y hologramático.
En primer lugar, los macro-conceptos son definidos por su núcleo :
"Debemos saber que, con respecto a las cosas más importantes, los conceptos no se definen jamás por sus fronteras, sino a partir de su núcleo.(...) Hay que tratar , entonces, de definir el corazón y esa definición requiere, a menudo de macro-conceptos." (Morin 1994, 2000: 105)
En segundo lugar, Morin caracteriza a los tres principios:
"El principio dialógico nos permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia a la vez a dos términos complementarios y a la vez antagonistas.(...)
El segundo principio es el de recursividad organizacional. Para darle significado a este término, yo utilizo el proceso del remolino. Cada momento del remolino es producido y, al mismo tiempo productor. Un proceso recursivo es aquel en el cual los productos y los efectos, son al mismo tiempo causas y productores de aquello que los produce. Reencontramos el ejemplo del individuo, somos los productores de un proceso de reproducción que es anterior a nosotros. (...) Esta idea es válida también sociológicamente. La sociedad es producida por las interacciones entre individuos, pero la sociedad, una vez producida retroactúa sobre los individuos y los produce. Si no existiera la sociedad y su cultura, un lenguaje, un saber adquirido no seríamos individuos humanos. Dicho de otro modo, los individuos producen la sociedad que produce a los individuos. Somos a la vez productos y productores. La idea recursiva es , entonces, una idea que rompe con la idea lineal de causa efecto, de producto/productor , de estructura/superestructura , porque todo lo que es producido reentra sobre aquello que lo ha producido en un ciclo en si mismo auto-constitutivo, auto-organizador, y auto-productor.
El tercer principio es el hologramático. En un holograma físico, el menor punto de la imagen del holograma contiene la casi totalidad de la información del objeto representado . No solamente la parte está en el todo , sino que el todo está en la parte. El principio hologramático está presente en el mundo biológico y en el mundo sociológico.(...) trasciende al reduccionismo que no ve más que las partes y al holismo que no ve más que el todo."(Morin 1994, 2000: 106-107)
Conclusiones
Por los elementos presentados hasta aquí creemos adecuado el abordaje de Internet como medio de comunicación, aplicado a la educación desde la perspectiva de la complejidad, por la necesidad de contextualizar desde donde trabajamos con la identidad de argentinos, ciudadanos del planeta tierra; desde nuestra circunstancia de crisis, con nuestras convicciones religiosas e ideológicas y desde nuestra cosmovisión local, respetando/dialogando con otras posturas, entendiendo que los criterios de verdad pueden ser múltiples, que el campo seleccionado es inabarcable y que por lo tanto trabajamos en la incertidumbre.
Desde el punto de vista de la comunicación social trascendemos el plano de los campos tecnológicos hacia la convergencia de los diversos medios en el "ambiente digital" que proporciona Internet, tomando el concepto de receptor, y llevándolo a la teoría de la enunciación, como alter, persona humana, igual y diverso, enunciador/enunciatario y que además de recibir, tiene un mensaje para todos nosotros personas/sociedad.
Desde el punto de vista educativo y con el ejercicio de las prácticas de publicación (al margen de las estrategias) se presenta la oportunidad de generar reflexión/acción sobre los valores de la participación ciudadana, el aporte para la construcción de la democracia, y darles voz a los sin voz.
Bibliografía
Morin, Edgar .Introducción al pensamiento complejo. Gedisa . Barcelona. 1994,2000
Morin, Edgar. La cabeza bien puesta. Ed. Nueva visión. BsAs.1999.
Morin, Edgar y otros. Carta de la transdisciplinariedad . Preámbulo. Convento de Arrabida, 1994.
Morin, Edgar, Los desafíos del fin de siglo, Documentos del IPAP, Conferencia del 5 de abril de 1999, La Plata.Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios a la educación de futuro, Publicado en octubre de 1999 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - 7 place de Fontenoy - 75352 París 07 SP - Francia

sábado, 22 de septiembre de 2007

Lineamientos tesis UNEFA

http://padron.entretemas.com/ProyectoUNEFA.pdf

Normas UPEL para trabajos de grado

Del Mecanografiado y la Impresión

El resumen es una exposición corta y clara del tema desarrollado, de la metodología utilizada, los resultados obtenidos y las conclusiones a las que se ha llegado. No debe exceder las trescientas (300) palabras escritas a un espacio. En la parte superior de la página se escribirán: el nombre de la Universidad y del Instituto, la denominación del postgrado, el título del Trabajo de Grado o la Tesis Doctoral, los nombres del autor y del tutor, y el año y mes de presentación. Además, si el Instituto lo exige, se señalará el área o línea de investigación. Al final del resumen, en un máximo de dos líneas, se escribirán los principales términos descriptores del contenido.
El papel a utilizar debe ser tipo bond blanco, tamaño carta, base 20, de peso y textura uniformes. Las hojas no deben tener rayas ni perforaciones.
El texto se escribirá con letra de 12 puntos, preferiblemente en el tipo “Times New Roman”, “Courier” o tipos de letra similares. Para las notas al pie de página o final de capítulo se podrá utilizar un tipo de letra de tamaño menor, pero no inferior a 10 puntos. Para los títulos, contenido y leyendas de cuadros y gráficos, así como de los materiales anexos, se utilizarán los tipos y tamaños de letras que más convengan a criterio del estudiante, siempre que se asegure la legibilidad.
Se hará el uso de la letra itálica (cursiva), para el realce de títulos y de información cuando sea apropiado. Sin embargo, se podrá sustituir por el subrayado si no se dispone de equipos computarizados o máquinas de escribir con dicho tipo de letra.
Los márgenes a usar serán: de cuatro (4) cm. del lado izquierdo, para permitir la encuadernación del volumen, y de tres (3) cm. por los lados derecho, superior e inferior de la página. El margen superior de la primera página de cada nuevo capítulo debe ser de cinco (5) cm.
Se dejará una sangría de cinco (5) espacios en el margen derecho de la primera línea de cada párrafo y a ambos márgenes en cada línea de las citas textuales largas, es decir, de más de cuarenta (40) palabras. Las notas fuera de texto se presentarán en bloques justificados a ambos márgenes sin sangría. Las entradas de la lista de referencias se mecanografiarán con sangría francesa de tres (3) espacios hacia la derecha.
El texto y los títulos de varias líneas se escribirán con interlineado de espacio y medio. Se utilizará espacio sencillo entre líneas para el mecanografiado de las citas textuales de cuarenta palabras o más, las notas al pie de página o final de capítulo, las referencias, el resumen, el currículo vital del autor y, opcionalmente, en los anexos. No se dejará espacio adicional entre los párrafos del texto. Se utilizará espacio y medio para separar entre si, las notas al pie de página o final de capítulo; también para separar las entradas de la lista de referencia. El espaciado triple se utilizará después de los títulos de capítulos, antes y después de los encabezamientos de secciones, así como también, antes y después de los cuadros y gráficos titulados que se presenten entre párrafos del texto.
Los Capítulos, la lista de Referencias y los anexos deben comenzar en una página nueva. La primera página de cada capítulo, arriba y al centro, se presentará la identificación del mismo con la palabra: CAPITULO y el número romano que indica el orden (I, II,…). Debajo también centrado, se escribirá el título en letras mayúsculas. Dentro de cada capítulo se puede tener desde uno hasta cuatro niveles de encabezamientos para identificar las secciones y subsecciones. Estos encabezamientos no deben ir numerados; para representar su orden jerárquico, se utilizarán las normas de diagramación que se explican en las Indicaciones Complementarias.
Cuando se quieran enumerar varios elementos dentro de un párrafo se utilizarán letras minúsculas y entre paréntesis así: (a), (b) (c). Si se quiere destacar elementos o ideas en párrafos separados, se utilizarán números arábigos seguidos por un punto, sin paréntesis, con sangría de cinco (5) espacios para la primera línea, y con las líneas sucesivas al nivel del margen izquierdo.
Las páginas preliminares se numerarán con cifras romanas minúsculas, en forma consecutiva, comenzando con la página del título, que se entenderá será i, sin que la cifra se coloque en la página. Todas las páginas del texto y los materiales de referencia se numerarán con cifras arábigas, comenzando con la página de la introducción y continuando hasta incluir los anexos y el resumen del currículo vital del autor.
Los números de todas las páginas se colocarán centrados en la parte inferior, incluyendo las primeras de cada capítulo y las que contienen cuadros y gráficos verticales u horizontales.
Las notas fuera del texto se mecanografiarán al pie de la página correspondiente, o al fin de cada capítulo, según se decida. Todas las notas se enumerarán en forma consecutiva con números arábigos, comenzando por el uno, con una seriación independiente para cada capítulo. Las referencias posteriores a una misma cita se hacen dentro del texto, entre paréntesis, así: (ver Cap. II, n. 2).
Las notas de los cuadros y gráficos se mecanografiarán en la parte inferior de cada uno de ellos, para explicar los datos presentados, suministrar información adicional o reconocer la fuente. Los cuadros y gráficos deben ser incorporados en el lugar apropiado del texto, y no al final de los capítulos o en anexos. Los cuadros y gráficos pequeños pueden aparecer entre párrafos, mientras que los de mayor dimensión deben colocarse en página separada o plegada, inmediatamente después de la página donde se menciona o explican.
Cada cuadro o gráfico deberá tener un número de identificación y un título descriptivo de su contenido. Los cuadros se numerarán en serie continua desde el principio al fin del texto (no por capítulos). Lo mismo se hará con los gráficos. Las referencias en el texto se harán así: Cuadro 5, Grafico 8; también se podrá remitir a ellos utilizando paréntesis: (ver Cuadro 5), (ver Gráfico 8).
El número y Título de los cuadros deben colocarse en su parte superior; en el caso de los gráficos, en la parte inferior. Si algún cuadro continúa en una segunda página, debe colocarse solo la identificación de su número y la abreviatura Cont., entre paréntesis, sin repetir el título. Ejemplo: Cuadro 3 (Cont.).

yottabyte

Aquí les dejo un link para que mis compañeros sepan lo que es un yottabyte; a ver si cualquiera de uds se lo imprimen al profe.
http://www.noticias3d.com/noticia.asp?idnoticia=12745

Un Yottabyte son 1024 Zettabytes
Un Zettabyte son 1024 Exabytes
Un Exabyte son 1024 Petabytes
Un Petabyte son 1024 Terabytes
Un Terabyte son 1024 Gigabytes
Un Gigabyte son 1024 Megabytes
Un Megabyte son 1024 Kilobytes
Un Kilobyte son 1024 Bytes
Un Byte son 8 bits
y finalmente un bit es un 1 o un 0

viernes, 21 de septiembre de 2007

AMERICA LATINA: UNA REGION EN RIESGO

AMERICA LATINA: UNA REGION EN RIESGO
POBREZA, INEQUIDAD E INSTITUCIONALIDAD SOCIAL
BERNARDO KLIKSBERG *
1
Extraido de: http://www.iadb.org/ETICA/Documentos/kli_ameri.pdf
El tema social se halla actualmente en el centro del escenario histórico de
América Latina. Se suceden desde las más variadas fuentes los llamados de alerta sobre
la magnitud y profundidad de los problemas que sacuden a la región en el campo social.
La mayor reunión de Presidentes del Continente, la cumbre hemisférica (Santiago de
Chile, 1998) consignó en su declaración final, suscrita por todos los mandatarios, que
“superar la pobreza continúa siendo el mayor desafío confrontado por nuestro
Hemisferio”. Caracterizando algunos de los principales problemas existentes, los
Presidentes indicaron “estamos decididos a remover las barreras que deniegan a los
pobres el acceso a nutrición adecuada, servicios sociales, un medio ambiente saludable,
créditos y títulos legales sobre su propiedad”. El Secretario General de la CEPAL, José
A. Ocampo resaltó (1998) sobre la situación que “siguen aumentando los niveles de
pobreza absoluta, los niveles de desigualdad no muestran mejoría y sigue aumentando
el empleo en el sector informal”. El Presidente del BID, Enrique V. Iglesias ha destacado
(1997) que “el proceso de cambio ha dejado sin resolver en la gran mayoría de los
países un tema central: la pobreza crítica y la mala distribución del ingreso”. El Banco
Mundial ha hecho continuos señalamientos sobre la gravedad del problema: “América
Latina es notable como una región en la que la pobreza, particularmente la pobreza
absoluta, no registra mejora alguna” (Burki, 1996), e indicó en reciente conferencia
internacional sobre la región (Chile, 1999), los riesgos que corría la democracia en tales
condiciones. La Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, lamentó en un
discurso para líderes empresariales de las Américas (1999) las desigualdades en
ingresos y educación en América Latina, resaltó que son mayores que en cualquier otro
continente y advirtió que “ni la democracia ni la prosperidad pueden durar a menos que
tengan una base amplia”. Un respetado economista, Celso Furtado (1998), vaticinó
“que la gobernabilidad estará en riesgo si no se revierte el proceso de concentración de
ingresos y exclusión social”. A estas voces de líderes políticos, organismos
internacionales, gobiernos externos y pensadores, se suma un hondo clamor que surge
de las bases de la sociedad. La principal preocupación que hoy aflige a los
latinoamericanos se halla, según las encuestas de opinión, en los temas sociales.
Interrogados por Latinobarómetro (1998), encuesta que cubre a la mayoría de los países
de la región, sobre los problemas más importantes en sus países, los interrogados
contestaron señalando, como los principales, a diversos problemas sociales:
desocupación 21%, educación 18%, bajos salarios 8%, pobreza 7%, inestabilidad en el
empleo 6%. A ellos se sumó corrupción, 7%.
Las advertencias desde tan diversas fuentes, y el clamor de la población por
soluciones, han influido en un cambio radical en la presencia del tema social en la gran
agenda de discusión de la región. La problemática social tenía hasta hace pocos años
limitada inclusión en dicha agenda. Era casi necesario hacer lobby para conseguir que
formara parte de los temarios de las reuniones presidenciales, y apareciera con
significación en los medios masivos. Hoy aparece obligadamente en el orden de dichas
reuniones, se ha convertido en la cuestión eje de las campañas electorales en donde los
candidatos de todas las tendencias sienten que deben tomar posición frente a ella, y es
una materia de información crecientemente jerarquizada por diversos medios de
opinión. La gran mayoría de los sectores percibe que la región toda se halla en riesgo
por lo que está sucediendo en materia social. Ello ha llevado al replanteo de ideas
tradicionales al respecto, al planteo de nuevos interrogantes, y a la búsqueda acuciosa
de soluciones más efectivas frente al claro fracaso de las convencionales. Hay dos
grandes áreas donde la discusión está comenzando a activarse hacia direcciones
renovadoras. La primera es la de las políticas sociales. Hay reenfoques importantes en
marcha sobre su rol mismo, su inter-relación con las políticas económicas y sus
contenidos. El otro, es el de los problemas gerenciales e institucionales que plantea la
2
ejecución de políticas sociales de nuevo cuño. El presente trabajo tiene por finalidad
poner a foco algunos de los temas cruciales que deben analizarse y encararse en ambas
áreas para “refrescar” con aires nuevos la acción en el campo social. A tal fin, en primer
lugar reconstruye un cuadro de situación sobre algunos de los principales problemas
sociales que afronta la región, para disponer de un marco de referencia concreto sobre
la problemática abierta. En segundo término, presenta y analiza líneas del nuevo debate
que está surgiendo sobre las políticas. En tercer término, reflexiona sobre la
institucionalidad social que sería necesaria para posibilitar la implementación efectiva de
políticas renovadoras. Finalmente formula una reflexión de conjunto.
II. CUADRO DE SITUACIÓN SOCIAL
La inquietud por lo social que recorre el Continente tiene razones muy concretas
en qué basarse. Vastos sectores de la población sufren dificultades y carencias que
afectan duramente sus condiciones básicas de existencia. A continuación se reseñan
sumariamente nueve problemas sociales claves de gran impacto en la región. Hay
diversos otros problemas sociales que deberían agregarse a esta lista, pero los
enfocados permiten aproximarse a lo que constituye la “vida cotidiana” de muchísimos
latinoamericanos.
1. El aumento de la pobreza
Hay disensiones metodológicas significativas sobre cómo medir la pobreza. Sin
embargo, la mayor parte de las fuentes internacionales coinciden en una constatación
básica respecto a la región: la pobreza ha crecido considerablemente en ella en las dos
últimas décadas. El gráfico siguiente indica los resultados que se obtienen adoptando un
criterio de uso frecuente, considerar pobres a quienes ganan menos de dos dólares
diarios. La medición por otros criterios como la canasta básica de vida, normalmente
arroja resultados mayores. Pero aún utilizando esta medición “conservadora” de la
pobreza, es posible apreciar nítidamente la tendencia:
3
GRÁFICO 1
Como se observa, con fluctuaciones menores, la pobreza ha crecido fuertemente
en la región desde los inicios de los 80. Dadas las condiciones económicas recesivas de
los dos últimos años, 1998 y 1999, es probable que la situación se haya deteriorado aún
más en ellos.
Algunas de las mediciones nacionales recientes permiten tener idea de la
magnitud del problema. El informe “Estado de la región” (PNUD-Unión Europea, 1999)
indica, respecto a Centroamérica, que son pobres el 75% de los guatemaltecos, el 73%
de los hondureños, el 68% de los nicaragüenses, y el 53% de los salvadoreños. En los
sectores indígenas las cifras pueden ser aún peores. Así en Guatemala es pobre el 86%
de la población indígena frente al 54% de los no indígenas. En Venezuela los estimados
oficiales señalan que es pobre el 80% de la población. En Ecuador se estima que el
62,5% de la población está por debajo del umbral de pobreza. En Brasil se ha estimado
que el 43,5% de la población gana menos de dos dólares diarios y que 40 millones de
personas viven en pobreza absoluta. En Argentina la tasa de pobreza de las provincias
del noreste es del 48,8% y la de las provincias del noroeste, 46%. Una estimación
reciente (1999) indica que el 45% de los niños menores de 14 años del país, son pobres.
Una estimación de las Naciones Unidas para toda la región refiere que entre 1970 y
1980 había 50 millones de pobres e indigentes, pero que en 1998 serían 192 millones
(Verrier, 1999).
Frente a estas cifras resulta casi trivial el tipo de línea argumental utilizada por
algunos sectores relativizando el problema: “`pobres hay en todos lados”, “pobres ha
habido siempre”. Existe efectivamente pobreza en numerosas sociedades. Pero
mientras en los países desarrollados tiende a estar por debajo del 15% de la población,
en diversos países de América Latina triplica cuadruplica, o quintuplica, esa cifra. El
informe de una Comisión regional presidida por Patricio Aylwin (1995) estima que se
hallarían en pobreza “casi la mitad de los habitantes de América Latina y el Caribe”. Ello
significa otro tipo de problema totalmente distinto. No se trata de “bolsones de
EVOLUCION DE LA POBREZA EN AMERICA LATINA 1970-1995
70
80
90
100
110
120
130
140
150
160
1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994
Fuente: BID, Informe de progreso económico y social, 1998.
Nota: Linea de pobreza de 2 (ppp ajustado) en dó lares de 1985 per cápita.
4
pobreza”, sino de extensos sectores en esa situación. Por otra parte, como se ha visto,
las cifras marcan una tendencia al aumento de la pobreza en la región.
2. Algunos impactos de la pobreza
Las cifras sobre crecimiento de la pobreza brevemente referidas se transforman
en carencias y penurias agobiantes en la vida diaria. Más de 10 millones de
centroamericanos (29% de la población) no tienen acceso a servicios de salud, y dos de
cada cinco carecen de agua potable y saneamiento básico. Un tercio de la población de
Centroamérica es analfabeta. Una tercera parte de los niños menores de cinco años
presenta una talla inferior a lo normal en lo que inciden procesos de acumulación de
insuficiencias nutricionales en la madre y el niño.
En Venezuela se estima que 10 millones de personas viven en pobreza extrema
(FUNDACREDESA, 1999). Un estudio mundial de la UNICEF sobre familias sin acceso a
una instalación sanitaria (un baño) ubica a Brasil entre los países en donde el 50% de la
población está afectada por ese problema básico. Según las cifras oficiales, en el Gran
Buenos Aires, la zona de mayor población de la Argentina, uno de cada cinco niños
presenta desnutrición.
Estas y otras expresiones de la pobreza repercuten en las dimensiones
fundamentales de la vida. Crean dificultades muy importantes en lo que Amartya Sen
denomina “las capacidades básicas de funcionamiento de las personas”, deterioran la
calidad de la vida, y acortan la esperanza de vida respecto a las cifras esperables en
condiciones normales. Se cumple para amplios sectores en la región el señalamiento
hecho por un investigador del tema social en el mundo desarrollado, Peter Townsed: “la
pobreza mata”.
3. Desempleo e informalidad
La pobreza está fuertemente ligada a los difíciles problemas que se presentan
actualmente a la población para obtener un trabajo estable. La región tiene en primer
término una alta tasa de desocupación abierta. Dicha tasa ha venido ascendiendo.
Puede observarse en el gráfico siguiente como en los países de más población de la
región (Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela) las cifras de 1997 eran
marcadamente superiores a las de 1989.
5
GRAFICO 2
En los años recientes el problema se ha pronunciado. Según los estimados de
Tokman (1998) la tasa de desempleo promedio subió de 7,2% en 1997, a 8,4% en
1998, y se estima en 9,5% en 1999.
Cuando se desagrega por edades se observa que el problema es más agudo aún
en las edades jóvenes. Puede observarse la situación a continuación:
CUADRO 1
TASAS DE DESEMPLEO ABIERTO ENTRE LOS JOVENES ZONAS URBANAS
País Sexo
Tasa de
desempleo,
total de la
población
Tasa de desempleo,
Población entre
15-24 años
Argentina Total
Hombres
Mujeres
13,0
11,5
15,5
22,8
20,3
26,7
Brasil Total
Hombres
Mujeres
7,4
6,4
8,9
14,3
12,4
17,0
Colombia Total
Hombres
Mujeres
8,0
5,4
11,6
16,2
11,9
21,0
Chile Total
Hombres
Mujeres
6,8
5,9
8,4
16,1
14,0
19,3
Uruguay Total
Hombres
Mujeres
9,7
7,3
13,0
24,7
19,8
31,5
Fuente: CEPAL, “Panorama Social de América Latina, 1996” (mencionado por Minujín,
A., “Vulnerabilidad y exclusión en América Latina”, en Bustelo y Minujín, Todos entran,
UNICEF, Santillana, 1998)
TASA DE DESEMPLEO, TOTAL, ZONAS URBANAS
0.0
2.0
4.0
6.0
8.0
10.0
12.0
14.0
16.0
18.0
20.0
Bolivia
México
Honduras
Costa Rica
Chile
Brasil
Ecuador
Venezuela
Uruguay
Colombia
Argentina
Panamá 1990 1997
Fuente: CEPAL,
Panorama Social de
América Latina, 1998
6
En todos los casos las tasas de desempleo de los jóvenes duplican las elevadas
tasas generales. También puede apreciarse que hay un problema de género. El
desempleo entre las mujeres jóvenes es mayor al que se da entre los hombres jóvenes.
Al problema del desempleo se le suma el crecimiento de los trabajos informales.
Si bien el universo de los mismos es heterogéneo, un porcentaje mayoritario es, según
lo caracteriza el PREALC, trabajos inestables, sin apoyo tecnológico ni crediticio, y sin
cobertura social. Un puesto de trabajo en la economía informal tiene de una tercera a
una cuarta parte de la productividad de uno en la economía formal. Según los cálculos
de Tokman, en 1980 trabajaba en la economía informal el 40,6% de la mano de obra no
agrícola ocupada, y actualmente la cifra habría ascendido al 59%.
Las ocupaciones informales implican en muchos casos puestos de trabajo frágiles, de
baja calidad, y sus ingresos son comparativamente cada vez menores en relación a los
puestos de trabajo de la economía formal. De acuerdo a la CEPAL (1997), los que se
desempeñan en la economía informal ganan en promedio el 50% de quienes lo hacen en
empresas modernas y trabajan más horas. Las diferencias salariales entre los
profesionales y técnicos y los trabajadores en sectores de baja productividad
aumentaron entre un 40 y un 60% entre 1990 y 1994. Un tercer problema es
actualmente el de la precarización de las condiciones de trabajo. Aumentan los
trabajadores sin contrato, o bajo contratos temporales. Se estima que cerca del 35% de
los asalariados está en esas situaciones en Argentina, Colombia y Chile, y el 74% en el
Perú.
4. Déficits en salud pública
Hay avances considerables en las condiciones de salud de la región. Sin
embargo, cuando se desagregan los datos se observan considerables brechas entre los
países y a su interior. Tienen clara presencia en tres de los principales indicadores de
salud pública. En cuanto se refiere a la esperanza de vida, mientras la misma es en
Costa Rica de 76,3 años, sólo llega en Haití a 56,6 y en Bolivia a 59,3. En cuanto a
mortalidad infantil, en Costa Rica perecen 13,7 niños de cada mil, antes de cumplir un
año de edad. En cambio la tasa llega en Haití a 86,2, en Bolivia a 75,1, en Brasil a 57,7,
en Perú a 55,5. Las cifras de mortalidad materna son en Costa Rica inferiores a 28 por
100.000 madres por año. En barrios urbanos de Lima se han estimado en 286, y en
comunidades indígenas mapuches en 414.
Diversos análisis indican que tras esas inquietantes cifras en diversas áreas
geográficas y grupos de la población, subyacen entre otros aspectos marcados déficits
en aspectos cruciales para la salud pública. El acceso a agua potable, instalaciones
sanitarias, alcantarillado, y energía eléctrica, es limitado para amplios sectores. Ello
crea factores de riesgo de mucho peso en salud. Se estima que 130 millones de
personas carecen de agua potable. Por otra parte, el costo del agua para los pobres es
mucho mayor que para las clases medias y altas. Un informe reciente de la Comisión
Mundial del Agua (Banco Mundial, 1999) calculó que para adquirir un metro cúbico de
agua un habitante de los barrios de Lima tiene que pagar 20 veces el importe que abona
un residente urbano, de los estratos medio o alto, que sólo abre la canilla de su casa.
La falta de agua potable y de instalaciones de disposición de excretas es esencial en
todo orden de riesgos en salud, particularmente para la población infantil, entre otras
expresiones, a través de las infecciones intestinales. En 11 países de la región la diarrea
es una de las dos principales causas de muerte en niños de menos de un año. Asimismo
los déficits de agua potable facilitaron la extensión del cólera en los 90 que causó en tres
años 811.000 casos.
7
También se detectan en la región significativos problemas alimentarios de alta
incidencia en la salud. Señala un informe conjunto de la Organización Panamericana de
la Salud (OPS) y la CEPAL (1998) que: “Se observa en casi todos los países de la región
un incremento en enfermedades no transmisibles crónicas asociadas con alimentación y
nutrición... Las medidas de ajuste implementadas por los países han afectado la
disponibilidad nacional de alimentos y han tenido repercusiones negativas sobre el poder
de compra de los grupos más pobres, amenazando la seguridad alimentaria”.
Los factores anteriores causan riesgos considerables de salud para diversos
sectores de la población. A su vez la cobertura de salud es restringida para los sectores
más incididos por esos factores de riesgo. La OPS ha estimado que 130 millones de
latinoamericanos carecen de acceso consistente a servicios de salud.
5. Problemas en educación
Se han hecho importantes progresos en educación en la región. Ha avanzado
fuertemente la matriculación en las escuelas primarias. La gran mayoría de los niños
inicia la escuela. También han descendido las cifras de analfabetismo. Pero junto a
estos logros se presentan varios problemas que despiertan fuerte preocupación. El
primero es el de la deserción. Cerca del 50% de los niños que se matriculan en la
primaria no la finalizan. También las tasas de deserción en secundaria son muy
considerables por lo que en definitiva una reducida parte de la población tiene estudios
secundarios completos. El segundo problema es la repetición. El Banco Mundial (1995)
estima el nivel de repetición como “uno de los más altos del mundo en desarrollo”.
Casi la mitad de los niños repiten el primer grado, y un 30% cada uno de los grados
siguientes. Puryear (1997) estima que un niño latinoamericano promedio está cerca de
siete años en la escuela primaria, donde sólo completa cuatro grados. Pueden
apreciarse las dimensiones de la repetición en el siguiente gráfico:
8
GRAFICO 3
TIEMPO NECESARIO PARA GRADUARSE DE SEXTO GRADO
1988-1992
*Fuente: Publicaciones varias del Banco Mundial. Incluido en Claudia Piras “Una
herramienta para mejorar la educación: mayor poder para las escuelas”. Políticas de
Desarrollo. Boletín de Investigación, BID, marzo 1997.
En todos los países consignados el niño promedio tarda más de 6 años en cursar
6 grados. En Nicaragua más de 11 años, en Perú 9, en Venezuela más de 7. El peso de
la elevada deserción y de la repetición determina que la tasa de escolaridad promedio de
toda la región sea de 5,2 años. Los latinoamericanos están llegando al nuevo siglo sin
primaria completa.
Un análisis del BID (1998) sobre la situación en 15 países de la región, ha
establecido que de cada 100 niños matriculados en la escuela primaria en primer grado,
en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, sólo llegan a terminar 9 años de escolaridad, 15. En
Guatemala, Haití y República Dominicana la cifra es aún mucho menor, 6.
La desagregación de los datos indica que desde ya las cifras no son las mismas
para todos los sectores sociales. El siguiente gráfico da cuenta de algunas de las
disparidades:
6 7 8 9 10 11 12
Nicaragua
Guatemala
El Salvador
Honduras
M inas Gerais
Perú
Venezuela
Chile
Colombia
Uruguay
Panamá
Años
9
GRAFICO 4
PORCENTAJE DE NIÑOS DE 7 A 14 AÑOS REZAGADOS EN SUS ESTUDIOS
POR RESIDENCIA Y CUARTILES DE INGRESO EN PAÍSES SELECCIONADOS
1990
Fuente: CEPAL 1993. Incluido en CELADE, BID “Impactos de las tendencias demográficas
sobre los sectores sociales en América Latina”, 1996.
Las cifras de deserción y repetición son mucho mayores entre los estratos
desfavorecidos y en las zonas rurales. Así en Brasil de cada 100 niños del 25% más
pobre de la población, 45 desertan o repiten, mientras que en el 25% más rico la cifra
se reduce a 9. En el análisis del BID antes citado (1998), se determinó que en los 15
países analizados, los jefes de hogar del 10% más rico de la población tienen 12,1 años
de educación. En cambio los jefes de hogar del 30% más pobre, tienen sólo cinco años
de educación. Hay una brecha de 7,1 años, que es aún mayor en México, 9 años, y en
Brasil, Panamá, y El Salvador, 8 a 9 años.
Las cifras dan cuenta de profundas inequidades en las oportunidades educativas.
Las mismas se agudizan aún más si se toma en cuenta la calidad de la educación
recibida. Las escuelas públicas a las que asisten los niños de los estratos desfavorecidos
tienen condiciones mucho más desfavorables para la enseñanza. El deterioro que se ha
producido en muchos casos en cuanto a inversiones en edificios, mantenimiento, medios
modernos de educación, y salarios las ha colocado en una posición muy desventajosa.
Así, se estima que en una escuela privada los niños reciben 1200 horas de clase
anuales, en una pública urbana 800, y en una pública rural 400. Los sueldos promedio
de los maestros de las escuelas privadas tienden a ser marcadamente superiores a los
de la escuela pública.
50.4
27.1
45.1
31.4
30.3
19
13.6
7.1
9.1
7.9
9.7
7.2
83.1
50.3
59.4
45.4
56.5
26.3
58.4
32.2
32.5
19.8
33.8
15.7
0 20 40 60 80 100
Guatemala
Honduras
Brasil
Costa Rica
Venezuela
Chile
Rural Cuartil 4
Rural Cuartil 1
Urbano Cuartil 4
Urbano Cuartil 1
10
Los procesos de deserción, repetición, y las brechas en calidad, están
conformando sistemas de educación que pese a los esfuerzos se muestran altamente
inequitativos. Un destacado investigador del tema, Puryear (1997), describe con
precisión la situación:
“Los sistemas de educación primaria y secundaria de América Latina están
fuertemente segmentados en función del status económico de las personas,
quedando las más pobres relegadas al sistema público en tanto que los ricos y la
mayoría de la clase media asisten a colegios privados. Como resultado se tiene
un sistema profundamente segmentado, en el cual los pobres reciben una
educación que es abiertamente inferior a la que reciben los ricos. Un número
desproporcional de aquellos que repiten, y aquellos que desertan, es pobre.
Incluso cuando los pobres permanecen en el colegio tienden a aprender menos”.
6. Los “nuevos pobres”
A la denominada pobreza estructural, correspondiente a grupos de la población
en donde la pobreza se ha perpetuado durante generaciones, se adiciona actualmente
un grupo diferente, al que se ha llamado “los nuevos pobres”. Se trata de familias que
no eran pobres hasta hace pocos años atrás, y en donde en muchos casos los progresos
laboriosamente conseguidos por las generaciones anteriores se están perdiendo. Son
sectores de las clases medias de los países que han entrado en fuerte crisis ante
diversos embates. Entre ellos se hayan: pequeños comerciantes e industriales que han
debido cerrar sus empresas, personal despedido del sector público, profesionales cuyas
oportunidades e ingresos se han deteriorado fuertemente, empleados públicos que han
perdido parte significativa del valor real de sus ingresos, muchos de los informales que,
como se ha señalado, presentan una situación inestable y de bajos ingresos, jubilados
cuyas rentas se han reducido fuertemente en términos reales. Son sectores en fuerte
conflicto interno. Por un lado tienen diversos atributos propios de las clases medias:
cultura, educación, en algunos casos viviendas heredadas, aspiraciones propias de ese
sector social. Por otra parte, el nivel de sus ingresos y su inestabilidad laboral los
colocan por debajo del umbral de la pobreza.
La amplitud de estos sectores parece ser considerable. En Venezuela se estima
que la clase media se redujo a una proporción limitada en un período muy corto. En
Argentina, Minujín (1997) señala que ”los nuevos pobres que eran prácticamente
inexistentes en 1974, pasaron del 4,2% en 1980 al 18,4% en 1990”, y el proceso se ha
seguido acentuando. Realidades semejantes se observan en Brasil, México, y otros
países.
7. La erosión de la familia
La unidad familiar está siendo redescubierta actualmente por las ciencias
sociales. Junto a sus fundamentales funciones espirituales y afectivas, numerosas
investigaciones han puesto a foco las funciones claves que cumple en diversos aspectos
del desarrollo. Se sabe ahora que buena parte del rendimiento educativo de los niños
está fuertemente influido por las características de la familia (CEPAL, 1997). El grado de
organicidad de la familia, el capital educativo de los padres, la posibilidad e interés de
los padres en dedicar horas al seguimiento de los estudios de los niños, el nivel de
hacinamiento de la vivienda, muestran clara correlación con la performance educativa.
11
La organicidad de la familia y los modelos de relación entre los padres, y de ellos
con los hijos, inciden asimismo en aspectos claves como el desarrollo de la inteligencia
emocional (Goleman, 1995), el desenvolvimiento de la criticidad y la creatividad (N.
Kliksberg, 1999). La fortaleza de la familia incide asimismo en la salud. Kaztman
(1997) resume estudios sobre el Uruguay que indican que los niños extramatrimoniales
tienen una tasa de mortalidad infantil mucho mayor, y que los niños que no viven con
sus dos padres, presentan mayores daños en el desarrollo psicomotriz. Bordieau y
Darbel (1999) resaltan el peso de la familia en las actitudes hacia la cultura y el arte.
Esta unidad, eje de la historia humana, y como se advierte ahora fundamental
para el desarrollo, está atravesando graves problemas en la región por el embate de la
pobreza.
Los indicadores disponibles dan cuenta de diversos procesos de debilitamiento.
Crece el número de familias incompletas con madres pobres, solas, jefas de hogar al
frente. Se estima superior al 20%. Se observa una renuencia a formar familias. Ante
las incertidumbres económicas, Filgueira (1996) detecta en el caso del Uruguay una
clara correlación entre descenso del salario real y disminución del número de
matrimonios. Aumentan los nacimientos ilegítimos. Se incrementa el número de
madres adolescentes Ellas difícilmente van a conformar familias orgánicas.
La familia humilde aparece cada vez con más dificultades para proporcionar una
infancia normal a los hijos. Está aumentando significativamente el número de niños
menores de 14 años que trabajan. Según la OIT hay en América Latina más de 17
millones de niños trabajadores. Ello los va a convertir en candidatos naturales para la
deserción y la repetición escolar. Aumentan fuertemente los niños que viven en la calle,
en la más absoluta miseria, y sometidos a todo orden de riesgos. Son una expresión
límite de la incapacidad del núcleo familiar de contenerlos apropiadamente y del fracaso
de la sociedad toda en esta función básica. A todo ello se suma el ascenso de la
violencia doméstica en la región. Según estimaciones de Buvinic, Morrison y Schifter
(1999), entre el 30 y 50% de las mujeres de la región sufre de violencia psicológica en
sus hogares, y un 10 a un 35% de violencia física. Uno de los factores incidentes es el
tremendo stress socioeconómico que están experimentando numerosas familias ante el
avance de la pobreza.
8. El ascenso de la criminalidad
La región registra una gravísima tendencia al aumento de la criminalidad. Es
actualmente la zona del mundo con más homicidios del globo, después del Africa
Subsahariana. La tasa promedio de América Latina cercana a 28,4 homicidios cada
100.000 habitantes por año, más que duplica la tasa promedio mundial. La
Organización Panamericana de la Salud estima que la tasa de homicidios de la región
creció en más de un 44% durante el período 1984-94. La criminalidad se ha expandido
en la gran mayoría de las ciudades. En Rio de Janeiro en 1996, uno de cada tres niños
había sido asaltado y la mitad había visto un asalto. En el Distrito Federal de México en
1990 se robaban 40 automóviles por día, y en 1996, 157. Incluso en ciudades con
buenos niveles de seguridad en el pasado, como Buenos Aires, también la situación se
ha deteriorado.
La violencia latinoamericana aparece nítidamente como una violencia joven. Los
delincuentes tienden a ser de edades jóvenes. Diversos estudios están indicando
significativas correlaciones entre las tasas de violencia, y factores como la organicidad
de la familia, las tasas de desocupación juvenil, y los niveles educativos. Investigando
12
los menores internados en el Instituto Nacional de Menor, en el Uruguay, Kaztman
(1997) encontró que sólo uno de cada tres formaba parte de una familia normal.
Sugerentemente un estudio de amplio alcance sobre la criminalidad en EE.UU., identificó
que el 70% de los jóvenes en centros de detención juvenil del país, provenían de
familias con padre ausente (Dafoe Whitehead, 1993). El aumento de la violencia parece
asimismo tener fuertes lazos con la antes mencionada elevadísima tasa de desocupación
de los jóvenes en la región, que supera en muchos países el 20% y duplica los
promedios nacionales. Las cifras indican también vínculos con educación. En El
Salvador, donde el 60% de los reclusos son menores de 30 años, el 45% no ha
completado la escuela primaria. Si bien el tema es de gran complejidad e intervienen
múltiples factores, los datos indican en general la existencia, en la región, de un vasto
contingente de jóvenes que a través de los procesos descriptos está quedando fuera del
sistema educacional y del mercado de trabajo, que por ende presenta una alta
conflictividad, y puede ser objeto de manipulación por los grupos criminales
organizados.
9. El círculo perverso de la exclusión
Los problemas reseñados no se dan aisladamente. Tienen profundas
interrelaciones que van conformando “círculos perversos” regresivos. La pertenencia a
un hogar pobre aumenta las probabilidades de que el niño deba trabajar y deserte de la
escuela. Las bajas tasas de escolaridad van a marginarlo de la economía formal.
Tendrá a su vez dificultades para formar familias que puedan superar estas condiciones.
El destino de pobreza tenderá a reproducirse. Un aspecto clave, la probabilidad de ser
desocupado, variará sustancialmente según el estrato social al que se pertenezca, como
puede apreciarse en el gráfico siguiente:
13
GRAFICO 5
DISTRIBUCION DE LOS DESEMPLEADOS POR DECILES DE INGRESOS
(Porcentajes)
Argentina Brasil Colombia Chile México
1992 (a) 1990 (b) 1992 (c) 1992 (d) 1992 (e)
Total 100 100 100 100 100
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
33,6
19,2
9,8
14,0
7,8
5,1
5,2
0,9
2,1
2,4
25,6
13,1
12,2
13,0
9,6
6,7
7,1
5,6
3,4
3,5
18,6
15,4
11,9
11,0
10,6
11,0
6,2
7,0
5,4
2,7
29,0
15,3
14,4
9,2
9,7
5,6
5,8
3,9
4,9
2,2
13,8
17,0
15,2
10,2
11,3
7,4
10,8
2,5
7,5
4,2
(a) Buenos Aires, (b) San Pablo y Rio de Janeiro, (c) Bogotá, (d) Gran Santiago, (e)
áreas de alta densidad
Fuente: CEPAL, basado en tabulaciones de encuestas de hogares. Incluido en Jiménez y
Ruedi (1998)
Como se advierte en los primeros estratos del gráfico, los más pobres, las cifras
de desocupación multiplican más de 10 veces en casi todos los casos las que se
registran en el último estrato, el 10% de mayores ingresos.
El círculo perverso “familia pobre, educación incompleta, desocupación, pobreza”,
interactuará con otros círculos perversos como el de “falta de accesos a bienes básicos
como agua potable, instalaciones sanitarias, electricidad, mala salud, dificultades
laborales”, o el de “delincuencia, imposibilidad posterior de encontrar trabajo para
reinsertarse, probabilidad de reincurrir en delincuencia”. En el conjunto de la situación
se va produciendo un acentuado proceso de exclusión social. Un extenso sector de la
población se halla de hecho excluido del acceso a una educación adecuada, de la
posibilidad de trabajos estables, de participar en la cultura, de disponer de una
cobertura de salud. Los viejos ejes problemáticos de otros tiempos subsistentes aún en
la región, rural/urbano, sociedad dual, son ahora superados en envergadura por la
problemática de la inclusión/exclusión.
¿Cómo enfrentar el cuadro social descripto? ¿Por qué el fracaso de las visiones
tradicionales? En la siguiente sección exploraremos algunas de las líneas del nuevo
debate en curso respecto al desarrollo y las políticas sociales.
III. NUEVAS IDEAS SOBRE DESARROLLO Y POLÍTICA SOCIAL
El Banco Mundial presentó recientemente su Informe Mundial sobre Desarrollo
1999. No estamos ganando la batalla contra la pobreza, señaló el Presidente de la
Institución, James Wolfensohn. La pobreza sigue aumentando en el mundo. El número
de personas que ganan menos de un dólar diario pasó de 1200 millones en 1987, a
1500 millones actualmente. Se pronostica que ascenderá a 1900 millones en el 2015.
Ese ingreso irrisorio significa padecer, de diversas formas, de pobreza crítica. Los que
ganan menos de dos dólares diarios, asimismo pobres, son 3000 millones, la mitad de la
14
población del mundo. Por otra parte, las brechas de desigualdad también han
ascendido.
El Banco subrayó que muchas de las políticas aplicadas han sido erróneas, y
llamó a una nueva colaboración para el futuro. La necesidad de nuevas ideas sobre lo
social está planteada con toda fuerza como consecuencia de los fracasos, tanto a nivel
mundial, como latinoamericano. Las que siguen son algunas de las principales áreas de
búsqueda de las que comienza a emerger la propuesta de políticas de desarrollo y
políticas sociales renovadoras.
1. La política social sí importa
La política social ha tenido en América Latina en las últimas décadas un papel
menor. Ello se expresa en indicadores concretos; entre otros: limitados presupuestos,
debilidad organizacional marcada de los Ministerios respectivos, carencia de servicios
civiles profesionalizados, no participación de los Ministerios Sociales en las decisiones
macroeconómicas básicas. La política social aparece como una política de categoría
inferior, y ello tiene nítidas expresiones institucionales.
Ello forma parte de una concepción más amplia del desarrollo. El pensamiento
económico convencional tiene la visión de que la única política que importa es la
económica. Lo social devendrá como consecuencia de lo económico. Al generarse
cambios en las variables macroeconómicas ello generará crecimiento que se “derramará”
hacia la población pobre y la sacará de sus dificultades. Los recursos y energías deben
concentrarse en el campo económico. La política social, tiene en este enfoque,
funciones bien restringidas. Atenuar los impactos más graves del período de ajustes.
Para ello debería actuar focalizadamente sobre los sectores con problemas más agudos
para reducir los daños causados a los mismos. Es como con frecuencia se ha señalado
en la región “la asistencia pública que recoge los muertos y heridos que deja la política
económica”.
Esa visión ha chocado fuertemente con los hechos. El crecimiento sostenido no
deviene mágicamente de algunas recetas técnicas. Parece ser un proceso mucho más
complejo y difícil. Aún alcanzando crecimiento tampoco se derrama solo. En diversas
experiencias latinoamericanas se han dado tasas de crecimiento significativas y los datos
sociales no variaron y en algunas, como la de Chile durante la dictadura militar, según
las cifras empeoraron, aumentando fuertemente el porcentaje de población en pobreza.
Por su parte, las políticas sociales desjerarquizadas cumplieron muy limitadamente su
papel de “asistencia pública”. Eran muy débiles para contestar a la creciente demanda
por respuestas sociales y en el enfoque puramente asistencial tenían un rol muy
limitado.
Los resultados contrastaron en América Latina y otras regiones con los supuestos
de la visión convencional. Sus promesas de mejora de las condiciones de la población
en períodos razonables no se cumplieron. Ante ello ha surgido una fuerte corriente de
pensamiento que exige la revisión de toda la visión. El Vicepresidente y Economista Jefe
del Banco Mundial, Joseph Sitglitz (1998), sostiene: “yo argumentaría que la
experiencia latinoamericana sugiere que deberíamos reexaminar, rehacer y ampliar los
conocimientos acerca de la economía de desarrollo que se toman como verdad, mientras
planificamos la próxima serie de reformas”. Propone en varios de sus trabajos recientes
revisar el Consenso de Washington y avanzar hacia un nuevo consenso post
Washington. Su propuesta implica una reestructuración integral de la concepción de
15
cuáles son las metas del desarrollo y variaciones consiguientes sustanciales en los
instrumentos. La sintetiza así:
“El consenso de Washington abogó por el uso de un conjunto pequeño de
instrumentos (incluyendo la estabilidad macroeconómica, comercio liberalizado y
la privatización) para alcanzar una meta relativamente estrecha (el crecimiento
económico). El consenso post-Washington reconoce, tanto que un conjunto más
amplio de instrumentos es necesario, como que nuestras metas son también más
amplias. Buscamos incrementos en los niveles de vida, incluyendo mejoras en
salud y educación, no solamente incrementos en el Producto Bruto Interno que se
calcula. Buscamos el desarrollo sostenible, que incluye la preservación de los
recursos naturales y el mantenimiento de un ambiente sano. Buscamos el
desarrollo equitativo que garantice que todos los grupos de la sociedad, no sólo
el estrato alto, disfruten los beneficios del desarrollo, y buscamos el desarrollo
democrático, en el que los ciudadanos participen de varias formas en las tomas
de decisiones que afectan sus vidas”.
El Premio Nobel Amartya Sen (1999) sugiere que debe haber revisiones
profundas en la visión convencional del desarrollo, por cuanto en múltiples planos es
posible advertir que el sólo crecimiento, desde ya necesario y deseable, no soluciona los
problemas sociales. Así señala, con apoyo en una amplia base de datos y mediciones
econométricas, cómo variables fundamentales como la mortalidad y la morbilidad no
reaccionan mecánicamente ante el aumento del producto bruto per cápita, refutando
concepciones circulantes. Describe así la situación real: “A igualdad de otros factores,
una renta más alta hace al individuo o a la comunidad más capaz de eludir la mortalidad
prematura o la morbilidad evitable”. Pero subraya que ese es un escenario ficticio.
Resalta: “en general los demás factores no son iguales. Por consiguiente, los ingresos
constituyen un factor de influencia positiva y, sin embargo, dada la variación de otros
factores (servicios médicos, atención de salud pública, condiciones de la enseñanza,
etc.) muy a menudo la gente más rica tiene vidas mucho más breves y se ve superada
por gente más pobre en términos de proporciones de supervivencia (se refiere a países
con per cápita mayor a otros, y en cambio esperanza de vida menor)“. Concluye: “Tan
estúpido sería pretender que una renta elevada no es un factor que favorece la buena
salud y la supervivencia prolongada, como sostener que es el único factor que
contribuye”.
Las nuevas ideas apuntan a la revisión de planos claves. Los objetivos del
desarrollo no pueden ser unidimensionales. Se buscan metas macroeconómicas, pero al
mismo tiempo metas de desarrollo social, de equidad, de preservación del medio
ambiente, de estabilidad y profundización de la democracia. Los instrumentos no
pueden estar atados a una sola de las metas, deben ser válidos para avanzar
coordinadamente hacia todas ellas. No pueden ser compatibles con una, a costa de
incompatibilidades severas con las otras. Todo ello complejiza desde ya el tema del
desarrollo. Pero de ello se trata, los fracasos exigen complejizarlo para poder tener
resultados mejores.
En este nuevo marco la política social tiene un rol muy distinto al semi marginal
que le correspondía en la visión convencional. Surge la necesidad de articular
estrechamente las políticas económicas y sociales, para generar resultados conjuntos en
términos de las metas de ambos campos. Se aprecia que siendo impresincidible que
haya crecimiento, no habrá derrame sino hay una política social agresiva. Los vínculos
entre crecimiento económico y desarrollo social no son lineales. Las interrelaciones son
mucho más complicadas, especialmente en sociedades con altos niveles de inequidad.
La dimensión asistencial es sólo una de las funciones potenciales de la política social,
16
cumple roles útiles, pero se requiere una política social con mayúscula, que no sólo
“tape agujeros”, sino que movilice capacidades latentes. En la concepción renovada, la
política social sí importa.
2. El redescubrimiento del potencial productivo de la política social
La política social tiene una clara legitimidad ética. Es inadmisible moralmente
que amplios sectores de la población de un continente tan dotado de recursos naturales
como América Latina estén sumidos en graves privaciones. Pero a ello se suma
actualmente una “legitimidad macroeconómica. La “calidad población” de un país es a
fines del siglo XX un dato decisivo en las posibilidades de alcanzar progreso tecnológico,
competir y crecer. Los cambios fundamentales en los patrones tecnológicos de
producción de bienes y servicios han puesto en un lugar central a las capacidades
humanas disponibles en cada país. Las innovaciones tecnológicas más significativas en
un espectro amplio de campos, desde las comunicaciones, hasta la electrónica, tienen en
común que se apoyan en el conocimiento y las competencias de los seres humanos para
manejarlas. Por ende, las posibilidades de un país de acceder a ellas, utilizarlas
adecuadamente, difundirlas en su economía, están fuertemente ligadas a su “stock” de
calificaciones en su población. Contar con un capital humano saludable, desde ya bien
nutrido, y bien preparado, es un prerequisito esencial para el desarrollo y la
competitividad.
Las economías más exitosas del mundo han hecho buen uso de estas
constataciones. Llevan adelante una enérgica política social en las áreas de educación y
salud, destinada a mejorar continuamente las calidades de sus recursos humanos. Los
resultados son muy concretos. Exportan crecientemente “tecnología de punta” basada
en dichas calidades.
Estos procesos tienen pleno reflejo a nivel microeconómico. Las empresas de
avanzada se caracterizan por realizar crecientes inversiones en entrenamiento y
desarrollo de su personal, y el área de “desarrollo de recursos humanos” ha sido
rejerarquizada en sus estructuras organizacionales, hallándose en la cúpula de las
mismas. Han verificado en la práctica que la inversión en “capacidades del personal” es
una de las que tienen mayor retorno en la economía.
La educación “paga,” y también lo hace la asignación de recursos a salud y la
vigorización de las políticas respectivas. Dar agua potable e instalaciones sanitarias al
conjunto de la población, por ejemplo, factores decisivos para la salud pública, puede
prevenir costos extensísimos posteriores en infraestructura hospitalaria, y atención
médica.
Por otra parte, es posible a través de la política social desatar “círculos virtuosos”
optmizantes, mediante la combinación a fondo de las políticas de salud y educación.
Así, entre otras áreas, se considera que una de las inversiones más rentables del planeta
es actualmente gastar en “educación de niñas”. Los resultados macroeconómicos
medidos son espectaculares. Dotar a las niñas de familias pobres de más y mejor
educación, significa aportarles capital educativo que utilizarán luego en reducir el
embarazo adolescente, manejar mejor los períodos preparto y parto, y administrar
adecuadamente la nutrición de sus hijos. El papel multiplicador de este gasto puede ser
muy relevante. Así, las correlaciones entre nivel de educación y embarazo adolescente,
son muy robustas. Puede apreciarse ello en el cuadro siguiente:
17
CUADRO 2
AMERICA LATINA (12PAISES): MUJERES ENTRE 20 Y 24 AÑOS
CON HIJOS SOBREVIVIENTES TENIDOS ANTES DE LOS 20 AÑOS,
SEGUN NIVEL EDUCACIONAL ALCANZADO, 1994
(porcentajes)
Zonas Urbanas Zonas rurales
Nivel educacional de la
mujer
Nivel educacional de la
mujer
País
Total
Nacio
nal
Tot
al
0 a
5
año
s
6 a
9
año
s
10 a
12
año
s
13 y
más
años
Tot
al 0 a
5
años
6 a
9
años
10 a
12
años
13 y
más
años
Argent
ina
… 15 48 27 8 2 … … … … …
Bolivia … 24 51 34 22 8 33 … … … …
Brasil 22 20 33 20 7 3 30 35 21 11 2
Chile 20 18 36 38 18 7 28 43 36 18 7
Colom
bia 22 19 36 30 11 5 28 31 32 19 17
Costa
Rica
25 21 32 33 13 4 29 48 31 8 4
Hondu
ras 29 23 37 25 13 9 35 42 33 11 36
México 19 17 41 18 11 3 24 40 19 8 3
Panam
á 23 20 33 37 17 5 33 48 43 19 4
Paragu
ay 28 19 35 27 14 (-) 40 44 40 33 12
Urugu
ay
… 12 36 18 10 2 … … … … …
Venez
uela 22 19 34 28 14 5 39 54 38 17 14
Fuente: CEPAL, “Panorama Social de América Latina”, 1997.
Como puede verse, en todos los países se observa que al ascender el nivel
educacional de la mujer, desciende fuertemente el número de hijos que se tienen antes
de los 20 años. Para toda la región se estima que el porcentaje de madres
adolescentes, entre las jóvenes de centros urbanos con menos de seis años de
educación, es un 40%. Cuando el número de años de educación sube de 6 a 9, se
reduce al 30%. En el grupo que tiene 10 a 12 años de estudio, es menor al 15%.
El nivel de educación es decisivo en una cuestión que va a afectar profundamente
la vida personal, la constitución de familias, y la economía.
Asimismo, el disponer de más conocimientos va a incidir fuertemente sobre las
tasas de mortalidad infantil. Se ha calculado que si se diera en América Latina un año
más de escolaridad a las mujeres, bajaría la tasa de mortalidad infantil en un nueve por
mil.
18
En general, la política social puede potenciar capacidades productivas que de lo
contrario quedarán sin uso en la economía y, asimismo, contribuir a elevar
significativamente los niveles de productividad presentes.
En las nuevas ideas se sugiere, en definitiva, que hay un error conceptual de
fondo. La política social es percibida en la visión convencional como distractora de
recursos utilizables para la producción, puro gasto, y se habla de “gasto social”. Asignar
recursos a campos como educación, nutrición y salud, cuando se hallan bien
gerenciados, no es en realidad un “gasto”, sino una “inversión” reproductiva y
multiplicadora.
3. Un tema en revisión integral: las relaciones entre equidad y desarrollo
En el pensamiento económico convencional la equidad no es un tema central.
Aparece como una variable “neutra” en relación al crecimiento. No incide en el mismo.
En algunas de sus vertientes es vista como otro de los aspectos que el mismo
crecimiento mecánicamente iría “arreglando”. Se puede esperar, según la difundida
figura de la U invertida, que en las primeras etapas del esfuerzo por el crecimiento haya
inequidad, que después se irá corrigiendo. La investigación reciente de la realidad ha
echado por tierra estas presunciones. Numerosos estudios nacionales y comparados
han demostrado que la realidad funciona de un modo muy diferente. Benabou (1996)
detalla 23 investigaciones de campo realizadas, 20 de ellas, de 1992 en adelante, que
establecen que la inequidad es lesiva para el crecimiento e identifican diversos efectos
regresivos de la misma sobre el desarrollo. Entre otros aspectos, las altas
desigualdades reducen las posibilidades de formación de ahorro nacional; estrechan la
escala del mercado nacional impidiendo procesos productivos y tecnológicos que harían
un uso más optimizante de los recursos; tienen un impacto negativo fundamental sobre
los sistemas educativos al crear circuitos muy diferenciados, que a su vez conducirán
luego a pronunciar aún más las desigualdades a través de sus repercusiones en las
posibilidades de acceso al mercado de trabajo, y en las remuneraciones en el mismo.
Según el circuito del que se salió serán las oportunidades. La desigualdad erosiona la
credibilidad en las instituciones, y debilita a través de ello los niveles de gobernabilidad
democrática. Tiene un papel clave en el aumento de las tensiones sociales. Cornia
(1999) destaca que: “la desigualdad entre clases sociales, étnica, grupos religiosos … ha
demostrado ser una de las más importantes causas del crecimiento de conflicto civiles
observados desde mediados de los 80. La desigualdad horizontal puede referirse a la
distribución de ingresos, trabajos públicos, oportunidades educacionales, activos, y
rentas estatales. La reciente y extendida expansión de la desigualdad puede haber
llevado no sólo al estancamiento del crecimiento sino también a tensiones sociales”.
Las conclusiones de los estudios indican que debe formar parte central de las
políticas de desarrollo, la búsqueda de mejoramientos en la equidad, lo que lleva a una
reevaluación del rol, y funciones, de la política social.
El tema tiene la más absoluta vigencia en la que es considerada actualmente la
región más desigual del mundo: América Latina. Como puede apreciarse en los gráficos
siguientes (BID, 1998), la región es el área del planeta donde el 5% más rico tiene el
mayor porcentaje de la distribución del ingreso, y el 30% más pobre tiene el menor.
19
GRAFICO 6
INGRESO QUE RECIBE EL 5% MAS RICO
(porcentaje del ingreso total)
GRAFICO 7
INGRESO QUE RECIBE EL 30% MAS POBRE
(porcentaje del ingreso total)
Fuente Gráficos 5 y 6: BID Informe sobre progreso económico y social, 1988.
Las cifras de América Latina en ambos gráficos indican que tiene la mayor
polarización social. Es el lugar del mundo donde los más ricos reciben más, y los
pobres menos. La polarización es peor aún que en Africa. Cardozo (Banco Mundial
1999) señala que el 10% más rico recibe en América Latina el 45% del producto bruto
nacional, el 20% más pobre sóo obtiene el 4%.
La evolución de las útimas décadas ha sido en dirección a un continuo deterioro
en este crucial aspecto. Los elevados indicadores de desigualdad histórica del
Continente se han pronunciado. Según indica Stallings (Directora de Desarrollo
Económico de la CEPAL, 1999): “Las reformas económicas aplicadas en los últimos
años en el Continente latinoamericano han agravado las desigualdades entre la
0.12
0.14
0.16
0.18
0.2
0.22
0.24
0.26
Ingresodel 5% más rico/Ingreso
0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000
PIB per capita
Af rica
América Latina
Asia Meridional
Asia Oriental
Desarrollados
0.07
0.08
0.09
0.1
0.11
0.12
0.13
Ingreso del 30% más pobre/Ingreso
0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000
PIB per capita
Africa
América Latina
Asia Meridional
Asia Oriental
Desarrollados
20
población … Se puede afirmar sin ninguna duda que los noventa son una década
‘perdida’ en cuanto a las reducción de las ya alarmantes diferencias sociales existentes
en la región con más desigualdad del mundo”.
La región está pagando enormes costos por sus niveles de desigualdad. Está
estrechando la tasa de ahorro nacional al deteriorar severamente las pequeñas y
medianas empresas urbanas y rurales, fuente importante de la misma. Reduce la
magnitud de los mercados internos con todo orden de implicancias. Pesa
decisivamente sobre cada uno de los agudos problemas sociales caracterizados en la
sección anterior de este trabajo. Birdsall y Londoño (1997) estiman que tiene una
responsabilidad central en el crecimiento de la pobreza. Realizando proyecciones
econométricas establecen que el aumento de la desigualdad en las últimas décadas ha
duplicado la pobreza en América Latina respecto a la que habría si no se hubiera
producido el mismo.
Ya se ha visto las estrechas correlaciones entre desigualdad y niveles de
desempleo en la región. Los múltiples mecanismos a través de los cuales la
desigualdad sesga las oportunidades educativas (niños que trabajan, incidencia de la
desnutrición, calidad de la escuela, familias desarticuladas, etc.) determinan destinos
educativos muy diferentes que a su vez van a ser determinantes en el mercado de
trabajo, propiciando la ampliación de las brechas ocupacionales y salariales entre
calificados y no calificados. La desigualdad tiene, como ya se vio, reflejos muy fuertes
en el acceso diferenciado a factores básicos para la salud como agua potable,
infraestructura sanitaria, luz eléctrica, atención médica. Quienes son más vulnerables
en materia de salud por la pobreza, son a su vez los más carenciados en estos planos,
creándose un “circuito perverso”. La desigualdad conduce a marcadas diferencias en
cuanto a las oportunidades de formar una familia normal. Los altos niveles de
desocupación, las incertidumbres respecto a poder asegurar un ingreso estable a la
familia, actúan como incentivos negativos para la formación de familias. Los embates
de la pobreza, asimismo, crean tensiones extremas que disuelven familias existentes.
La creación y subsistencia de familias entre los pobres resulta mucho más difícil que
entre otros estratos sociales, con lo que pierden una base de desenvolvimiento
decisiva.
En la región se observan también, como se ha comprobado a nivel internacional,
relaciones entre crecimiento de la desigualdad, y avance de la criminalidad. Esta
relación opera silenciosamente a través de diversas vías.
En las nuevas ideas combatir la desigualdad en la región es un frente
fundamental. Ricardo Lagos (1999) realizó recientemente evaluaciones muy concretas
sobre los costos de la desigualdad, que si bien son referidas a la realidad de su país,
Chile, pueden tener significación para otras realidades de la región. Afirmó Lagos: “…
el desafío de esta hora es combatir las desigualdades … queremos terminar con la
desigualdad antes de que la desigualdad termine con la familia chilena. Con las
desigualdades sociales crece la frustración, el desaliento, el desconsuelo. Crece
también la delincuencia. Y se debilitan la solidaridad, el respeto, el coraje … No son
morales, no son decentes, las desigualdades que existen entre los chilenos ... las
desigualdades de ingreso, educación, seguridad, salud, acceso a la Justicia … las
desigualdades entre hombres y mujeres, entre jóvenes y adultos, entre regiones y
entre comunas … el tratamiento de las minorías étnicas … la discriminación de que son
objeto los discapacitados”.
21
El papel de la desigualdad como obstáculo al desarrollo es considerado de tal
envergadura, que en recientes declaraciones indicó el Presidente del Banco Mundial,
James Wolfensohn (1999): “el objetivo central de nuestro trabajo es conseguir una
mejor distribución de la riqueza”.
4. El capital social, el capital olvidado
Una oleada de investigaciones está explorando actualmente algunos de los
“tesoros escondidos” en una forma de capital excluida del pensamiento económico
convencional, el denominado “capital social”. Los trabajos pioneros de Robert Putnam y
James Coleman verificaron, a inicios de los 90, la influencia sobre el desarrollo de
factores “intangibles”, no visibles a los ojos, pero de presencia diaria activa en las
sociedades y de alto peso en su evolución. En su conocida obra “Para hacer que la
democracia funcione” (1994), Putnam, después de extensas indagaciones sobre la
evolución histórica de Italia, encuentra algunas de las principales causas del mayor
desarrollo de la Italia del Norte, en relación a la del Sur, en variables no consideradas
por los enfoques macroeconómicos convencionales. No se trata de meras
especulaciones, tanto Putnam como muchas investigaciones recientes, “miden” esos
elementos. Los avances en metodología de la investigación en ciencias sociales
permiten actualmente hacerlo.
El capital social está integrado por los siguientes elementos básicos:
 El clima de confianza existente entre los miembros de una sociedad. Dicho clima
incide profundamente en múltiples aspectos como, entre otros: el grado de
cohesión social, las expectativas mutuas, el nivel de pleitismo (cuanto mejor es el
clima de confianza menores los costos en que una sociedad incurre para crear
instancias arbitradoras y sancionadoras de conflictos), la capacidad de
concertación entre Estado y sociedad civil.
 El grado de asociatividad. La medida en que los miembros de una sociedad
forman parte de organizaciones de todo orden, y participan activamente en ellas,
y su capacidad para crear esfuerzos asociativos de toda índole, y desarrollar
sinergías.
 El nivel de “conciencia cívica”. Las actitudes básicas de los miembros de una
sociedad hacia lo colectivo, que van desde cumplir correctamente con sus
obligaciones impositivas, hasta seguir las reglas sobre la preservación del aseo
en los lugares públicos.
A estos componentes se han sumado otros en el activo proceso de exploración en
marcha sobre este amplio concepto:
 Los valores en los que cree y practica una sociedad.
 La cultura que moldea sus percepciones, tabúes, mitos, formas de razonamiento,
comprensión del mundo y de la realidad.
La investigación comparada ha arrojado evidencias muy firmes respecto a cómo
estos factores inciden fuertemente en el desarrollo económico, el desarrollo social, la
estabilidad política, y la gobernabilidad democrática.
Entre otros aspectos se han establecido los siguientes vínculos:
22
 Existe correlación econométrica importante entre el clima de confianza y las
normas de cooperación cívica por un lado, y el crecimiento económico de
mediano y largo plazo por el otro (Knack y Keefer, 1996).
 Hay fuerte correlación a nivel comparado internacional entre el clima de
confianza y factores como la eficiencia judicial, la ausencia de corrupción, la
calidad de la burocracia, y el pago de los impuestos (La Porta, López de Sillanes,
Shleifer y Vishny, 1997).
 El capital social acumulado en una familia influye en el rendimiento educativo de
los niños (Teachman, Paasch y Carver, 1997).
 La familia, unidad básica del capital social, influye según ya se ha mencionado
anteriormente en múltiples dimensiones, desde la absorción de inmigrantes
(Hagan, Mac Millan y Wheaton, 1996), hasta la criminalidad (Wilson, 1994).
 El grado de asociatividad, la participación, o no, en organizaciones, incide en el
rendimiento económico diferenciado de microempresas de pobres (Narayan y
Pritcher, 1997).
El campo está en sus inicios como área de trabajo científico. Hay numerosas
ambigüedades, imprecisiones y un largo camino metodológico, y epistemológico a
recorrer. Existen también, junto a las infinitas formas de capital social positivo, formas
de capital social negativo como las asociaciones delicuenciales, pero no invalidan para
nada las enormes posibilidades del primero. A pesar de estas restricciones, la presencia
de todo este campo, y las posibilidades de no discutirlo especulativamente, sino de
medir, introducen en los análisis sobre desarrollo económico una multiplicidad de
variables antes subestimadas o ignoradas, que amplían totalmente la agenda usual. A
través de la noción de capital social, estos factores, intuidos muchas veces como
incidentes, tienen ahora plena legitimación. El pensamiento económico convencional
muestra a la luz de ellos, con mayor intensidad, sus debilidades en términos de
estrechez y unidimensionalidad. La perspectiva puramente economicista no da cuenta
de los problemas reales del desarrollo. Explicarlos razonablemente requiere que junto a
los factores económicos los intentos de análisis integren dimensiones como las que
plantea la idea de capital social.
Aceptado este orden de razonamiento, que comienza a tener peso creciente en
los organismos internacionales en medio desde ya como todas las “ideas nuevas”
expuestas de fuertes debates internos la pregunta que se plantea es “¿cómo construir
capital social?”
La pregunta tiene gran relevancia en América Latina. La investigación sobre el
capital social en la región está en sus comienzos. Un intento pionero de la mayor solidez
científica y sorprendentes hallazgos fue la reciente investigación del PNUD “Desarrollo
Humano en Chile, 1998. Las paradojas de la modernización”, que indicó serios
problemas de erosión en algunos de los factores constituyentes del capital social,
llamando la atención sobre la necesidad de políticas para abordarlos. Pueden
encontrarse, asimismo, trabajos recientes sobre lecturas desde la visión de capital social
de las causas del éxito de algunas de las experiencias sociales más destacadas de
América Latina, como Villa El Salvador del Perú (Kliksberg, 1999). Comienza a aparecer
en la región en toda esta línea de estudios nuevos la visión de que la pobreza y la
inequidad, han “destruido” significativamente el capital social. Han minado el clima de
23
confianza, actúan contra el interés en asociarse y participar, han destruido bases de la
conciencia cívica, puesto en crisis, como se vió, a la familia en amplios sectores, y
creado climas anómicos y nihilistas en cuanto a valores. Piénsese, por ejemplo, lo que
implican las vastas migraciones forzadas por razones económicas o de inseguridad, que
se han dado en diversos países de la región en términos de destrucción del capital social
acumulado por las familias, y las personas, durante muchísimos años, en aspectos
básicos como lazos de pertenencia, asociaciones, identidad, acervo cultural.
Reconstruir capital social implicará procesos muy amplios de trabajo en múltiples
esferas. Entre ellas, la política social tiene un gran rol a jugar tanto indirecto a través
del enfrentamiento de la pobreza y la desigualdad, como directo, promoviendo en sus
iniciativas y programas, como un objetivo deliberado y sistemático, el desarrollo de las
ingentes potencialidades que en término de capital social tienen las sociedades
latinoamericanas.
5. Desarrollo distorsionado versus desarrollo integrado
Todos los frentes de “nuevas ideas” anteriores y otros añadibles a ellos, están en
pleno debate en los países, en la academia y en diversos organismos internacionales a
cuyo interior hay importantes discusiones y revisiones. Todo ello está confluyendo en
los inicios de la reformulación del proyecto global de desarrollo. Stiglitz (Octubre, 1998)
resume así algunos de los aprendizajes realizados de los errores cometidos:
“Hemos aprendido en el último medio siglo que el desarrollo es posible, pero
también que no es inevitable. Hemos aprendido que el desarrollo no es sólo un
tema de ajustes técnicos, sino una transformación de la sociedad. Me he referido
a las desilusiones con el consenso de Washington, que ha previsto un conjunto de
prescripciones que han fallado en avanzar esas transformaciones para el
desarrollo. El consenso ha sido demasiado estrecho, tanto en sus objetivos,
como en sus instrumentos”.
El Informe sobre el Desarrollo Mundial 1999, del Banco Mundial, señala en esa
dirección que los marcos de trabajo para el desarrollo en los últimos 50 años tendieron a
concentrarse demasiado en una sola clave para el desarrollo. Cuando una clave fallaba,
dice, todo el tiempo y en todos los lugares se apartaba y se buscaba otras. Menciona
entre otros errores de “que tampoco funcionó la práctica de reducir impuestos a los ricos
con la esperanza de que beneficiarán a los pobres”.
El sistema de las Naciones Unidas ha hecho cuestionamientos de fondo a las
metas propuestas por el proyecto de desarrollo convencional a través de su paradigma
de Desarrollo Humano. La propuesta de la ONU plantea que es erróneo medir si
estamos progresando en desarrollo a través de indicadores tan restringidos y ambiguos
como el producto bruto per cápita. Se requiere una medición mucho más integral. La
meta final del desarrollo, alega, no es esa; ese es un medio, hay que focalizarse en ver
si se avanza realmente las metas finales que tienen que ver con que la gente viva más
años, con mejor calidad de vida, tenga libertades, acceso a la educación, acceso a la
cultura, y otras áreas.
Está emergiendo la idea de que muchos esfuerzos se han enfocado en lograr un
desarrollo que en la práctica se convirtió en un “desarrollo distorsionado”. Sólo algunos
sectores de la sociedad se beneficiaron de él, aumentaron las brechas internas, vastos
sectores quedaron excluidos, y el perfil mismo de sociedad se resintió en aspectos
básicos. Se propone encaminarse en cambio hacia un “desarrollo integrado”. En esta
24
concepción se trata de avanzar armónica e integradamente en los campos del desarrollo
económico y el social. La idea básica es que es imprescindible que una sociedad crezca
económicamente, tenga condiciones de estabilidad, progreso tecnológico,
competitividad, pero ello no excluye, sino por el contrario, requiere de un desarrollo
social a fondo y políticas sociales agresivas. La visión de alcanzar logros económicos
que luego se derramarán es considerada irreal, y sustituida por la idea de que el
desarrollo social no puede postergarse, por el sufrimiento que se está causando, pero
además por la concepción de que sin ese desarrollo, no hay las bases para un
crecimiento económico sostenido. Así la movilización del capital humano y el capital
social de un país son claves para un desarrollo económico sostenido de largo plazo. Los
dos planos deben cohesionarse, y junto a ellos se debe procurar el desarrollo
sustentable en términos del medio ambiente, y la profundización democrática. La
equidad aparece como una de las bases estratégicas de toda la concepción. Como lo
señaló la Cumbre Social Mundial de Copenhague (1994), se trata de lograr un
“crecimiento compartido”.
¿Es ello viable? Es posible ver que esa es la dirección en por la que han
avanzado algunas de las sociedades más exitosas en el largo plazo, en lo económico y
en lo social al mismo tiempo, del mundo, y que esa es una causal central de sus logros.
Es el caso, entre otros, de países líderes en las estadísticas de progresos económicos,
tecnológicos y sociales como Noruega, Suecia, Canadá, Dinamarca, Holanda, Bélgica,
Israel, y otros.
En la nueva visión que está emergiendo se busca un enfoque holístico del
desarrollo. Señala Wolfensohn (1999): “No podemos adoptar un sistema en que la
macroeconomía y las finanzas sean consideradas aisladamente de los aspectos
estructurales, humanos y sociales, y viceversa”.
Las interrelaciones entre variables de muy diferente cuño en el proceso de
desarrollo no son una especulación. Son la realidad pura. Así opera efectivamente el
proceso. Si se pierden esas interrelaciones y se cae en reduccionismos esa realidad se
escapa, y las políticas resultantes pueden ser altamente inefectivas. Entre otros campos
investigaciones recientes han logrado reconstruir un juego de interrelaciones muy
especial. Kawachi, Kennedy y Lochner (1997), investigadores de la escuela de salud
pública de Harvard, verificaron la existencia de fuertes vínculos entre inequidad, clima
de confianza, y esperanza de vida. Según sus observaciones estadísticas, en EE.UU. la
“salud” en las relaciones interpersonales, la existencia de relaciones sociales frecuentes
y genuinas, la protección intergeneracional, todos elementos del clima de confianza en
una sociedad, inciden en los años que la gente vive. A su vez, el clima de confianza y la
esperanza de vida muestran correlaciones robustas con el nivel de inequidad. Cuanto
mayor el mismo, se erosiona el clima de confianza, se rompe la cohesión social, se
generan tensiones considerables, y la expectativa de vida es menor a la posible. Según
sus simulaciones econométricas un aumento de un punto en la inequidad trae dos o tres
puntos de desmejora en la esperanza de vida respecto a la que hubiera tenido esa
sociedad dadas sus otras características. En los siguientes gráficos los investigadores
reconstruyen los datos respectivos para cada uno de los Estados de los Estados Unidos.
Puede observarse en el primero (Gráfico 8), cómo al desconfiar más las personas unas
de otras (indicador de clima de confianza), la esperanza de vida disminuye, y en el
segundo (Gráfico 9), cómo un peor índice de “Robin Hood” (de inequidad), actúa contra
el clima de confianza.
25
GRÁFICO 8
RELACIONES ENTRE CLIMA DE CONFIANZA Y
ESPERANZA DE VIDA (39 Estados de EE.UU.)
GRAFICO 9
INCIDENCIA DEL NIVEL DE INEQUIDAD SOBRE EL CLIMA
DE CONFIANZA (39 Estados de EE.UU.)
Fuente: Kawachi, I., B. Kennedy and K. Lochner (1997). “Long live community. Social
capital as public health.” The American Prospect (November-December).
En la visión que lleva normalmente al desarrollo distorsionado, interrelaciones de
este tipo entre variables de equidad, de cohesión social, culturales, y las cifras vitales
han sido desconocidas. Lo mismo ha sucedido con muchos otros patrones de
26
interrelación. Ello puede llevar a resultados que despiertan profundos interrogantes,
como los que formula Birdsall (1998) respecto a América Latina, poniendo a foco las
consecuencias en términos de inequidad de diversos ‘círculos perversos’: “es posible
que las tasas de crecimiento en América Latina no puedan ser más del 3 ó el 4% a
distancia de las necesarias, en tanto no se cuente con la participación y el aporte de la
mitad de la población que está comprendida en los porcentajes más bajos de ingresos”.
6. La revalorización de las políticas públicas y del rol del Estado
La discusión sobre el rol del Estado parecía casi terminada hasta hace pocos
años. Bajo una andanada de cuestionamientos sobre sus funciones y capacidades surgía
con fuerza la idea eje de minimizar su presencia, y cundían los esfuerzos de
desmantelamiento. Ahora está replanteada. No hacia atrás sino hacia adelante. En las
nuevas ideas no se defiende volver al Estado de décadas atrás, que activaba en las más
diversas áreas, y a la ilusión de que el Estado solo podría resolver todos los problemas.
Ello se descarta. Pero se plantea, como lo hace el Banco Mundial (1997) en su informe
especial sobre el rol del Estado, que el extremo opuesto ha demostrado asimismo ser
errado e ineficiente. El desarrollo, dice el informe, requiere un Estado efectivo y resalta
que “sin un buen gobierno no hay desarrollo económico ni social”. Los dos extremos: el
Estado omnipotente, y el Estado ausente, están dejando paso a otra manera de ver el
problema. La misma forma parte del núcleo central de ideas del enfoque de desarrollo
integrado recién expuesto. Si se desea alcanzar simultánea y coordinadamente
desarrollo económico, social, sustentable, y político, se necesita imprescindiblemente de
políticas públicas activas, y gerenciadas con alta eficiencia.
Hay una amplia serie de roles no tradicionales que se esperan del Estado. Tienen
que ver con campos como el mejoramiento de la equidad, el asegurar salud pública y
educación para todos, la regulación, la integración económica regional, el impulso al
progreso tecnológico y la competitividad, un sistema de justicias que sea garantía para
todos, y otros. El perfil que se visualiza no es el del Estado del pasado. Se proyecta la
imagen de un Estado con un servicio civil profesional, bien gerenciado, transparente,
descentralizado, monitoreado por la comunidad, y articulado estrechamente con la
sociedad civil en su tarea.
Al centro de su actividad deben hallarse en América Latina las políticas públicas
sociales. Los graves déficits en aspectos elementales que van desde la provisión de
agua potable, las altas tasas de deserción escolar, hasta la falta de cobertura en salud
para vastos sectores, requieren de políticas sociales agresivas manejadas con gerencia
social de alta calidad. La actividad pública es imprescindible en áreas como
Centroamérica donde, según describe Naciones Unidas (Brito, 1999): “cerca de 17
millones de personas (sobre 34 millones) viven en extrema pobreza, en asentamientos
humanos precarios en condiciones de alta vulnerabilidad a los efectos de los desastres
naturales, sin agua y energía eléctrica y sin nada”. Y hasta en uno de los países con
mayor desarrollo económico del Continente, Chile, advierte Lagos (1999): “Los chilenos
sabemos que cuando se debilita el Estado termina por imperar la ley del más fuerte.
Sólo quedan en pie aquellos que poseen medios propios para defenderse y comprar su
salud, comprar la educación de sus hijos, la vivienda, la previsión y hasta la seguridad
para su familia. Los demás quedan condenados a salvarse como puedan con sus propios
recursos".
Las nuevas ideas están sobre el escenario. Surgen del fracaso del pensamiento
convencional en cumplir sus promesas, y de las difíciles realidades que viven amplios
sectores de la población en aspectos esenciales. Se hallan en activo debate en
27
numerosos foros. Hablan, como se ha visto, de un proyecto de desarrollo integrado, de
políticas sociales agresivas como uno de sus ejes, de los aportes al desarrollo económico
que puede dar la política social, de mejorar la equidad, movilizar el capital social, y de
un nuevo perfil de Estado con funciones renovadas.y aliado con la sociedad civil. A ello
pueden agregarse otras direcciones innovadores en diversos planos. A su centro se
halla la preocupación por el riesgo social que sufre la región, por sus agudos problemas
de inequidad y pobreza. Están empezando a influir en el diseño de políticas en los
países, y en organismos internacionales. Sin embargo, corresponde plantearse varios
interrogantes. ¿Cómo desarrollar las capacidades institucionales y gerenciales que
permitan que esas políticas de nuevo cuño puedan implementarse con efectividad?
¿Hacia qué direcciones debe trabajarse en el plano del rediseño institucional y la
gerencia? ¿Qué puede aprenderse al respecto de los errores cometidos y de la
experiencia comparada? A continuación examinaremos dichos temas.
IV. EN BUSCA DE LA INSTITUCIÓNALIDAD SOCIAL NECESARIA
• ¿Cómo reformar las áreas sociales?
• ¿Cuáles pueden ser las vías apropiadas?
• ¿Por qué fracasaron muchas reformas?
• ¿Cuáles son las causas del éxito de programas sociales latinoamericanos
considerados referencia a nivel internacional, como Villa El Salvador en el Perú,
EDUCO en El Salvador, las Ferias de Consumo Familiar en Venezuela, y muchos
otros?
Interrogantes como estos no pueden ser contestados con “recetas”. Se requiere
una búsqueda “heurística” que se interne en la complejidad de los problemas
institucionales y gerenciales subyacentes. Por otra parte, cada realidad nacional tiene
su propia historia y características en este plano que debe ser respetada. Como bien
señala Hood (1998) refiriéndose a la reforma de la administración pública en general,
previniendo sobre las ‘soluciones generalizables’: “los factores históricos y culturales
determinan el rango de reformas disponibles para cada gobierno”.
Intentaremos, dentro de estas coordenadas, el respeto a la complejidad del
tema, y sus particularidades a nivel nacional, delinear algunas proposiciones de trabajo
que podrían ser útiles en el camino de búsqueda que debería recorrerse en cada
realidad. Surgen de la observación y el estudio de los problemas de gestión que se
presentan continuamente en la ejecución de las políticas sociales en América Latina, y
también del análisis de errores típicos que se cometen en los intentos de reforma de
dichas áreas.
1. Cuidado con marginar la importancia de la gerencia y también de
considerar la gerencia como la ‘panacea’
Ha habido una fuerte tendencia en la región por actores claves en el diseño de
políticas públicas como los políticos, y numerosos planificadores y economistas a
subestimar el problema gerencial. Todo el esfuerzo se concentraba en el diseño de la
política, y se prestaba limitada atención a lo que se llamaba “la implementación”. La
sola palabra empleada “implementar” transmitía la idea de que era una especie de
proceso mecánico que seguiría al diseño. El reino de la supuesta implementación es
muy diferente en la realidad del supuesto. Llevar adelante políticas requiere hacerlo a
28
través de organizaciones existentes, o a crear. En las organizaciones hay un complejo
mundo donde conviven tecnologías, normativas, actitudes culturales, intereses en
conflicto, luchas por el poder, etc., que determinan comportamientos organizacionales
que con toda frecuencia se apartan del “manual”. Gran parte de los avances en
gerencia avanzada parten de la constatación de estas realidades, y procuran actuar a
partir de ellas. La “política” no termina en la etapa de diseño, continúa en la vida
organizacional bajo otras expresiones. Esto sucede en el campo social como en otros
campos, y determina que en definitiva la política que resulta después del proceso de
gerencia, puede ser bastante diferente de la política que se ordenó llevar a cabo. Hay,
en otros términos, una política “postgerencia” que es la única real (Sulbrandt, 1997).
Marginar la “viabilidad institucional” y, más allá de ello, la complicada dinámica de los
procesos de gestión, puede desbaratar las políticas mejor intencionadas, como ha
sucedido con frecuencia en la región.
El otro extremo es asimismo riesgos, y está de moda. Se declara que el
problema social de la región es básicamente un problema de gerencia. Que instituyendo
una gerencia moderna en las áreas sociales se solucionará. Se convierte a la buena
gerencia en la “panacea” que solucionará los agudos problemas sociales. La realidad no
corrobora el discurso al respecto. La buena gerencia es imprescindible, sin ella las
soluciones mejor pensadas no se materializarán, pero escapa a su alcance resolver
problemas que surgen de razones estructurales. Las causas centrales de la pobreza y la
inequidad tienen que ver con procesos de fondo que sólo pueden ser corregidos con
políticas adecuadas. La gerencia no puede variar en el proyecto mismo de desarrollo.
Entre esos dos extremos, su marginación o su idealización, se halla el rol real que
puede cumplir la gerencia que es fundamental para la reforma social. Las
modificaciones en el proyecto de desarrollo y las políticas renovadoras podrán
transformarse en realidades sólo si se cuenta con una institucionalidad social y una
gerencia de la mejor calidad posible.
2. Gerenciar en el campo social no es lo mismo que hacerlo en otras áreas
de la economía
La gerencia no es un fin en sí mismo. Es un medio para obtener determinados
objetivos. La “misión” organizacional condiciona el tipo de gerencia necesario. Los
objetivos que se busca obtener en el campo social, al llevar adelante políticas y
programas sociales, tienen características singulares. Entre ellas, son objetivos que
normalmente no son alcanzables a corto plazo. Reducir la deserción en la escuela
primaria, bajar el número de madres adolescentes, reducir la criminalidad joven, son por
naturaleza objetivos que sólo pueden cumplirse en el mediano o largo plazo. Ello
significa, entre otros aspectos, que habrá que sostener acciones continuadas durante
períodos extensos de tiempo, y prever cómo mantener el apoyo hacia las mismas a
pesar de que sus resultados no sean visibles rápidamente. Por otra parte, los objetivos
son en diversos casos de neto corte cualitativo. Por ejemplo, mejorar la autoestima de
una comunidad pobre, desarrollar elementos de capital social, como el clima de
confianza o la conciencia cívica, fortalecer las relaciones familiares. Son múltiples los
factores a movilizar para obtener objetivos de este orden. No dependerán nunca de un
programa único, o una institución determinada. Asimismo, no serán medibles a través
de las mismas metodologías aplicadas a objetivos cuantitativos. Requieren abordajes
diferentes.
A estas y otras singularidades se agrega que en el campo social cualquier
programa, distribución de vaso de leche, agua potable para zonas rurales, saneamiento
29
urbano en barrios, descenso de la repetición escolar, tiene que cumplir junto a sus
metas específicas ciertos meta-objetivos. Actualmente se aspira a que todos los
programas sean eficientes, es decir hagan un uso optimizante de los recursos asignados.
Al mismo tiempo contribuyan efectivamente a mejorar la equidad. Si el modelo
gerencial no es el adecuado para llegar a poblaciones carenciadas, puede darse, y ha
sucedido en la región en diversas oportunidades, que el programa sea cooptado por
sectores con mayor educación y poder, como estratos medios de la población,
desvirtuándose sus metas y no cumpliéndose los propósitos de mejorar la equidad. Los
programas deben desarrollar, asimismo, bases para su autosustentación. Evaluaciones
internas del Banco Mundial (Blustein, 1996) han indicado que cerca de un 50% de sus
proyectos no pasaban el test respectivo. Después de completarse el proyecto en cinco o
seis años, los beneficios para los países recipientes no continuaban. Los programas
deben desarrollar fuerzas en la dirección de la autosustentación. Ello lleva directamente
a un cuarto objetivo: se desea que los programas sociales sean participativos. Que la
comunidad asistida tenga un rol activo en ellos. La experiencia comparada ha
demostrado terminantemente que esa es una vía central para construir
autososteniblidad. A ello se suma que la participación tiene múltiples beneficios para el
desarrollo del capital social, y el crecimiento de las personas, y ventajas gerenciales muy
concretas.
Las políticas y programas sociales tienen, por lo visto, metas con contenidos
propios de ellas. No se puede trasplantar para cumplir metas de este tipo, modelos
gerenciales que pueden ser altamente eficientes para otras metas pero no están
adecuados a estas. Entre fracasos frecuentes en el campo social se hallan los casos en
donde se trató de copiar recetas del “business administration”, calcando modelos de la
empresa privada, que están diseñados para metas muy distintas: maximización de
utilidades, rotación del capital, captación de clientes, etc. También se hallan los intentos
de replicar modelos de la administración pública tradicional, que pueden ser apropiados
en procesos rutinarios pero no son válidos para las características muy diferentes de la
acción en el campo social.
Surge la necesidad de una “gerencia social” que debe tomar todos aquellos
aspectos de otras gerencias que le puedan ser útiles, pero debe tener un perfil propio
correlativo a sus metas particulares.
El planteo de respetar las singularidades no se hace sólo en el campo de la
gestión social. Goodard y Riback (1999), después de analizar gobernadores y alcaldes
exitosos en EE.UU., afirman que “los que prestan el mejor servicio a sus ciudadanos
estos días, son aquellos que reconocen las claras diferencias entre el propósito del
gobierno y el propósito de los negocios”. Krugman (1996) examina los requerimientos
para diseñar política económica y para manejar empresas privadas, y concluye que son
muy diferentes. Señala que “un país no es una corporación de negocios”. Advierte
contra los errores cometidos al tratar de extrapolar de la gestión privada al manejo de la
economía.
3. Se debe montar una institucionalidad social fuerte, jerarquizada y
profesionalizada
La envergadura de los problemas sociales de la región requiere respuestas
acordes para que no sigan produciéndose los moralmente inadmisibles padecimientos y
víctimas que están causando y los graves daños que se están produciendo al desarrollo
y la democracia. Dichas respuestas deben darse en cambios en las políticas pero
también tener registro en los instrumentos institucionales. Ello no se observa en la
30
mayor parte de los países. La realidad está caracterizada, entre otros aspectos, por:
asignaciones de recursos a áreas como salud, educación, vivienda, familia, que si bien
han mejorado en algunos países, siguen siendo inferiores a las medias internacionales, y
en otros son muy escasas; fuerte tendencia - ante problemas financieros - a recortar en
primer lugar esos recursos; Ministerios sociales sin acceso a los foros de decisión
macroeconómica cuyas resoluciones van a tener enormes consecuencias sociales;
inexistencia de un servicio civil profesionalizado; falta de atención a la preparación de
una gerencia de alto nivel especializada y estable.
O’Donell (1999) alerta sobre la magnitud de los daños institucionales causados al
sector social en años recientes:
“… los sueldos, las condiciones de trabajo, y las perspectivas profesionales de los
funcionarios del área social que están en contacto directo con los pobres y les
ofrecen servicios (trabajadores de la sanidad, maestras, asistentes sociales), se
deterioraron tremendamente. Algo semejante cabe decir de los funcionarios de
la burocracia central que trabajan en la política social tanto en el plano nacional
como, especialmente, el local. Es sabido que estas esferas del Estado han sido a
menudo bastiones de clientelismo e ineficiencia, pero la blitzkrieg desatada
contra ellas con el propósito de reducir el déficit fiscal, o por mero antiestatismo,
no hizo nada por mejorar su situación. Por el contrario, en varios países esa
ofensiva prácticamente amputó el brazo del Estado más necesario para llevar a
cabo políticas sociales razonablemente eficaces”.
Es urgente superar las condiciones que pone a foco con precisión O’Donell. Es
necesario levantar en la región una institucionalidad social adecuada al papel prioritario
que según reclama la población deben tener los problemas correspondientes. La
inversión en la materia debe ser consona con la magnitud y profundidad de los
problemas vistos. En los recortes deben considerarse los efectos devastadores que
suelen producir los que se efectúan en este campo, no perder de vista su carácter de
necesidad prioritaria, y buscar cómo generar recursos por otras vías, como el mejor
control de la evasión fiscal. Debe establecerse un servicio civil profesional en las
instituciones sociales, con adecuadas remuneraciones, posibilidades de desarrollo,
entrenamiento continuo, y a su tope una gerencia especializada y estable. Debe
jerarquizarse el papel de las entidades ministeriales y agencias respectivas, y tomar
muy en cuenta sus puntos de vista en el diseño de las políticas económicas.
4. Optimizar resultados en el campo social requiere necesariamente
abordajes intersectoriales
La coordinación es deseable con frecuencia en gerencia, pero en gerencia social
es imprescindible. Los programas sociales procuran metas que por la configuración del
problema mismo no son alcanzables por un solo actor organizacional. Aumentar el
número de niños que terminan la escuela primaria en un municipio, por ejemplo, no
significa sólo trabajar en el ámbito de la escuela. Ella es clave, pero las causas de la
deserción la exceden. Será necesario utilizar un enfoque que opere sobre la unidad
familiar, creando incentivos para que la misma se empeñe en que el niño continúe en la
escuela, se deben mejorar las condiciones nutricionales, en muchos casos causantes de
la deserción, facilitar el transporte del niño a la escuela, sensibilizar a los padres sobre
las ventajas que implicará completar los estudios y otros factores. Se necesitará el
trabajo mancomunado de instituciones de diverso tipo que pueden operar sobre esas
variables, de salud en lo relativo a la nutrición, de apoyo a la familia, de vivienda, de
transporte. Por ello, programas como el de Brasilia que ha combinado estímulos a la
31
familia, con la acción de la escuela, y otros elementos, ha logrado resultados
significativos en plazos reducidos. Lo mismo sucede con la mayoría de los programas
sociales. Para mejorar la salud preventiva, por ejemplo, es indispensable que haya un
trabajo muy bien articulado entre las áreas de salud y educación. Programas como el
desenvuelto en años recientes en Costa Rica, entre ambos Ministerios, preparando a los
maestros para desarrollar unidades formativas en salud preventiva en el aula, pueden
arrojar resultados muy efectivos en las cifras de salud pública.
Las causas de la pobreza son múltiples e interrelacionadas. Combatirlas
efectivamente requiere abordajes consiguientemente intersectoriales. La acción
combinada multiplica la posibilidad de logros de cada uno de los actores
organizacionales. La coordinación en gerencia social es obligada si se desea eficiencia,
porque hay una dependencia estructural entre los actores. Los mejores programas
serán en muchos casos programas imaginativos en cuanto a potenciar estas
interdependencias, y transformarlas en externalidades comunes.
En América Latina ha predominado en el campo social un enfoque casi opuesto,
con fuerte énfasis sectorial. Cada área social ha hecho casi un punto de “honor
organizacional” de su autonomía, y salud, educación, familia, juventud, trabajo, se
plantean como “feudos” separados, y tratan de que los “extraños” no intervengan en sus
operaciones. Ello conduce necesariamente a resultados limitados, y a serias
ineficiencias.
3. 5. Hay que aprender gerencia interorganizacional
Una de las habilidades que debe desarrollar una nueva institucionalidad social en
la región es la de la gerencia interorganizacional. Los programas deberán ser, como se
mencionó, programas donde participen varios Ministerios, diversas agencias públicas,
Gobernaciones, Municipios, y la sociedad civil a través de diversas expresiones.
Gerenciar la operación conjunta de distintas organizaciones no es lo mismo que llevar
adelante una organización específica. Se requieren importantes capacidades para
sensibilizar permanentemente sobre las ventajas del trabajo conjunto, desenvolver
procesos de negociación para zanjar las diferencias, capitalizar las fortalezas y limitar las
debilidades de cada organización, comprender las diferentes culturas organizacionales,
construir puentes entre ellas, desarrollar un lenguaje común, aprovechar las
oportunidades que pueden surgir para la acción combinada.
6. Es necesario superar las falsas oposiciones entre gobierno por un lago, y
ONG y sociedad civil por el otro
El problema social latinoamericano no puede ser delegado exclusivamente en el
Estado. Todos los sectores de la sociedad deberían asumir responsabilidades y
participar en su enfrentamiento. Deben armarse extensas redes de colaboración
permanente que engloben a todos los actores sociales posibles, orientadas a atacar
problemas concretos de envergadura.
En la actualidad la situación es muy diferente. Hay grupos de la sociedad civil
que no reconocen tener responsabilidades al respecto. Permanecen indiferentes. Hay
con frecuencia desconfianza y conflictos entre la acción estatal y la de las ONG. Hay
amplios sectores que tendrían alta disposición al trabajo voluntario que no encuentran
caminos apropiados para canalizar sus aportes.
32
Existen importantes oportunidades organizacionales en superar estas situaciones.
Estado y ONG deben aliarse estrechamente aprovechando los puntos fuertes de cada
uno y minimizando sus limitaciones. Las ONG tienen un importante potencial en
términos de factores como flexibilidad, agilidad, compromiso, cercanía a la comunidad.
Pero deben estar conscientes de que solas no producirán cambios de fondo, se necesita
para ello el concurso de las políticas públicas. La realización de alianzas estratégicas
entre ambos y la incorporación a las mismas de iglesias, comunidades vecinales,
asociaciones de interés público, Universidades, sectores empresariales dispuestos a la
solidaridad, sindicatos obreros, y otros grupos, puede ampliar considerablemente los
recursos reales humanos y materiales para la acción social e incrementar su efectividad.
Por ejemplo, véase el papel cumplido por uno de los actores potenciales de esas
alianzas, el voluntariado, en diversos países. En España en años cercanos un gran
movimiento de opinión gestado por los jóvenes exigió y logró compromisos formales en
cuanto a aumentar sustancialmente los recursos del país para solidaridad internacional.
En Israel, el país del mundo con mayor porcentaje relativo de trabajadores voluntarios,
ellos producen en servicios principalmente sociales, el 8% del producto bruto nacional.
7. Una clave para la eficiencia; descentralización más participación
La descentralización de los programas sociales aparece como una posibilidad muy
concreta de acercarlos a la comunidad, tener contacto directo con sus necesidades,
obligar a mayor transparencia, posibilitar el control ciudadano, desburocratizar, generar
mayor agilidad, poder realizar un monitoreo sobre la marcha de su ejecución y otras
ventajas organizacionales. Sin embargo, en la experiencia internacional y en la práctica
de la región también ha demostrado tener riesgos. Uno de los principales es que si los
niveles de polarización social y de asimetría en el poder son muy amplios en las
gobernaciones y municipios, hacia los que se descentraliza, los grupos poderosos
puedan cooptar en su favor los procesos descentralizados, “capturando” los programas.
Otro es que el proceso sea ambiguo en algunas de sus dimensiones. Se transfieran
recursos limitados en relación a las responsabilidades asignadas, no se delimitan con
precisión los roles que le quedan al poder central, las delegaciones son fácilmente
reversibles. También puede darse la situación de que las organizaciones regionales y
locales hacia las que se descentraliza no tengan suficiente capacidad institucional para
gerenciar los programas puestos a su cargo. En todos esos casos, la situación post
descentralizaciónn puede incluso llegar a ser peor que la previa, por cuanto los servicios
que antes prestaba con ineficiencias el poder central, pero con cierta seguridad, ahora
pueden quedar en el “aire”.
Todo ello no invalida el enorme potencial de la descentralización como arma de
gestión social. Obliga a tomar provisiones que puedan contrarrestar estos riesgos. Se
impondrá, entre otros aspectos, diseñar con claridad los términos de la descentralización
y tratar de que sean efectivamente viables para los niveles regionales y locales, y
desarrollar la capacidad institucional de los mismos. La “combinación ganadora” parece
surgir, según la experiencia, cuando se suman la descentralización y la participación
genuina de la comunidad. Los procesos de descentralización son uno de los campos en
donde la participación considerada actualmente una de las vías maestras para obtener
mejor eficiencia en todo tipo de organizaciones públicas y privadas, tiene mayores
positividades.1 Si la comunidad organizada cogestiona los programas sociales
descentralizados, se ajustarán estrictamente a las demandas reales, habrá un “feed
back” continuo sobre sus efectos que permitirá corregirlos sobre la marcha, habrá una
presión por transparencia y pulcritud en el uso de recursos que erradicará la corrupción,
y limitará las prácticas clientelares, recibirán aportes permanentes de ideas para su
mejora, y habrá un contrapeso efectivo a la posibilidad de cooptación por “elites’ locales.
33
Así como la descentralización requiere de la participación, crea asimismo
oportunidades importantes para esta última, y los “círculos virtuosos” que puede
desencadenar una participación genuina son formidables. Las comunidades carenciadas
tienen mucho que aportar a los programas sociales dirigidos a ellas. Los razonamientos
que las desvalorizan, a partir de su misma pobreza, han resultado desmentidos por los
hechos. Los programas sociales de mayor rendimiento comparado son aquellos en que
se ha abierto posibilidades auténticas de participación. Entre otros, un estudio de
Narayan (1994) sobre la contribución de la participación popular, muestra su
potencialidad. La investigación analizó 121 proyectos de dotación de agua potable a
campesinos pobres en 49 países de Africa, Asia y América Latina. Los proyectos con
elevada participación tuvieron un alto rendimiento en el 80% de los casos y un
rendimiento mediano en el 20% restante. Ninguno tuvo bajo rendimiento. Los de baja
participación tuvieron un alto rendimiento sólo en el 2,7% de los casos, un rendimiento
mediano en el 40%, y un bajo rendimiento en el 5,3%.
Las mismas constataciones pueden hallarse en América Latina. La apelación
masiva y genuina a la participación fue la base de algunas de las experiencias sociales
más exitosas y renombradas internacionalmente de América Latina, como Villa el
Salvador del Perú, las escuelas públicas gestionadas por los padres en Minas Geraes, y
el Presupuesto Participativo de Porto Alegre. En todos estos casos la participación
movilizó a fondo el capital social latente en la comunidad. En Villa El Salvador la
muchas veces premiada comunidad autogestionaria del Perú, de cerca de 300.000
almas, los pobres no tenían ningún tipo de bienes, y levantaron un municipio entero con
sus manos en un breve período histórico. No tenían patrimonio económico, pero sí
capital social muy rico. Provenían de las sierras peruanas y contaban con un bagaje
muy amplio de valores, actitudes solidarias, experiencia de vida comunal, y otros
elementos culturales, cultivados durante siglos por la cultura andina. En el ambiente
propicio de la participación dichos elementos se movilizaron activamente y fueron
decisivos en sus logros.2
8. Se necesitan pactos y concertaciones sociales de apoyo para posibilitar
una gerencia social eficiente
Los programas sociales necesitan contar con respaldos amplios de la sociedad
para poder cumplir con efectividad sus metas. Como se señaló anteriormente por lo
pronto existen sectores que desconfían casi por principio de los programas. Que
consideran que el gasto social es “ilegítimo”. Los programas deben procurar
contrarrestarlos explicando detalladamente a la opinión pública sus aportes posibles,
tanto desde el punto de vista ético, como del productivo, y deben procurar en el marco
de los mecanismos democráticos concertaciones sociales en su apoyo. Esas
concertaciones les serán asimismo fundamentales para “aguantar” los extensos períodos
que con frecuencia se necesitan para lograr objetivos tangibles en el campo social.
También permitirán sostenerlos frente a las amenazas de recortes destinados a
solucionar desequilibrios financieros en otras áreas. Asimismo, serán vitales si se
necesitan de nuevas etapas para consolidar el programa y extenderlo.
Todos estos aspectos son fundamentales para que pueda desenvolverse en los
programas sociales una gerencia eficiente con proyecciones de mediano y largo plazo.
En esta, como en otras áreas del desarrollo, la dimensión política es esencial. Si por
ejemplo, programas dirigidos al fortalecimiento de la escuela pública cuentan con
asociaciones de padres de las mismas, organizados para defenderlos, muy distintos
serán los resultados a si sólo los defienden los profesionales que los ejecutan.
34
V. UNA REFLEXION FINAL
En recientes presentaciones públicas, el Papa Juan Pablo II (1999) que “el
problema de la pobreza es algo urgente, que no puede dejarse para el mañana”, pues
desde todo el mundo “se alza el lamento de los pobres, el grito de los niños, de las
mujeres, de los ancianos, los refugiados, de las víctimas de la guerra, de los
desempleados”. Asimismo, resaltó que “el desarrollo y el progreso económico nunca
deben llegar a costa del hombre y de la mujer dificultando la tarea de satisfacer sus
necesidades fundamentales, el avance no puede ser a cualquier precio”.
Sus afirmaciones parecen muy sugerentes para los dilemas latinoamericanos.
Los problemas a los que se pasó revisión en este trabajo no admiten demoras. Hay un
costo muy pesado por cualquier postergación. En el campo social, a diferencia de otras
áreas, los daños que puede producir el diferimiento de las soluciones son en diversos
casos irreversibles. Así, entre muchas otras consecuencias de las dilaciones en dar
respuesta, se ha verificado que si un niño no recibe una nutrición adecuada en las
primeras etapas de la vida, sus capacidades cerebrales quedan afectadas y después no
hay retorno posible. En otra área, la mortalidad materna, la región tiene una tasa cinco
veces mayor a la de los países desarrollados. Dado el estado actual de los avances
médicos al respecto, ello implica que hay numerosas “muertes gratuitas” que no se
darían si hubiera la cobertura de salud apropiada para todas las madres.
Urge dar el salto a una visión integrada del desarrollo que logre otro tipo de
equilibrio diferente entre las políticas económicas y las sociales, y que reconozca el papel
imprescindible de estas últimas en la obtención de un desarrollo que tenga bases
realmente sostenibles. Como lo plantea Touraine (1997): “en vez de compensar los
efectos de la lógica económica la política social debe concebirse como condición
indispensable del desarrollo económico”.
Se arguye con frecuencia que todo es un tema de recursos económicos, que al
faltar los mismos no es viable obtener resultados muy distintos a los actuales. Que
mientras no haya mayores recursos la situación no podrá variar. Desde ya que es
importante contar con más recursos económicos y deben hacerse todos los esfuerzos
para mejorar el crecimiento, la productividad, y la competitividad de la economía. Pero
el tema no parece reducirse a ello. En un trabajo reciente sobre la mortalidad como
indicador del fracaso o éxito económico, Sen (1998) contesta al argumento de los
recursos escasos con datos empíricos muy sugerentes. Compara la situación de una
serie de países en término de dos indicadores: producto bruto per cápita que se supone
mide progreso económico, y esperanza de vida, indicador decisivo para apreciar el éxito
integral de una sociedad. Los resultados son los siguientes:
35
GRAFICO 10
PRODUCTO NACIONAL BRUTO Y ESPERANZA DE VIDA
EN PAISES SELECCIONADOS, 1992
Fuente: Amartya Sen, “Mortality as indicator of economic success and failure.” The
Economic Journal, January 1998.
Las tres primeras sociedades del cuadro: el Estado de Kerala en la India de más
de 30 millones de habitantes, China, y Sri Lanka tienen un bajísimo producto bruto per
cápita inferior a los 550 dólares anuales. Las otras tres: Sud Africa, Brasil y Gabón
tienen un producto que es 5 a 10 veces mayor. Sin embargo, en las primeras la gente
vive bastante más años promedio que en las segundas: 71, 69, y 72, versus 63, 66, y
54.
Influyen factores como el grado de equidad que es considerablemente mejor en
las primeras, y los arreglos sociales que han organizado en temas claves para la salud
pública, como el agua potable, las instalaciones sanitarias, la luz, la educación, y la
cobertura médica. Después de todo, reflexiona Sen, por ejemplo, los costos relativos de
algunos de los insumos esenciales de los sistemas de salud, como el personal médico y
paramédico, son mucho más bajos en los países en desarrollo que en los desarrollados.
Países como los mencionados y Costa Rica, subraya, “han registrado una reducción muy
rápida de las tasas de mortalidad y una mejora de las condiciones de vida, sin un
crecimiento económico notable”.
Hay en juego, por ende, no sólo problemas de recursos, sino también de
prioridades, de grados de equidad, y de organización social. El tema de las prioridades
es crucial. No sólo en las asignaciones de recursos sino también en los ajustes. ¿Por
qué cortar con tanta frecuencia por el presupuesto de los sectores sociales? ¿Por qué no
revisar cuidadosamente los costos que implican ese tipo de cortes para las metas finales
71 69 72
63
66
54
300 470 540
2,670 2,770
4,450
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Kerala China Sri Lanka S. Africa Brasil Gabón
Esperanza de vida (años)
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
3500
4000
4500
5000
PNB per cápita ($)
Esperanza de vida PNB per cápita
36
de la sociedad, para la cohesión social, y para el mismo crecimiento. Ante la Asamblea
Mundial de la Salud, resaltó al respecto el Premio Nobel de Economía (Sen 1999):
“Es indicación de que vivimos en un mundo al revés el hecho de que el médico, el
maestro de escuela o la enfermera, se sientan más amenazados por el
conservadurismo financiero que un general del ejército. Para subsanar esta
anomalía es preciso no ya penalizar la prudencia financiera, sino tener más
plenamente en cuenta los costos y los beneficios de las distintas opciones”.
El enfrentamiento de la pobreza y la inequidad en la región requiere una revisión
profunda del rol de las políticas sociales, de su modo de diseño, y de la estratégica
dimensión institucional y gerencial. Pero la misma debe ser hecha no sólo a la luz de
consideraciones técnicas, sino teniendo como marco de discusiones a fondo sobre las
metas últimas del desarrollo, la búsqueda de vías compatibles con ellas, y las
prioridades y urgencias en la asignación de recursos.
De dichas discusiones puede emerger el nuevo modelo de política social que
están reclamando amplias mayorías en la región a través de los diversos canales de la
democracia. La política social agresiva, y activa, que se precisa, que debe ser
cogestionada por el Estado y la sociedad civil, deberá contar con una institucionalidad
social renovada, con las capacidades gerenciales apropiadas, y ser transparente, abierta,
y participativa.
El tema no admite postergaciones. constituye un “escándalo moral” que a fines
del siglo XX, millones y millones de latinoamericanos vean transcurrir sus días y los de
sus familias, en medio de privaciones que cercenan sus derechos humanos más básicos.
37
Notas
1. El tema de los nuevos hallazgos sobre las posibilidades de la participación es tratado
en Bernardo Kliksberg, “Seis tesis no convencionales sobre participación” (1998),
Revista Instituciones y Desarrollo, Instituto Internacional de Gobernabilidad, Barcelona,
Nº 2, diciembre.
2. Puede verse sobre Villa el Salvador: Carlos Franco, “La experiencia de Villa El
Salvador”. Incluido en B. Kliksberg comp.) “Pobreza. Un tema impostergable. Nuevas
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